Partida Rol por web

CAZADORES DE SANGRE [Finalizada]

Crónica Personal: Mariela

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08/08/2008, 16:05

29 de Junio de 2007.
Méjico D.F

Zona Sur de la ciudad. Lugar indeterminado.

Despiertas dolorida, y extremadamente cansada. Han pasado varias horas desde tu enfrentamiento con Pedro... tal vez lo que más te duela sea el alma.

No sólo te han robado la vida... También la identidad. Y no has podido hacer nada.

La impotencia crece dentro de ti, muda pero ansiosa.

Te encuentras en un lugar oscuro, al parecer bien protegido de la luz del sol. Es una sala amplia, de techos altos. Probablemente parte de algún polígono industrial. No hay nada a tu alrededor, vacío y paredes de aspecto firme.

No puedes saber exactamente qué hora es, o incluso qué día. El tiempo parece haberse detenido en aquel bar, en aquellos golpes..

Tu mente vuelve al presente, desconcertada, herida.

Frente a ti hay tan sólo una simple silla, de madera añeja... Con un hombre sentado. Parece casi surrealista que espere frente a ti sin más.

Su mirada es verde y dulce, pero su rostro es serio, formal. Te mira, con una postura tranquila y sosegada, apoyado en la silla.

No teme nada. No supones una amenaza.

O al menos eso sugiere su actitud.

Su aspecto es agradable, bien vestido con un pantalón negro y una camiseta ajustada, sin adornos, tan sólo un anillo de plata en uno de sus dedos. Lleva el cabello suelto, ondulado.

Su rostro es afilado y masculino, reconocible. Estás segura de no olvidar sus facciones si lo vuelves a ver. Pero eso es suponer que saldrás de ésta.

Sólo recuerdas frases inconexas tras el enfrentamiento. Mucha gente a tu alrededor, deseando sangre. Un único nombre: El Obispo. Recuerdas respeto y curiosidad en las voces que te rodeaban, cierto temor reverencial.

¿Será ése el Obispo?

Espera en silencio, observándote, meditando tu situación.

Al parecer desea que la primera palabra sea pronunciada por tus labios.

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18/08/2008, 20:05
Mariela

Despierto en un suelo que no conozco, boca abajo solo puedo ver la pared que queda enfrente de mis ojos y tampoco la conozco, resoplo levemente levantando una fina capa de polvo del suelo.

Me duele la cabeza y parte del cuerpo, pero bueno aún sigo viva...

Observo la camiseta que me cubre ligeramente los brazos, está hecha jirones de tela... tendré que tirarla... no queda más remedio.

Muevo ligeramente la cabeza con la intención de levantarme y empezar a asimilar el lugar en el que me encuentro y me encuentro con el hombre sentado en la silla.

Automaticamente pego un respingo en el suelo, no me esperaba estar acompañada. El movimiento hace que el dolor retumbe en mi cabeza de nuevo, me llevo la mano detrás de ella.

Observo al desconocido, no le conozco, no le he visto antes, no se quien es...

Parece que tendré que dar yo el primer paso, el solo me mira inquisitivamente...

- ¿Donde estoy?- Ya se que es un inicio absurdo pero en estos momentos no sabría que otra cosa decir, me encuentro demasiado conmocionada para ser lo suficientemente cabal.

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24/08/2008, 01:19
Raphaël Chevallier

Estudio tus reacciones, totalmente atento. Tus gestos y miradas pueden decirme más de ti que un sin fin de palabras.

Tu sorpresa es en cierto modo positiva. A pesar de tensarte, no has reaccionado con violencia o con amenazas.

Éso me gusta.

Me agradan las personas pacientes... La cabalidad.

Cita:

- ¿Donde estoy?-

Escucho el timbre de tu voz, hasta ahora tu mejor presentación. Es tenue, una mezcla llamativa, profunda, grave y dulce al tiempo.

El mío, en cambio, es sonoro y melódico a pesar de ser átono, llenando el silencio, con palabras precisas y vivas.

- Continúas en Méjico. En la Zona Sur de la ciudad, en las afueras.

Tu primera pregunta rompe el hielo, sin mojarte ni comprometerme. Es inteligente. Éso hace que me sienta generoso, y te de más información.

- Me llamo Raphaël. Aquí estás a salvo, tienes mi palabra.

Mi mirada busca la tuya, con serenidad y confianza. Las sensaciones que evocas en mi mente son benignas, incluso, podría augurar un trato futuro. Éso sólo lo sabremos con tiempo.

- Tu nombre es Mariela, ¿verdad?

No puedo evitar sonreírte. Me he informado sobre tu pelea, y he investigado un poco más a tu Sire... Nunca me cayó bien, pero el "problema" de hoy confirma todas mis opiniones anteriores.

