Partida Rol por web

Katyusha observó a Boykin con una ceja alzada. Pensó que aquellos americanos arrogantes creían que podían embaucar a cualquier con cualquier tontería que se les ocurriera.

—Algunas personas creen que los soviéticos somos algo toscos, Señor Boykin, pero no debe confundir a una persona simple con una persona idiota. Quizás quiera repensar su mentir y tratar con algo más… ubeditelʹnyĭ … convincente.

No me cuento entre ellas. responde el hombre. No la estoy engañando, y se lo puedo demostrar, pero le pido que me de la oportunidad de hacerlo. ¿Puedo pedir que bajen las armas?

El hombre extiende una mano hacia ti y da un paso para situarse delante de los soldados. Demuestra seguridad en sus palabras y parece sincero, aunque tambien parece un politico, y los politicos son expertos en mentir pareciendo sinceros.

- Bien señores ¿Vamos todos juntos o nos separamos?.- pregunto Sherpar.- Yo propongo una espedicion conjunta, a ver donde acaba ese maldito decorado.- dijo John mirando cada cambio con una mezcla de asombro y excepticismo. No podia aceptar aquello como una realidad, simplemente no podia. Solo imaginar que pudiera ser cierto, que habia perdido lo mas querido para el, lo unico que le mantenia vivo, su razon para luchar y sobrevivir a todo, un escalofrio recorria su columna sacudiendole.

Más tranquilo por la oportunidad tacita de conocer y ver con sus ojos lo que ha pasado al mundo. Y teniendo en cuenta, que no se los ha amenazado directa y físicamente durante hacia ya bastante rato, el monje negro de la pequeña Italia de nueva york se pone en pie, y señala su ropa.

No es que el pijama lo haga sentir como estar desnudo, pero estar vestido con uno, lo hace sentir, en cierta forma, desprotegido.

Bien es cierto, que ahora que ha deducido que el hombre de color, es Submariner, se ha dado cuenta, de que sus ropas, su disfraz de héroe, es la única marca de identidad que le queda, para ser reconocido.

Aunque dudaba mucho que un héroe local, de barrio, fuera recordado en donde y cuando estuvieran.
Pero estaba claro, que con la ropa de monje, o con otra cualquiera, se sentiría mas cómodo paseando que con aquel pijama.

A ver si al menos, en lo que volvía la teniente podían cambiarse de ropa.

- Si mi amada patria ya no distingue colores, me puedo dar por satisfecho. - Comentó con tono reflexivo, más para sí mismo que para el respresentante del gobierno. Si eso era realmente cierto, significaría una gran victoria para la libertad y la igualdad. Poder pasear por las calles sin tener que aguantar miradas de desprecio e insultos. Poder usar los servicios públicos sin tener que sufrir la marginación impuesta por el propio gobierno que debería integrarlos. Parecía demasiado bueno para ser verdad, pero Samuel siempre había creído que aquello era posible. Por eso hizo lo que hizo.

- Hay docenas de cosas que quisiera saber, de las cuales, quizá las mas importantes sean los cómos. - Responde al último ofrecimiento de Boykin. - ¿Cómo nos capturaron? y ¿Cómo es que ahora estamos aquí? - Aunque sus dos compañeros ya habían rellenado los impresos, los de Samuel permanecían todavía en el interior de la carpeta. Como su padre bien le había enseñado, el hombre precavido valía por dos.

Katyusha apoyó las manos en las caderas e hizo una mueca escéptica.

—Su loca historia no justifica un batallón esperando a la puerta de mi habitación, listo para ejecutarme. ¿Dormir más de la cuenta es un delito en vuestro país? La única cosa que podría probar su buena fe es dejarme marchar.

Reconozco que los soldados no son la forma de dar una buena impresion dice el hombre haciendo gala de un humor poco apropiado para esta situacion Pero entiendalo, no sabiamos a que nos enfrentabamos cuando les despertamos. Respecto a dejarla ir, esa es la intencion final de todo esto, pero las cosas no son tan sencillas. Han ocurrido muchas cosas en los ultimos cincuenta años, y algunas no han sido para estar orgulloso, pero debe entender que muchas de las cosas que descubrira, aunque para usted parezcan recientes e incluso repentinas, para nosotros ocurrieron hace mucho tiempo. ¿Lo entiende?

