Miré al tipo duro partir. Me gustaría ver la conversación que tenía con Daarken pero no tenía tiempo. me tendí en una de las otras camas, a la espera de lo que diablos pasase... O eso parecía, era hora de tener una conversación con mi amiga. Wlla guiaba mis pasos más de lo que yo imaginaba. Me gustaba pensar que tenía libre albedrío, pero su telaraña siempre acababa por atraparme.
Ahora me vas a contar que diantres estas tramando. Y no me mandes indirectas intentando distraerme. ¿Por qué te interesa el elfo y por qué este maldito pueblo?
Tu compañera rió ante tus preguntas. - Percibí algo en él, ese tipo esta podrido, hubiera sido mejor huesped que tú y tal vez pueda ser un gran aliado si jugamos bien nuestras cartas. - Por primera vez tu peculiar compañera estaba colaborando y que ella respondiera tus preguntas era sin duda una muy mala señal. - De este pueblo no sé mas que tú, aunque te puedo asegurar que esa elfa no mentía, lo de aquella granja solo podía ser cosa de un demonio de la cólera y uno bastante poderoso si está creando súbditos.
- Siendo directa, me da igual lo que ocurra con el pueblo, pero quiero que llegues hasta él, a los demonios de la cólera les falta cerebro y a este en concreto le sobra poder. - Volvió a reir. - Puede que saquemos algo de él.
- y hay algo más, Hannan oculta algo poderoso en la bolsita de su cinto, puedo percibirlo, pertenece a la abominación y tiene poder. - Miraste a Hannan que volvía a dormitar, pero aunque el resto se había marchado Lanaya seguía ahi junto a su hermana. - No se si esperará a dárselo al resto cuando partamos o no lo enseña porque no conoce su poder, pero sería de gran ayuda para nuestro pacto que lo consiguieras sin que el resto te viera...
Jareth al bajar encontró a Daarken sentado en la entrada jugando con las niñas y a Tarl Dale hablando con Dara junto a él.
- Sabía que aceptarías. - Tarl dale le dedicó una amistosa amistad a Dara, tantos días a su lado había forjado una mayor confianza. - al final tendrás más acción de la que esperábamos. Bueno, salgo a ver si consigo avisar a los aldeanos, a ver si ninguno pasa otra noche en las inmediaciones. - Salió de la posada y se despidió. - Buena suerte si no nos volvemos a encontrar antes de que partáis. Recordad, ¡salvad a los elfos y podremos defendernos de los engendros! No hagáis locuras.
- ¡Maestro Tarl! ¡Espera! - Se escuchó a Haran desde el otro lado de la barra que ahora tenía a sus dos hijos, uno a cada lado. - Te ayudaremos. - Los 2 hombres y los muchachos se repartieron las tareas en la propia entrada y se dividieron en grupos de 2 para avisar al resto.
Os queda hablar lo que tengáis pendiente y pasar la noche, a la mañana cambiamos de escena.
Escogiste la otra habitación, era exactamente igual que en la que descansaba Hannan. La única diferencia era la máscara que Daarken había colgado de las propias estanterías para que se secara, por alguna razón había conseguido curarla y no tenia mal aspecto. ¿Olía a tanino*? ¿de donde lo habría sacado? ¿o acaso el elfo era previsor y ya lo portaba encima?
Tampoco le diste muchas vueltas, podía ser un tipo apañado simplemente y con lo cansada que estabas la cama te estaba llamando.
Queda que el resto se aclare y pasar la noche, a la mañana cambio de escena.
*tanino: Sustancia muy astringente, que se extrae de la corteza de algunos árboles, como el castaño o el roble, y se emplea principalmente en el curtido de pieles y en la elaboración de ciertos fármacos.
- Daarken.- Le llamo.- Ven un segundo, por favor, que tenemos que discutir un par de cosas.
Me coloco junto a la chimenea, para hablar con él en privado.
Una vez estoy junto a él, le suelto a bocajarro lo que llevo pensando unos minutos.
