Partida Rol por web

Imara bajo del carruaje mirando con curiosidad la posada, de nuevo su vida se encontraba en juego en un lugar así lejos de lo que eran sus lugares de costumbre. Entro junto al resto asintiendo a las palabras de Maeve, aunque esperando que los hombres se encargaran de parecer que lo tenían prisionero.

Quedándose esperando la reacción del resto ante la mirada del viejo, aunque no se imaginó que Mabuz terminara diciendo que sería divertido.  “Espero que sea corto, ya vimos cómo se divierten ellos.” Comento ella mientras iba hacia la mesa.

"Cierto es, Maeve. Menos mal que tenemos una líder como tu, que si no..."

"Roderigo, espero que no te importe, pero... necesitaremos darle verosimilitud al asunto. Mabuz ¿Crees que podrías hacer con Roderigo ese truco tuyo, de dominar la voluntad de una persona? En el momento necesario, rompeis el hechizo, y listo"

"También necesitaremos CREAR una historia... ¿Que tal si durante nuestro tormento, que se hizo durante todo el dia y toda la noche, uno de nosotros consiguió liberarse, alimentarse de nuestro carcelero -un mortal-, y a base de la fuerza nacida de la desesperación, y un poco de suerte, encontramos la armería, y pudimos abrirnos paso"

"Casi todos logramos salir, CASI todos. En el camino de salida, Mabuz descubrió su poder hipnótico, y logró enviar a algunos soldados a luchar... y a Roderigo nos lo llevamos ¡Alguien tenia que conducir el carro!"

Se gira hacia Don Carlos extrañado: Son dos pobres humanos, no deberíamos hacer referencias a nuestro nuevo estado....está bien para más adelante pero ahora simplemente somos viajeros de paso ¿no? Luego se vuelve a Maeve, Roderigo es el único humano y el único que podrá moverse con libertad durante el día, quizás no deberíamos eliminarnos esa baza hasta que sea estrictamente necesario.

Sonreí tranquilizadoramente a Mabuz.
- No me refería a que lo lleváramos atado y amordazado, sólo pretendía que lo recordáseis cuando los encontremos... - luego me volví hacia todos- Bien, me parece bien la historia, ¿quién y cómo logró liberarse?

"Mi maestro me dijo que puedo controlar las emociones de los demas y soy algo linda..." comentaba luego de Maeve con algo de timidez y humildad. "Yo podria haberme liberado convenciendo al guardia, seduciendolo con mis poderes." dijo sonriendo timidamente. "Cuando me libero, lo mordi en el cuello hasta que quedo desmayado...entonces fui por ustedes. Que les parece?" pregunto para ver si agregado al relato sonaba convincente.

Me quedo impresionado por lo que ha dicho
¿Hacer que la gente se enamore de ella? ¿Seducir sólo con una mirada, con su presencia? Es un poder terrorífico.

Por otro lado, tambien es terrorífico que por el resto de la eternidad tengamos que beber de los humanos para seguir con vida...

"Es buena idea. Y el resto es mas o menos lo dicho. Pues si tenemos coartada... ¿Que tal si entramos?"

Tras entrar y colocaros en la mesa indicada por aquel "amistoso" posadero, seguís hablando, pero esta vez es una conversación algo mas relajada. Roderigo os acompaña, pero tal y como habéis quedado con él, ha dejado sus pocas pertenencias en el carro, en la lógica de, si era prisionero dominado, serlo en todas las consecuencias.

Seguís ahí charlando, hasta que de pronto, se hace un extraño silencio en aquel lugar. El silencio prolongado, aumenta la tensión. Paseáis la mirada por la sala y volvéis a tener esa inquietante sensación de opresión ante una extrañamente vacía posada.

Entonces una voz conocida con un marcado acento italiano se escucha a vuestro lado

 Por favor, tomad asiento para que podamos discutir como personas civilizada lo que queréis de la Conspiración de Isaac

Giovanni se dirige a vosotros sentado tranquilamente en una de las largas mesas de caballetes, en el centro de la habitación, donde hacía unos segundos no parecía haber nadie en absoluto.

Uno a uno, los demás conspiradores se revelan ante vosotros entre maliciosas risitas. Algunos saliendo de detrás de las cortinas o dejando a su alrededor hilos de humo que se desvanecen en cuestión de segundos.

Estan todos y cada uno de vuestros "padres," y os observan con una mezcla de admiración y sorpresa mientras se acercan a vosotros

Aquella tensión extraña que inundo el lugar la hizo ponerse en alerta, incluso en su mente adivino la razón por la cual ocurría eso antes de escuchar la voz del Giovanni. Igualmente se sorprendió casi saltando de la silla al escuchar aquel tono y acento.