Tu drama me conmueve... A pesar de que incluso tú ya no lo recuerdes. Las calles siempre tienen ojos, y boca. Siempre hay alguien dispuesto a hablar a cambio de un favor o un pequeño regalo.

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27/08/2008, 00:13
Mariela

Mariela observa al hombre detenidamente, no le conoce, no sabe quien es, no sabe si es bueno o malo... aunque su mirada no demuestra maldad alguna.

Su voz inunda la estancia donde nos encontramos, respondiendo a mi pregunta, claro está.

Cita:

- Continúas en Méjico. En la Zona Sur de la ciudad, en las afueras.

Arquea una ceja, no parece que quiera creer lo que le dice el hombre. Ciertamente encontrarse en un lugar cerrado, desconocido, después de una paliza no es el mejor GPS interno, así que no le queda más remedio que intentar convencerse de que no quiere hacerla daño.

Cita:

- Me llamo Raphaël. Aquí estás a salvo, tienes mi palabra.

De nuevo se esforzaba por que se relajara, parecía que estaba mostrandose más tensa de lo habitual, aunque con toda su fuerza de voluntad intentaba mostrar un rostro impasible y neutral.

Cita:

- Tu nombre es Mariela, ¿verdad?

Ahora si mis ojos se abren como platos, me levanto rapidamente colocandome en una posición más defensiva, pero no aparentemente. Aún mirando por el rabillo del ojo se golpea la ropa para sacarla el polvo, después se planta de nuevo erguida ante el hombre que está ahora más sonriente.

- Veo que soy más conocida de lo que pensaba, pero yo no conozco a nadie...¿Como he llegado aquí? -La incertidumbre me reconcomía por dentro... demasiadas lagunas en mi vida...

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01/09/2008, 01:32
Raphaël Chevallier

Mi mirada se suaviza al ver tu incertidumbre. Tal vez debería haberte dado más información, probablemente ahora te sientas en desventaja.

Cita:

- Veo que soy más conocida de lo que pensaba, pero yo no conozco a nadie...¿Como he llegado aquí?

Despacio, apoyo ambas manos en las rodillas, inclinándome levemente hacia ti.

- Te enfrentaste a Pedro, éso te honra. Aún así un amigo común se vió obligado a intervenir en tu ayuda. Él te ha traído hasta aquí.

Espero sus reacciones dudando si añadir más datos. ¿Podrás asimilarlos? Necesito que confíes en mí, en nosotros. Diego lo habría querido así... Se lo debía. Todos nosotros se lo debíamos.

- Mariela, tu situación es complicada, pero no estás sola. Haremos todo lo posible por ayudarte a recordar... Y te protegeremos.

Me pongo en pie, despacio, sin ningún movimiento brusco, tratando de evitar cualquier reacción defensiva en ti. Te observo, ambos en pie, mirada con mirada.

Eres tal como Diego te describió... Como él predijo has logrado controlar tu pasión, con una voluntad férrea. Algo dentro de mí se duele... Deberías haber sido su chiquilla. Deberías recordarle, recordar su amor y su admiración. Deberías tener nuestra sangre, ser uno de los nuestros, haber entrado en esta existencia bajo nuestra tutela. Guíada por nuestras manos...

Pedro arrebató a Diego algo que apreciaba más que la vida.

- Sé que ahora estás confusa, y que dudas de mí. Es normal, no debes preocuparte. Tenemos mucho tiempo.

Mi sonrisa es dulce, casi tierna.

- De momento estarás bajo mi protección, pero la zona Sur de la ciudad no parece el mejor lugar para ti mientras Pedro siga aquí. ¿Lo entiendes? ¿Estás de acuerdo?

Pronto éso dejaría de ser un problema. Sus dos faltas serían vengadas con su muerte o con su exilio. La ciudad comenzaba a resultar pequeña para ambas manadas.

- Haré algunas llamadas, y conocerás a algunos vástagos nuevos. Nuevos aliados, Mariela.

Sonrío de nuevo. Espero que mis frases no contrarien su alma. No digo más que la verdad... No me guía nada oscuro, tan sólo el recuerdo y el amor por uno de mis hermanos, ahora caído.

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01/09/2008, 21:47
Mariela

Su mirada se enturbia al escuchar su nombre en tú boca...Pedro... pedro...

Un gesto de desagrado nace en su rostro, de dolor, de incertidumbre... después vuelve la confusión.

Comienza a mover una pierna, nerviosa y las manos ligeramente como si tuviera una música dentro de la cabeza que quisiera tararear o que quisiera tocar en una guitarra, pero se nota que solo es nerviosismo, ¿Ira?, quizás...

- No se que me ha hecho...¿Qué me ha hecho?...El muy cobarde...le mataré...lo juro... le mataré... no tendrá a nadie que le proteja, no esta vez... se donde se refugia... le mataré...

