Un símbolo... Mmm... pero ¿un símbolo de qué?
Demasiadas preguntas y pocas respuestas. Aceptó la propuesta del moro, al fin y al cabo ya habían estado investigando antes y tampoco les había ido tan mal.
- De acuerdo. Vayamos pues a ver que encontramos en la iglesia.
Me encogí de hombros y pensé:
Vale, ya iré yo solo, que le vamos a hacer. Alá me guiará.
Les observé y les comenté luego:
-Podríamos quedar en algún sitio luego, en alguna posada para comer e intercambiar puntos de vista de lo que consigamos. No conozco la ciudad, pero acepto sugerencias, igual vos -a Casimiro- pueda recomendarnos alguna.
No os alejéis mucho... -dijo no muy alto Casimiro antes de separaros-. Sabemos que ese tal Bonilla está en este barrio, no hará falta ir muy lejos. Andad por las calles, pero reuníos aquí en media hora, como mucho... será mejor no separarnos demasiado tiempo...
Y al oir que Nazeh y Bermudo querían entrar en la iglesia, o al menos dirigirse a ella, optó por acompañarles a estos dos, pues para entrar allí había que cruzarse con toda aquella gentuza que no daría precisamente los buenos días a cualquiera. Acto seguido, os dispersásteis en tal disposición:
Yurem, puedes ir con Duran, si quieres. Es más, para agilizar la cosa, os agrupo yo :D
Bien :
Os iré actualizando por parejas. A partir de ahora postead para vuestros grupos, no en común.
Por cierto, si queréis, podéis inventar alguna localización (un mesón por ejemplo) por el lugar, por si queréis intrar; un hospital (por si queréis indagar). No digo que lo hagáis obligatoriamente, sino que, como ya anuncié, deis rienda suelta a vuestra interpretación ;)
Os alejásteis de allí más pronto que tarde, que bien habría que averiguar algo sobre ese tal Bonilla, ¿tan escurridizo era? ¿o es que nada más verlo se orinaría encima sabiendo que un puñado de hombres iban tras él? Lo cierto esque había que tener reaños para coser a "puñadas" a ni más ni menos que a un jurado, aunque, según Simplicio, aquel mendigo horrendo, no estaba sólo él.
Córdoba se erguía ante vosotros, y sus gentes, y su día a día... en el barrio más peligroso de la ciudad.
Os alejásteis de allí más pronto que tarde, que bien habría que averiguar algo sobre ese tal Bonilla, ¿tan escurridizo era? ¿o es que nada más verlo se orinaría encima sabiendo que un puñado de hombres iban tras él? Lo cierto esque había que tener reaños para coser a "puñadas" a ni más ni menos que a un jurado, aunque, según Simplicio, aquel mendigo horrendo, no estaba sólo él.
Córdoba se erguía ante vosotros, y sus gentes, y su día a día... en el barrio más peligroso de la ciudad.
Os alejásteis de allí más pronto que tarde, que bien habría que averiguar algo sobre ese tal Bonilla, ¿tan escurridizo era? ¿o es que nada más verlo se orinaría encima sabiendo que un puñado de hombres iban tras él? Lo cierto esque había que tener reaños para coser a "puñadas" a ni más ni menos que a un jurado, aunque, según Simplicio, aquel mendigo horrendo, no estaba sólo él.
Ahora, en el barrio más peligroso de la ciudad, dísteis unos pasos hacia delante, mientras vuestros compañeros se alejaban en parejas... Los maleantes del gran pórtico comenzaban a olfatear carne nueva... ¿quienes eran esos tipos?
Nos dividimos en grupos para intentar agilizar la búsqueda de ese tal Bonilla, intuíamos que se encontraba cerca de esta zona. De nuevo me tocaba con Yurem, ya habíamos compartido antes expedición, y me sentía a gusto a su lado.
Recorriendo las calles del peor barrio de Córdoba, le digo a mi compañero. - Yo haría especial hincapie en los callejones sin salida, es un lugar en el que suelen agruparse mendigos y puede que sea dónde se localice el malnacido del Bonilla. Espero unos segundos a que conteste Yurem. - O si se te ocurre alguna otra localización no dudes en decirla.
Aquello estaba tomando un cariz que denotaba que allí estaba pasando algo...gordo. No iba a resultar un vulgar atraco de un indeseable que acabó mal, aquello era mucho peor y sólo acababan de empezar.
Nâzeh caminó hacia los soportales con la mano bajo la túnica/chilaba sintiendo el reconfortante tacto del yerro, pero aún así estaba bastante asustado. Era buen combatiente pero no podría contra un grupo y menos si le emboscaban pero tenía que armarse de valor y dominarse, no mostrando miedo alguno a esa panda de hienas.
- ¡Un puñado de maravedíes a quien me diga dónde hallo al Bonilla!- dijo con el tono más firme que pudo contra la masa de desarrapados allí concentrados.
