Partida Rol por web

Entro en el carro intentando aparentar tranquilidad a pesar de la gravedad de mis heridas. Miro a los dos humanos, me siento donde puedo y les saludo con un movimiento de cabeza. Estaba extenuado tras el esfuerzo realizado en el patio de armas, y la verdad es que ahora mismo tampoco me apetecía demasiado socializar.

-Veo que vosotros habéis sobrevivido la mayoría en nuestro grupo sólo nos salvamos. Esta belleza y yo-señalando a Arabella-Mi nombre es Giacomo Grillo, un joven artista de la lejana Tilea. ¿Cuales son vuestros nombres? Si pueden saberse, claro está.

Tras escuchar las palabras del humano, lo que si quedaba patente es que ellos eran luchadores también. Mi nombre es Magnar, procedo de Karak-a-karak. Respondo mientras me siento. Vosotros sabeis de qué va esto?

La mujer mira a los que meten en el carro tras ellos: varios enanos, un elfo y un humano. Parece que acaban de combatir como les pasó a ellos pero han sobrevivido más.

- Ni idea, nos cogieron por sorpresa mientras dormíamos - responde a la pregunta. Mataron al que estaba de guardia y nos inmovilizaron fácilmente. Nos trajeron aquí y nos metieron en una especie de aren a pelear con hombres bestia....¿y vosotros?

Bueno al menos aún estamos vivos y mientras hay vida hay esperanza, Ranald nos proveera de una opurtinidad y esta en nosotros aprovecharla.

Digo con evidentes signos de dolor mientras hablo. Con el rostro blanquecino por el dolor y el miedo a una infección de la herida.

Soy Ralf, estudiante de leyes.

Yo solo se que el culto de Khorne está detrás de todo esto. Pero no entiendo absolutamente nada de lo que está ocurriendo. Respondo malhumorado. No me gusta no conocer las cosas. Prefiero tenerlo todo claro y atado para poder decidir qué hacer.

Mientras vais haciendo las presentaciones, el carro es cubierto por completo por una sábana. Al rato, una orden y se pone en marcha.

Milla a milla, los días van pasando. 3 días llevais ya dentro de esa jaula viajando a no se sabe donde. Golpes por los baches, malas posturas, frio y una comida que parece vómito hacen que poco a poco vuestras esperanzas de salir de allí empiecen a esfumarse. 

Un fogonazo y un fuerte estruendo os despierta en medio de la noche. Poco a poco, la sábana que os tapa empieza a dejar filtrarse gotas de agua. Otro nuevo relámpago estalla seguido de su ensordecedor trueno. La tormenta está justo encima vuestra, y esta es bastante fuerte. Las ropas empiezan a empaparse, y el fuerte viento parece querer arrancar la sábana que os cubre. Los caballos empiezan a relinchar, y una persona da ordenes a gritos.

Al amanecer, la tormenta sigue sin daros tregua. El camino está ya bastante embarrado y la velocidad del carro ha aminorado. Algunas veces os quedais parados mientras ellos empujan el carro atascado en el lodazal. De pronto, unos sonidos sordos hacen que llegue la calma. Ya no se oían voces, ni ordenes, ni trinar de pájaros. Solamente el silencio invadía el lugar. 

Arabella pasó los días intentando escuchar algo de sus captores o del los sitios por dónde pasaban que le permitiera orientarse. También charló con los otros prisioneros, al fin y al cabo si querían salir de ésta deberían colaborar. La situación se le volvió incómoda por el poco espacio, la maña comida y los efluvios acumulados pero no llegó a quejarse más allá de una boca torcida.

La lluvia fue el colmo aunque al menos permitió refrescarse un poco y lavarse cara y manos hasta que quedó calada y muerta de frío. Cuando el carro se detiene atascado sonríe para sus adentros pensando en el esfuerzo que les iba a costar a sus captores sacar del barro todo aquel peso pero de pronto dejó de escucharse nada.

- ¿Qué pasa? ¿Alguno veis algo a través de la sábana?

De pronto, alguien parece estar moviendo la sábana desde el otro lado. Veis como la sábana se va apretando en varios puntos de la misma, hasta que al final os destapa. 

Os encontrais en medio del camino de un bosque. Los acólitos de Khorne que os custodiaban, yacen en el suelo abatidos, con varias flechas clavadas en sus cuerpos. 6 Elfos están de pie frente a vosotros esperando ver qué contenía la jaula.

Al ver a uno de su raza, uno de ellos se acerca a la puerta de la jaula, y abre la puerta.

Salid rápido Os dice retrocediendo ante la presencia de los enanos.

Había pasado demasiado en esa jaula demasiado cerca de aquellos enanos con su tan fuerte olor y bueno estaba harto de ver mundo a través de los barrotes.

-¡Por el amor de Myrmidia! Gracias por vuestra ayuda, seriáis tan ambales de indicarnos el camino a la próxima ciudad.

Con un una pequeña reverencia saluda a sus salvadore pero después de todo deseaba llegar a una ciudad cercana.

Arabella sale tras Giacomo y asiente con la cabeza a los elfos: Probablemente os debemos la vida, muchas gracias.

Enea, ha livariun in dara Digo en élfico mientras me quedo mirándole fijamente.

El elfo asiente tras las palabras de Narwë y os hace una indicación para que le sigais. Os internais en la espesura del bosque, y al cabo de un rato de marcha, el que parece el lider del grupo se para. Se acerca a Narwë, y tras decirle unas palabras en Eltharin, le venda los ojos. Tras esto, el resto de los guerreros de camarilla, sin mostrar ninguna amenaza, proceden a hacer lo mismo con vosotros.