Partida Rol por web

XXDDDDDDD

La sonrisa de Akromm murió en sus labios, o eso pareció a un Kartag a punto del desmayo y a un no menos vapuleado Leviathan, cuando de pronto la luz pareció apagarse, casi como si un poderoso Dios hubiese echado un espeso manto sobre él. No era una oscuridad completa, de hecho aun podían vislumbrar sus siluetas entre ellos, pero Leviathan, entrenado para luchar incluso a oscuras, notó como el ogro titubeaba. Era un ejemplar de las profundidades, pero, para fortuna de sus enemigos, había salido a la superficie buscando pastos mas verdes hacía demasiado tiempo, y se habia acostumbrado a luchar bajo el astro que tanto había odiado al llegar a la superficie:

— Shûûûûllllzzzz!!!! Que mierda es esto??!! A que esperas para eliminar esta oscuridad??!! — bramó Akromm, mientras levantaba su temible garrote, y tras echar un vistazo a la figura inestable del draconiano, acercarse hacia el rubio humano que le había herido: — Huyes como un gusano, escoria??!! Crees que podrás escapar de tu destino??!!

En efecto, Akromm no podía luchar en la oscuridad como Leviathan, pero la mala suerte quiso que el golpe adivinara la finta del solamnico y le impactara de lleno en el pecho. Mientras caía hacia atrás sobre la húmeda hierba, con la mortal contusión llenando sus pulmones de sangre, Leviathan se planteó por un momento si aquella norma de no rehuir un combate era una de las que deberían cambiar, en pro de una saludable Caballería, la Caballería que él había soñado hacer cambiar a mejor...

Kartag vio y escucho entre la sombras como Leviathan caía tras el sonoro golpe dado por el Dador de muerte. Con mucho pesar, tras engullir la redoma curativa y recuperar algo de vigor, salió del globo de oscuridad derramando una lágrima por el fiero caballero de Solamnia. Lo habían intentado y habían fallado, culpándose por haber errado al esquivar el golpe de la bestia y haber fallado su mortal mordisco. Si hubiera llegado hasta él lo habría paralizado y lo habrían derrotado -pero el aciago  destino a veces es cruel, había caído sobre ellos. El monje de Majere hizo lo único que podía hacer, correr en dirección a la entrada de la torre en busca del resto del grupo. Tenía que contarles lo que acaba de pasar, sería un varapalo para Tarben y el resto, pero debían saber que enfrentarse al ogro era una muerta segura. Debían huirrrr….

Finalmente, y tras echar un ultimo vistazo al lugar donde había caído su compañero y amigo, Zoak agarró la espada mágica de su compañero, y musitó unas palabras en silencio, tal vez una promesa al caído Tarben. Entonces su cara cambió de nuevo, a una de furia y determinación, cuando la giró hacia las escaleras, donde había atronado el grito de guerra de Akromm:

— No se que es lo que lo ha provocado, pero no augura nada bueno... — dijo, rechinando los dientes mientras hablaba. A la legua se veía que estaba haciendo un ímprobo esfuerzo de voluntad para no salir a la carrera escaleras arriba:

— Vayamos a ver qué es, es probable que nuestros amigos nos necesiten!! —  antes de asentir, y seguir a la carrera a sus dos únicos compañeros allí abajo, escaleras arriba.

Casi en lo alto de la escalera, los sonidos de la lucha se hicieron mas evidentes: alguien luchaba a cincuenta metros de la derruida torre. Zoak agarró el brazo de Baigron, y le dijo entre dientes, antes de agacharse junto a sus compañeros, para ver el panorama:

— Toma, mi sable ya es mágico, y tu filo, aunque temible, me temo que no, así que, honra a Tarben desmembrando a unos cuantos de esos hijos de una puerca!!

Desde allí, los tres pudieron dominar toda la herbosa llanura que rodeaba los escombros de la torre. Aunque la ligera lluvia seguía cayendo, ajena al espectáculo, todos pudieron ver que, junto al carro, dos goblins parecían cerrar los efectos de una apuesta, pues uno dejaba caer dos monedas en la mano extendida del otro. A apenas, 4 metros del mismo, la bruja hobgoblin parecía abofetear al otro de los guardaespladas de Akromm que, congelado en mitad de un paso, miraba hacia la colina rocosa por donde habian salido ellos previamente. A 15 metros en esa dirección, una enorme esfera de oscuridad no permitía ver que había dentro, pero en ese momento, Kartag salió de ella corriendo en direccion a la entrada de la torre, sin importarle ni la bruja ni los goblins, ni el inmovilizado Guardaespaldas orog!!

Incluso desde la distancia, Zoak, Anubis y Baigron pudieron ver que el draconiano kapak estaba herido de gravedad, como si el mundo se le hubiera caido sobre su destrozado pecho.

La bruja le vió, y girandose hacia donde estaban los goblins, les chilló, con voz molesta:

— Vosotros, ratas, no dejeis que escape!!

Los dos goblins se miraron con cara de sorprendidos, pero entonces, esa mueca de malicia que tanto les gustaba dibujar, apareció en su rostro, mientras echaban mano de sus arcos cortos...

Del resto de amigos o enemigos, nada se sabía, pero un gruñido desde la oscuridad, indicaba que Akromm estaba dentro de ella.