Escucho las palabras del ex lord, pero su mirada se dirigió a su “padre” el cual aún le aterraba y le hacía tocarse el rostro involuntariamente. “Es justo lo que queríamos. Queríamos hablar con ustedes.” Termino diciendo sin saber porque se adelantó a las voces de su grupo que siempre sonaban primero.

Y así se pudrían los planes como la fruta al sol; de nada servirían tácticas o engaños, esos vampiros habían conseguido permanecer ocultos y si ellos podían con solo unos días de no vida dominar a un humano o inducirle órdenes ¿qué no podrían esos antiguos vampiros sobre el grupo?

Salió del grupo dando unos pasos y tomando asiento, quizás pudieran salir de allí de una forma pacífica. Aunque hizo una leve inclinación a modo de saludo a Giovanni centra su mirada en Lady Alisa...ella estaba preocupada en la mansión por si alguno de los recién convertidos sobrevivía al ataque de Hardestadt y resultaba que casi todos lo habían conseguido.

Luego miró de reojo a Roderigo para ver su reacción, era la segunda vez que el humano les llevaba a presencia de Giovanni y no podía ser casualidad ¿estaba jugando a dos bandas? 

El hombre encarna una ceja ante las palabras de Imara.

¿Y de que se supone que debemos hablar?- pregunta, curioso ante aquella extraña situación.

Me adelanté en ese momento y miré al vampiro con la cabeza alta, mientras trataba de explicarme lo mejor posible en aquel idioma extraño para mí:
-Cuando Hardestadt llegó, no nos mató, como creímos que haría. Nos capturó... Odín sabe para qué. Pero mientras estábamos encerrados, fuimos descubriendo poco a poco que nosotros también teníamos cierto tipo de... Habilidades. Imara, aquí presente, logró seducir y atraer a uno de los guardias, que no parecía ser como nosotros, sino un humano que trabajaba para ellos, lo mordió y le quitó las llaves. Por suerte, casualidad o por puro instinto encontramos la salida a la calle y de paso, la armería. En nuestra huída perdimos a varios compañeros, pero los que estamos aquí hemos logrado sobrevivir. Y entonces, no sabiendo qué más hacer, vinimos a buscaros.
Terminé y miré a Don Carlos, a ver si se le ocurría o creía conveniente decir algo más, pues me fiaba de su criterio.

"Y aqui estamos" digo mirando a nuestros "Padres" "Somos ocho supervivientes, fugados de unas mazmorras donde solo el diablo sabrá que nos iban a hacer. Y por pura fortuna nos volvemos a encontrar... comensales"

Hay una cosa clara: Ellos intentaron COMERNOS. Luego nos dieron el poder... solo para que muriésemos a mano de un enemigo ¿Cómo demonios podríamos FINGIR siquiera que les tenemos aprecio? ¿Cómo podría ser CREIBLE acaso?

"Pero hay una cosa que es innegable: Hardestat. El señor del castillo de donde escapamos. Un nombre que escuchamos de vuestros labios mientras brindabais con nuestra sangre. El nombre de nuestro carcelero. Y aunque sea solo porque nosotros descendemos de las vuesas mercedes, él es ahora tan enemigo nuestro como lo es de las ustedes, señorías"

"Vuestra huida del Castillo Giovanni muestra que a sus señorías no os conviene un enfrentamiento directo con Hardestat y "Los Fundadores". Y nuestra fuga de la mazmorra y que hayamos sobrevivido hasta ahora con sólo lo que el instinto y las leyendas nos murmuran muestra que somos sagaces y resueltos"
"Aunque no haya amor entre padres e hijos, tan cierto como La Sed es que podemos... beneficiarnos, y ayudarnos en estas noches: Vuestra empresa, la condena del Capadocio, y la nuestra de descubrir QUE somos"

La coartada había sido creada, y aunque hubiésemos esperado usarla bastante más adelante, estabamos nuevamente frente a aquellos que nos habían creado. Casi sin habernos dado tiempo a inventar nada. Suerte que Don Carlos, Maeve e Imara eran rápidos. Aunque ahí estaba la duda de si nos habían escuchado.

Mi mirada viajó de Giovanni a mi creador. Aquel por el que sentía una atracción que aún no era capaz de explicar. Aquel que me había convertido en lo que ahora era y que de algún modo, me había abierto los ojos a la verdad. No obstante, no mantuve la mirada mucho en él, ni en los ojos de ningún otro, pues sabía que eso ya suponía una clara desventaja para mi.

