Partida Rol por web

-No se preocupe. 

Contesta la gitana mirando con sus ojos violeta a Alejandro de arriba a abajo.

-Nosotras sabemos cuidarnos bien. Hay otras mujeres, sirvientas en su mayoría, pero leales. Está el mayordomo y, el hombre a quien conoceréis en unas horas si todo sale bien.

Zhiara sonrío.

-Mi tío, el doctor Van Helsing.

Luego dijo.

-Volvamos arriba, ¿se quedará usted con las jóvenes o prefiere acompañar al soldado en su cacería?

Evidentemente hablaba de Raymond quien había salido a revisar la casa hacía unos minutos.

Me quedo con las chicas - dije sonriente - tal vez necesiten alguna ayuda

Subi por las escaleras hasta la habitación con las chicas, primero con Darma a ver si estaba bien

Me siento cuando regresamos a la habitación, eso si, después de comprobar el estado del doctor. Dormitaba más que recuperaba la consciencia, por lo que creo que de momento no iba a necesitar tanta atención. La lógica me lleva a pensar que el doctor necesitaría estar en plena consciencia para que nadie pudiera ejercer influencia efectiva sobre él (¿En serio? ¿Hipnosis o algo así? Esto se pone cada vez mejor...).

Tomo asiento al lado de la cama y cerca de la ventana.

-Empiezo a arrepentirme de no haber pedido un arma...-comento a mi compañera.-En realidad no sabría usarla, pero me sentiría más segura.

Mi sueño comienza a agitarse de nuevo con violencia, la respiración se torna cada vez más rápida y entrecortada y con la exagerada inhalación de aire como si de un buzo saliendo a la superficie me tratase incorporo el tronco con los ajos abiertos de par en par y un sudor frio emanando de la frente.

Alzo las palmas de mis manos y las volteo ante una atenta mirada. Ya no se si he despertado o se trata de una nueva pesadilla. Intento balbucear algo mientras comienzo a escrutar la sala y la situación.

-¿Qué?...¿Dónde?- Es lo único que consigo arrancar a mi áspera garganta. -¿Alguien podría...?

Trascurren los segundos mientras me repongo el aturdimeinto antes de intentar levantarme de la cama.

- Un arma... no sabría usarla - digo contestando a Susana - Igual deberíamos decirles a los caballeros que nos enseñen, por nuestra propia seguridad.

Al ver que George intenta levantarse, me acerco a él para impedirselo - No debes levantarte, estás muy débil.

Entré por la puerta, con mucho cuidado - se puede pasar? - pregunté mintras cargaba el rifle apuntando al piso - no creo que ustedes deban quedarse solas... así por lo menos descansan mientras uno sigue alerta

Entré y cerré la puerta. me senté en el piso contra una de las paredes y con cuidado le saqué las balas al rifle. Las puse a un lado y empecé a limpiarlo - ¿que tal han pasado la noche? han logrado descansar? - sonrío, tal vez para cortar un poco la tensión  - vamos, que luego cuando llegue el doctor si pueden ponerse serias en la conversación... por ahora es mejor relajarse

Una de las puertas conduce a un comedor familiar, de grandes proporciones. Hay una mesa rectangular cubierta con un mantel muy fino y seis sillas alrededor. No parece haber nadie en el sitio. De allí hay otra puerta que aún Raymond desconoce a donde lleva.

La otra puerta que estaba en el hall principal conduce a unas escalerillas. Antes de que el joven se ponga a husmear allí, escucha la voz de Zhiara, quien está a sus espaldas.

-Es una bodega, pero obviamente puede bajar si eso lo tranquiliza. Hemos estado con Alejandro hace momentos y está limpia de peligro.

Comenta la gitana.

Darma llega antes que yo a volver a acostar a George, menos mal...me ha asustado un poco al intentar hablar y todo. Su voz sonaba bastante rota.

El señor Mastropiero parece que viene a acompañarnos. Con un rifle. Eso está mejor.

-Yo creo que sí descansé lo necesario, aunque ahora no ha servido de mucho y que tendría que haber dormido más.-encojo un hombro ligeramente divertida por mi pensamiento.-Gracias por el interés, señor Mastropiero; y por venir a protegernos. Justo le comentaba a mi compañera que debí haber pedido un arma.

Alargo mi reposo en la cama unos minutos más, más de lo que me gustaría, hasta que me encuentro con suficientes fuerzas para levantarme de una manera segura.

-Muchas gracias- exclamo por las atenciones y preocupaciones de las dos mujeres. -Ya me encuentro mucho mejor, sólo un poco mareado y con jaqueca...- Miento, algo más sucede en mi interior aunque me siento incapaz de reconocer ni aliviar esa molestia, tal vez sea parecido al delirum tremens que he visto padecer a ciertos pacientes cuando se ven privados de fármacos a los que son adictos. Mi cuerpo tiene sed y un hambre insacable que ni si quiera acabo de comprender.

Con el fin de apartar esa continua molestia en mi interior decido preguntar acerca de las personas ausentes. -¿Dónde diablos se ha metido ese chiflado de Raymond?, ¿Y Paul?...-

Suelto un par de reniegos cuando veo que no hay nada en el gran comedor. ¿Qué esperaba encontrar? Realmente no lo sé, porque si realmente esperaba no encontrar nada no debería haber gruñido de frustración. Voy a tirar abajo la otra puerta (¿para qué abrirla y dejar que te pillen con la mano en el pomo?) cuando oigo la voz de Zhiara detrás de mi.

