Partida Rol por web

Divitis Corduba II - Una muerte anunciada

II. En la Collación de Santiago

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10/10/2013, 00:44
Bermudo "El Justo"

Por lo menos habían conseguido sacarle más información a aquel pobre infeliz, ahora sólo era cuestión de encontrar al tal Bonilla y que fuera tan complaciente para hablar como el que tenían delante.

- Shhhh... Alguien se mueve ahí abajo.

Se acercó a la puerta con todo el sigilo del que fue posible para intentar escuchar algo que le indicara quién andaba por la casa.

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10/10/2013, 10:27
Duran Gómez "El errante"

Escucho las voces en la parte superior, y la advertencia de Yurem. Susurrándole le digo.

- Lo mejor será saludar, para ver quien se encuentra en estas estancias, ¿no crees?. Estaba improvisando un plan, todo sea por no sacar las armas, seguro que estábamos en clara desventaja numérica.

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10/10/2013, 11:38
Yurem Saied

-Como desees.- le contesté ne voz baja.

Me desplacé hacia un rincón oscuro cerca de la escalera con el puñal aun oculto tras la espalda a la espera de ver quién "saludaba".

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10/10/2013, 15:27
Duran Gómez "El errante"

Asintiendo el movimiento de Yurem para esconderse y que haya una posibilidad de que exista una emboscada, que el este preparado para actuar. Levanto la cabeza y grito al aire.

- Buenas, hay alguien en este edificio. Soy Duran Gómez. Prefería presentarme legalmente y ver más tarde si era un error o no el haberlo hecho.

Espero una respuesta o alguna señal de que me han oído.

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10/10/2013, 15:39
Nâzeh Ibn Radi

- Ya era hora de que hicieses lo correcto, tu vida peligraba- dice sinceramente. Entonces, cuando iba a preguntar algo más es alertado por Bermudo y se levanta y se pone en guardia por si acaso, mira al mendigo y le hace el gesto universal de que guarde silencio.

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10/10/2013, 17:36
Director

Buenas, hay alguien en este edificio. Soy Duran Gómez. -dijo una voz que procedía desde abajo cuando prestásteis atención con cautela-. Parecía Durán, "el Errante", procedente de abajo.

 

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10/10/2013, 17:37
Director

Notas de juego

Las voces que oís se apagan. Arriba hay silencio tras tu identificación. En breves os actualizo.

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10/10/2013, 17:58
Nâzeh Ibn Radi

- ¡AQUÍ NÂZEH Y BERMUDO! ¿ERES EL ERRANTE? - pregunta gritando desde el piso de arriba.

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11/10/2013, 10:28
Duran Gómez "El errante"

Un alivio escuchar una voz amiga, o por lo menos conocida. Hago un gesto a Yurem para que salga de las sombras, no hay porque esconderse.

- Si, soy el que llaman el "errante" acompañado por Yurem, habéis averiguado algo en esta acumulación de basura. Le dolía un poco el cuello al hablar de esta manera.

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11/10/2013, 10:54
Nâzeh Ibn Radi

- Nos hemos topado con un amigo aquí arriba que nos acaba de contar cosas muy, muy interesantes. En seguida bajamos ...- y mira al mendigo haciéndole un gesto de que baje. Se coloca él el primero y empieza a bajar las escaleras.

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11/10/2013, 12:42
Bermudo "El Justo"

Vaya... parecía que alguien más se había decidido a investigar por allí, por lo menos no eran asaltantes con los que se tendrían que enfrentar las caras.

Sin decir palabra, poco se podía decir en aquel momento, siguió al infiel llamado Nâzeh y al tal Simplicio escaleras abajo. Con la información que había aportado el mendigo ya tenían un buen punto de partida para la investigación, pero deberían encontrar al tal Bonilla cuanto antes si no querían que un soplo le hiciera desaparecer.

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11/10/2013, 18:37
Yurem Saied

Al escuchar que eran aliados, guardé mi arma y salí de entre las sombras, aun tapándome la cara con la manga:

-Señor, si no  le molesta, casi que es preferible esperar fuera. -comenté a Durán-

Recordé a algunos pacientes desesperados que venían a ver a mi abuela con grandes yagas supurantes y trozos de carne muerta en su cuerpo. La solución de mi abuela era muy fácil, sin magia ni cartón... O se corta el miembro, o se muere.

Ella siempre me decía cuando venía alguno de estos:

¿Ves, ves lo que hace la suciedad?, mantente siempre limpio Yurem, y sin camuflar el olor con lociones como hace algún puerco que acaba sin brazos.

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12/10/2013, 11:29
Director

Salísteis del barrio donde vivía el jurado Mateo. Era ya casi mediodía cuando comenzásteis a callejear por Córdoba, pensando cómo les habría ido al resto. Al menos habías sabido que ese jurado tenía cosas que escondían, o al menos cosas que cualquiera (o casi cualquiera) desconocía, tal vez gustos nocturnos poco usuales. Sea como fuere, os dirigísteis a una de las zonas que Casimiro propuso antes de dispersaros e investigar, la zona del crimen, puesto que repuso que en la capilla de la Anunciación, donde el cuerpo era velado, aún habría suficiente autoridad y miembrosi importantes como para llamar la atención..., aparte que no quería encontrarse con ninguno de los santiaguistas, esos sucios sodomitas (según "barruntos" que a veces se le escapaban a Casimiro). Cuando quisísteis daros cuentas, estábais cerca de uno de los lugares donde dos de vuestros compañeros, el moro Nazeh y Bermudo "El Justo" habían dicho que iban a ir: a la escena del crimen.