- Don Carlos tiene razón. Puede que vuestra intención no fuese que sobreviviéramos, pero haberlo conseguido os demuestra que valemos más de lo que creíais. Separados, ha quedado claro que no podemos hacer más que escapar, y eso con suerte. Juntos... juntos quién sabe lo que podríamos llegar a hacer.

Traté de sonar con fuerza y con total convicción.

¿Sabían que estaban mintiendo? ¿Tendrían espías en el castillo de Hardestadt? ¿Les habría avisado Roderigo de que iban hacia allá? No pensaba añadir nada a lo que habían dicho ya los demás, empezaban a ser sospechosos, tan interesados en que les creyeran.

Y sin embargo, yo no me quedaba a gusto... Tan malvados me parecían los de una facción como los de la otra. Estaba claro que a pesar de todo, lo quisiéramos o no, estábamos inmersos por completo en esa guerra, pero ¿de qué bando?

Evidentemente ellos nos habían dejado para morir y nos querían asesinar a sangre fría previamente... Pero Hardestadt tampoco era Santo de mi devoción. Si no hubiera sido por aquella mujer, también él nos habría matado. Entonces, ¿cuál era nuestro sitio en aquel mundo nuevo? ¿Cuál nuestro lugar en el nuevo estamento? ¿Qué debíamos hacer? ¿Con quién debíamos luchar para recuperar al menos parte de lo que habíamos perdido? Y, lo que era más importante, ¿contra quién?

No dejaba de recordar a mi familia, a mi marido, a mis hermanos, a mi hijo... ¿Cómo se lo tomarían? ¿Me aceptarían así? ¿Qué dirían? ¿Podría volver a verlos alguna vez? Estas preguntas se colaban en los recovecos de mi mente, tratando de sobreponerse a la más acuciante situación del momento.

Sacudí la cabeza y miré a todos los presentes, uno por uno, fijándome en todos ellos, observándolos a todos detalladamente, salvo a mi mentor, a quien no quería ni ver. Vigilaba mientras mis compañeros terminaban de hablar, atenta al más mínimo movimiento.

Se sintio aliviada cuando sus compañeros respondieron a la pregunta del Giovanni con precision en sus palabras, por lo que lo unico que tuvo que hacer ella esperar que le creyeran. Aunque tambien fingio algo de seguridad cuando Maeva contaba el relato que habia dado ella como la razon por la cual escaparon de las celdas. Queria verse capas de hacerlo y en cierta forma con lo que habia aprendido de sus poderes, tanto en la batalla como antes de salir del castillo, es que era muy posible que hubiera logrado esa tarea.

"Es como dicen mis compañeros y es por eso que pensamos en pedirles ayuda si es que los encontrabamos, esperando que con nuestra muestra de supervivencia nos pudieran valorar como posibles aliados." agrego con una voz suave buscando la mirada de los vempiros que habia perdido a quienes crearon, buscando tal vez algo de tristeza en ellos aunque fuera muy poco probable.

El hombre os sonríe al escuchar vuestras palabras, mientras mira al resto de sus compañeros.

Veo que nuestros chiquillos pueden sernos realmente útiles en nuestra misión, ¿no creéis?- el resto de aquella extraña conspiración asiente ante Giovanni. Es extraño pero os da la sensación de un ambiente "agradable" en aquella sala. Desde luego, ambiente que no tiene nada que ver con el primero que tuvisteis cuando conocisteis a todos ellos- desde luego, habéis demostrado vuestras habilidades escapando de Hardestadt y logrando capturar a uno de sus siervos- dice en referencia a Roderigo, el cual se había mantenido en un discreto segundo plano hasta ahora- ya veremos que hacer con él-añade.

A pesar de lo que podáis pensar, la cena a la que asististeis  no era solamente una orgía de sangre. Nos reunimos porque compartimos la idea de que uno de nuestra especie debe ser eliminado, el que se hace llamar Japheth Capadocio.

El elevado tono con el que pronuncia estas palabras es estremecedor. Mientras, los demás conspiradores escuchan atentos sin perder detalle de vuestras respectivas respuestas:

Si queréis mostrarnos lealtad; uniros a nuestra causa y no os faltará de nada. Os doy mi palabra.

- No descartamos uniros a vuestra causa, señor Giovanni -respondí a sus palabras con el tono más conciliador posible-; al fin y al cabo, vosotros sois nuestros... ¿cómo dijo aquella mujer? ... ¿sires? -miré a Carlos para que me lo confirmara, pues sabía que tenía muy buena memoria para ese tipo de cosas, y continué- sin embargo habéis de entender que nosotros estamos ahora hambrientos de respuestas. Necesitamos dar solución a las grandes preguntas que tenemos ahora en nuestra cabeza para poder actuar con decisión. Y las primeras son, por supuesto, ¿quién es ese tal Japeth? ¿Qué tiene que ver Hardestadt con todo eso? ¿Y por qué hay que librarse de ellos? Ahora mismo estamos perdidos y sin respuestas...