Después me da un ataque de llanto... estoy fatal, lo se. Pero todo da vueltas en mi cabeza, todo no parece real, todo parece una historia que alguien me ha metido para callarme. Hasta que veo que mi llanto es rojo, que mis lagrimas son sangre... que ya no estoy viva...

Cita:

- Haré algunas llamadas, y conocerás a algunos vástagos nuevos. Nuevos aliados, Mariela.

No tengo nada que ofrecer... solo dudas, una vida vacía y un pasado perdido... sería un estorbo, pero la voz no me sale... no quiero hablar... quiero pensar que esa voz no desaparece y que todo el odio se disipa, exhala su último aliento. Y mi corazón late... late de nuevo, como movido por una fuerza más allá de la razón.

Caigo a los pies del hombre que me habla, del que intenta protegerme, del que me abre los brazos cuando el mundo me ha golpeado fuertemente por todo el cuerpo y solo puedo decir una frase...

- No más dolor...

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03/09/2008, 20:32
Raphaël Chevallier

Mis palabras parecen herirte, y por un instante desearía no haberlas dicho... Ni siquiera imagino lo que debes estar pasando... La no-vida era un cáliz de espinas, que en tu caso había sido forzado a tu interior. Soledad, abuso y desprecio.

Éso es lo que te había dado tu "nuevo padre". Ése era el último acto por el que se le juzgaría. Pedro tenía las horas contadas...

Tú nos tenías a nosotros.

Haría todo lo que estuviera en mi mano para ayudarte, para paliar tu confusión, para enmendar mi error. Yo no protegí a Diego... Y tú y él habiaís sidos las víctimas de mi omisión.

No pude impedirlo.

Aprieto los puños, impotente... Tu mirada se quiebra, y puedo percibir parte del drama que se debate en tu interior.

Cita:

- No se que me ha hecho...¿Qué me ha hecho?...El muy cobarde...le mataré...lo juro... le mataré... no tendrá a nadie que le proteja, no esta vez... se donde se refugia... le mataré...

Tu voz se abre paso en mí, rozando mi alma... Enuncias mi derrota... Puedo sentir cada herida en tu alma. Y me siento culpable.

Avanzo despacio, apenas unos pasos, deseando no incomodarte, acercándome a ti.

- Te ayudaremos. Recordarás, podemos ayudarte. No estás sola Mariela... Pedro lo va a pagar. Te lo juro. Cuenta con nosotros...

Quisiera arrodillarme, abrazar tu delgado cuerpo, protegerte de algún modo. Verte así me hace daño, me afecta... Y no puedo explicar por qué.

Tu llanto brota y apenas puedo soportarlo. Me conmueves, me rompes... Sin dudas, me acerco a ti los pasos que distamos, hasta apoyar mis manos en tus hombros. Caes ante mi, lastimada, profundamente atormentada.

Mis rodillas se clavan en el suelo mientras te acerco a mi regazo, sin apenas poder ser consciente de mis propios actos, de mi reacción, demasiado humana a ojos de la Secta, de mi cercanía, posiblemente incómoda en tu cuerpo.

Mis manos acarician tu pelo, apoyado en mi pecho, y sólo puedo susurrarte, también al borde del llanto...

Ahora sé por qué te eligió Diego... Ahora sé que estoy cumpliendo su última voluntad.

- Todo va a salir bien... Te lo prometo... Estaré ahí, a tu lado, siempre. Todo va a salir bien.

Notas de juego

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03/09/2008, 21:37
Mariela

Mariela siente las caricias del desconocido en su pelo, su pecho en el que apoya la cabeza... pero no puede huir, no tiene donde ir, su vida perdió el sentido el día que todo su pasado fue...¿inventado?... quizás, aunque jamás podrá saber si conseguirían devolverle la memoria o simplemente instaurarle unos pensamientos más alegres, todo es muy confuso...

Cita:

- Todo va a salir bien... Te lo prometo... Estaré ahí, a tu lado, siempre. Todo va a salir bien.

Suena tan bien... casi puede creerselo, sentirlo dentro de ella, pero las palabras son efimeras cuando el tiempo no es un impedimento en la vida, cuando la eternidad se abre frente a tus ojos y todo se lo lleva el viento, limpiando aquello que queda obsoleto o inservible.

Intenta buscar la vida de nuevo en su corazón pero aunque late, sabe que la sangre no se reparte por su cuerpo como lo hacía antes, que ya no puede sonrojarse, que su alma fue arrancada de su cuerpo de manera involuntaria igual que a un niño le quitan su diversión cuando le retiran su juguete preferido de las manos.

- Ojala pudiera creerte... realmente suena tan bien...

Levanto ligeramente la cabeza y con la mano descorro el surco perfecto que había dejado una lagrima de sangre en mi piel pálida.

Después miro a los ojos del hombre...

