Partida Rol por web

Tras el golpe recibido en el abdomen, Bermudo se quedó unos instantes doblado sobre sí mismo intentando recuperar la respiración, mas no se demoró demasiado pues la refriega continuaba y no era buena idea prolongarla demasiado. Tenían que acabar rápido y, a poder ser, sin bajas.

Por eso mismo levantó de nuevo el hacha dispuesto a acabar con uno de aquellos que le habían herido.

Agarré al mendigo por el hombro al ver el flanco que se abría delante mio y lo interpuse en el camino de los alguaciles:

-Alá, ya que has hecho que lo toque, protégeme de los que me quieren el mal...

Intenté ocultarme lo que podía detrás de el paupérrimo mientras con el puñal en su espalda le decía:

-No te muevas ahora.

Apreté la punta del cuchillo sobre su riñón.

Observaba a mis compañeros, y veía desde fuera la sangre salpicando las paredes de la calle, era cruenta la batalla pero parecía que estábamos en superioridad.

Desde la nueva posición, cargo mi honda y me preparo para realizar un lanzamiento.

Y la sangre hizo sonreír a Diego...

Situación:
Alguacil 1 muerto.
Alguacil 2 intacto.
Alguacil 3 -2 puntos de daño
Alguacil 4 intacto
Alguacil 5 intacto

Durán no duda en momento, en levantar su honda y moverla lo más rápido posible para que el disparo sea efectivo. La piedra sale despedida en el aire y Durán no le quita ojo mientras impacta sobre el alguacil que tiene más cerca.

En ese momento se agacha y recoge otra piedra para recargar su arma.

El medio moro giró sobre sí mismo para efectuar un arco con el brazo con el que alcanzar al alguacil al que se enfrentaba en liza pero erró la distancia y la hoja acabó por pasar a poco menos de un codo de distancia del objetivo. La suerte no le estaba siendo nada propicia en aquella refriega.

Afortunadamente la agilidad felina de Zaif a buen seguro conseguiría evitar impactos aun encontrándose en aquel callejón atestado de gente donde apenas se podía combatir.

Aún con el dolor en el abdomen, Bermudo empuñó el hacha con rabia contra el que le había atacado, pero su movimiento fue lento y ni siquiera llegó a alcanzarlo. Sin perder un segundo volvió a descargar el hacha y esta vez sí fue mucho más certero, consiguiendo acertarle en la cabeza, si no le había matado por lo menos quedaría aturdido durante un buen rato.

Casimiro se enzarzó con el alguacil 5 y luego alzó su espada, para intentar parar los espadazos contrarios, aunque eso sería un poco más difícil... Su capa se movía al son que sus brazos...

Lasangremanaba delcuerpo del enemigo mientras Diegomostrabasus habilidades. Mas que atacar conun cuchillo parecíase que zurcíauna vieja prenda, debidoalavelocidaddelaspuñaladas que atestaba al alguacil 4, demasiado lento para detener sus ataques.Resultaba increible ver la cantidad de sangre que el joven Diego hacía brotar de sus enemigos con un arma aparentemente tan debil. La primera de sus estocadas fue directa al pecho mientras que la segunda tenía como objetivo destrozar el brazo útil de su enemigo...