En una arriesgada jugada, el hombre hace un gesto a los soldados que dejan de apuntarte y salen de la habitacion. En ese momento el hombre se acerca y te tiende una mano como invitandote a que lo acompañes. No te cuesta imaginar que el hombre cae en el error de juzgarte por tu aspecto, ve a una chica joven y la trata como a una niña. Eso es algo que puede jugar a tu favor.

Por supuesto, pueden contactar con su familia de la forma que ustedes decidan. Lo único que les pedimos es que nos dejen intervenir cuando la prensa se haga eco de esta noticia. Es un tema delicado y debe tratarse con cuidado.

Recoge los formularios rellenos y los amontona en un lado de la mesa mientras responde a Submariner.

A esa primera pregunta, temo que ustedes pueden responder mejor que nosotros. La base en la que ustedes se encontraban estaba semi enterrada y la sala donde los encontramos había permanecido intacta por pura casualidad. Los técnicos creen que debió venirse a bajo a causa de alguna explosión. Lamentablemente ni siquiera estamos seguros de cuanto tiempo estuvieron capturados antes de que la base se colapsara.

Esta claro que a Boykin le gustaría tener mejores respuestas que ofreceros.

En cuanto a como llegaron aquí, es mucho mas sencillo. La casualidad. Durante la construcción de un edificio los obreros que excavaban el parking encontraron la cámara. Y al tratarse de suelo estadounidense el pentágono tomo el control de la operación. Los científicos del pentágono estudiaron las capsulas durante meses hasta decidir que era seguro sacarles de ellas, y el resto ya lo imaginaran.

En ese momento llega la teniente y tras ver que solo submariner tiene una carpeta frente a si mismo, invita a Relámpago, el Mentalista y Monk Nero a que le acompañen a por sus cosas antes de salir al exterior. Antes de que se vayan Boykin se acerca al joven de color.

Joven, le aseguro que no tiene nada que temer. Rellene los datos y vaya con sus compañeros. Además debe saber que su traje esta almacenado pendiente de que usted lo reclamase. El Pentágono quería ponerle las manos encima, pero la ley le protege, aunque tendremos que revisar el asunto del armamento, claro, no puede ir por ahí con ametralladoras.

Mientras tanto la teniente os indica al resto el camino hasta vuestras habitaciones, que recordais perfectamente. En ellas hay un pequeño arcon junto a la cama con vuestras ropas y posesiones, aunque no las armas que pudieseis portar.

El monje titubea ante la idea de dejar a él Mentalista lejos. Su presencia, ha sido un bálsamo sin quererlo en toda aquella extraña carrera de sorpresas y descubrimientos.

Pero sabe bien que llegados a aquel punto, las cosas no son tan complicadas. Tanto si la verdad es verdad, y empieza a sospechar que si, como si se trata de una estrategia de control mental, cambiarse de ropa no va a constituir un cambio muy drástico.

Entro en la falsa habitación de hospital, y su vista cayó sobre la radio, como podía ser que hubieran buscado tantas cosas, objetos delicados como una radio, solo para que despertara bien.

Era una tontería....

Rebusco en el arcón. Su uniforme, su disfraz, la parte que lo convertía en un arma contra los maleantes,  y contra el eje del mal estaba intacta. La habían lavado, y cuando empezó a ponérsela sintió que de alguna manera rejuvenecía.

Había sido una tontería pensar que aquella ropa no lo ayudaría, porque cuando estuvo vestido de nuevo, se sintió en paz consigo mismo. Había viajado muy lejos, calzando aquella ropa oscura, y ahora tenía que salir a un mundo desconocido, real o irreal, para ver que había sucedido en el.

Cuando se vistió, volvió a salir afuera. Se cruzo con unos guardias, que simplemente mantenían la posición, seguramente deseando que toda aquella charada acabara, y que los antiguos héroes no hicieran nada que les estropeara el día.

Observo esta vez con atención sus uniformes, parecían, de alguna manera, como armaduras personales, del tamaño de la ropa. Sin duda, estaban bien pertrechados, y en su cabeza se dibujo la duda de si sería capaz de atravesar la ropa con la punta de una bayoneta.