- Mira, la cosa está así. Los engendros atacan a los elfos dalishanos y al pueblo y una abominación dirige a los engendros tenebrosos. Esto se nos va un poco de las manos. Pero. Vivial se tiene que hacer cargo de este tema. La cosa es que... Nosotros solo teníamos que escoltarla hasta aquí. Ya está aquí. Nosotros estamos libres.- Miro mis pies.- Pero... Yo no quiero irme. No aún, quiero decir. Tú... ¿Tú qué quieres hacer? Podríamos irnos. Cogemos la bolsa y nos vamos sin mirar atrás. O podríamos, por esta vez, no lavarnos las manos. Hacer un poco más. Tú me entiendes, ¿no?
¿Algo? Mi mirada se posó sobre la tierna elfa. Quitar a Lanaya de en medio resultaría difícil. Si fuese la única maga podría decir algo, pero Vivial suponía un problema, se daría cuenta de una mentira. Tenía que decir algo para que me dejase a solas con su hermana. Y las palabras de Xilyha ... me inquietaban. era peligroso que ella se tomase tal interés. pero cuando lo hacía, no hacerla caso podía ser igual de malo. Puajj, espero que no me convirtiese en una abominación. Recuerdo cuando casi lo fuí... y sin embargo si pudiese recuperar un cuerpo más hermoso sin perder el control estaría genial.
Si se queda a solas buscará lo que dice Xilyha.
Me acerqué a Lanaya. Su rostro estaba cubierto por la preocupación, y la presencia de los aldeanos no la había acallado. Parecía agotada. El mio tampoco sería mucho mejor, pero el traqueteo me había quitado el sueño.
- Te veo cansada, ¿no deberías de descansar un poco? Anda, bájate abajo a por una cerveza o algo. Yo me quedaré cuidando de ella. Daarken es un buen tipo, la mayor parte del resto no, pero seguro que te arranca una sonrisa de la cara.- Le sonrío, aunque mi mirada está deteriorada por el paso del tiempo y el sueño
¿Tú haciendo una buena obra? ¿En serio? Sí, cállate.
Estaba molida.
Ver la cama vacía llamándola a sucumbir al mundo de los sueños era una tentación que le costaba resistir. Se quitó la capa mientras miraba la máscara de Daarken, haciendo una mueca de desagrado al comprobar que tendría una macabra compañera de habitación, aunque tenerla tan cerca le recordaba contra quién luchaba y qué hacían, además de que así no daba tanto miedo. Tal vez eso era lo que intentaba, que dejáramos de temerlo. No me imaginaba que fuera tan profundo Daarken.- Sonrió, doblando con cuidado la capa y dejándola sobre el taburete, alisándola después al pasar la mano sobre ella al igual que su báculo, apoyado en la estantería.
Quería asearse, aunque fuera lo básico. Cogió un balde de agua que habían preparado con unas toallas para frotarse las manos, parte del cuello y la cara, quitándose parte de la suciedad y sudor que llevaba acumulada, apartándose el pelo de un lado a otro para que no le molestara.*
Después se quitó el vestido, dejándolo de nuevo con mimo doblado sobre la capa y dejando los zapatos a su lado, para poder por fin meterse en la cama, tapándose con las sábanas y cerrando los ojos, dejando descansar al cuerpo.
* Me lo he inventado, era para que pudiera asearse. Si está demasiado mal avisa y quitamos todo ese párrafo sin problema.
Alcé el pichel hacia Tarl a modo de despido cuando salía de la posada. Por mi parte permanecía apoyada en el marco de la puerta un rato más, esperando la respuesta del elfo... pero el tipo llamado Jareth apareció, reclamando la atención de Daarken. Arqueé una ceja, pero no le di importancia y seguí disfrutando de mi cerveza.
Sin embargo, de cuando en cuando, miraba de reojo hacia la chimenea. No me fiaba del aquel mercenario.
Sonrio a Narelle agredecida pero primero me dirijo a mi hermana.
