Partida Rol por web

Keloa asiente enseguida a la señal de Kryll. No eran osos, pero iban a cruzarse en su camino y era mucho mejor atacar primero, antes de que las vieran, sin duda.

Más tarde se encargarían de encontrar comida... aquella que estos seres inmundos no van a poder quitarles.

A pesar de que esa tarea la suelen hacer los machos del clan, las hembras eran tan capaces de derrotar pieles verdes como ellos. Y eso ya había quedado demostrado en alguna ocasión.

No es miedo lo que corre por las venas de Keloa... Y apostaría que tampoco de ninguna de sus compañeras. Aunque tienen una buena distancia entre ellos, Keloa se prepara para recibir órdenes sean cuales sean.

Kryll mira a los orcos y después lanza una rápida mirada a los alrededores, vuestras blancas armaduras de pieles os habrían servido de gran ayuda allá en la montaña, pero aquí, aun no han llegado las nevadas del otoño y los campos siguen verdes, tampoco hay ningún bosque cercano en el que esconderse, pero sobre todo, el motivo mas importante es el odio que tenéis a esas raza y tanto Kryll como tus hermanas desean luchar.

Así Kryll os ordena que forméis una linea unos metros unas separadas de las otras, y cuando los Orcos se encuentren a unos 100ft lanzar las jabalinas.. (esto os dará la posibilidad de hacer un ataque con Jabalinas (eso si a -6 de penalizador y después de eso incluso cargar por que los orcos no se podrán mover mas de 60ft si desean atacar)

Los Orcos-Orog no tardan en descubriros. Escucháis sus gruñidos de desafío. Alzan sus toscas hachas al cielo y comienzan a correr en vuestra dirección, pero no todos y esto es lo mas curioso.. dos de ellos se dan la vuelta y corren de nuevo hacia los bosques.

Keloa asiente y enseguida obedece las órdenes de Kryll. Como siempre, había tomado la mejor decisión. No se preocupa tampoco de los que corren. Aunque probablemente después del combate tendrían que volver al poblado a por refuerzos o a avisar de un posible ataque... Puede que esos despreciables pieles verdes no hayan salido huyendo sino a buscar ayuda.

Sin despegar los ojos de sus enemigos, la joven lancera se separa unos pasos de sus compañeras para formar una línea. Cuando sus pies están bien afianzados en el suelo, alarga un brazo por encima de su hombro y coge con esa mano una de sus tres lanzas. La primera.

Los movimientos que siguen después salen de forma natural casi sin tener que pensarlo. Sus rodillas se flexionan en el ángulo justo, los músculos de su brazo derecho se tensan y su mirada se fija solamente en un objetivo.

Si conseguían derrumbar a tres de ellos antes de llegar a su altura, podrían combatir cuerpo a cuerpo en igualdad de condiciones.

Vuestras jabalinas salieron volando en busca de los cuerpos de los Pieles verdes... era un lanzamiento difícil, con ellos corriendo y a gran distancia. Tanto la Jabalina de Kryll, como la tuya para tu orgullo consiguieron alcanzar a otros tantos pieles verdes, escuchar sus grito-gruñido de dolor fue mas que gratificante, desgraciadamente hacia falta mucho mas que unas simples jabalinas para detener aquellas criaturas.

Los orcos siguieron corriendo, ahora ya se encontraban a distancia de carga... Kryll cogió su puñal y grito salvajemente dando la orden de cargar... todas tus hermanas corrieron con sus largas piernas al encuentro de los pieles verdes sin temor por su vida

No hay problemas yo estoy revisando constantemente

La reacción de Keloa no se hizo esperar. Habiendo acertado en uno de aquellos seres inmundos, su grito de rabia tiene aún más energía de la habitual. Sus armas ya habían probado la sangre de sus enemigos y querían más...

Te lanzas en una salvaje carrera, escudo en mano izquierda, puñal en el derecho, en unos segundos estas sobre los Orcos-Orog, tu rival en andrajoso y pequeño (como todos los Orog, no mas de 160 cm) pero robusto orco protegido cuya armadura esta compuesta por una mescolanza de restos de otras intenta levantar su escudo para detener tu embestida. Pero tu eres mucho mas rápida, tu puñal entra sin piedad a la altura de su estomago en dirección ascendente, atravesando pulmón y corazón por igual... los ojos del Orog se vuelven vidriosos, su cuerpo cae al suelo sin vida en cuanto retiras tu arma.