Pero descargo esas ideas, que si bien su instinto de supervivencia ponía allí, no eran las más importantes en ese momento.

Busco a la Teniente, que sin duda debía de ser un atentado contra la moralidad, incluso en aquella época, y espero a que volviera el Mentalista.

Todo ello lo hizo en silencio. Porque las palabras, al final, solo enturbiaban la mente.

Katyusha dirigió una mirada cargada de desconfianza a la mano extendida de su captor y luego a su rostro. ¿Quería llevarla de la mano, cómo una niña pequeña? Ella que había estado inmersa hasta el cuello en el mayor baño de sangre que la humanidad había conocido. El gesto le resultó entre insultante y divertido. Llegado el caso, la subestimación que el americano le tenía, podía ser usada a su favor. No parecía que le quedase más opción que seguirle el juego.

Suspiró, como intentando llenarse de paciencia y cogió la mano del hombre, de manera reticente.

—Adelante —le animó con una sonrisa sarcástica—. Muéstreme vuestro sorprendente futuro capitalista.

Al llegar a la puerta, ves que los soldados se apartan dejándote paso a ti y a Boykin. Tras ellos ves un panel pintado de blanco que parece la pared del pasillo de un hospital, pero en realidad solo cumple su función si lo miras desde el interior de la habitación. A ambos lados del panel hay mas soldados, y mas allá puedes ver te encuentras en un enorme espacio en el que hay otros nueve contenedores con paneles delante de sus puertas, probablemente como el tuyo. Todos los contenedores confluyen en una zona central, y calculas que hay unos treinta soldados apostados en diferentes puntos de este lugar.

Mientras el hombre te guía hacia la zona central muchos de los soldados te observan con desconfianza, aunque ninguno hace nada al respecto, llevan sus armas en las manos, pero no hacen ningún gesto de apuntarte. Estas bastante segura de que si se diese el caso no dispararían mientras Boykin este cerca.

La zona central esta llena de mesas, y sobre ellas cajas metálicas, pantallas, y tablas llenas de teclas que te recuerdan lejanamente a una maquina de escribir.

Boykin hace un gesto a un soldado que esta sentado en una de las mesas. Te llama la atencion que el soldado en cuestión es bastante joven, quizá incluso mas que tu, y a diferencia del resto no lleva mas arma que una pequeña pistola en una cartuchera demasiado nueva como para que la hayan utilizado jamás.

Cabo, muéstrele a P 10 el mapa.

El hombre comienza a pulsar teclas en la tabla de la mesa y la pantalla muestra de pronto un mapa extremadamente detallado de todo el mundo. Zonas verdes, azules e incluso algunas que parecen tener relieves y representan de una forma que nunca has visto el continente americano y parte de Europa.
Un instante más tarde comienzan a abrirse pequeños recuadros que parecen ventanas, y a través de cada una de ellas se te muestran imágenes de lo que solo puede ser el futuro, una recreación ficticia extremadamente detallada. En el centro de la pantalla se abre una de estas ventanas, con un pequeño rotulo blanco que reza:

12:33 10/2/00 Times Square, Nueva York.

Identificaciones, dinero, aparatos de comunicacion... todo parece normal en estos nuevos tiempos. Sin embargo la mentira puede estar tras todo esto.

- Hay algo que me gustaria hacer antes de explorar este supuesto mundo moderno. Teniente, ¿seria tan amable de facilitarme un aparato telefonico?

Me giro hacia mis compañeros para exponerles mi idea.

- Llamemos a nuestros amigos, a otros compañeros o a cualquier persona que pueda arrojar algo de luz sobre esto. Si todo es un artificio no pueden haber sustituido a todas y cada una de las personas que conocemos. Si se niegan esta claro que algo ocultan, entonces ya buscaremos otra forma de encontrar la verdad.

Me giro de nuevo hacia la teniente esperando que acceda a mi peticion.

La teniente espera a que Enigma termine antes de responder.

Los aparatos que les he dado son telefonos. Pueden usarlos para llamar a cualquier numero. Los llamamos telefonos moviles, o simplemente moviles, aunque si lo prefieren el hospital tiene cabinas, y en el pueblo hay telefonos publicos tambien.

