Partida Rol por web

No hay mucho texto, pero el contenido está claro como el agua: alguien ha avisado a esta patrulla de que iríais hacia Dol Guldur, y les encargaba que se deshicieran de vosotros. Aunque está escrito en oestron, y no va firmado, lleva un sello con runas élficas que te parece familiar.

Sin miramiento alguno, pues aun me dura el mal humor, agarro la nota que me ofrece nuestro compañero elfo sin reparar en las manchas de negra sangre orca que la adornan.
Leo la nota y callo mudo de asombro.
La releo no vaya a ser que algún golpe me haya afectado la vista y sigo callado.
Y de nuevo la releo por tercera vez, mientras me contengo para no soltar un improperio que delate nuestra posición.
Acercaos todos.
Es lo que finalmente digo.
Alguien ha informado de nuestro cometido y ha ordenado nuestra eliminacion a esta banda de perros sarnosos que nos ha atacado. Y no solo eso. La nota, como podréis comprobar, esta firmada con runas. Runas tengwar me atrevería a asegurar. Que esto, lo confirme nuestro compañero Eldar.
Tiendo la nota con mi diestra a los mios por si alguno quisiera comprobar sus palabras y entre tanto, añado.
Creo que lo mejor sera, volver a la cabaña de cierto vidente con sumo cuidado. Y una vez allí, examinar el entorno con mucho detenimiento antes de hacer acto de presencia. Y como obtengamos algún dato que nos aclare este asunto, propongo hacer ese acto de presencia como todos podéis imaginar.

En efecto, esa marca es una runa en forma de "A", y la dama Arien (de quien recordaréis su actitud más bien proactiva durante nuestra visita) lucía un sello idéntico en su mano izquierda.

Sin embargo, estamos lejos de Ceber Fanuin y volver ahora sobre nuestros pasos sería arduo. Propongo vayamos a informar del asunto al Mago pardo, y que mentes más preclaras que las nuestras tracen planes...

¿Planes?
Replico yo con un tono que de sutil ironía no tiene mucho no.
Te voy a explicar yo a ti el plan maese elfo.
Alguien. He insistiré en ese alguien pues todavía no daré por segura la identificacion, ha contactado con el enemigo. Vendiendonos y deseando nuestra derrota. Pues bien, quiero la cabeza de "la" responsable...
Y en medio de mi barba, aparecen mis dientes asemejandome, que cosas, a un jabalí enfurecido al usar el pronombre femenino
En una bonita bandeja de Mithril de hechura naugrim.
Fin del plan
¡Ah!. Que satisfacción muestra ahora mi rostro. Es indudable que el humor me mejora por momentos. Y para tranquilizar a maese elfo, añado.
Y que no te preocupe la posibilidad de perder información. Admito que a mi también me resulta muy curioso saber como habrá podido ponerse en contacto Nuestro misterioso infiltrado con la escoria de Dol Guldur. Si. Bien puedes ocuparte tu mismo del interrogatorio previo a la escenita de la bandeja.
Asiento tras estas palabras y callo contemplando al resto de mi compañía por si quisieran añadir algún detalle de cosecha propia al plan maestro.
Detalles como desmembramientos, rotura de huesos varios y demás lindezas por el estilo.

Vaya, este encuentro no había sido fortuito, me sorprendió que asi fuese, aunque había visto cosas extrañas, en cuanto a la actitud de alguno de nuestros huéspedes elfos…

- Yo voto por proseguir, si, podríamos eliminar a la responsable, pero ellos son más y no nos creerán, deberíamos entregar esta prueba al Radagast, él sabrá como proceder correctamente

El mediano aún temblaba por el encuentro, demasiado cercano para su gusto, con la muerte. Y no podía dejar de pensar en la sangre, propia y ajena, imaginar su cuerpo eviscerado en el suelo siendo pisoteado por esos engendros... ahora entendía, demasiado bien, ciertos horrores que solo relataba en cuentos e historias.

Y la nota, la nota con tan fatídica revelación!

Estirando su cuerpo todo lo posible, y aspirando tres veces para ahuyentar al miedo que aún se pegaba en sus huesos, se colocó junto a Menelcar. Si el hogar de la bella gente contiene un traidor, pues solo así puede llamarse a alguien que intercambia mensajes con los orcos, entonces están en peligro! Es más, toda nuestra misión ha sido inútil, pues saben lo que hemos hecho! Si alguien allí puede ordenar que nos ataquen... tal vez ellos mismos estén en peligro!

