Partida Rol por web

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Pankheru. La luna llena ilumina Albur desde el cielo...
Pocos caminantes en sus calles, mitos y leyendas recluian a sus habitantes
en la ¿seguridad? de sus hogares...

Espectros oscuros se adueñaban de la noche, y maleantes e incautos caian
en sus manos...Cada vez eran mas las luces que no se dejaban ver, tras
una maraña azabache...

Las fuerzas sombrias de Pankheru eran temidas por todos, vistas por muy pocos,
no superadas por nada ni nadie...
 

5pp para el pozo

La reina de los sirénidos, la emperatriz de los mares se sentía inquieta debido a la reciente aparición de ejércitos que surcaban sus aguas. Debía averiguar qué tramaban los nuevos marinos y si consistían en una amenaza para su imperio. Anteriormente hubiera atacado sin más, pero como ahora los tiempos eran otros, la reina decidió mandar una delegación en su nombre para averiguar un poco más sobre estos seres de dos piernas que nada tenían que ver con su elemento.

Dejando de lado esta cuestión, ella se sentía satisfecha con lo que estaba logrando. Gracias a su férreo control, los sirénidos se mantenían unidos bajo su voz y en todo el océano, su persona era respetada y temida. Esa fama estaba llegando a la superficie y ella lo sabía pues ya los primeros visitantes de otros reinos habían comenzado a llegar y a admirar su poderío. Sin embargo, para demostrar que eran los más fuertes, la Perla de Pyaray ordenaba a sus cantoras ejercitar su voz a la vez que realizaban maniobras de combate junto a los dragones submarinos, logrando una mezcla de encanto y fuerza bruta arrolladora. Mejor no les podía ir.

Faltaba un último punto en su agenda a resolver. Infructuosamente había buscado la ruta de los traficantes de esclavos y no la había hallado. Era hora de establecerse cerca de la gran Grieta. Seguramente, desde allí, sería más fácil hallar a esos karrdum, esclavos a su vez del gran dragón de la antigua era. Así que sin más dilación, se dirigió junto con un ejército hacia el mar del oeste en busca de un nuevo lugar desde donde sentar su poder.

En Albur entera habia sido lanzada la advertencia, y todas las razas respetaban el territorio de los gigantes, pocos habian tan necios como para declarar una guerra abierta a una raza que defendería con su vida las ruinas reconstruidas de la Ciudad Gigante de Talruum. Los gigantes se acomodaban a las guardias sobre el enorme muro de piedra mientras otros recorrían los caminos junto a los Kohiri, y veían a los Vurmak sobrevolar sus cabezas.

En Hydratan, se nutrieron de conocimientos acerca de los nayas y los sirénidos, los Kohiri les traían historias de todas las razas del mundo y los gigantes se relamían a cada relato de cada vurmak o kohiri, ávidos de cuentos y fábulas, los gigantes, que se encontraban en su época más militarizada de su historia, era cuando realmente se encontraban en paz.

Muchos años han tenido que pasar, para que los gigantes se dieran cuenta, que para que haya paz, primero se debe forjar la espada y alzarla con severidad, con tal de hacer saber que quien deseara perturbar la paz, se tendría que ver las caras con el frío acero de cien defensores de la tranquilidad. ¿Pero hasta cuando podría valer, simplemente alzar la espada?

Un enorme territorio se adivinaba por el horizonte ,murallas del tamaño de montañas marcaban el limite d ela vista mientras el elemental cruzaba las tierras de los inmensos gigantes en busca de paz.

Cuando llego a las puertas de Talrum grito a los vigias.

-Mi nombre es Isrefel ,servidora del gran emperador de los elementales en su nombre venimos a pedir audiencia con vuestro señor oh poderosos gigantes

La muralla, sin ninguna puerta, se abre como una gran boca de tierra y un gigante tatuado se presenta

Soy Hoyuh, señor del consejo de Eruditos, Uviel bien habló del reino de los elementales y pues, sois bienvenida a nuestra ciudad Isrefel *

Hoyuh comprobó que venía sola y tras pasar, la tierra se desplomó con muchisimo ruido dejando de nuevo una pared terrosa a sus espaldas, el gigante echó a andar por una ciudad, en la que a cada instante daba la sensación de que alguno de sus enormes habitantes le fuera a pisar, pero la ágil elemental se escurría bien aprovechando el paso que Hoyuh le abría.

