Partida Rol por web

Lord Heinvart junto al enano escucha lo que cuenta Voki como si no se lo creyese. Después de echarle un último vistazo a la llanura plagada de hogueras se vuelve para el enano.

   -¿Por donde mas podrían entrar a la colonia? - Lanza una mirada a la montaña... - Escalarla por el otro lado y después descender sería una locura, no se salvaría ni uno de cada 100.

Luego su rostro se ilumina, pero de preocupación. ¿Habrán encontrado algún túnel en la otra cara que les lleve hasta nuestras galerías....? Manda de inmediato a tus enanos a explorar cada rincón de los túneles.

Después se dirige a otro de los Capitanes, coge a 100 soldados y recorre toda la colonia, de arriba a abajo, dos veces...

El alivio que sintió al ver a los dos hombres llegar sanos y salvos arriba dio paso a la preocupación ante las noticias que Voki estaba dando. ¿Qué estaba pasando? Aquel comportamiento por parte de los pieles verdes no era normal, pero lo que más preocupaba a Aeryn era que actuaran de manera tan "organizada", el hecho de una estratagema tan elaborada y que la ingente cantidad de pieles verdes hicieran caso al unísono a unas órdenes no podía traer nada bueno para los habitantes de la colonia.

Escuchó las palabras de Lord Heinvart con el semblante ensombrecido, si existía la posibilidad de que hubiera túneles que comunicaran el asentamiento con el exterior deberían haberlo previsto. Aquel era un punto demasiado débil como para no tenerlo en cuenta. ¿Cómo habían pasado por alto ese detalle tan importante?

- ¿Es que no sabéis si existen túneles que se comuniquen con el exterior? Si esta posibilidad existe ¿cuánto tiempo se tardaría en dar con ellos?

Lord Heinvart se gira hacia la Alhyon contrariado.

   No los hay, al menos nosotros no los hemos hecho. Pero no se me ocurre muchas mas opciones para el comportamiento de los Pieles Verdes... tal vez lleven tiempo construyendo esos tuneles... aunque nunca han sido una raza laboriosa, ni mucho menos.

En el peor de los casos, las balistas pueden girarse y disparar al interior de la colonia, como cuando el wyvern. Podríamos despertar a los civiles y traerles a la base de la muralla. Serán más fáciles de proteger que cada uno en sus respectivas casas diseminados por todos lados.

Se rascó el mentón, pensativo. Nunca dió a los Pieles Verdes por criaturas inteligentes ni capaces de urdir enrevesadas tramas.

Se tardarían años en construir un túnel lo suficientemente grande para albergar a todo ese ejército que ahora ya no vemos. Quizás, como mucho, alguno de sus exploradores habrá encontrado accidentalmente un paso natural. Quizás una cueva que comunique con las minas o que salga a alguna ladera a media altura. Algo lo suficientemente alto como para albergar a un Graunt.

¿Qué hay de los hombres que desaparecieron? ¿Se sabe por qué zona del exterior de la colonia tenían su ruta? Ellos debieron encontrar lo mismo que los orcos. Nos permitiría saber desde qué dirección entrarán en la colonia.

Lord Heinvart escucha las divagaciones del Hijo de Ihvist, aunque sin prestarle demasiada atención, pues esta sumido en sus propios pensamiento.

   - La ruta de los exploradores solo ellos la conocían, pero se solían aventurar bastante lejos, hasta a 3 o 4 días de viaje.

El tiempo va pasando lentamente en la muralla, Gareth y los otros dos Alhyon regresan a la muralla un buen rato después y Lord Heinvart se encarga de ponerlos al día.

Cuando por fin regresan los enanos de las minas, cerca del amanecer estos vuelven con las manos vacias.

   - Es imposiblerrr que estennnn ennn lasss galerrriasss, lasss hemosss comprrrobado todasss

Los verdes ojos de Pazzo se movían de una persona a otra según abrían la boca. Algunas veces asentía, otras veces lo negaba depende si estaba o no de acuerdo con lo que decían, pero siempre se ponía en medio de los dos O´Shars para mantenerles informados de lo  que decían los demás. En algunos momentos se asustaba por las posibilidades que se daban. Respiró aliviada en cuanto la noticia de que no había enemigos por las minas, llegó de parte de los enanos.

La espera se le hizo interminable. Trenzó su pelo y lo volvió a soltar, afiló sus cuchillos y hasta estuvo callada. Tuvo tiempo de sobra de prestarle mucha atención a todo lo que pasaba por la colonia. Su cara mostraba un aburrimiento terrible. La buena noticia de que no hay pieles verdes por la colonia, la hizo relajarse y con ello el estómago le recordó que todavía no había desayunado.