El pequeño Till intentaba no levantar la voz, o que no se convirtiera en un chillido agudo de desesperación. Tal vez nuestro aviso sea lo único que detenga un fatídico desenlace. Debemos volver. Debemos contarles de esto lo antes posible.

¿Qué decís vos, maese enano? Cierto es que habría que dar algún tipo de aviso, pero aún más cierto es que andamos cortos de provisiones y que el lugar más cercano desde donde avisar es Rhosgobel.

El enano se rascó la barba valorando las palabras que iba a decir.

—Si la decisión fuera únicamente mía está claro que mi elección sería cortar el cuello de esa traidora lentamente con mi hacha —dijo mientras dirigía una mirada llena de ira hacia Borgil, quizá culpándole por la traición de su raza—, pero me temo que esa no es nuestra mejor opción ahora. ¿Qué haríamos? ¿Iríamos allí a tratar de hacerles creer que la mocosa es una traidora de su raza? No, los elfos protegerían su raza y la lucha sería demasiado terrible. El mago pardo puede mandar el mensaje más rápido que nosotros si lo considera... aunque por mi parte les dejaría sucumbir a la soberbia.

Había valorado mucho las palabras. Ya tuvo un encuentro desafortunado con la mencionada y lo que más deseaba en ese momento es una justificación para acabar con su vida pero no era momento de incendiar la morada élfica. El mago pardo daría la orden... era a él al que había que pedirle la cabeza de la elfa.

Cruzándome de brazos, alzo la vista hacia el dosel de ramas que nos cubre mientras resoplo.
La misión en peligro por una fuga de información. Traicionados a la sombra de Dol Guldur. Y además, aquí parados a la espera de que terminen de rebanarnos el cuello. No.
Me encojo finalmente hombros ante la absurda respuesta del elfo y el enano. Me limito a girarme para observar el camino de vuelta y haciendo un gesto, concluyo.
Larguemonos. Si los argumentos de Till, ni mis palabras os convencen, no pienso perder mas tiempo del estrictamente necesario con "la" bastarda traidora responsable.
Y esta vez, ni siquiera intento ser sutil cuando me refiero a esa necia.
Sin añadir ni una palabra, me giro pues no tengo nada mas que añadir y emprendo la marcha hacia la morada de Radagast.

Reemprendéis la marcha hacia Rhosgobel y al acabo de pocas horas abandonáis el dosel del bosque para salir a los valles inferiores del Anduin, donde el recorrido es mucho más fácil. En pocas jornadas llegáis a la vista del asentamiento de los hombres del bosque que creció junta a la morada del Mago pardo, donde os dan una cálida bienvenido, y podéis asearos y descansar, a la espera de la llamada del conjurador.

Esta llega mucho antes de lo esperado, cuando uno de sus animales amaestrados aparece para conduciros a su presencia.

El mago os recibe con semblante preocupado, como si supiera que algo ha ido mal en vuestra misión.

Contadme, y luego os diré lo que he averiguado.

Tras unas jornadas bastante menos arduas de lo habitual al fin llegamos, al amanecer, hasta las puertas de la morada del Mago Pardo.
Hemos seguido a uno de sus animales adiestrados en el ultimo tramo del camino. Lo que ha hecho que nuestra marcha, haya sido aun mas apresurada si cabe.
Y nada mas entrar en la casa del Mago. Nos lo encontramos esperándonos y, mas aun, nos insta a hablar.
Y no hace falta ser muy espabilado para percatarse de su rostro intranquilo.
Doy un paso al frente y, casi cuadrandome, trato de ser breve y conciso dando el informe de la misión.
Mi señor. He de decir que, desde mi punto de vista, la misión ha resultado ser un fracaso total.
Cierto es que pudiera parecer que hemos cumplido con los objetivos asignados. Pero hay consideraciones muy graves a tener en cuenta.
En el curso de la fase final de nuestro cometido, fuimos atacados por el enemigo. Aunque me pese, y me pesa muchisimo, he de confesar que fui neutralizado en ese combate aunque se logro la victoria gracias a los esfuerzos de mis hermanos de armas aquí presentes. No obstante, insistiré en mi valoración sobre el resultado de nuestra misión. Un fracaso total.
Cuando he mencionado a mis compañeros, hago un gesto abarcandolos al tiempo que inclino la cabeza. Pero no es el momento de perder el tiempo en vanas lisonjas.
Fuimos traicionados, mi señor, y el enemigo supo de nuestra ida, esperándonos y emboscandonos
Las consecuencias de esta traición, son para mi gravisimas. Un traidor infiltrado entre los nuestros, que cuenta con un canal de comunicacion con el enemigo y que, ha probado la eficacia de ese canal de comunicacion, bien puede dar al traste con cualquier esfuerzo para pacificar la región.
Dol Guldur se agita de nuevo, mi señor, si cuenta ya con aliados mas allá de sus negros muros. Es preciso cortar ese mal de raíz. ¡Y es preciso hacerlo lo antes posible!.
Inspiro pues se me ha escapado un gruñido tras la ultima frase. Tratando de mantener el control aunque mi diestra se cierra, mostrando mi impaciencia, sobre el mango de mi hacha.
En cuanto a la manera por la que hemos llegado a estar plenamente convencidos de la existencia de ese traidor, y la identidad, casi segura de ese traidor, cualquiera de los mios esta mejor capacitado que yo para explicar esa parte. Pues digamos, que yo tengo muy claro el curso de acción a seguir.
Si la Torre de la hechiceria vuelve a servir a la voluntad de aquel que no voy a nombrar, como hijos de los pueblos libres, nuestro deber esta claro. Y ese deber, es la total eliminacion de todas las amenazas posibles surjan donde surjan.
Me callo. Me cuadro. Doy un paso atrás tras inclinar la cabeza ante el Mago Pardo y vuelvo a ocupar mi puesto ente los mios.

