Partida Rol por web

Clarrro... respondió al gnomo al notar el empujoncito, quiso corresponderle con otro, pero tenía miedo de desmontar al gnomo... a menudo Kormack sentía miedo de las criaturitas pequeñas, las veía como algunos témpanos de hielo que se derretían con solo tocarlo. Cuando se volvió y comenzó a liderar la marcha, la joven Ogna comenzó a hablar y los sudores fríos vinieron por la espalda del enano. Esa niña es escalofriante... ¿Qué diablos habrá sido de su vida? ¿Comida podrida? ¿Mujeres esqueletos? BRRRRRRRRRrrrrr!!! La cara del enano era un poema tan bonito como el que había pronunciado segundos atrás Ogna, por suerte ninguno de sus compañeros podía verlo, pero sí sus cabezadas de negación al intentar borrar aquellas imágenes. No tuvo valor para responder a la niña por no darle pie a otra terrorífica réplica, pero sí quiso subrayar que no estaba siendo muy efectiva para los intereses del grupo. Niña, ¿tu no tenías un palo para alumbrrrrarr el camino? Yo estoy bien y aquí mi compadrrre también. Refiriéndose a Zanc - Perrro nunca viene mal una luz, ¿sabes? Las últimas palabras vinieron acompañadas de una mirada fugaz por encima del hombro. Un gesto serio, pues comenzaba la marcha a los desconocido y eso no el daba miedo hasta que la niña se puso a hablar de Esqueletos y carne podrida... Quizás aquella niña le daba más miedo que aquellos esqueletos, por eso era mejor andar que quedarse a solas con ella.

Así pues el enano puso en su diestra el escudo y en su zurda su hacha.* Atento a si el gnomo de su espalda veía algo...

Viendo como sus compañeros querían meterse en aquel lugar pensó que podía no sobrevivir, pero como tenía a su fiel compañero al lado no tenía mucho que temer, pero quien sabe si podría venir nuevos peligros posterior a aquel momento. Esas grutas tienen mucho peligro o eso he oído yo, parece que ellos van muy seguro pero no sé si es que no saben el peligro que corren o están seguros que nosotros podremos antes las adversidades que encontremos por aquel lugar oscuro. Escuchó que Ogna necesitaba una antorcha cuando Traishor iba a reaccionar ella cogió una lampara de aceite y se pudo detrás de el enano y el gnomo para proseguir el camino. Parece que le habían dejado el duro trabajo a Traishor de llevar a aquella mula ya que ni pudo librarse de aquella carga.

Vio como sus compañeros avanzaban así que decidió no protestar por tener que llevar a aquella mula.  Cogió de las riendas al animal y se puso detrás de sus compañeros ya que el siendo humano no veía nada mas allá de la luz que proporcionaba la lampara.

Cuando el grupo atravesó la grieta ante ellos se abrió una amplia sala con el suelo y las paredes de piedra. En las paredes podía discernirse el rastro que habían dejado los tapices que en su dí adornaron la estancia. De ellos ahora sólo quedaban jirones que se mecían al son de la ligera corriente de aire que entraba por la grieta. Esto indicaba que al menos en algún otro lugar del complejo había una comunicación con el exterior.

Del techo se desprendían minúsculas motas de polvo que caían suavemente sobre la cabeza de los compañeros. En el suelo, al menos había dos dedos de espesor de polvo acumulado y exceptuando las huellas de roedores no había nada que indicase que aquella sala hubiese sido visitada con anterioridad. Cuando todos estuvieron dentro pudieron comprobar que en las paredes de el fondo y de los laterales existían sólidas puertas de madera.

El enano entró en la sala, no quería tocar nada. Ya había visto a un compañero morir tocando lo que no debía... Si alguien debía tocar algo sería su amigo gnomo, que parecía lo suficientemente rápido para quitar la mano a tiempo.
Bueno, ¿y ahorrra que? Trrrres puertas hay. Rrrrrecto, derrrrecha e izquierrrrda! Comunicó para que los que estuvieran detrás supieran como estaba la situación. Se sentía como el compañero de aquel ciego que tenía en su pueblo que cantaba todo lo que veía... Como odiaba a ese enano. Al ciego no, el pobre no tenía culpa, pero al idiota que le acompañaba... Menudo ser insufrible, con esa vocecilla de cantamañanas, era más de mujer que de hombre. Y ahora el bueno de Kormack se había convertido en ese lazarillo. HmPFffff! se escuchó quejarse al enano ante una idea que le desagradaba.

-Exacto!!!!, así que si me permites revisaré el lugar antes de tomar cualquier decisión!- Exclamó en voz algo baja el pequeño Zanc, mientras se remangaba la camisa para poder trabajar mejor.