Tu descansa, nosotros nos encargamos de todo, haz el mapa que yo se guiarme en el bosque de sobra con tus garabatos... ya pasaste por más que suficiente. Le indico ya que no quiero que vea otra vez en que se convirtió su gente.
-¿Cómo acabaste aquí?
Aquella imponente mujer, y no en el sentido seductor de la frase, había roto el silencio en el cual meditaba el elfo sobre todo lo que estaba pasando.
Con un estoico e imponente -Eh? -Daarken giró su cabeza hacía ella viendo como esta le ofrecía un pichel de cerveza, ¿Quien podría decir que no a algo tan bello?
-Pues a decir verdad... - El elfo no pudo terminar la frase cuando irrumpió Tarl exponiendo algo que ya había pensado mientras bebía con Haran, nada nuevo para su magnifica mente, la mejor opción para el era beber dando la espalda al resto, jugando con la arena y la daga.
Cuando terminó, Daarken se puso en pie, quería continuar la charla con la chasind, ya que le parecía más que justo su historia a cambio de cerveza, pero hoy no sería el día que lo haría, sin tiempo para que dijera ni la primera palabra, Jareth le asaltó para hablar, disimulando que iba a comenzar la conversación acercó su pinta y bebió un trago antes de ir con su compañero de armas.
Escuchó atentamente a Jareth, por una vez parecían coherentes las palabras que farfullaba, con gesto pensativo el elfo levantó la jarra entrecerrando un ojo.
-Dime la verdad querido Jareth, ¿A ti no te gusta el sabor de la cerveza gratis?, a mi me encanta, sabe como a libertad, como cuando saltas de un árbol a otro con una gracilidad digna del mono mas hábil que jamas haya pisado la tierra, como cuando un soplo de aire te despierta aun borracho junto a un riachuelo y este te rocía con unas pequeñas gotas que un pez hace salpicar con su cola hacía tu cara.
Tras este breve discurso el elfo suspiró, mirando a esa cerveza como si de la mas bella elfa se tratara, efectivamente no existía duda alguna, se le estaba empezando a subir la cerveza.
Como si de un niño pequeño se tratase miró hacia los lados, y percatándose de que nadie les observaba ( al menos para el ), le enseño parcialmente la nueva "adquisición" que había logrado en ese pueblo.
-Mira, mira, Jareth, mira...mira que espada, mírala, Jareth, mírala...Ahora..Jareth, mírame, Jareth , eh!...¿Crees que me puedo ir de aquí sin probarla en mis manos? Vamos a ser coherentes, si servimos bien a la maga, aunque sea excediéndonos en nuestras labores, es posible que obtengamos más recompensa y a lo mejor, por nuestra intachable lealtad y dedicación al circulo puedan caernos más contratos de este tipo, ademas, te juro por nuestra señora redentora, que no ansío algo más que cortarle la cabeza a esa abominación y a la elfa, nunca he matado a una, y me gustaría poder ponerla en mi palmares.
Tras un leve descanso y tras ver como había quedado la frase, se autocorrijio. - La abominacíon digo, la elfa espero que muera en la batalla, a lo mejor se me escapa una daga contra su bocaza.
Ya estaba aclarado, todos colaborarían en la misión que propuso Tarl Dale, cada uno por unos valores y objetivos muy diferentes: Honor, Amor, Sentido del deber, hasta por puro egoísmo. Al día siguiente serían un grupo variopinto, como poco, y apenas se conocían, pero tenían que empezar una autentica aventura juntos. No tardarían en descubrir que aquello pondría a prueba no solo su fuerza e inteligencia, sino que removería sus principios.
Uno a uno fueron subiendo a las habitaciones para descansar esa noche, Jareth y Daarken fueron a la segunda habitación, donde estaba colgada la máscara del elfo en un rincón y Vivial ya dormida en una de las camas.
