Partida Rol por web

Olfateo el aire en cuanto vio al nuevo changeling, fue algo instintivo, propio de su faceta bestial, miró a su reina y se lo señaló con la cabeza, aunque seguramente la mujer ya lo habría visto.

-No.- le dijo con una sonrisa –Con nosotros tres será suficiente, dejemos al niño para otro momento-

Tiro de la mano de Selene para que esta lo siguiera hacia la pista de baile sin perder de vista al joven y, mientras bailaba su sombra se despegó de él y comenzó a alimentarse del glamour emanado por los humanos.

- ¿No? Vaya, es un chico guapo... -dijo Selene con un fingido tono de desilusión- Pero si, creo que con tres ya es suficiente y no me gustaría que mi caballero se sintiera incómodo. Voy a ver si nuestra avecilla quiere unirse a nosotros

La canción terminó de sonar, la chica se secó el sudor de la frente con el dorso de la mano, y pareció dirigir una mirada hacia el chico que estaba en la barra. Al instante comenzó a sonar otra nueva canción y ella regresó a su baile. Esta vez, parecía que los sentimientos empezaban a arremolinarse en torno a ella; probablemente estaría cosechando Glamour.

En aquel momento, los otros dos Changelings que estaban sentados en la mesa se levantaron y se dirigieron a la pista de baile. La sombra del hombre pareció despegarse de su cuerpo y adquirió una forma bestial, intentando "cazar" las emociones que flotaban en el ambiente. Por su parte, la mujer parecía más interesada en hablar con Laura.

La mujer se acercó por detras a la chica alada y la cogió justo por las caderas. La chica no se sorprendió, y de hecho pareció reconocer a su repentina "asaltante" cuando giró la cabeza para mirarle la cara, ya que sonrió y en sus labios pudo leerse un "hola". La chica agarró las manos de la mujer, que la abrazaban por detrás a la altura de los muslos y las caderas, y comenzaron a contonearse al ritmo de la música. Las manos delgadas y finas de la mujer abrazaban a la chica, moviéndose por su cintura y sus caderas, mientras ella se las sujetaba para evitar que la tocasen allí donde no quería ser tocada, en una coordinación que parecía ensayada. Casi de inmediato se formó un cerco de miradas alrededor de las dos, algunos incluso pararon de bailar, como hipnotizados por la danza de aquellas dos mujeres, sensual al mismo tiempo que enérgica y vibrante. Hubo un cambio en el torbellino de emociones en la pista de baile; la mala hostia y la rabia se transformaron en deseo y celos. Para aquellos que pudieran ver a través de la Máscara, el espectáculo era de una belleza aun mayor; las alas de la chica se plegaban sobre su compañera, envolviéndola en un nimbo de luz etérea multicolor mientras que las motas de luz del cabello de la mujer se proyectaban sobre la superficie de las alas, creando un mapa traslúcido de constelaciones en perfecto movimiento, como un holograma multicolor del cielo nocturno. Pero hasta los humanos notaban que había algo "no natural" en aquello; no exactamente sobrenatural, pero claramente "mágico", superior a la banalidad y sordidez del mundo real.

La mujer susurró algo al oído de la chica y ella se rió y miró en dirección al hombre del bombín y la mirada de lobo; negó con la cabeza y entonces miró hacia el lado contrario, donde estaba el chico pálido del abrigo negro, y le dijo algo a la mujer. La mujer puso cara de lástima fingida y sonrió, antes de seguir bailando pegada a su compañera.

Theo jamás podido contemplar nada de tal belleza. En sus años de oscuridad jamás vio nada tan hermoso y solo se había sentido así al volver a pisar tierra firme después de escapar del Seto. El espectaculo de luz y color le empañó los ojos y, mientras que la oscuridad de sus ropas absorvían la luz con avidez, la piel marmólea de Theo brillaba con el tono de luz de luna, al igual que sus ojos. Embriagado por tal belleza una determinación se apoderó de su ser, de fe y espíritu inquebrantable, decidió mostrar sus maestrías adquiridas a la que debía aceptarlo como pupilo.

Quizá manden que me reciban, no les haré esperar...