Primero se fue pegado a la pared izquierda, revisando paredes, piso, lozas, cerámica, tapices y todo cuanto pudiera encontrar en su camino, se valía de su oido, pegando a veces la oreja a la pared mientras daba golpecitos en el muro buscando paredes huecas, usaba también su olfato, intentando diferenciar algun extraño olor químico o algo sospechoso, incluso usaba el gusto, a ver si sabía a óxido o algo extraño que el pudiera diferenciar... El Gnomo parecía que realmente sabía lo que hacía, así que se tomó el tiempo suficiente para revisar todos los rincones de la habitación, valiéndose de sus 5 sentidos, vista, olfato, gusto, tacto y oído, pero además usaba un sexto sentido, algo que la experiencia le había dado con los años y este último sentido era la intuición.

Ogna dejó que el gnomo revisara tranquilamente, sin presiones al menos por su parte, la estancia. Kormakc con su extraordinaria visión en las oscuridades les daba información que los pobres humanos no podían obtener.

- Tres puertas...- Repitió Ogna. Mientras esperaba, para no aburrirse, se puso a organizar las cosas de la mula.- Mi Dientes es muy valiente y puedes montarla cuando quieras, tiene silla y todo.- Le dijo al druida. Ella no lo hacía pues a veces la mula era terca, como Kormack, pero seguro que al druida le hacía más caso. Sacó los abrojos de las alforjas y los metió en un saquito que pendía de su cinturón, por si las moscas.- Kormack, ¿tienes cuerda? Por si te dejo la de seda que está en la mula. Para mí es demasiado pesado todo.

El enano dejaba tranquilo trabajar al mediano, parecía saber muy bien lo que hacía. Se fue a sentar cuando la chica porta lámparas comenzó a hablarle Si, si, si está bien trrrraeme la cuerrda! Estaba ya apunto de sentarse cuando digirió toda la información y sobresaltado se levantó ¿De seda dices? ¿¿Cuerrrda de seda?? el enano parecía claramente confundido ¿No serréis un elfo? NO? muchacha... el enano escrutaba con un ojo medio cerrado a la chica, tocándose el mentón. La miraba de arriba abajo y rezaba internamente a Muradin que no fuese una elfa. Le daban tanto repelús.... El más bravo de los elfos era amanerado, eso lo sabía todo el mundo! Una loca con un cuchillo, igual aquel ser era un elfo y el enano había confundido su sexo. Porta-velas... ¡eso es un trabajo de elfos! Sin duda...* ¿Cómo era posible que al enano se le hubiese escapado ese detalle? Sólo había que ver al semielfo frito por un rayo... Los rayos no caen por que si. Eligen a sus presas y ¿que mejor que llevarse un semielfo? 

Traishor tenia mucho miedo ya que había visto como movimientos erróneos se cobraron la vida de sus anteriores compañeros así que decidió quedarse mirando esperando que sus compañeros se decidieran porque lado ir. Hay que tener mucho cuidado habrá que pensarse bien por donde tirar no creo que tengamos ningún mapa para poder orientarnos, tendremos que ir a ciegas...

Escucho las palabras de Ogna hacia su persona. No gracias, me encantan los animales y no quiero que sufra ademas de todo el peso que lleva. Después de estas palabras se quedo junto a sus compañeros y espero a que ellos se decidiesen por donde ir.

Zanc se acercó con cuidado a cada una de las pesadas puertas de madera maciza. Un examen desde más cerca indicaba que las puertas no estaban ancladas a ningún tipo de bisagra, simplemente estaban encajadas mediante presión. La humedad había hinchado tanto la madera a lo largo de los años que podían percibirse grietas en los bordes de las puertas, sin embargo conseguir extraerlas iba a ser difícil para una persona sola. Todas eran de la misma manufactura pero la que taponaba el acceso a la estancia central presentaba algunos agujeros pequeños a ras de suelo, seguramente roídos por las ratas. Lo único inquietante de ellos es que eran lo suficientemente grandes como para que un gato pasase a su través.

Cuando Zanc se acercó hasta allí podía escuchar claramente los chillidos de las ratas en su interior.

Ogna avanzó pisando por donde pisaba el gnomo, iluminando con su luz al druida. Observó las puertas con curiosidad, esperando reconocer la manufactura o los grabados. ¿Cómo de grande sería todo aquello? Rebuscaba en su cabeza cualquier historia que pudiera haber leído sobre algo así. Al ver los enormes agujeros hechos por las ratas se paró en seco.

-Pffff, que asco.

Zanc se detuvo en seco en frente de la puerta cuando escuchó los ruidos de los roedores, sus ojos se abrieron como platos al ver el tamaño de aquellos agujeros, mas que ratas, aquellos bichos deberían ser monstruos.