Así que traición y emboscada, dice Radagast con un brillo inquietante en los ojos.

¿De quién sospecháis?

Finalmente la marcha prosiguió, cansado pero alegre de haber vuelto al punto de origen, no tardamos en dar con Radagast

- Borgil se dio cuenta que la dama Arien lucía un sello identico a la “A” de la runa  que hay en la nota…

No quise asegurar más, yo no me había fijado tanto y trataba de relatar los hechos, el sabio mago sabría guiarnos y decirnos como proceder de forma correcta.

Arien, repite el Mago como un eco, para después hablar como para sí. Arien de Doriath. Oh, Huinen, ¿cómo has podido ser tan ciego?

No es habitual que los eldar se alineen con el Enemigo ni con sus secuaces, como sabéis. Pero incluso una raza tan noble tiene ovejas negras, e incluso los árboles de Taur-na-Neldor pueden dar frutos envenenados.

Pero estoy divagando. Decidme, ¿hubo supervivientes del grupo que os emboscó? ¿Pudo huir alguno?

Un carraspeo carvenoso, es todo lo que emito en vez de explicarle a nuestro buen mago pardo, ciertas armas "sutiles" o no tan "sutiles" con que cuenta cualquier mujer, sea Eldar, Edain o Naugrimm.
Pero tras esta demostración de contención por mi parte, traduzco a mi lenguaje las palabras con las que el buen Mago, ha descrito el asunto.

Su cabeza, reventada a hachazos. Bien. Solución captada.

Asiento para mi, con cierto gesto en mi rostro que mis compañeros ya deben ir conociendo y adelantandome de nuevo, digo tras las escuetas palabras de mi compañero.

Ninguno. Puede que fuera un combate mas duro de lo que yo esperaba, pues os recuerdo que fui neutralizado. Pero solo dejamos tras nosotros, un montón de cadaveres.

Frunzo el ceño antes de proseguir.

Ojala los hubiéramos escondido en medio de la espesura del bosque. Así, garantizariamos devolver la sorpresa. El tiempo, urge mi señor mago.

Y vuelvo a cuadrarme antes de decir, la única palabra que realmente me interesa.

¿Ordenes?

El gran mago no dudó de nosotros en ningún momento, eso me tranquilizó, habló en su tono místico, pero entendible a le vez y nos hizo una pregunta de la que se encargó de responder el otro humano.

Lo miré asintiendo con la cabe pero puse una mano en su hombro – Nadie podrá decir que no luchaste ferozmente poniéndolo todo de tu parte amigo Menalcar.

De nuevo miré a radagast posando mi mano en el arco – Sigo a sus órdenes yo también - Afirmé

Hmmmm, dice Radagast. Luego no tiene manera de saber que acabásteis la misión y con sus sicarios. Eso es bueno.

El problema es que no puedo tomar... medidas en el asunto sin que Thranduil lo apruebe, o el Concilio blanco. 

Bien. Esto es lo que vamos a hacer: enviaré un equipo de limpieza a ocuparse de de los cuerpos de vuestros emboscadores. Y mientras, vosotros iréis a las estancias del Rey elfo, a informar a Thranduil de estos hechos.