Haciendo gala de sus habilidades, menos voluble que nunca, y con una sonrisa se mezcló entre la gente sin ser más que un susurro llegó ágil esquivando a la muchedumbre. Llegando al nucleo de la congregación, se detuvo completamente y andó hasta situarse a unos metros con porte. Sus ojos brillaban en su marmóleo rostro y su mirada resultava oscura a la vez que amigable, inteligente y difusa.

Aquello resultaba demasiado para él, la sensualidad y sexualidad que desprendían las mujeres en su, para él, lujuriosa danza, despertaba sus más lascivos sentimientos.

Deseo.

Era lo único que proyectaba su mente, deseo por poseer aquellos cuerpos, por disfrutar de ellos de la forma más salvaje y egoísta.  Quería disfrutar de ellas y de su disfrute, de alguna forma se nutría con el gozo propio y su ego necesitaba también del ajeno.  Su voracidad creció más y más, sentía a la bestia que se escondía tras su fachada surgir poco a poco.

Su mandíbula se movió inquieta, buscando algo que morder, que saborear.  Tomó por la cintura a una muchacha que bailaba cerca y la acercó hacia él, la apoyó contra su cuerpo y acercó su rostro al cuello de la joven, olfateó su perfume, su femineidad y lamió su cuello, deseoso de clavar sus dientes en él.

La joven con la que bailabas se dejó llevar sin chistar, quizás medio en trance por el espectáculo de las dos Changelings. Mientras bailabas con ella, el joven pálido se acercó a las dos mujeres con una gracia sorprendente, uniéndose a la danza. En cuanto vio al chico acercarse, la chica del pelo arcoiris miro a Selene y le dijo algo. Y entonces la Reina de Otoño intento besarla en la boca, pero la chica reaccionó rápidamente y le interpuso su dedo índice en los labios, y sin dejar de sonreir, la besó en la mejilla. En un último intento de seducción, Selene chupó ligeramente el dedo de la chica, pero esta lo apartó y se separó del abrazo de la Reina. Se despidió con una teatral reverencia y se acercó al chico pálido, mientras Selene se quedaba mirándola con un fingido gesto de desilusión.

Selene volvió con su caballero, que ahora bailaba con otra mujer. Lo abrazó por la espalda y se unió a la danza de ambos.

- Una pena, ya tenía planes -le susurró en la oreja- Pero todavía nos lo podemos pasar bien esta noche. Has hecho una bonita elección.

La chica te vio acercarte, y entonces le dijo algo a la mujer con la que bailaba. Esta intentó entonces besarla en la boca, pero Laura interpuso su dedo índice en los labios de la mujer, y sin dejar de sonreir la besó en la mejilla. En un último intento de seducción, la mujer chupó ligeramente el dedo de Laura, pero esta lo apartó y se separó del abrazo. Se despidió de la mujer haciendo una teatral reverencia, mientras esta la miraba con una expresión fingida de desilusión. Mientras la mujer volvía con el hombre-bestia que la acompañaba (que ahora estaba bailando con otra mujer), Laura se dirigió sonriente hacia ti

Laura se acercó al chico esbozando su mejor sonrisa; ya llevaba un rato esperándole, pero no le importaba. No en aquel lugar, donde se sentía... en trance.

- ¡Hola, soy Laura! -saludó efusivamente, dándole dos besos, uno por mejilla- Te has hecho de rogar, ¿eh? Vas a tener que invitarme a una cerveza para quitarme el disgusto

Aunque se le notaba cualquier cosa menos disgustada, sonriendo con picardía. Sus ojos pasaron del violeta al bermellón y el brillo de sus alas disminuyó ligeramente

Las manos de Hieronymus se movieron con cierta violencia hacia los pechos de la mujer mientras su cadera empujaba hacia delante en un movimiento automático, impensado e instintivo.  Justo en ese momento llegó Selene y su susurro terminó de desatar su lujuria.  Hacía tiempo que no atendía su deseo y ahora este pulsaba con fuerza, podía sentirlo latir entre sus piernas, cobrando vida y dureza mientras ambas mujeres lo rodeaban.  Si por el fuera las poseería allí mismo, pero sabía que Selene no lo aprobaría, deseaba salir de allí, deseaba soltar su libido y perderse en las curvas de ellas.