Poniendo el dedo en sus labios, dio a entender que hicieran silencio, mientras se acercaba sigilosamente hasta donde estaba el grupo y los reunía para informar lo que había descubierto... -Las puertas están atoradas por el tiempo que llevan sin ser usadas, sin duda alguna será una tarea difícil para ustedes el abrirla, pues con mis capacidades es casi imposible que pueda hacer algo, sólo se necesita de fuerza bruta para lograr abrirlas... pueden estar tranquilos, no he encontrado señal de trampa alguna en el recinto.... Pero en ese lugar- Dijo mientras apuntaba con su dedo a la puerta con los agujeros de ratas enormes y se ubicaba detrás del fornido enano Kormack -He escuchado los chillidos de una colonia de ratas, que juzgando por el tamaño de los agujeros, deben ser unas enormes ratas monstruosas!!! - Exclamó con tono exagerado, para después hacer una pausa y observando hacia arriba a sus compañeros agregó - Aunque par ustedes, la gente gigante, no debe ser la gran cosa- Añadió con cierto tono de alivio... -¿Que hacemos?- indagó mientras se mantenía seguro detrás del fornido enano y no despegaba el ojo de la guarida de ratas.

La muchacha ignoró los comentarios del enano, ¿acaso aquella joven se había ofendido con las palabras del torpe guerrero? Kormack se rascó la cabeza en busca de respuestas, pero sólo llegó a una conclusión. Era mejor no hablar del tema, ¿quién sabe lo que pasaba por la cabeza de aquella chica atormentada? Realmente parecía una buena chica, pero su cara denotaba que había vivido tiempos mejores y también tiempos oscuros.
Zanc se presentó con el grupo y explicó todo lo que había visto. Bien, buen trrrabajo, muchacho. Si querréis abrrrrir-re gustoso esas puerrrrtas. Las rratas no serrarán ningún problemas... No temo a orrrrcos ni a trrrrasgos parrrra temer a unas simples rrratas! Decía con un ojo medio cerrado* y los brazos cruzados. Vamos pues... igual las ratas duermen sobrre mi oRo... Nuestro... si, si claro nuestro oro... 

No se separaba de Ogna ya que no confiaba en dar pasos en falso y permanencia situado detrás de ella. Sujetaba a Dientes e iba acompañado por su lobo. Escuchaba las palabras del gnomo y empezó a prepararme por una futura batalla cuando Ogna se paró alumbrando el camino Traishor. Soltó las riendas de Dientes y espero para saber si tenia que sacar de la mochila su arma a distancia o si solo con el bastón le serviría para defenderse del posible ataque.

Para Ogna aquellos símbolos ornamentales tallados en las puertas no pertenecían a ninguna raza que en su ciudad de origen se considerasen civilizadas. Probablemente, si Spujnur no se equivocaba al decir que este tor era realmente Torrealta, donde ahora se encontraban podría tratarse de un túmulo funerario de alguna raza goblinoide. Ciertamente todo apuntaba a ello teniendo en cuenta el poco detalle que los constructores habían dado a la estancia. Incluso los ahora raídos tapices no parecía que hubiesen sido gran cosa originalmente.

El suelo era plano y no había signos de que descendiese a las profundidades, por lo que teniendo esto en cuenta el túmulo no sería mucho más grande que la base de estructura rocosa.

Y allí presto iba el enano a abrir aquella dichosa puerta. Guardó escudo y hacha, para remangarse los brazos. Fue a la puerta y Hmmmmpffh! El solito abrió la puerta sin necesidad de ayuda. Obviamente era un digno heredero de la familia Quebrantahuesos. Un enano de la escarcha!

El enano agarró la puerta aprovechando los agujeros de la ratas para tirar y hacer palanca. Con un crujido. que fue más una protesta que otra cosa, la madera cedió poco a poco hasta que con un gruñido de Kormack se abrió por completo. Una bocanada de aire frío golpeó la cara de los compañeros que aguardaban en la sala. Ante ellos se abrió un pasillo con una oscuridad insondable excepto para los acostumbrados ojos de Zanc y Kormack. Las telarañas, que habían crecido durante siglos, llenaba casi todo el espacio y tras ellas, sobre unas cajas de madera unos ojos rojos miraron con curiosidad a los recién llegados. Los roedores eran tan grandes como se podría esperar teniendo en cuenta los agujeros que habían dejado en la madera. Por sus chillidos de nerviosismo parecía como si en cierto modo estuviesen poseídas y se estuvieran preparando para lanzarse contra el grupo. 

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Zanc estaba más que preparado para cuando Kormack abrió la puerta de par en par, el sonido de los chillidos fueron la señal que hicieron que el Gnomo se moviera con velocidad pasmosa ubicándose detrás del fornido enano, dejando escapar una certera flecha que voló rauda y veloz por en medio de las piernas del enano e impactó de lleno en una de las enormes ratas.