Partida Rol por web

Era una fria y oscura noche...Eria y Hector corren hacia el antiguo castillo de Dracula con la intencion de detener a Isaac...sin embargo, se encontrarian con alguna especie de trampa o...¿puede que no?. En cuanto llegais, ambos presenciais la figura de Isaac en la entrada del propio castillo.

Observo la figura entrecerrando los ojos. ¿Podía ser que fuera el? ¿Esperándonos? No me sonaba muy bien aquello. Sin duda algo debía estar tramando. Recorro con la vista mis alrededores. Antes de mirar a mi Señor a mi lado.

-¿Tan obvios fuimos para que nos esperara...?-

Le pregunto en un susurro suave. Mirándolo fijo unos momentos. Acomodándome la capa con capucha que tenia puesta sobre mi armadura. La cadena de mis esposas tintineo con mis movimientos hasta que me quede quieta.

Corriendo en la refrescante oscuridad, al lado de Eria, un témpano de hielo con forma de mujer, estoy alerta y expectante por estar inmerso en la búsqueda de aquel que ordenó la incineración de la mujer que una vez amé.

Sin sorprenderme del lugar por donde corremos ahora mismo, pues estuve bastante tiempo en estos parajes sirviendo a mi maléfico ex-amo y creándole esbirros, puedo observar como mi búsqueda llega a su fin... a lo lejos se recorta la silueta de mi antiguo amigo y camarada, el mismo a quien ahora deseo aniquilar.

Oigo a Eria, y sus palabras son razonables... siempre lo son. Aún así, y con la ira mostrándose en mi mirada, exclamo con voz de trueno ¡Por fin te encuentro, Isaac!

Isaac se gira hacia ustedes con una sonrisa maliciosa en su rostro. Al parecer...os estaba esperando...

Por fin...pense que nunca llegariais hasta mi, Hector...incluso me habeis traido sangre fresca para cuando mi señor regrese...¡traidor...!

Isaac pronuncio aquellas palabras con frialdad sin dejar de señalar a Hector como el traidor que es.

Jamas perdonare que hayas traicionado a Lord Dracula, Hector, ¿por que estar de parte de los humanos...esa escoria que mancha todo este mundo con su debilidad...?

No me amilano ante las palabras de Isaac pues todo este tiempo he deseado ver su desarición, con tanta ansia vengativa que no hay palabras en este mundo que me hicieran mella ahora mismo.

Con semblante pétreo y voz desalmada

Nuestro antiguo señor era una anatema para este mundo, un cáncer que minaba la creación y estaba destinado a desaparecer... yo sólo aceleré el proceso.

el tono cambia a peor, llegando a sisear en ocasiones, y mi mirada se acentúa inclusive más

Por otro lado, y cambiando el orden de las cosas, sabes por estoy aquí ¿verdad? Voy a acabar contigo y pienso hacerlo de la forma más cruel que se me ocurra... pues lo tienes merecido, maldito.

Isaac se ri a carcajada limpia ante tu comentario.

¿Que vos me vais a derrotar?, ¿y como lo hareis si vos habeis perdido vuestro poder?, yo, en cambio, sigo conservandolo. Resignaos, Hector. No sois rival para mi...

Lo observo salir corriendo. ¡Hombres! ¡Por dios! Se tiraban a pelear sin preocuparse por nada. A veces lograban sacarme de quicio. Pero no podía dejar a mi amo solo.

Me lanzo tras el, hacia un costado para no salir en linea directa a Isaac. Notaba que conocía muy poco a mi compañero y Señor.

Apoyo la mano en uno de los arboles cercanos. Concentrándome. Mis ojos se ponen de color negro a medida que el poder se canaliza llevando mi mano a una tonalidad verde.

-Señores de la vida, escuchen mi llamado... préstenme sus brazos para acabar con lo putrefacto...-

Un crujido se oyó detrás mio mientras las ramas de los arboles cobraban vida. Como tentáculos oscuros que se dirigían hacia Isaac. Mantuve la mano apoyada, totalmente concentrada en el hechizo.

Buen intento, pero...

Aparece un demonio que rompe las estacas de los arboles que conjuraste haciendolos astillas.

Es inutil enfrentarse a mi con lo debiles que sois, os recomiendo que no lo intenteis, joven...

Lo observo con una leve sonrisa. No me acobardaba. No le tenia miedo, y mi deber era cuidar a Hector como fuera.

Extiendo mi mano al frente. Y la levanto con fuerza mientras un tornado de tierra se levanta hasta formar un elemental de tierra y piedra. Para entretener al demonio.