Trataba de conseguir respuestas para todo aquello que rondaba por nuestras cabezas, pero tratando de que no pareciera que desconfiábamos de ellos. Sólo queríamos conocer, nada más. Entonces una nueva pregunta surgió en mi cabeza, acuciante y puntiaguda. ¿Era cierta sólo esa leyenda, o todas las demás?

-Y una cosa más -aventuré entonces- por el camino me separé del grupo un momento... me interné en el bosque y me atacó... algo... un varulv... ¿cómo se traduciría? ¿hombre-bestia? ¿hombre-lobo? Por muy extraño que parezca, eso sucedió... me disponía a luchar, pero cuando lo vi sabía que no tendría ninguna posibilidad... incluso ahora. Si no hubiera sido porque don Carlos me sacó de ahí volando, no lo habría contado. ¿Cuántas leyendas más son verdad? -les pregunté entonces, sin darme cuenta de que estaba haciendo demasiadas preguntas ya, necesitaba saber, y lo demás en ese momento no importaba- ¿cuántas criaturas que sólo existían en nuestra imaginación existen realmente? ¿Y cómo de fuertes son... comparados con nosotros ahora?

Imara hizo el esfuerzo para no suspirar aliviada al ver una reacción positiva en el Giovanni y sus compañeros conspiradores. Tomo los halagos de este aunque en verdad no le importaban mucho, sino sus palabras del amable cochero.

Entonces nombro de nuevo Japheth Capadocio, la posible víctima de todo este grupo. Se disponía preguntarle de este, cuando Maeve se le adelanto. “Si sería mejor para nosotros entender más de esto, de este enfrentamiento entre ustedes, que los ha llevado a conspirar.” Comento esperando tal vez con algo de ingenuidad que se notara un lado bueno en este conflicto porque en verdad ambos grupos no se lo parecían para nada.

Entonces dirigió su mirada al cochero. “Si me permiten podría ayudarlos con el cochero, he hablado un poco con él mientras nos llevaba al castillo de usted y luego cuando pudimos escapar.” Se ofrecio en parte para no dejarlo solo con estos demonios.

 Preguntas directas al grano, como debe de ser- dice Giovanni mientras sus ojos se posan en ti- nuestra intención es matar al Cappadocio- responde.

 El Capadocio esta sumido en una terrible locura, nadie ha podido hacerle entrar en razón des de que todo esto empezó.

 Claudius, un miembro de alto rango de su mismo clan, considera que tiene el deber de eliminar a Japheth antes de que su mal destruya al resto.

 Es por esto por lo que he accedido a ser el 13º en nuestra impía cábala y conspiro contra Japherh. Sé que me convertiré en anatema para algunos, pero Japheth debe ser detenido. Cree literalmente que puede convertirse en Dios sobre la tierra, y debemos comprobar su locura antes de que pueda causar un gran daño. Quienes nos hemos reunido aquí esta noche no somos sino unos pocos de los vástagos que comprendemos que a veces hay que enfrentarse a la marea para hacer lo mejor para todos. Nuestros ojos están abiertos, Dios está de nuestro lado: no fracasaremos. 

Calla durante unos instantes y luego continua: Hardestadt simplemente es un elemento indeseable que ha tratado continuamente de oponerse a nosotros, pero poco va a poder hacer para impedir nuestro plan- no dice mucho mas al respecto. 

Tenéis dominio sobre vuestras almas inmortales. Nadie os obliga a escoger el mismo camino que vuestros padres. Me gustaría contaros entre mis favorecidos. Por supuesto, aquéllos a quienes mi familia y yo consideremos culpables perecerán sin duda con inimaginable dolor e ignominia. Estoy seguro de que habréis oído susurros sobre los poderes que la nigromancia puede otorgar a quien sabe practicarla... de cómo puede retorcer el alma y atarla para siempre, sangrante y chillando, a su cáscara mortal. ¡Estas historias son ciertas! Podemos hacer eso, y mucho, mucho más, a quien incurra en nuestra ira. 

Así que, decidme, escoged ahora sabiamente, y tomad una decisión. 

¿cuántas criaturas que sólo existían en nuestra imaginación existen realmente? ¿Y cómo de fuertes son... comparados con nosotros ahora?

 Vaya, que hayáis tenido un encuentro con un Garou me deja sorprendido, y mas que estéis vivos para contarlo. Hay muchas criaturas sobrenaturales que habitan en este mundo, pero mas adelante hablaremos de esto si queréis. Ahora quiero una respuesta. De todos.