Partida Rol por web

Logan también abrió fuego contra los herejes, pero la precaria situación de Malakias le distrajo lo suficiente para que sus disparos erraran el blanco. 

Illium, desde su posición elevada, apuntó con su rifle de plasma y disparó directamente hacía uno de aquellos traidores. Pero él no estaba escondido como los Tanith y el hereje vio venir el ataque apartándose a tiempo evitando la bola de plasma supercaliente que seguramente lo hubiera frito como un filete de grox.

Malakias estaba en muy mala situación. Se vio incapaz de colocarse de pie, y al hacerlo se resbaló uno de sus manos que lo mantenían aferrado a la pasarela lo que provocó que se cayera y acabara suspendido en el aire con una mano agarrando con fuerza un cable... - ¡ayuda! - llegó a gritar pesa del pánico

Apunto otra vez contra el siguiente y vuelvo a impactar le en la cabeza atravesando culquier protección que tuviera

-Gak -susurró Stigga mientras veía como Malakias se mantenía aferrado a uno de los cables para no caer al vacío. Mantuvo la cabeza fría y dijo a su ayudante que disparara al mismo que ella, mandando un disparo directo hacia la cabeza del hereje que podría caer fulminado o, al menos, herido.

Tanto Zora como Stigga habían acabado con dos traidores más. El disparo de Zora perforó el cráneo de su objetivo y la energía del rayo láser disparado frió por completo el cerebro en un instante haciendo que cayera como un saco de patatas. En cambio, el disparo de Stigga, limpio y bien encajado mató al hereje después de ser impactado y que este profiriera un alarido de puro dolor... o ¿excitación? era difícil saberlo.

Armand, por su parte, volvió a asir con fuerza su arma y disparó nuevamente pero esta vez erró en su intento de acabar con alguno de esos perros.

Ahora les tocaba a ellos, nuevamente dispararon contra el maltrecho Malakias que se aferraba al cable que lo mantenía relativamente a salvo como si le fuera la vida en ello... (ironías de la vida, realmente era así) Esta vez le dieron tres de ellos, disparos mal hechos, sin apuntar, al tuntun, pero algunos lograban impactar y esta vez con una precisión terrible en varios casos, ya que hirieron de extrema gravedad al piloto, que comenzó a flojear en su agarre y tener la mirada perdida... - ¡VAMOS, YA CAE ESE CABRÓN! - gritó uno de los traidores en un perfecto gótico vulgar del Imperio.

Illium nuevamente apuntó a los herejes y dejó, tras apretar el gatillo, que una descarga de energía de plasma super caliente diera de lleno a uno de ellos. No lo mató en el acto, pero lo dejó muy herido, tanto, que hincó la rodilla después de gritar, aunque nuevamente el grito, pareció más bien un gemido que un alarido de dolor.

¡Eso es! -exclamó el médico- ¡Mátalos a todos! No dejes que se acerquen a mí.

-Hay que sacar a Malakias de ahí-dijo el explorador mientras volvía a disparar, sólo que en esta ocasión los rayos del arma salieron con muy poca intensidad. 

Y Malakias cayó. 

El alférez de la Armada Imperial no fue capaz de aguantarse y debido las terribles heridas que le habían infligido, no consiguió reunir suficientes fuerzas como para mantenerse aferrado al cable que lo mantenía suspendido en el aire. Con un alarido de puro terror, Malakias recorrió los treinta metros a plomo hasta caer frente a los herejes. 

El cuerpo del superviviente literalmente explotó. Sus miembros salieron despedidos, la cabeza se arrugó cuando el cráneo quedo reducido a nada mientras su cerebro y fluidos corporales salieron a presión por todos lados empapando a los traidores al Trono. Aquel mundo se había cobrado muchas victimas, y esta era una de ellas, una de las ultimas... sin pena ni gloria, lejos de sus amigos, Malakias falleció en un abrir y cerrar de ojos sin que nadie pudiera hacer nada para salvarlo.

Los herejes, que no eran cultistas, sino simples ciudadanos del Imperio, moradores de aquel planeta olvidado por el Emperador, no se quedaron impasibles ante aquel dantesco espectáculo, no... 

El enloquecido copiloto no pudo aguantar más y no pudo decir ninguna otra de sus estupideces. El doctor no creyó que el impacto fuera tan brutal para que su cuerpo se desmembrara de un modo tan grotesco, pero los mundos del Emperador son extraños en exceso.

Maldita sea -exclamó el médico cuando el copiloto se convirtió en estofado-. Ese era nuestro piloto.

Sin nave y sin piloto. De este planeta no vamos a salir nunca.

Después se quedó mirando lo que quedaba del cadáver, sin asomar demasiado la cabeza. No quería que le pegaran un tiro.

Vio caer a Malakias y no pudo evitar apretar la mandíbula. Era una situación que había vivido muchas veces, miles de veces en su colmena, ver morir a alguien conocido, pero en ese momento no la afectó demasiado pues en realidad solo se conocían de hacía cinco días. Si hubiera sido Logan o Zora otro gallo hubiera cantado- Gak -dijo mientras intentaba matar a uno de los herejes; pero fallaba estrepitosamente.

Logan no pudo hacer nada. Malakias finalmente perdió su precario agarre, y el suelo, tres decenas de metros más abajo, le dio la bienvenida. Aquel fue un espectáculo terriblemente desagradable. Aunque, probablemente, no era lo peor que Logan había visto... O sufrido, dado lo que paso con aquel puñetero loxatl. Sin embargo, si le costó un segundo volver al combate.

-¡Matad a esos hijos de Feth!-gritó cuando recuperó la compostura, disparando en semiautomático contra los herejes. 

Zora mira con cuidado. Apunta y dispara a la cabeza de el primer cabronazo que se da la vuelta mientras rumia. Os mataré a todos hijos de puta.

Armand vio como el completo loco desconocido del piloto cayó del puente al suelo, convirtiéndose en una masa informe de carne y vísceras. Era una situación habitual en su vida, no ya con desconocidos sino con camaradas y amigos cercanos, no obstante su muerte afectó al viejo soldado.

Ahhhh!! - Hijos de la grandísima... os despellejaré como conejos, os daré de beber vuestra propia sangre hasta que muráis atragantados, os...

Quizá por eso un agudo y potente grito salió de su garganta al tiempo que apretaba el gatillo, y una ráfaga automática salida de su rifle láser repiqueteo en el suelo. Afortunadamente parecía que no había ningún compañero herido, por suerte, no obstante el sargento continuaba un tanto inflamado por la rabia de la muerte del piloto.

Illium también se vio desbocado como su sargento, parecía que los Volpone no estaban hechos a según que eventos, y, mientras Armand disparaba a la nada, Ilium se escondió donde pudo y comenzó a gimotear como un niño que hubiera visto un fantasma muy real...

Mientras los herejes gritaban, morían a manos de los imperiales o huían del lugar, solo dos de ellos recobraron la compostura durante un instante y se dieron cuenta del tremendo marrón que tenían encima; estaban siendo masacrados y la necesidad de huir comenzó a ser imperante, a pesar de que uno de ellos estaba inconsciente por el shock y otros estaban bloqueados donde se quedaron, sin ser capaces de apartar la vista del cadáver destrozado de Malakias...