- Pero es dificil creer cuando ni siquiera sabes si tú nombre es real o un recuerdo más que te han metido obligado en la cabeza y que ha creado una nueva identidad suplantando tú vida, la vida que tú creastes como te gustó, la vida que ahora desearía vivir...

Busco una posición más comoda, quizás le siente mal que me separe de su abrazo pero no estoy preparada, tengo que recomponerme, buscar un sentido a esta locura y seguir adelante.

De momento intentaré ponerme en una posición menos humillante...

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04/09/2008, 00:00
Raphaël Chevallier

Mis ojos te miran, conmovido, mientras mi abrazo se abre poco a poco, liberándote, pero aún disponible, cercano, una invitación silenciosa.

Cita:

- Ojala pudiera creerte... realmente suena tan bien...

Tu mano limpia tu lágrima de sangre, y al conteplarte recuerdo mi propio abrazo, tanto tiempo atrás... lleno de dolor, ausencia, y lágrimas... lleno de eternidades rotas, lejanas... quebradas... eternidades de soledad.

- Creéme. No voy a mentirte, Mariela...

No como me mintieron... haciendo que cada nuevo paso revelase nuevas mentiras, nuevas falsedades y falacias.

Incluso ahora, tras siglos transcurridos, y cierto "éxito" en la no-vida, aún me sentía vacío... De un modo inexplicable, envuelto en falacias y verdades sangrientas.

Cita:

- Pero es dificil creer cuando ni siquiera sabes si tú nombre es real o un recuerdo más que te han metido obligado en la cabeza y que ha creado una nueva identidad suplantando tú vida, la vida que tú creastes como te gustó, la vida que ahora desearía vivir...

Te incorporas y buscas recobrarte, recuperando parte de tu orgullo y tu porte. Me alivia verte un poco mejor, aunque sea sólo en tu fachada.

Mi voz vuelve a llenar nuestro silencio, suave y profunda, con un tono casi dulce.

- Tu nombre es Mariela Galvis, eras amiga de Diego Torres, mi protegido. Él te admiraba, te amaba con pasión y con fuerza, con respeto. Has vivido en Méjico toda tu vida.

Mi mirada intenta penetrar en tu alma, haciendo que sepas que lo que digo es cierto.

- Hay una promesa que siempre mantengo con los míos, Mariela. Jamás usaré mis dones en ti, y siempre te diré la verdad. Quise a Diego con toda mi alma, como un padre orgulloso de su hijo. Ahora, tú eres su legado viviente. Y mi amor se extiende a ti, como una promesa. Tú eres su recuerdo, su valor vive en ti, al igual que su vehemencia y su humanidad. Al mirarte puedo imaginar cómo te miraba, y ver lo que él vió en ti.

Mi voz parece querer quebrarse y me veo obligado a hacer una pausa.

- Yo sé quién eres, Mariela. Y te ayudaré a recordar. Tenemos toda una eternidad para encontrarte de nuevo.

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06/09/2008, 10:15
Mariela

Le miro mientras habla, es como si se estuviera sincerando conmigo, cuando lo único que puede hacer es decir lo que conoce de mi, de mi pasado, de mi vida que ya no existe.

Cita:

- Tu nombre es Mariela Galvis, eras amiga de Diego Torres, mi protegido. Él te admiraba, te amaba con pasión y con fuerza, con respeto. Has vivido en Méjico toda tu vida.

Diego... Diego... El nombre me suena ligeramente pero los vacios superan a las islas en mi mente, y martilleandomela buscando la respuesta a todo lo que el dice terminará levantandome dolor de cabeza, lo se, por lo que no quiero esforzarme más... ya lo hice antes del enfrentamiento con Pedro y mira donde he acabado...

Cita:

- Yo sé quién eres, Mariela. Y te ayudaré a recordar. Tenemos toda una eternidad para encontrarte de nuevo.

Sus palabras me vuelven a golpear como una maza que intenta abrirte la cabeza y acabar contigo, todo lo que dice podría acabar con mi voluntad y mi entereza en cualquier momento... La eternidad...

- Me dieron la eternidad si que yo quisiera y ahora tengo que cargar con ella, cargar con un pasado inventado y un mundo lleno de conflictos más allá de los humanos... no se si puedo soportarlo.

Las paredes empiezan a agobiarla, se siente claustrofobica aunque nunca a padecido de ello, necesita salir de allí.

- ¿Podemos tomar un poco el aire...?

Pidiendo, siempre pidiendo... y agradeciendo... ha dejado un mundo en el que tienes que agradecer un trabajo y un dinero que se entrega al final de mes, aunque te hayas dejado la vida para conseguirlo. Por una sociedad del mismo modo en el que todos son permisos, porque todos son cargos y... todos están por encima de tí.

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06/09/2008, 23:36
Raphaël Chevallier

Observo cada uno de tus gestos, con atención, cada detalle me importa. Sin embargo veo confusión y tristeza en ti, apenándome. No logro consolarte lo más mínimo, a pesar de intentarlo verdaderamente.