Podía escuchar el eco de su voz al rebotar contra las paredes de los soportales y dar el ruido la vuelta.
Casimiro, que caminaba "tranquilamente tenso" hacia el soportal, miró a Nazeh con ojos como platos cuando lanzó aquel grito y en medio de aque lugar.
¡¡QUÉ HACES, LOCO!! -decía reprendiéndole e intentando evitar lo más posible su repulsa, aunque totalmente sin éxito-. Y todas las miradas (hablamos de unos cuarenta hombres...) se posaron en los tres tipos que entraron en el pórtico, hablando de dineros y pronunciando algo de "Bonilla". Muchos sólo se giraron, pero otros se miraban entre sí para volver a echaros un vistazo con malos humos...
¡Puede que aquí esté su banda, o algunos con los que para! -dijo en bajo y ya fuera de si Casimiro-.
Dejo que hable Bermudo, pero eso ha sido un a pifia COJONUDA...
Camino rápido mirando hacia los lados de vez en cuando mientras escucho al cristiano apoderado:
-Sigo pensando que las charlatanas del pueblo pudieren saber algo, sólo hay que entablar conversación, y si el tal Bonilla es cuchillero conocido, puede que sepan alguna cosa sobre el. -me giro a derecha e izquierda nervioso- igualmente, no me hace mucha ilusión encontrarme con un grupo de desalmados que quieran saber por qué preguntamos por alguno que pudiere ser su compañero, ni cuanto dinero lleva un hombre tan bien vestido como vos. -le muestro la herida- La otra opción mas sensata a mi ver, es ir a un hospital si hubiere en la zona, y mientras me curen, preguntemos por ese tipo. Nadie ha dicho que saliese ileso, ni tampoco que sea aficionado a ir punzando a otros villanos de la zona.
Maldita sea... ¿pero qué está haciendo este desgraciado? Nos va a meter en un buen lío.
Bermudo, el cual caminaba con el ceño fruncido sin dejar de mirar a aquellos desgraciados que pululaban por la zona y la mano apoyada sobre su enorme hacha, se quedó de una pieza al oír al moro ofrecer dinero de aquella forma. Estaba claro que la discreción no formaba parte de aquel grupo... unos porque se lanzaban sin más a cercenar cabezas y otros porque iban pregonando sus intenciones por ahí.
Si de ésta salimos enteros y con los dineros aún en la bolsa será un milagro del Altísimo...
Las caras de los que allí estaban demostraban bien a las claras que su intención era mantener la boca bien cerrada. Sólo esperaba que no les hicieran una encerrona para darles muerte y marchar con sus bolsas como premio, que por mucho Alguacil que por allí paseara no creía que fueran a ser un impedimento para aquella banda de rufianes y maleantes.
Así me gusta... con un buen par :P
Viendo la herida que tenía mi compañero, estaba claro cual era el orden de prioridades, y la idea de poder encontrar alguna información del Bonilla en un hospital no me parecía muy desalmada.
- Sin lugar a dudas, esa herida requiere tratamiento por parte de personal especializado, vayamos pues a un hospital, sabemos donde se puede localizar o preguntamos a alguien de clase media que pueda saberlo.
Sigo caminando nervioso:
-No conozco esta ciudad, esa es otra de las razones por las que me gustaría ir a un sitio céntrico. Desde allí nos podremos dirigir a cualquier sitios, y además, seguro que alguien nos informa de las localizaciones. -pienso para mis adentros- igual preguntar a un alguacil es buena idea, jajajajaja.
Lo cierto es que en San Lorenzo parecía haber otra iglesia, un monasterio (que veíais su torre a lo lejos) y ahora, delante de vuestros pasos y a escasos de éstos, una especie de torre con muchas rejas. Era una torre albarra, pero nada de hospitales (y es que haría falta y muy mucho en esa collación). La torre, parecía bien custodiada en la puerta (dos alguaciles) y aquello no parecía sino una cárcel (¿acaso no debería estar ya llena de maleantes? ¿Qué hacian todos bajo el pórtico de la parroquia de San Lorenzo?). Por más que mirábais no había un sitio de curas, o algo similar.
A la vuelta de una esquina, tapada hasta la boca con un pañuelo pardo, una mujer de aspecto cristiano miraba como escondida (o ella se creía escondida) la entrada de la torre. Se sorprendió al veros un momento. Digamos que se sobresaltó cuando llegásteis con vuestros pasos y topásteis con ella. Os vió, lanzó un suspiro y os dijo algo.
¿Y vustedes qué andáis mirando? -dijo como reprimiéndoos un instante-.
Fue entonces cuando la muchedumbre se levantó (los que estaban echados sobre algún vómito o en la fría piedra); los que estaban sentados en los arcos del pórtico levantaron sus piernas y dieron unos pasos, y los que ya estaban de pie, se acercaron. Todos parecían llevarse la mano algún sitio... Sí...: ¡parecía que algunos tenían armas escondidas hasta en el trasero! Era la primera vez que veíais tan nervioso a Casimiro. El calatravo quizá conociera esa parte de la ciudad y su mal agüero.