Miré más allá de los ventanales, hacia la calle y no pude sino sentir vértigo. Un nudo en el estómago se me asentó al ver mi futuro tan poco claro. ¿Qué iba a hacer yo allá fuera totalmente sola? No tenía a mi hermano, no tenía a mis compañeros de clase, no tenía a nadie…

Suspiré, indecisa. Esas cuatro paredes eran lo único que conocía y, pese a que no era lo mejor, quizá, de momento, sí sirviera como una especie de hogar. Un sitio al que considerar como seguro, sin temer a que haya sorpresas desagradables.

Aún no estaba preparada para comenzar la búsqueda de qué había sido de mi hermano. Si hubiese sobrevivido a la guerra, tendría 80 años. Y, quizá, ni siquiera viviera en los Estados Unidos, puede que se marchara a otro país. Siempre dijo que le hubiese encantado viajar a Londres. De hecho, puede que haya establecido una familia, que hubiese llegado a tener hijos, nietos, incluso.

O, puede, directamente, que estuviera muerto. Que, efectivamente, cayera en alguna batalla en Europa y se perdiera su cuerpo en medio del bosque, al lado de un lodazal, olvidado.

No hay por qué ser pesimistas, pensé, mientras escuchaba las palabras de mis compañeros, aún escépticas. No todo tiene que estar perdido.

Miré a la teniente durante un segundo y eché un vistazo a las demás personas que por allí había. Me detuve un momento en aquellas chicas del pelo de colores, en sus ropas, en sus pendientes… Quizá, la vida me hubiera dado una nueva oportunidad devolviéndome a la vida (si es que alguna vez la perdí). Debía de sentirme afortunada. Eso era lo que hubieran querido muchas familias para sus seres queridos.

-Bien- dije, decidida, pro fin-. Vámonos a investigar. Quiero saber en qué tienda me puedo comprar esos pantalones tan cortos- añadí, entusiasmada, rezando por que con los 100 dólares que nos habían dado me llegara.

Katyusha hizo un gran esfuerzo para que ningún gesto de su cara denotara la sorpresa que le había provocado las imágenes. Realmente los americanos habían puesto un gran esfuerzo en aquel engaño. Las imágenes detrás de aquella pantalla de vidrio eran nítidas, en color y se veían muy reales. Estaba muy impresionada, pero no dejaría que se dieran cuente de ello. El camarada Stalin necesitaba saber que los capitalistas tenían estos artefactos tan avanzados. Tenía que memorizar todos los detalles que pudiera, para informarle con precisión, cuando consiguiera escaparse.

Cuando la demostración hubo terminado, Katyusha se cruzó de brazos y miró a Boykin con una sonrisa condescendiente.

—Una vez vi Alexander Nevsky, en pequeño cine que teníamos en las barracas de Stalingrado. Las imágenes de esa película se veían muy realistas, pero no lo suficiente para hacerme creer que el mundo exterior había vuelto a ser como el de la Edad Media.

- Quiero que quede claro que me resisto a esta... - Frunció el ceó mientras buscaba la palabra adecuada, pero tras unos segundos parecía no dar con ella, por lo que prosiguió aún con las cejas enarcadas - formalidad. No me parece justo ni correcto... Ni siquiera moral si me aprieta. Pero dado que la alternatvia es peor, cumplimentaré los formularios. - Y con esas palabras empezó a rellenar linea tras linea, con toda la información que se le pedía, de forma veraz. No era un hombre que se andara con dobles morales. Igual que no le gustaban los mentirosos, no mentía.

- Las armas... estábamos en una guerra... - Bajó el tono cuando llegó a ese punto. La culpabilidad estaba impresa en cada palabra. - No las necesito. Dónelas a un museo, destrúyalas... haga lo que quiera con ellas, pero que no vuelvan a ser empleadas para matar.

Dicho lo cual firma los documentos y le tiende la carpeta cerrada a Boykin. Se levanta de la silla con parsimonia y se para a su lado, mirando hacia la puerta en lugar de mirarle a él directamente.