El sufrimiento que ya habías superado había diezmado tu confianza.

Pero eras fuerte, poco a poco hallarías una salida. Ye ayudaríamos... Yo estaría ahí. Era una promesa, un deber, una necesidad.

Cita:

- Me dieron la eternidad si que yo quisiera y ahora tengo que cargar con ella, cargar con un pasado inventado y un mundo lleno de conflictos más allá de los humanos... no se si puedo soportarlo.

- Puede que la eternidad sea un don que no hayas pedido... pero hay magia en cada anochecer, Mariela. Misterios, secretos, sueños... Que aún no has descubierto. Puede que hayan impedido que recuerdes, pero podrás superarlo, te lo prometo... Tu futuro continúa. Y tu alma es fuerte, hermosa.

Está en ti cambiar tu destino... Mariela.

Mi mente desearía que añadiera cientos de frases, que volviera a luchar contra tu pesimismo, que me enfrentase a tu dolor. Pero no tenía derecho. Este era tu duelo, tu luto por tu pasado, por tu humanidad.

Todos sentíamos éso... Antes o después.

Cita:

- ¿Podemos tomar un poco el aire...?

Asiento, sin dudarlo.

- Por supuesto. Eres libre, Mariela. Sólo estás aquí porque deseamos que estés a salvo. Nos preocupa tu seguridad.

Mi mirada vuelve a ti, viva, sincera.

- Puedes marcharte cuando lo deseés, pero espero que me permitas ofrecerte mi hospitalidad y mis consejos, al menos esta noche.

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06/09/2008, 23:48

Salís del interior del local, para hallaros en una carretera. La luz trémula del amanecer asoma en el horizonte, amenazando con un nuevo sol en unas cuantas horas.

Al parecer estaís lejos del centro de la ciudad, en una zona de polígonos, o en una fábrica aislada. Un lugar discreto, sin duda.

No hay nada a vuestro alrededor, silencio. Tan sólo 2 motos aparcadas, el murmullo de la vida nocturna, y la Oscuridad.

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06/09/2008, 23:56
Mariela

Sale del lugar solo para ver que no está en ninguna parte en concreto, en mitad de la nada y con el sol como siempre amenazandola con librarla de este mundo que tanto amaba, la maldición caía sobre sus hombros con dolor. Aún podía recordar las tardes al sol sentada en cualquier fuente, sintiendo como el calor la calentaba la piel y como al final tenía que quitarse porque si no se quemaba, estaba todo demasiado reciente...

Se agarra un poco a los hombros, como buscando calor, aunque no tuviera frio ese leve movimiento le valía para decirse a si misma que aún en su estado actual, quedaba algo de humanidad en ese cuerpo muerto que solo se movía robando la vida de la gente que aún pertenecía a ese mundo.

Retiene en su cabeza las palabras de Raphaël:

Cita:

- Puedes marcharte cuando lo deseés, pero espero que me permitas ofrecerte mi hospitalidad y mis consejos, al menos esta noche.

- No te preocupes, no es mi intención huir a ningún lado. Además dado que no se donde me encuentro me sería practicamente imposible llegar a un lugar seguro apra el amanecer, así que lo quiera o no aquí me quedaré.

Se frota un poco más los brazos buscando la calidez, que fluya el calor... pero el calor no aparece.

- De todos modos debo disculparme, estás intentado ayudarme y yo solo estoy confusa y desprecio tú ayuda, pero tienes que entenderme si conoces mi pasado.

Observa las motos... "¿Dos?, ¿Quién será el otro?". Quizás su subconsciente (si aún tiene) no quiere saberlo por lo que lo omite y lo excluye de la conversación.

Se sienta en algún lugar que sobresalga del suelo y relaja los brazos.

Al menos puedo ver los retazos de la luz del sol...

Se queda observando las luces que aparecen por el fondo, su color anaranjado da luz a la noche que se está quedando atrás, pronto tendrán que guarecerse aunque aún falta tiempo... todavía no siente el sueño de la mañana.

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08/09/2008, 03:16
Raphaël Chevallier

Al salir al exterior el aire nocturno me envuelve, y no puedo sino sonreír. Siempre había disfrutado de la madrugada y su rocío, su aroma especial a noche cerrada... Ahora, "condenado" por siempre a su abrazo, aún me sentía reconfortado.

Había aprendido a ver lo bello del mundo, superando las dificultades y el dolor.

Aún había belleza, en todas partes.

Cita:

- No te preocupes, no es mi intención huir a ningún lado. Además dado que no se donde me encuentro me sería practicamente imposible llegar a un lugar seguro apra el amanecer, así que lo quiera o no aquí me quedaré.

Sonrío de nuevo, esta vez con una sonrisa con dueño, producida por mi acompañante. Mi mirada la busca, con dulzura.