El Rey Kilombo debe andar por aquí - Isrefel pudo ver entonces la diplomacia gigante al oir gritar a Hoyuh el nombre de su rey a viva voz

KILOMBOOOO, REY KILOMBOOO

¿Debe gritar así su nombre? - Preguntó Isrefel, Hoyuh se encogió de hombros y respondió: Es su ciudad, ¿no?

AQUIIIIIII - Respondió una voz profunda como un pozo, Hoyuh metió a Isrefel en un lugar lleno de vapor, en unos baños, el supuesto Rey Kilombo se daba un caluroso baño cubierto con una tela y acompañado de otros dos barbudos gigantes.

Os traigo a Isrefel, emisaria del reino de los elementales, aquí es cuando os dejo sola - Hoyuh guiñó un gigantesco párpado a la elemental y volvió calle abajo hacia la muralla.

Sed bienvenida Isrefel, soy el Rey Gigante Kilombo, ¿en qué puedo ayudaros?

Isrefel se acerco al rey gigante.

Vengo en nombre del emperador Uriel,traigo multiples recuerdos de su parte.

Realmente quedo impresionado por las palabras que le fueron transmitidas por el emisario que enviasteis.

Y segun sus palabras:

Grandes y poderosos son los gigantes ,sin duda una gran raza fuerte y unida que siempre recibira sus respetos.
Pero aun asi han llegado a sus oidos sonidos de tambores de guerra,peligros que podrian golpear a tan explendida raza como la vuestra y eso es algo que el no querria permitir.

Por ello con sus mejores deseos,os advierte que hay otros que podrian acabar con la paz en vuestro reino,y tambien os envia unos regalos para hacer mas grande hoy si puede la leyenda de los gigantes ,criaturas inmortales de Albur.

Aqui teneis un barril de la Ambrosia,una bebida naya muy antigua.
Unos planos de nuevas armas que encontrareis increiblementes utiles pues estan creadas especialmente para vuestra raza,se denominan aplastacraneos esta forjada a medida y de forma que aprovecha 100% la fuerza para hacer elmaximo daño posible a vuestros enemigos.

Ademas esta fabricada con un metal especialmente escaso traido de tierras lejanas del sur del reino de procellae,os traemos solo 2 armas pues apenas teniamos metal suficiente ,pero de donde vinieron tenemos constancia de que poseen grandes minas.

Tambien la piedra de luna una mezcla de tierra y rocas acuaticas que da una fortaleza mayor preparada para fortalecer murallas.

Y para acabar conmigo traigo a Samael un util maestro del combate que sabe de tacticas,esrategias y combate cuerpo a cuerpo con armas que podra ayudaros a adiestrar a vuestros hombres en el arte de la guerra y con los aplastacraneos peus es el que creo el estilo de lucha con ellos.

Como veis mi señoros tiene en muy alta estima y envia muchos presentes para que ambos reinos puedan mantenerse en paz y sean grandes amigos y aliados...

 Las reclamaciones de los gigantes de una militarización eran cada vez mayores, aun dolidos por la perdida de Talruum miraban con recelo a todos sus vecinos, se militarizaban y exigían a sus aliados que hicieran lo mismo.

Finalmente Hipocea accedió a que un grupo de kohiri se entrenaran como guerreros profesionales, a partir da la información facilitada por los Vurmaks sobre las otras razas y su forma de luchar un grupo de Kohiri empezo a entrenar, fueron llamados Los Sombrios, porque el camino de la guerra es oscuro

Tras la partida de Cícero el Templo del Coraje no perdió su esplendor. En éste permanecieron las ostentosas decoraciones que se habían usado en la ceremonia que allí había acontecido recientemente. Dieron al templo un aspecto más solemne, que seguramente impresionaría a todos los extranjeros.

Más allá todo iba viento en popa. El intrincado Templo de Maaji había sido emplazado junto a una cascada, el lugar perfecto para aprovechar la fuerza del agua. Cícero había sido muy explícito a la hora de decir cómo quería exactamente que fuese la nueva ciudad.

Paseaba a todas horas por su creación, desatendiendo otras tareas por el mero hecho de admirar su nuevo templo. Encontraba todas y cada una de las imperfecciones del gran edificio y las transmitía a los hermanos albañiles para que las arreglaran de inmediato. Incluso después de ser terminado el Templo de Maaji siguió mejorándose por obra de su célebre arquitecto.