Estábais frente a unos tipos, pero os rodeaban y por todas partes. Mientras los de delante os preguntaban sarcásticamente que "cuánto dinero llevábais en esa bolsa de la que hablábais", otros gritaban, a vuestras espaldas algo como "El Bonilla os despiezará" (quizá por gritar a los cuatro vientos que lo estábais buscando y teníais recompensa) y también muchos otros gritos que, debido a gran cantidad de gente en el pórtico y el estado de nerviosismo, no sabíais exactamente de quién procedía... ¿Acaso estaría el Bonilla entre todos los presentes? Puede, aunque de estarlo no creo que un chivato durara demasiado por ese barrio... El cerco se estrechaba, y poco a poco, os estaban agobiando.
La multitud se "autocaldeaba", parecía darse "bombo" con respecto a vuestra presencia y vuestro afán investigador, y eso no gustaba a muchos. Quizá Casimiro se había atrevido antes a segar la cabeza a un alguacil de imprevisto, pero no era lo mismo segar una cabeza y otras veinte se lanzara contra vosotros.
¿Os imagináis un metro cuadrado? Pues así de juntos ya estábais, y poco a poco se acercaban más y más...
¿Qué sugieres Zaif?- pregunté al alguacil.- Les decimos a estas gentes tu profesión o prefieres dar un paseo por las calles mientras mantenemos nuestro anonimato.
Particularmente prefería la segunda opción, porque publicar a los cuatro viento que uno era un alguacil en aquel barrio era la forma más segura de acabar con una puñalada en la espalda. Entre los maleantes siempre había resentidos con la autoridad.
Ante nosotros se alzaba una torre, típica de la ciudad de Córdoba, y viendo a los alguaciles en la entrada daba a entender que podía ser un prisión o un lugar de paso para los maleantes que han sido capturados por la ley.
Nos sorprende una mujer, oculta en las sombras, me adelanto y decido contestar yo.
- No se alarme, vamos buscando algún sitio de curas, para mi compañero que tiene una fea herida en su cuerpo. Hago un gesto señalando a Yurem. - Si no es indiscreción, que hace usted mirando la torre? es una prisión, no? es que somos forasteros en esta ciudad.
El árabe por una vez, confió en sus posibilidades y soltó la mayor mentira jamás escuchada, levantó las manos y empezó la arenga
- ¡Buenas gentes! Escuchadme bien. Mi nombre es Abbas ibn Mâlik, sirvo a un poderoso Sidi de Granada, el más fiel de entre los servidores de Alá, Ihsân Faqâr. Un Señor riquísimo que está buscando hombres con recursos en Córdoba. En los arrabales me espera una escoleta y un cofre lleno de oro para esos hombres con recursos. Todos me han dicho que Bonilla es un líder y tiene hombres de confianza. Estos hombres que me acompañan, son cristianos, como vosotros. Han sido contratados ya por mi Señor para llevar a cabo una misión especial. Si nos robáis ahora sólo os llevaréis unas míseras monedas, ¿Para qué robarnos si podéis ganar una montaña de oro trabajando para Ihsân? Pensadlo bien, podréis tener vino , mujeres y carne para el resto de vuestras vidas -acompañaba todo el discurso con gestos grandilocuentes propios del mayor bufón de la corte francesa. Tras la palabra "vidas" dejó una larga pausa y miró con regocijo cómo sus palabras hacían mella en los codiciosos desarrapados -y ahora pregunto de nuevo. ¿Quién de vosotros es El Bonilla?
Sin decir nada por miedo a que reprimende mi acento, muestro un poco la herida y vuelvo a esconderla.
Sin mirar a la chica directamente espero su respuesta.
Sin duda alguna que sería el propio Casimiro quien le atravesaría con su propia espada, si es que salían de esa. Estaba anonadado de nuevo con el movimiento de Nazeh, que por lo visto no había captado la "indirecta" del calatravo. ¿¡Y AHORA ESTABA LLENÁNDOSE LA BOCA EN MEDIO DE AQUELLOS TALES!? ¿Es que acaso no sabían que lo que hace un maleante es sabido por toda la ciudad horas después? ¿que hay ojos y oídos y rumores por doquier? Sin duda que ahora se correría la voz por todas las collaciones en torno a unos tipos que hablaban de nosequé señor de Granada...
¡Será posible...! -pensaba hacia Nazeh yo mientras aquellos tipos podrían ya clavarnos un filo sin saber siquiera quién lo hizo- Miraba yo hacia fuera del pórtico, pues a buen seguro y confianza que si nos viera un puñado de alguaciles no pasaríamos despercibidos, y teniendo encima (minutos atrás) una muerte séxtuple de ellos...
Sólo Nâzeh: tirada de Descubrir (PER) y Elocuencia con 20% de malus (aquí no hay chivato que valga).