Hannan volvía a estar somnolienta cuando Lanaya le habló, pero había dejado el plano con una ruta dibujada encima de la mesilla. Con todo en orden y su hermana dormida de nuevo, Lanaya besó su mejilla y también se acostó en otra de las camas de la habitación. Para sorpresa de Dara, encontró en su habitación ya dormían tanto las 2 elfas como Narelle, solo se entretuvo para comprobar que sus pertenencias seguían intactas en su cofre antes de irse a dormir.
dejadme un Post para cerrar escena (si queréis) tengo que finiquitar un par de cosillas (dentro del rol) para la siguiente escena pero no tardará.
Si algo os queda pendiente de hablar con algún compañero que pueda necesitar mas 1 de post, podéis usar la escena de "campamento", con el título (TABERNA - ESCENA 2) para que quede ordenadico, se entiende en que es una conversación que se tiene antes de irse a dormir o porque despertáis a alguien para comentarselo, como queráis enfocarlo.
(Nine, no te engañes, luego nadie pondrá nada.. XD)
Todas dormían, hasta Dara que escuchaste llegar en último lugar, no sabrías decir de donde venía pero se escuchaban unos leves ronquidos rompiendo el silencio de la noche, ellos podrían ser tus aliados. Tal vez sería una buena oportunidad para tratar de conseguir aquello que ocultaba Hannan, pero tendrías que ser muy sigilosa si no quieres que te escuche ninguna.
Si quieres, dejame tiradica de Destreza. Cuenta que es complicadico y te pueden pillar.
Motivo: coger objeto
Tirada: 3d6
Resultado: 5, 5, 6 (Suma: 16)
Sino colaré una trola :P
Encontraste el cinto colgado en el respaldo de la propia cama de Hannan, no debería ser especialmente difícil hacerlo sin que te escuchara. Con una habilidad que no era para nada común en ti, lograste levantarte de la cama sin apenas hacer ruido y acompasar tus pasos al sonido de los ronquidos de la habitación de manera que hacía casi inaudible el crujir de la madera del bajo tus pies y tan solo necesitabas dar un par de pasos.
Levantaste el cinturón con cuidado y notaste que una de las pequeñas bolsas que colgaban de él pesaba ligeramente más que el resto. La abriste con cuidado y encontraste lo que parecía un eslabón partido aparentemente de hierro, no te parecía gran cosa pero escuchaste su voz. - eso es, vamos, no pierdas el tiempo, ¡cógelo! - Por un segundo temiste que le hubiera escuchado el resto, por lo que volviste a comprobar si seguían dormidas por puro instinto, para inmedietamente sentirte como una idiota. - ¡UUFF! nunca dejarás de sorprenderme con tu estupidez. - Obedeciendo a sus ordenes tomaste aquel eslabón, dejaste el cinturón tal como estaba antes de que lo cogieras y volviste a tu cama siguiendo la misma estrategia. Al tener la cama junto a la ventana, la luz de la luna te permitió poder analizar el eslabón incluso ocultándolo bajo las sábanas.
Parecía el eslabón de una cadena, tenía unos grabados inteligibles y estaba sin duda partida, le faltaba una gran parte. - Son grabados mágicos. En algún momento encerró un hechizo, es una lástima, ya perdió su poder. Pero guárdalo, puedo percibir que aun conserva algo de energía en su interior y si tiene algo que ver con la abominación o con el bosque puede sernos útil. - Hizo una pausa y volvió alzarte la voz. - ¡y ahora duermete! si no descansas ni comes bien seremos más débiles.
Palmeo la espalda de Daarken.
- ¡Ese es mi amigo sociópata! Ahora, terminemos esa jarra y a descansar.
Y dicho y hecho, subimos a la habitación un poco más ebrios de lo que habíamos bajado. Vival duerme en nuestra habitación y no puedo dejar de mirarla durante unos segundos, completamente embobado. No es hasta que caigo en la cuenta de que me tengo que meter en la cama antes de que Daarken reclame posesión de ambos colchones que me muevo.
- A dormir.- Musito.