Un día propuso algo extraño entre sus hermanos. Deseaba que aquellos capacitados para el combate se dividiesen en dos grupos, atacantes y defensores. Los atacantes debían intentar asediar el templo, aprovechando todos los puntos débiles que Cícero había encontrado en su estructura.

Los leónidos se mostraron confusos, pero acataron las órdenes del recién nombrado Portador de la Llama y se lanzaron al ataque contra su propio hogar. No era más que un simulacro, por lo que no hubo más que heridos leves. Pero Cícero descubrió con ello las debilidades de su templo.

Él deseaba que su hogar se convirtiese en un perfecto santuario, un bastión inexpugnable para las injustas fuerzas exteriores. Llamó a sus aprendices más capacitados y les encargó la tarea de mejorar las defensas del Templo de Maaji con nuevos y complicados mecanismos capaces de hacer retroceder al más duro ejército.

El tiempo fue pasando y la pequeña ciudad prosperó cada vez más y más, convirtiéndose en un lugar donde los leónidos más intelectuales se reunían para debatir. Pero sus puertas, pese a su sólida apariencia, dejaban paso a los viajeros de otros pueblos deseosos de conocer la cultura de los Har-Ail. Pero el lugar no reunía sólo la cultura, los ingenieros de La Maestría habían estado investigando durante mucho tiempo el potencial de las máquinas de guerra.

Comenzó a rumorearse que, tras las puertas de Maaji, algo extraño se estaba construyendo.

Kilombo quedó impresionado por cuando Israzel le traía, su flameante cuerpo era hipnótico, las ascuas quedaban a sus pies mientras sus palabras salían como chispas de su ser, y los dos eruditos barbudos de los baños empezaron a hablar entre ellos, quien podría estar planeando un ataque contra Talruum, las tropas debían movilizarse y aplastar a los conspiradores en un ataque preventivo, no podía haber ninguna oportunidad para los insurgentes.

Tal vez los codiciosos dragones, tal vez los soberbios tvus, quizá los aparentemente tranquilos nayas o los belicoseros sirénidos, cada una de las razas de Albur tenia motivaciones igual de absurdas para atacar a la única ciudad de los gigantes.

Damos gracias a tu gente, y damos gracias a Procellae. A los elementales del aire y a los de fuego, asi como a todos sus hermanos

Esta información nos resulta confusa, ¿Quién exáctamente desea la destrucción de nuestra gente?

Si consiguiérais pruebas suficientes el pueblo gigante tendría una gran deuda con vosotros, y podríamos aplastar a nuestro enemigo o al cabecilla que esté mandando emisarios a otros pueblos. Nosotros, aunque no seamos muy duchos en el espionaje y el robo de información, haremos cuanto esté entre nuestras gigantescas manos por encontrar un hilo que nos señale donde está el centro de toda esta maraña de elucubraciones

De todas maneras, vuestro pueblo no debe temernos en absoluto, no lanzaremos un ataque a los elementales

Samael, estratega de fuego y portador de guerra, quedas invitado a formar parte de nuestro consejo, para aportar tu opinión tan válida como la mía propia en tiempos de guerra o de paz.

Uno de los eruditos barbudos se puso en pie dejando que cayera la toalla y mostrando sus vergüenzas mientras con total gallardía se prestaba a la relación con los elementales- El vuestro es un pueblo desconocido para nosotros, yo Melzor, me presto a escoltaros de vuelta a vuestra ciudad Miss Israzel, y pasar allí un tiempo si es de vuestro agrado, averiguando cuanto podais enseñarnos y admirando obras que puedra transformar en bellos relatos para traer a Talruum.

Las Golondrinas viajaban a gran velocidad sobre la superficie marina dejando una estela de espuma blanca a su espalda, la misión que le habían encomendado a Aerleem era sencilla. Niña, le había dicho su Madre,  debemos crecer y unir a nuestro pueblo, construir nuevos establecimientos donde poder interactuar con el resto de los pueblos.

El sirénidos envidos por su reina se hizo presente ante  una embarcación de los corsarios grises que patrullaban los alrededores de Gäldale. Estos atentos ante tal contacto se prepararon para morir en defensa de su madre, siendo inevitable que muchos de los marinos temblaran ante tal enfrentamiento. Tiempo atrás aquellos seres del mar habían reaccionado hostilmente con todas las razas dando lugar a la leyenda que corría entre los marinos de que eran seres diabólicos, asesinos desalmados que atacaban sin razón alguna.