Me giro con sorpresa y cabreado, la muy... mujer de mil hombres... ha provocado que se me acelerara la respiración. Ni siquiera la había oído acercarse.

- ¿Una bodega? Ahí puede ocultarse cualquier cosa y que se os haya pasado. Bajaré a ver.

Abro la puerta con la mano y la cierro tras de mí, bajando a paso tranquilo buscando las reservas de whisky. Una botella a cambio de garantizar su seguridad es un precio justo, ¿verdad? De paso, además, me aseguro que no queda nada. No me fío de la capacidad analítica de ésa mujer y el guitarrista.

Raymond bajó al sótano. Era un lugar espacioso, Hay varios toneles de vino apoyados en unas tarimas y dos faroles iluminan desde el techo, encendidos con velas pequeñas que dan poca luz. 

Hay un mueble con cerrojo en un costado, como tiene un pequeño sector de vidrio se ve que allí hay algunas armas , acomodadas a su soporte.

Quitando eso el sitio parece simplemente una bodega más, bien provista de buen vino.

Géorge termina levantándose de la cama, aunque sus compañeros no están muy seguros de que pueda o deba hacerlo. Se siente mejor, de todas formas. Aunque de vez en cuando le agarra un deseo profundo, que no puede definir bien, no se ve atacando a las chicas o al joven Alejandro.

En ese momento tocan la puerta, luego de escuchar un "adelante" de parte de una de las chicas, se ve asomar la cara de la gitana.

-Mi tío ha llegado. Bajad al comedor. ¿Señor Knightley, se ha levantado? Bien, pero lo tendremos vigilado y si me permite.

Zhiara entra y saca un crucifijo de plata de una bolsa pequeña que cuelga de su brazo.

-Debo insistir que lleve ésto al cuello, lo siento... es por su bien, y por el nuestro.

Aunque a Géorge el collar le parece pesado, por más que es realmente pequeño, accede a ponérselo sin protestar.

Con una simple mirada ya es fácil advertir que no es un sitio apto para esconderse. Pretendía coger algo de whisky, pero no veo cómo sin llegar a la fuerza y no me apetece dormir al raso con lobos fuera por querer un poco de alcohol. "Igual mañana...". 

Vuelvo fuera y cierro, aceptando ya que abajo estaba todo tranquilo. Busco a los demás, pensando cuándo vendría el tío de Zhiara y por qué él era importante. ¿Qué podrá hacer él que mi arcabuz no?

- Zhiara, ¿cuándo venía tu pariente?

Tomé el arma y la guindé en mi hombro. miré a las chicas y sonreí - yo bajo... ¿vienen?

Preferí no informar a George en su estado de la desaparición de Paul, así que miré de ayudarle a incorporarse bien.
-El señor Raymond ha ido a inspeccionar la casa para asegurarse de que nadie-remarco bien la palabra para que entienda a quién me refiero.-ha entrado por otro lugar y se ha quedado de huésped no invitado.

Zhiara regresa, y nos informa de que ha llegado su tío, el experto. Voy a referirme a él como el experto porque me hace sentir mejor.

-Claro, bajemos.-miro al doctor.-Puedo ayudarle a bajar si lo desea.

- Creo que ninguno debería quedarse solo. Será mejor que bajemos todos. - dije asintiendo al comentario general. Aunque se niegue deberíamos ayudarlo - digo mirando a Susana - aún está débil.

Todos incluidos el doctor bajan al salón principal cuando Zhiara les informa de la llegada de su tío. Allí ya se encuentra Raymond, quien estaba hurgando por la casa momentos antes, haciendo una guardia para evitar que Bethany se pudiera ocultar en algún sitio sombrío. El muchacho iba a pregutarle a la joven de ojos violeta cuándo volvía su pariente, pero ella ya no estaba allí cuando sus labios se abrieron para formular la pregunta.

En ese momento, cuando todos se reúnen, entra en el cuarto un hombre de traje pulcro y mirada inteligente. Saca una pipa, la enciende y los mira a todos estudiándolos. Finalmente sus ojos se posan en Zhiara, y una sonrisa ilumina sus labios.

-Nieta querida. ¿Me presentarás a tus amigos? Por cierto, te pido disculpas por tardar un poco más pero ciertos asuntos me requerían como siempre lo hacen.

Zhiara le da un fuerte abrazo y el hombre lo recibe con gratitud. El mayordomo entra en la estancia y sirve unas copas de coñac. La gitana susurra algo al oído de Van Helsing.

-Mmm... ¡qué terrible! -dice mirando a Géorge -¿me dejaría revisar su cuello, joven?

Pregunta el hombre.

-Por su puesto- contesto al doctor mientras me acerco poco a poco por mi propio pié. -Soy el doctor Knightley, compañero de profesión, es todo un placer-

Dicho esto expongo levemente mi cuello para que el doctor pueda examinar mi herida. Por fin parece que alguien con un poco de conocimiento puede esclarecer algunas de mis cuestiones científicas...

- Buenos días señor - digo en una pequeña reverencia - mi nombre es Darma Shorempet. Me alegro que haya llegado y espero que pueda contarnos con más detalle lo que Zahira ya ha comentado.