- Bien, muy bien... Saber que no hay bichos verdes, salvo por algún guarro que no suele bañarse, pero esos no son peligrosos, salvo si se acercan... bufff como huelen cuando se acercan... Su mirada quedó perdida en un punto que solo ella podía ver y no tardó mucho en volver a lo que estaba diciendo. Eso, que como no hay peligro, yo propongo ir a desayunar. Hace un frío que hasta los pieles verdes se fueron a casa...

Udokal seguía sin comprender lo que había pasado, por mucho que las palabras de Voki fueran claras.

-¿Que no están? Repitió para Keloa. ¿Como no van a estar?

Se preguntó si el pequeño Voki habría mirado bien, como fuera tan buen explorador como arquero.... Tantos pieles verdes no podían desaparecer de repente, ni era su forma de actuar, aunque tampoco lo era estar tan callados y hacía tiempo que no se les escuchaba. Fuera como fuera no era normal.
El mensaje causó una gran conmoción entre los responsables de la colonia y enseguida el jefe comenzó a dar órdenes. Udokal se quedó quieto mirando a las fogatas lejanas y esperando que alguien le dijera lo que querían que hiciera a continuación. En su colonia las órdenes hubieran sido rápidas y concisas, aunque en el último ataque no les había dado tiempo ni a organizar una defensa por lo rápido y sorpresivo que había sido.

-Yo sigo viendo las hogueras. ¿A donde iban a ir?

Lo único que se le ocurría es que se hubieran cansado de esperar a que los de la colonia salieran a luchar, pero en ese caso en vez de marcharse deberían haber atacado y estaba claro que no lo habían hecho. Udokal estaba muy confuso con todo aquello.
La gente iba y venía por la colonia, quizás buscando una explicación, pero no parecían encontrar ninguna tampoco.

Aquello era desquiciante. Y lo peor de todo es que estaba generando un desconcierto y una paranoia inusitada en Zhurant.

A ver... Calma. Tal vez solo están camuflados en la nieve esperando a que nos confiemos y abramos las puertas. Os diré lo que haremos. Me voy a quitar la armadura y me descolgaré con Voki por las cuerdas. Ahora que hay de nuevo luz diurna, Alegre podrá rastrear. Seguiremos las huellas de orcos hasta la fisura en nuestras defensas, y luego volveremos para asegurar la parte de la colonia afectada. ¿Qué os parece? Y los que quieran también pueden venir. Pero por las cuerdas, no podemos abrir esa puerta hasta que esteamos seguros de lo que ocurre.

Lo que estaba sucediendo no tenía ningún sentido. Numerosos pieles verdes habían acampado ante el muro dispuestos a acabar con toda vida que hubiera al otro lado y ahora ¿se largaban sin más? No, aquello debía tener una explicación y seguro que a ninguno de los presentes le iba a gustar. Miles de pieles verdes y demás monstruos no se podían esfumar así sin más.

- Lo que no entiendo es por qué no hemos visto ningún movimiento de retirada... ¿qué está pasando? No pueden haber desaparecido sin más, no se pueden volver invisibles, así que en algún sitio tienen que estar. No hablamos de cinco ni de seis pieles verdes, hablamos de centenares.

Miró a Phey un tanto sorprendida por su propuesta.

- ¿Queréis volver ahí abajo? No sé... demasiado arriesgado. Aunque habrá que buscar una solución o sino esta espera va a acabar con nuestra moral.

Mientras la confusión sigue en la colonia, poco a poco la noche va pasando. Las cientos de hogueras cada vez alumbran menos, claro indicador de que nadie las enciende.

No mucho después, se vuelve innecesario volver a explorar el campamento de pieles verdes para ver que ha pasado, pues con la claridad del amanecer resulta suficiente... allí no queda nada salvo los restos de las hogueras, nada salvo por un importante detalle.

En mitad del campamento de pieles verdes se alza un enorme estandarte, que nada tiene que ver con los burdos y sencillos estandartes propios de orcos o goblins. Ondeando en lo alto de un gran mástil de unos 10 metros de alto, veis un estandarte de unos 5 metros de alto por 3 de ancho en el que aparece dibujado con gran detalle un Dragón Rojo rampante echando fuego por sus fauces, todo sobre un fondo negro como la noche.