- No puedes huir si nadie te retiene, Mariela. Si deseas irte buscaremos el modo de ayudarte, si nos lo permites, y si no te ofreceremos todos los medios de los que disponemos. Eres parte de nosotros, aunque no lo recuerdes. Nosotros sí lo recordamos.

Ojalá Diego hubiera podido ver tu rostro, hermoso, inmaculado para siempre. Nada haría mella en él, joven y perfecto por siempre. Estoy seguro de que le conmovería inmensamente.

Cita:

- De todos modos debo disculparme, estás intentado ayudarme y yo solo estoy confusa y desprecio tú ayuda, pero tienes que entenderme si conoces mi pasado.

Sonrío de nuevo, tentado a ofrecerte mi chaqueta al ver cómo cubres tus brazos. Aún siento esos impulsos dentro de mí, asomándose, como si alma aún latiese.

- No debes disculparte. Lo comprendo. Lo que yo te ofrezco seguirá ahí siempre que lo necesites, sin compromisos, sin engaños. Te lo prometo. Y yo nunca rompo una promesa.

Mi mirada busca algo de complicidad en ti, deseándo fervorosamente ver una sonrisa en tus labios, imaginándomela.

Avanza junto a ti cuando te sientas, acomodándose a tu lado, mirando hacia el horizonte. Sus manos buscan dentro de su chaqueta, sacando un paquete de cigarrillos, Lucky Strike.

Te mira, ofreciéndotelo, mientras una de sus manos enciende un mechero.

- Creo que es tu marca favorita.

Diego hablaba horas sobre ti...

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08/09/2008, 20:22
Mariela

Ve como te sientas a su lado haciendose ligeramente un poco más allá para hacerte sitio, y poder estar los dos comodos, se había sentado sin mirar y sin ofrecerte... vaya educación se gastaba en algunos ratos.

Mira por el rabillo del ojo lo que buscas en tú chaqueta, siempre ha sido curiosa aunque en las últimas noches se esforzaba por disimularlo. "La curiosidad mató al gato..." siempre decía su madre, y en el fondo solo se diferenciaban de ellos en caminar a dos patas. Cada noche buscaban a sus ratoncillos entre la ratonera de la ciudad.

Ve que sale el paquete de tú bolsillo y que automaticamente le ofreces.

Cita:

- Creo que es tu marca favorita.

No puede evitar sonreir, entre todas las penalidades que le habían acontecido era el primer gesto (aparte del anterior) que le devolvía a la realidad, el primer gesto que la incitaba a volver a ser ella misma, a quitarse por un momento el escudo y ver la Mariela que se escondía dentro.

Toma un cigarro y lo mueve entre sus dedos, sintiendo la suavidad y casi la carencia de peso entre los mismos, cuando ya ve que has terminado de encender tú cigarro se lo coloca suavemente entre los labios humedeciendoselos un poco con la lengua para que no resbale y se acerca para que la llama queme la punta de su cigarro.

- Gracias

El cigarrillo oscila levemente en sus labios pero no llega a caer, tiene la lección demasiado bien aprendida.

Inspira profundamente, casi no podía sentirlo. Su cuerpo muerto apenas le devolvía sensaciones pero quizás en el residuo mental de su vida mortal quedaba ese sentimiento, ese sabor y cada vez que aspiraba el humo del cigarrillo lo sentía, después toma el cigarrillo y expira soltando el humo lentamente, viendo como este intenta aferrarse a la comisura de su rostro.

- Quiero tomar vuestra ayuda, quiero separarme de mis antiguos compañeros y retomar esto a lo que llaman vida en un lugar nuevo, ajeno al antiguo. Quiero pensar que no ha existido lo de antes.

Se gira ligeramente hacia tí con mirada algo dura, mientras vuelve a acercar el cigarrillo a sus labios.

- Ojo, Pensar que no ha existido... no quiero levantarme otra mañana y realmente saber que no ha existido.

Después sonrie de nuevo dejando escapar el humo, sonriente... intenta relajarse...

En un mundo tan duro como el que le ha tocado vivir, solo quedan los buenos momentos para seguir adelante.

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09/09/2008, 02:48
Raphaël Chevallier

Tu sonrisa ilumina la noche más que cualquier luz... Tan dulce y franca que casi puedo ver quién eras antes de todo ésto. Mi rostro la comparte, tiernamente, y a la vez fascinado.

Tomas un cigarrillo y me uno a ti, encendiendo su punta, consumida por el fuego. Mi mirada recorre cada milímetro, hechizado como siempre ante el fulgor anaranjado.

Después, tomo una calada honda, pronfunda, llenando mis pulmones. La sensación es grata, caliente y húmeda. Empecé a fumar siendo ya vástago, pero era un placer que me ayudaba a pensar, a sentirme "normal", unido al presente.