-Señores de la naturaleza, concédanme su poder...extiendan su velo negro y permitan que sus lagrimas se derramen sobre nosotros...-

Levanto la mano al cielo para cubrirlo de nubarrones. Los truenos sonaban con fuerza y los rayos se golpeaban entre si. Era hora de utilizar los elementos naturales.

Isaac seguia mostrando esa sonrisa de antes, pero mas sadica que nunca...

¿Aun seguis intentandolo, joven doncella?, ¿vos no sabeis que yo tambien soy brujo?, vuestros hechizos son primarios y debiles...¡no me haran nada...!

Dejo escapar una leve risa, extendiendo las manos hacia adelante y provocandolo para que venga a atacarme. La cadena de mis manos tintineaba con cada movimiento.

-Pues no te tengo miedo brujo de cuarta...si tan poderoso eres...ven a por mi...-

Tal vez lograría servirle de distracción para que el pudiera atacar con mas libertad.

Podía confiar en Eria. En el tiempo que llevo con la joven, ésta me ha dado muestras más que suficientes de que sabe valerse por sí misma y que posee grandes dotes para manipular la energía mística y controlarla a su antojo.

No iba a dejarle más tiempo a Isaac, no al menos el suficiente como para que pudiera enzarzarse con Eria. La peligrosidad del tipo, y mi ansia de venganza me lo impedía.

Aprovechando el momento en que crea al elemental de piedra corro por el flanco con asombrosa velocidad con el fin de buscar el flanco desprotejido de Isaac. Justo a la derecha, cuando la distancia sea adecuada, lanzo una estocada en profundidad, buscando aparentemente el costado... pero siendo el objetivo real el cuello, lugar más difícil de alcanzar pero de más efectiva localización para golpear.

En cuanto Isaac se da cuenta de que Hector iba a apuñalarle en el cuello, su demonio golpea a Hector en la cara estampandole contra el suelo.

Demasiado lento, Hector...lo habeis intentado pero...es inutil enfrentaros a mi...

Suelta otra risa macabra y llama a su demonio, al parecer...ocultaba algo entre sus alas...

Lo observo apretando los dientes mientras corro hacia el. No sabia que se tramaba pero no iba a dejarlo pasar. Extiendo una mano al costado creando una espada de electricidad y energía pura. Al pasar cerca del demonio me quito la capa tendiéndosela encima y revoleandole un golpe a la cabeza. Directo. Quedando solamente con la armadura que llevaba debajo.

En cuanto vas a destapar tu capa para matar a Isaac, ves que este habia desaparecido dejando en el aire una risa estridente...

Otra vez sera...no os preocupeis, no os matare hasta que haya cumplido con mi venganza...

Su voz desaparece en el aire...dejandoos a ambos a la entrada del castillo, solos, con el viento rozando vuestros rostros...

Levanto la vista al cielo. Había huido. Me desagradaba bastante esa criatura.

-Cobarde...-

Susurro antes de acercarme a Hector preocupada y arrodillarme a su lado. Con cuidado tomo su rostro y lo acaricio. Concentrando mi poder para curar las heridas que pudiera tener. Apoyando su cabeza sobre mi regazo.

-Mi amo... ¿Esta bien?...-

Le pregunto preocupada.

Aturdido, y sin posibilidad de evitar que Isaac escape, lo llamo desde mi posición, tirado en el suelo tras recibir el tremendo golpe del demonio acompañante de ese asesino

No... vuelve. Regresa y enfrentante a mi, ¡asesino!

Gracias a los cuidados de Eria, me levanto poco a poco del suelo y me apoyo en algún lugar cercano a la joven. Realmente ese golpe me ha afectado... y quizás Isaac no fanfarroneaba cuando hablaba de las diferencias actuales de poder.

Asintiendo con parquedad, comento con voz estoica respondiendo a la chica

Si, por tí. Te doy las gracias...

Miro la enorme mole del castillo al fondo. Mi sangre me impulsa a seguir a Isaac al interior, pero dudo debido a inmiscuir a Eria en algo que le puede costar algo más que la vida.

En aquel momento, cuando Hector recibia los primeros auxilios de Eria, escuchais un golpe seco cerca de vosotros...parecia como si algo se hubiese caido bruscamente contra el suelo...

Lo observo levantarse y me pongo de pie. Inexpresiva. Antes de tomar mi capa y colocármela nuevamente. Buscando con la vista el sonido.

Saliendo del trance de repente, busco el origen del sonido con la vista mientras mi mano vuela instintivamente a la empuñadura de mis espada.