Por encima de la zona de oscuridad convocada por ella misma, Desdemona pudo ver como Kartag, a la carrera, se dirigía hacia la entrada de la torre. El grito de triunfo de Akromm, el crujido de hueso, y el silencio que siguió dentro de la oscuridad que había conjurado como única vía de escape para el Caballero y el Monje, no auguraba nada bueno, y menos aún la carrera, huyendo del draconiano.

La bruja le vió, y girandose hacia donde estaban los goblins, les chilló, con voz molesta:

— Vosotros, ratas, no dejeis que escape!!

Los dos goblins se miraron con cara de sorprendidos, pero entonces, esa mueca de malicia que tanto les gustaba dibujar, apareció en su rostro, mientras echaban mano de sus arcos cortos...

Se me hiela la sangre al escuchar el alarido que surge de la nube de negrura. A Leviathan y a Desdémona no les veo por ninguna parte pero, por fortuna, tampoco el caudillo ogro se encuentra a la vista. A quienes sí veo es a la bruja, a una pareja de ociosos trasgos y al último guardaespaldas de Akromm. Éste parece encontrarse en trance, bajo el influjo de algún conjuro aturdidor o paralizante.

También reparo en Kartag, corriendo hacia nosotros. Su fuga del círculo de oscuridad atrae sobre sí la atención de los trasgoides y previsiblemente también hará que Baigron y Zoak acudan en su auxilio después de la trajedia que acabamos de presenciar. Esto me ofrece una oportunidad única para tratar de alcanzar la desocupada tienda de campaña sin que se percaten de mi presencia. Tal vez encuentre en ella algo que pueda resultarnos de utilidad y, si no, al  menos habré alcanzado una posición ventajosa desde la que atacar la retaguardia de nuestros enemigos.

Espero a que mis dos compañeros entre en liza y, en cuanto eso ocurra, echo a correr colina abajo, en dirección noroeste con la esperanza de que ninguno de nuestros adversarios se percate de mi presencia.

El rugido de la cosa que les estaba persiguiendo desde hacia tiempo habia alertado a todos los que estaban en el pasillo donde habian combatido a los goblinoides; pese a la perdida de Tarben estaba claro que la violencia aun estaba en las cartas, que aun quedaba mucha sangre que derramar.

¿En opinion de Baigron?, perfecto.

La muerte de Tarben, su fallo al tratar de salvarlo con las ascuas de poder mistico que le quedaban, solo habia azuzado la amargura de Baigron y tras que Zoak le entregara al espada que tan diestramente habia enarbolada el solammico, Baigron estaba mas que dispuesto a hacer honor al caballero, descuartizando cuantos trasgoides pudiera, de hecho, nada le haria mas feliz a Baigron que cobrarse una libra de carne del responsable ultimo de toda esta pantomima.

Vamos. Sencillamente dijo el draconiano, enfundando Fleshrend y empuñando la espada magica en conjuncion con su escudo.

Una vez en el exterior, Baigron observo la situacion y con un siseo visceral, se dispuso a hacer pedazos a todo trasgoide que se le pusiera por delante.

Tanto Kartag, que corría hacia allá, como Desdemona, que controlaba la escena oculta en las matas de la pequeña cresta rocosa, pudieron ver como sus compañeros salían por la derruida entrada de la torre y, protegidos por las rocas, oteaban la escena. Bueno, al menos tres de ellos: el otro draconiano, Baigron, el mago abanasinio, Anubis, y el imponente minotauro, Zoak. De Tarben no había ni rastro...

... Bueno, sí, aunque embrazaba su escudo en la siniestra, Baigron blandía la mágica hoja élfica que habían encontrado en las ruinas de la torre, en la siniestra: el arma que había elegido Tarben en el reparto.

Por su parte, Anubis y Baigron observaron con ojo crítico las muestras de magia que se encontraron al salir a la superficie, donde el fino "chirimiri" comenzó a posarse sobre su piel y ropas, pero solo el mago, mas ducho en conocimientos mágicos pudo ponerles nombre: la esfera de oscuridad era una muestra del conjuro del mismo nombre, y pese a que tanto los usuarios de magia arcana como divina podían utilizarlo, también sabía que la raza de Desdemona también podía hacerlo de forma innata. Pero lo que le pareció mas interesante aún fue ver, en los rasgos del orog retazos del conjuro conocido como Retener Persona, y eso, o lo había conjurado la bruja, o no alcanzaba a saber de donde habia aparecido...

Antes de que ninguno pudiera reaccionar, Zoak, que había subido las escaleras controlando apenas su furia, simplemente dijo: — Borraré de la faz de Krynn a esa jodida raza de piel gris!! — y, enarbolando su escudo de metal, y su sable flamígero, inició una carrera hacia la pareja que conformaban la bruja y el orog guardaespaldas de Akromm, aunque era la mezcla entre ogro y orco de las profundidades su objetivo. Según se acercaba hacia allí, gruñó con fuerza, un bramido de dolor que le salió de lo profundo del pecho. Los goblins aullaron al reparar en él, y el suyo fue un chillido de puro pavor.

INICIATIVA

17 Desdemona

17 Akromm (-29PG de daño)

17 Kartag (-19PG)

16 Zoak

13 Baigron

13 Anubis

11 Bruja Shûlz

  7 Orog Guardaespaldas (Paralizado)

  7 Goblins

¡¡ Turno Sorpresa para Anubis y Baigron, y despues, Turno de Zoak !!