Te miro, compartiendo el humo que desprendemos en el aire, y sonrío de nuevo. Me gustaba tu compañía, incluso ahora, siendo dos desconocidos.

Cita:

- Quiero tomar vuestra ayuda, quiero separarme de mis antiguos compañeros y retomar esto a lo que llaman vida en un lugar nuevo, ajeno al antiguo. Quiero pensar que no ha existido lo de antes.

Mi voz te responde, dulce, serena, llena de experiencia y comprensión, de esperanza.

- Tu existencia es sólo tuya, y acaba de empezar. No imaginas los secretos que te esperan, preciosos y únicos... No creas lo que dicen, no te creas a ti misma cuando todo parezca fallar... Uno nunca se cansa de vivir. Siempre hay algo nuevo... Personas nuevas... La vida es un regalo infinito.

Su mirada busca la tuya, casi húmeda.

- Si quieres empezar de nuevo, seremos tu presente y tu futuro. Buscaremos un nuevo hogar, y seguiremos a tu lado. No estarás sola nunca más.

Ojalá pudiera ofrecerte quedarte sin nosotros sin volver a exponerte... Me encantaría poder instruirte, protegerte personalmente, compartir nuestras noches, conocerte. Eras tal y como Diego había descrito...

Viva.

Humana.

Llena de sentimientos cálidos y profundos, incluso ahora... bajo esa fachada herida, hecha de hielo. Una fachada inteligente, que te había permitido sobrevivir. Una fachada que sería tu salvaguarda hacia el mañana, que te protegería. Y sin embargo, deseaba poder infiltrarme, de algún modo, y llegar a ti.

Ofrecerte paz, de verdad, interna, intensamente.

Cita:

- Ojo, Pensar que no ha existido... no quiero levantarme otra mañana y realmente saber que no ha existido.

- Recordarás qué ha ocurrido, y será tu pasado. Nadie podrá borrarlo de nuevo... Pero el mañana es tuyo, sin restricciones, libre y lleno de posibilidades. ¿Qué quieres ser? ¿Qué quieres hacer?

Conocer tus respuestas era casi una necesidad.

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09/09/2008, 23:53
Mariela

Escucho tus palabras ahora más tranquila y relajada, poco a poco me había ido acostumbrando a la situación para que se me hiciera más llevadera, más normal, más rutinaria... pero apenas había pasado una hora, tal cosa era practicamente imposible, pero luchaba por ello.

Cita:

- Recordarás qué ha ocurrido, y será tu pasado. Nadie podrá borrarlo de nuevo... Pero el mañana es tuyo, sin restricciones, libre y lleno de posibilidades. ¿Qué quieres ser? ¿Qué quieres hacer?

Era gracioso pensar que se podía elegir, ahora... cuando todo en tú vida ha sido de un modo u otro impuesto. La capacidad de elegir se vuelve irreal, lejana y vacía.

Ahora me ofrecias elegir quien era, lo que quería ser. Pero, ¿Cómo elegir con un pasado que no recuerdas?, y si lo hicieras... ¿Realmente hubieras elegido eso si no tuvieras esas lagunas mentales?...

Toda la realidad podía tambalearse solo apenas haciendose una pregunta...

Inspiro de nuevo a traves de la boquilla del cigarrillo, viendo como se consume, como se introduce dentro de mi cuerpo vacio y como la ceniza cae una vez después de haber hecho su cometido, su destino... Un destino del cual a nosotros se nos había privado, ahora ya no teniamos destino... solo sed...

- Realmente... no lo se... nunca he podido elegir y eso me ha dejado sin esa capacidad. Solo se que no quiero que se repitan los errores del pasado, y quiero seguir adelante, que mi "vida" se forje según tenga que hacerlo... no quiero propiciar nada más.

Una calada más y el cigarrillo se consume, lo separo de mis labios y mientras exhalo el último humo que queda dentro de mi, lo apago contra una roca y lo dejo al lado... Luego lo recogeré...

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13/09/2008, 18:22
Raphaël Chevallier

Consumo el aire sucio a través del filtro del cigarrillo, llenándome con su tibieza, sin dejar de mirarte. Espero tu respuesta, pensativo.

¿Qué hubiera hecho yo en tu lugar? ¿Qué hubiera pensado?

Las decisiones nunca son fáciles... Cuando uno es realmente consciente comprende que elegir es siempre renunciar.

Cita:

- Realmente... no lo se... nunca he podido elegir y eso me ha dejado sin esa capacidad. Solo se que no quiero que se repitan los errores del pasado, y quiero seguir adelante, que mi "vida" se forje según tenga que hacerlo... no quiero propiciar nada más.

Asiento, dando otra calada al cigarrillo, dejando caer la ceniza oscilando su punta, ardiente.

- Aprendes rápido, Mariela.

Te sonrío, con cierta dulzura.