Entrásteis por tanto en la calle de las Siete Revueltas. La calle de las Siete Revueltas tenía forma de zig zag, más bien de "S" o más bien de "Z" (tenía tres tramos), y de ella sobresalían tres callejones sin salida. En uno de ellos se había producido el crímen, según los hechos. Pensándolo bien, esa calle sería propicio para actos de este tipo por su morfología arquitectónica y su ubicación. Una de las callejas, sucia y oscura, tenía en su centro una enorme mancha oscura, sangre ya reseca, y dedujísteis que ahí fue donde yació el malogrado Jurado. En dicha callejuela se encontraban las puertas de tres caserores como abandonados. El del medio tenía la puerta abierta, y dentro se oía perfectmente hablar (y se entreveía desde el exterior) a todos vuestros compañeros... bueno, no todos.

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12/10/2013, 11:34
Mendigo

Nazeh, Bermudo y tipo desconocido con pintas de mendigo, bajaron por la ruinosa escalera hasta donde estaban Yurem y Nazeh, al lado de una viga caída. El tipejo viejo, al ver a más gente reunida en la casa donde se refugiaba por las noches ya creyó que venían todos esos hombres para llevárselo y colgarlo, o algo peor; aunque lo cierto es que la búsqueda, al fin y al cabo, terminó reuniéndolos alli.

Yo no he hecho nada... -decía tal que le había dicho arriba al musulmán y al Justo-, Yo no... jamás hiciera yo daño a...

Entonces el mendigo paró de hablar y miró a la puerta, alguien entraba. Eran Abid, y los dos alguaciles, Zaif y Diego.

Oh Señor... -pensaba el mendigo-, ¡¡a la horca, o a la hogera, o a galeras!! ¡Ay señor!

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12/10/2013, 11:37
Director

Abid, Zaif y Diego entraron en la vivienda, todos sus compañeros les esperaban. Yurem iba a salir del lugar, pero se paró en seco antes la llegada de sus compañeros. Con ellos había también un tipo de aspecto de mendigo con cara de congoja. Aunque en realidad faltaba Ahmed...

Abid, Zaif y Diego enseguida contemplaron la calidad de la vivienda*:

________________________________

Postead ya para todos excepto Ahmed

Notas de juego

* Nada más entrar en el caserón de la puerta desencajada, vísteis un panoraba desolador: el interior de la "vivienda", si es que aquello no era un basurero oculto en mitad de la ciudad, era una auténtica pocilga; allí dentro había restos de papeles, ropas, vómitos, heces y orines, polvo, cucarachas, muestras evidentes de ratas y telarañas por doquier. Había además algunas vigas internas caídas.

Se veía además en el interior como una especie de "sobradillo", una planta superior a la que podía accederse a través de una escalera que había allí plantada, la cual estaba destartalada (quizá poner un pie allí mal sopesado y... ¡al suelo!). En definitiva, dormir allí un par de noches bien que os podía confinar a cualquier enfermedad o arcadas continuas... ¡Vaya asco!

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14/10/2013, 10:00
Duran Gómez "El errante"

Viendo como entraban el resto de mis compañeros y observando como bajaban de la planta superior Bermudo y Nazeh, acompañados de un mendigo, comento:

- Parece que la búsqueda no os ha ido mal... Espero que ese mendigo sea un testigo del asesinato que intentábamos desentrañar.

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14/10/2013, 11:22
Yurem Saied

Dejé que todos pasasen mientras yo me quedaba en el quicio de la puerta tapándome la cara con la manga.

El mendigo no me gustaba nada, y no hacía ninguna gracia estar cerca de el, así que decidí mantener las distancias con el.

Al llegar a la puerta me destapé un instante, respiré profundo y volvía  girarme mirando que pasaba en le interior.

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14/10/2013, 15:15
Diego Mendoza

Diego entró sin tener muy claro cual de los moros faltaba, al fin y al cabo ni su nombre había aprendido. Sucara sin embargo mostró sorpresa al ver al mendigo pues no era miembro de la conjura. Sin molestarse en ocultar la sorpresa y ¿por qué no decirlo? el desagrado le señaló y preguntó.

¿Podrían decidme  vuesas mercedes quién es este hombre?

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14/10/2013, 17:28
Nâzeh Ibn Radi

- Este hombre fue testigo del suceso que nos ocupa, señores. Al parecer hay mucho más de lo que pensábamos -mira al hombre fijamente con gesto serio -¿podrías contar a estos señores lo que nos acabas de contar a nosotros?... todo, si eres tan amable. No te preocupes que estás a salvo si dices la verdad claro.

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14/10/2013, 20:31
Mendigo

El tipo, que era bastante viejo y estaba ya pálido de tanta sorpresa en aquel putrefacto lugar que llamaba "hogar" (ya que al menos dormía ahí), resopló grandemente, puesto que el repetir de nuevo la historia vivida no era plato de buen gusto, y menos en cuanto a un jurado.

Estaba yo hace dos noches, las del asesinato del señor jurado, en el piso de arriba... -comenzó-, y fue en aquesto que estaba que llegó ese Mateo, a esta calleja... y entró y habló con un tipo, a lo cual le salieron varios más ataviados con filos, de ambas de éstas dos puertas de uno y otro lado -se refería a las dos puertas cerradas que había a uno y otro lado de la presente "casa"-, y encuando yo me asusté, que le dieron de puñadas que no quisiera que yo me viere en mí mismo a tal tesitura...