-Te deseamos- susurró en el oído de la joven mientras una de sus manos, la diestra buscaba a su reina.

- Siento mucho la espera, estaba dudoso...  ¡Encantado!, Soy... Theo... ...Había oido hablar del Aspecto de los Hermosos, pero no conocía la existencia de los Ángeles. -Exclamó Theo bromeando con voz crédula.- Y tampoco imaginé que semejase...s tan joven. -Tratando de disimular la dubitación ante el tuteo siguió con celeridad:- ¡Con gusto te invito a una birra! No la pedí por desconocer tus gustos, ¿Sabes?

Tras un breve suspiro le susurró sonriente:- Tus alas son realmente majestuosas.

Bonitos ojos... y curiosa mutación.

Antes de dar media vuelta a cumplir con su palabra pretendió concretar:- ¿Querrás ir a algún sitio en particular?

La diferencia de luz entre los ropajes y la nívea piel de Theo producida por la excitación del espectáculo se equilibró, por lo que su figura estaba ahora inmóvil, recta, a la espera de la respuesta de la interpelada, pero su respiración era lenta y calmada. No obstante, realmente se sentía feliz.

Laura se rió, una risa alegre y cantarina que resultaba contagiosa

- ¡Ah, para ya, vas a hacer que me sonroje!

Cogio la cerveza y dio un pequeño sorbo antes de continuar

- ¿Algún sitio? Bueno, podemos ir a mi casa... ¿Hmm? -alzó las cejas en un gesto sugerente y luego volvió a reirse- ¡Es broma! Pero si se me ocurre un buen lugar para charlar e ir conociéndonos; aquí no, desde luego. Hay demasiado ruido

La muchacha jadeó por respuesta; seguía como en trance, hechizada. Quizás Selene estuviese empleando algún tipo de Contrato hipnótico en ella

- Si... ¡Si! ¡Llevadme con vosotros!

Selene volvió a esbozar esa sonrisa pícara ante aquella respuesta

- Ya has oído a la señorita; será mejor que nos vayamos a un sitio más... íntimo, ¿no crees?

Devolvió la sonrisa a Selene, habría preferido pensar que la respuesta de la muchacha se debía a él, a su “hombría”, sin embargo no era tonto y sabía que podía ser cualquier cosa menos atractivo.  Todavía le parecía imposible que Selene lo hubiese elegido para compartir aquellas noches donde la sexualidad la embriagaba. No estaba en él, en su forma de ser, preocuparse demasiado por esas cosas.  Era un depredador en el sentido más amplio de la palabra y, como tal, aprovechaba todas y cada una de las oportunidades que la vida le daba.  Si la muchacha había aceptado por la embriaguez que le provocaba Selene no importaba, lo que si importaba era que él colmaría su sed antes del amanecer.

Se encogió de hombros, poco le importaba que otros lo viesen, pero prefería que sus doncellas estuvieran cómodas -Las sigo- respondió -La vista es más linda desde aquí-

- Mmmmh, tu casa no me parece un mal lugar, dado que no me conozco demasiado la ciudad, pues mis paseos nocturnos suelen ser en soledad. También podemos ir a mi refugio, dado que ahora es todo para mí es un lugar tranquilo, no nos molestará nadie, vaya... 0 ruido. -Exclamó con una amplia sonrisa dibujada en su rostro. Y tras tomar aire siguió:- Supongo que sabes para que quería verte...  de modo que te seguiré donde decidas ir. No se cual sería el mejor sitio. Tampoco sé que se puede hacer hoy...

Su actitud pretendía aparentar ser tranquila aunque la excitación contenida era obvia.

- Si, claro que lo se. Tu tutor me lo comunicó antes de marcharse y supuse que sería cuestión de tiempo que dieses conmigo. Eso si, mis métodos son un poco... diferentes -añadió una sonrisa misteriosa- Para la primera clase será mejor un sitio al aire libre. Conozco un buen lugar, lejos de este barrio tan malo. ¿Tienes coche o cogemos un taxi?