- Cuando aceptamos nuestra situación, los nuestros, nosotros, nos damos cuenta de algo. La vida no es cómo esperábamos... Los planes, los proyectos, el envejecer, tener familia, nietos... No es para nosotros.

Mi voz se va quebrando poco a poco mientras mi frase acaba, dolida, intensamente triste. Después te miro, con los ojos encendidos y nublados.

- Pero hay otros caminos. El presente es precioso, Mariela. Y no somos monstruos. Nuestra alma late, yo la siento. Sé que puedes sentirlo. Estamos vivos, y con nosotros, viven nuestros valores. Aún somos humanos, distintos, pero parte de la misma esencia, la misma semila...

Mi timbre tiembla, afectado, pero continúo hablando hasta terminar de expresar mis pensamientos.

Una nueva calada y desvío mi mirada hacia el horizonte. Puedo oír unos pasos cercanos, detrás del edificio, y me giro, recibiendo a mi amigo, a mi ahijado, una de las razones por las que seguir vivo vale la pena.

Alain... "Hermano" de Diego, mi compañero, mi protector.

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13/09/2008, 18:30
Alain Durand

Después de terminar "la ronda" y asegurarme de que no hay amenazas, regreso hacia el almacén. Creo que Raphaël habrá sabido apañárselas solo... Conocí a Mariela hace unos meses, cuando aún era humana. Aún recuerdo esa dulzura, detrás de su carácter visible, tras toda esa fachada fuerte e indestructible.

Recuerdo la mirada de Diego al verla, su sonrisa...

Algo en mi interior se encoje, dolido, lleno de ausencia. Espero que su mirada siga siendo así... Capaz de conmover a diego, o a su recuerdo, vivo en mí.

Despacio, llego hasta la puerta, y la encuentro abierta. En un primer momento me alarma, pero si escucho atentamente puedo oír al viejo Chevallier hablando, cerca. Me dirijo hacia allí, intrigado, mientras busco en uno de los numerosos bolsillos y enciendo un pitillo, dándo una intensa calada.

Cuando les encuentro, están charlando, casi como si fueran amigos... Me resulta fácil imaginar a Diego sentado junto a ellos. Como debería ser, como debería haber ocurrido... Quizá algún día vuelva a encontrarme con él, allí dónde se encuentre... Tal vez un día me una a Chevallier, y a Mariela, y sea como Diego debía haber sido...

Intento alejar esa sensación de mi mente, y suelto una ocurrencia cualquiera, fruto de mi nerviosismo, mientras me acerco a ella... A su elegida, convertida por otro, rescatada por su propia voluntad.

- Fumar mata...

Sonrío, casi angelical, y doy otra calada. El corazón me palpita fuertemente, y siento cómo el sudor nace pegado a mi cuerpo, bajo la cazadora de cuero, y la camiseta negra, como mi pantalón.

Mi mirada busca la tuya, conmovido.

- Buenas noches, Mariela.

Espero su reacción y una de las ágiles intervenciones de Raphaël, presentándome. Mis ojos interrogan a los tuyos, profundamente azules, heridos, necesitados...

Quiero ver esa dulzura...

La dulzura de mi hermano, la dulzura que llenó su corazón... Tú eres su legado.

Notas de juego

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15/09/2008, 15:23
Mariela

La voz de una nueva persona me saca de la conversación por un momento, haciendome participe de su presencia con una frase tan peculiar.

Cita:

- Fumar mata...

Antes de girarme, no puedo evitar contestar a esa frase con alguna de mi propia cosecha.

- Algunos ya estamos muertos...

Después me giro buscando el origen de la frase, esperando encontrarme al dueño de la otra moto que reposa en la calle frente al edificio.

Al verle algo se despierta en mi cabeza, algo que me dice que he visto a ese hombre antes, que he hablado con él, que él me conoce a mi... pero no recuerdo más.

Intento forzar mi mente a recordar a romper las barreras que me impusieron mediante el poder de la sangre. Mi gesto se tuerce ligeramente a la vez que algunas imagenes se generan en mi mente, imagenes inconclusas, sin sentido y sin conexión...

La cabeza me empieza a doler a la vez que busco y rebusco en mi mente la conexión, el pasado en el que ambos habiamos compartido algún momento, algún instante, algún encuentro...

Agacho la cabeza mientras llevo las manos a mis sienes en una intención de paliar el dolor que intenta que la misma reviente antes de encontrar lo que busco, de hayarlo entre un mar de lagunas.

Noto como la sangre empieza a salir de mi nariz, como gotea ligeramente al suelo a la vez que una luz sale en mi mente, un retazo, una conexión... por ahora... suficiente.

Mi mirada aún está sitiada por el dolor, por lo que la dulzura no es lo que predomina en ella, pero ligeramente levanto la cabeza para encarar la mirada del recien llegado.

- ¿Alain?...