- Me gustaría aceptar su oferta, señor Boykin... No quiero contactar con mis familiares. Ellos no sabían nada acerca de mi... Doble vida- Parecía ligeramente avergonzado - Simplemente desaparecí un día dejando una nota en la que aseguraba que me iba a Europa a combatir. No entenderían lo que me ha pasado. Apenas si lo entiendo yo, así que imagine. Son personas temerosas de Dios y no quiero crearles dudas o problemas. Solo saber que están bien.

Observo con escepticismo el aparato que tengo en la mano cuando la teniente me dice que se trata de un telefono.

¿Y el cable? Si han logrado que funcione a traves de la radio deberia al menos tener una antena.

- De acuerdo, esto es un telefono. ¿Como contacto con la operadora? Quiero realizar una llamada...

Examino el supuesto telefono con una nueva duda en mente.

¿De donde recibe la energia electrica este trasto?

- Digame como llamar, creo que todos necesitamos hablar con alguien de confianza que nos cuente que esta ocurriendo aqui.

Hasta el momento nada de lo que hemos visto confirma la teoria de la congelacion y el despertar en el futuro. Todo es extraño, si, pero que las mujeres vistan de una forma extraña o que la gente lleve pendientes en lugares inadecuados no significa que hayamos estado dormidos durante decadas.
Sin embargo las palabras de alguien conocido me sacarian de toda duda.

Estoy seguro de que fue así. Dice el hombre con una sonrisa que trata de disimular su claro malestar ante el hecho de que no le creas.

Se hace el silencio durante un momento hasta que es el hombre del teclado el que lo rompe.

Tengo una idea. Dice sin más, y comienza a teclear de nuevo en ese panel mientras las imágenes desaparecen y se ven sustituidas por otra distinta. De nuevo una especie de película, pero de una calidad impresionante. Dígame, ¿cree que esto se pudo grabar en 1.945?

Mientras observas el video Andrew que ha recuperado la seguridad tras su sonrisa vuelve a hablar.

En cualquier caso esto es lo de menos. Vamos a permitirle salir al exterior señorita, y la trasladaremos a donde usted desee ir. Incluso podrá quedarse en estados unidos si es que lo desea, pero antes tendremos que hablar, y tendrá que entender que las cosas han cambiado, y algunas de esas cosas no le van a gustar.

La teniente reynolds sonrie y coge el aparato de la mano de Enigma para comenzar a manipularlo mostrando como se utiliza.

¿Ve? es sencillo, pulsa los numeros, y luego esta tecla le permite llamar. Esta otra para colgar, y con esta puede ver a quien ha llamado anteriormente o quien le ha llamado a usted.

Despues os da un numero de telefono de cinco digitos que segun os explica es el numero de informacion.

Hay pueden buscarles numeros de telefono si no saben a quien van a llamar, pero tengan en cuenta que la poblacion de Estados Unidos supera los trescientos millones de personas*, asi que puede resultar dificil encontrar un telefono concreto. Ademas creo que Boykin tiene un equipo preparado para encontrar a sus familiares, aunque supongo que le llevara tiempo.

Boykin asiente aunque Submariner no lo vea por estar de espaldas.

Usted decide, pero recuerde que las cosas han cambiado, y creo que su familia se alegrara de saber que usted sigue vivo.

Submariner es llevado hasta su habitacion, donde encuentra sus pertenencias y tras coger vuestras ropa y cosas en la falsa habitacion de hospital seguis a la teniente que os guia hasta una puerta de doble hoja metalica con una cajita de teclas al lado igual a la que visteis en la sala.

Tras introducir una secuencia de cinco numeros y dejar su dedo un instante sobre una superficie de la caja, las puertas se abren y os muestran el ascensor mas grande que habeis visto nunca.

La mujer apoya de nuevo su dedo en una superficie de un panel lleno de botones antes de pulsar uno con la letra B, y mientras sube os entrega un pequeño aparato a cada uno, similar a un walkie talkie aunque mucho mas pequeño.

Si toca dos veces esta tecla verde, y luego muevanse asi por el listado hasta que vean mi nombre Lt. Clair Reynods, despues le dan de nuevo a la tecla verde ¿de acuerdo? asi se pondran en contacto conmigo. Haganlo si tienen cualquier duda o problema. El señor Boykin les pide que no dejen West Point hasta que el pueda reunirse con ustedes. ¿Tienen alguna duda antes de salir al exterior?