Alegre asintió, ante la sugerencia de Phey.

—También estaba pensando en echar un vistazo a sus huellas, cuando amanezca, para ver hacia dónde fueron. Pero si es verdad que se escabullieron hacia un punto por el que pueden entrar en la ciudad, ya será demasiado tarde. El truco sólo funciona si las tropas están en la ciudad antes de que amanezca.

Miró alrededor y se rascó la barbilla.

—No creo que sea un truco. Si fuera así ya deberíamos haber oído de ellos. Es algo más…

Se inclinó sobre una almena y entrecerró los ojos, para poder enfocar mejor la vista en la imagen que les ofrecía el amanecer, sobre lo que fuera el campamento piel verde. Todos los pieles verdes habían desaparecido y dejaron, de recuerdo, una torre con una bandera que tenía un dragón rojo. Alegre meneó la cabeza con incredulidad.

—Definitivamente se han vuelto locos. ¿Por qué iban a hacer tanto aspaviento estos pieles verdes, para luego marcharse y dejar una bandera? A los pieles verdes no se les da muy bien la costura. Me pregunto de dónde la sacaron.

Miró de reojo a Phey y Aeryn.

—Vosotros, los que sabéis leer y esas cosas, ¿es eso de algún rey o algo por el estilo?

El amanecer traía, poco a poco, más luz que iluminaba el paisaje ante sus ojos y, de esa forma, pudo darse cuenta que lo que decía Voki era cierto. No es que hubiera dudado de él pero era muy distinto comprobarlo por ella misma. Y sí... el campamento estaba vacío, con las hogueras apagadas y aún humeantes como único vestigio de los centenares de pieles verdes que hacía unas horas se apostaban allí.

Pero lo que de verdad le llamó la atención a Aeryn fue un enorme estandarte ondeando en mitad de aquel maremágnum. Lo observó con atención haciendo esfuerzos es su cabeza para recordar si lo había visto con anterioridad. Pero no... aquel dibujo era desconocido para ella.

- Nunca lo había visto. No sé a quién pueda pertenecer tal emblema.

Hola... Holaaaa... Estoy aquí... Bah, es inútil. Pazzo había hablado aunque nadie tomó en cuenta su propuesta. Debería irme a la posada y tomar un rico y caliente desayuno y pasar de todos estos. Ahora que los pieles verdes se fueron, yo también podía marcharme. Hmm, no es mala idea para nada. Así me libro de todo el follón que se ha armado hace unos días por culpa de unas cuantas moneditas de nada. Bien, sigamos como si nada hasta que pueda escaparme.

- No. Ni rastro de los pieles verdes, confirmó una vez más la chica como respuesta a las preguntas de Udokal. No sabemos dónde se han ido, pero me alegro de que se fueron.

Ohhh, siiii monada, ¡quítate la armadura! Pazzo podía aplazar su marcha hasta que el guerrero le deleitara la vista. Estaba de acuerdo, se la tenía que quitar ahora que había luz, para no perderse detalle.

- ¡Muy buena idea, Phey! Se puso de pie y empezó a aplaudir eufórica. Es que eres un genio, sí, sí. Tu vete con Voki a explorarlo... a explorar el terreno... digo. Seguro que lo vais a pasar muy bien los dos.

Aeryn, querida... ¿No entiendes que este puede ser el momento que Phey esperaba para estar a solas con Voki? Dijo en voz baja solo para la chica para seguir luego con un tono normal para los demás. Déjales que ya son mayorcitos y saben lo que hacen ¿a qué sí, chicos?

La imagen que se iba aclarando con la llegada de la luz dejaba hasta a la pequeña Naiss sin palabras. Nunca había visto una bandera de ese tipo.

- ¿Pero que...?

Una idea loca empezó a coger forma en la cabeza de la pequeña chica. No sabía en quien confiar y preguntar que le parecía. Los O´Shars no conocían a nadie más allá de su pequeño pueblo, no podrían ayudarla. Phey era demasiado inocente y no se podía creer esa parte de maldad de parte de nadie y Aeryn... Aeryn se había criado en su mundo de princesas y vestidos de gala. El único abierto de mente y que podría sospechar de todos, era Voki. Después de traducirles a los pelirrojos lo que se andaba discutiendo, se acercó al pequeñajo y empezó a hablarle en voz muy, muy baja. 

- No sé que opinas tú, pero el novio de la rubia no me gusta nada. Ha llegado a la vez que los bichos verdes y mientras nosotros estábamos aquí, el no se ha visto por ningún lado. ¿Dónde estuvo hasta ahora? Y lo más milagroso es que después de su ausencia, los pieles verdes han desaparecido... Y ese estandarte, ese está hecho de alguien muy orgulloso, rico y listo. Pazzo miró a Gareth y era clavadito a esa descripción. No acuso a nadie, pero es sospechoso, sí, sí. 

Alegre miró a la ladrona con una ceja levantada y los labios fruncidos.

—Muchacha, ese rubio no podría acercarse ni a una legua de una banda de pieles verdes. Lo habrían dejado colgado de esa torre, en lugar de la bandera. Ellos no hacen tratos con humanos, eso es sabido. Además, ¿un Alhyon amigo de los pieles verdes? Eso sí que sería digno de verse. Creen que otras razas humanas son indignas de mirarles, siquiera, imaginate lo que piensan de los pieles verdes.

Phey se apoyó sobre la almena para reflexionar sobre el estandarte. Seguía demasiado enfrascado en el misterio para contentar el déficit de atención de Pazzo.

El dragón significa vigilancia y custodia. Un dragón de gules, es decir, rojo, es un dragón valiente y victorioso. Sobre fondo sable, es decir, fondo negro, simboliza modestia y discrección.

Jajaja...-rió, rascándose tras la cabeza-La verdad es que no tengo ni idea de a quién pertenece. Las simbologías de la heráldica varía de una raza a otra, pero os aseguro que si ese estandarte fuese Osht, sería una buena señal. Es como si un misterioso caballero, haciendo valer los atributos de su Casa, llegase, matase a todos los orcos para proteger la colonia y se fuese sin esperar recompensa ni agradecimiento...

...Lo cual no tiene sentido, porque eso no explicaría dónde están los cadáveres de orcos. Pero sería una bonita historia si hubiese ocurrido así.

Otra posibilidad es que el estandarte sea mágico, y atraiga a un dragón rojo gigantesco. Los orcos lo habrían robado a algún mago y ahora lo dejan a las puertas para que el monstruo ataque la colonia. Lo siento, no es una conjetura muy afortunada.

- Vale, vale... Puede que fue una idea loca, pero es raro que todo el mundo estaba aquí y él no. ¿Y un dragón? La bandera lleva un dragón. Puede que sirven al mismo dueño... ¿Podrían los pieles verdes inclinarse ante un dragón? ¿Y el rubito que pueda tener algo que ver con uno? En fin... No me hagas caso, he ido a demasiadas obras de teatro cuando era pequeña y sigo teniendo una rica imaginación. Seguiré sospechando de él hasta que demuestra lo contrario.

Sí... Definitivamente tengo un buen presentimiento con ese estandarte. ¿Aún quieres bajar conmigo, Alegre, bribón?

Y le guiñó un ojo a Voki. No un guiño en el sentido de ligoteo del término, sino de complicidad no homoerótica. Aunque eso Pazzo no tenía porqué saberlo. A las chicas no iba a pedirles que bajasen, si ya no lo habían hecho la primera vez. Pero quizás Udokal quisiese apuntarse, en plan trío.

Chicas, ¿podéis traducirle a Udokal si quiere volver al campamento orco para echar otro vistazo?

Mientras el resto hablaban entre ellos y todo el mundo en la colonia parecía inquieto Udokal siguió mirando tranquilo hacia el horizonte hasta que la claridad del alba le permitió comprobar con sus propios ojos que lo que Voki había dicho era verdad. La llanura volvía a estar vacía y no había rastro de sus enemigos, tan solo las múltiples hogueras que habían dejado allí, muchas de las cuales se habían apagado ya y algo que le sorprendió: un enorme estandarte negro con un dragó rojo escupiendo fuego. Udokal supo enseguida que aquello no pertenecía a ninguna tribu de pieles verdes que él conociera, sus estandartes eran mucho más pequeños y estaban en bastante peor estado que aquel.

-¡Mira! Gritó dirigiéndose principalmente a Keloa. ¡Por eso gritaban Du'Drak! Udokal señalaba al estandarte con el dragón. Nunca he visto un estandarte así a ningún piel verde. ¿Crees que alguien se ha aliado con ellos y luchan para él?

Nunca había escuchado nada semejante, ni podía imaginarse quien podría estar dispuesto a reuinir bajo su mando a los pieles verdes, pero sin lugar a dudas debía ser alguien muy poderoso y muy loco. Los pieles verdes no eran criaturas de las que uno se pudiera fiar.