Tus hermanas no te decepcionan, Kryll en un perfecto movimiento degolla a uno de los Orcos, Silka mata a otro atravesando ojo y cerebro de este y Vhaelna consigue malherir a otro que cae al suelo entre gritos de dolor. Solo la hermosa Kirai falla en su cometido.

Ahora ya hay 3 Orcos muertos y otros 3 heridos, uno de los cuales bastante tiene con gritar en el suelo.

De los orcos que están heridos tienen un penalizador de 4 al ataque por haber recibido daño justo este round, te atacan a ti y a Silka.

Kryll esquiva fácilmente el torpe ataque del Orco, pero el que se enfrenta a Kirai tiene mas suerte, esquiva el escudo de esta y hunde dolorosamente la hoja de su hacha en el muslo de la lancera.

En cuanto a los dos Orcos que se enfrentan a vosotras, hay poco que decir, heridos como están por vuestras jabalinas, sus ataques ya de por si torpes, están faltos de la fuerza y velocidad necesaria por lo que los esquiváis sin mayor problema

Si la sed de sangre de Keloa no necesitaba ser despertada antes, ahora, cuando su puñal ha probado la asquerosa sangre de sus enemigos, la lancera parece más excitada que nunca. De hecho, Keloa suele ser relativamente fría y tranquila... Pero al entrar en combate, parece que una nueva Keloa despierta. Una Keloa cargada de odio.

Sobretodo después de escuchar el grito de su hermana Kirai. Alzando el escudo para defenderse del ataque de cualquiera de los otros seres inmundos, su melena se mece al viento cuando da un giro de 180º para clavar el puñal en el enemigo que ha osado herir a una de los suyos. La sangre de los O'Shar no se derrama nunca sin un precio a pagar...

Esta vez tu ataque no resulta demasiado bueno, consigues superar las defensas del piel verde, pero tu puñal solo consigue herir el brazo derecho del orog.
En cuanto a tus hermanas, esta vez todas estan a la altura de lo que se espera de una lancera Oshar.
Kryll con diferencia la mas hábil en el combate atraviesa el corazón de uno de los Orog (24 puntos de daño)

Silka, que es la única guerrera sin rival, al ver que dejas a tu espalda a uno de los pieles verdes carga contra él, este que ya estaba herido por una jabalina anterior cae muerto.

El ataque de Vhaelna tampoco es nada bueno, apenas si consigue hundir su puñal en el hombro del piel verde, pero herido como estaba estaba este, es mas que suficiente para acabar con su vida.

En cuanto a la herida Kirai, tu ayuda hace que el Orog se gire para enfrentarse a ti y esta clava su puñal en la nunca del Orog, enviándolo con sus compañeros al mundo de la muerte.

Una victoria demoledora, siete pieles verdes muertos, ocho contando al que estaba en el suelo y Kryll se disponía a cortarle la garganta y apenas una lancera herida, desde luego algo que contar cuando estuvierais de regreso con la tribu y de lo que sentiros orgullosas.

Entonces, unos gritos feroces llegaron hasta vuestros oidos desde el bosque donde habían huido dos de los Orog antes de comenzar el combate... decenas no, cientos de orcos, bajo el estandarte de un "hacha sangriento" (es el símbolo de una de las tribus de Orcos) salían de este con una única intención, bañar sus hachas con vuestra sangre... Orog, Narog y los gigantescos Barog... pero aun peor.. una docena de grandes Lobos Narog corrían en vanguardia a gran velocidad...

Keloa se relame el labio inferior mientras se pone en pie para observar fríamente y con perspectiva el escenario de sangre de pielesverdes que habían dejado ella y sus compañeras. Desde luego, habían hecho un gran trabajo.

Sin embargo, poco dura esa sensación de satisfacción, y antes de que la adrenalina vuelva a su lugar y abandone sus venas, el alboroto de cientos de orcos corriendo hacia ellas hace que el vello de su piel se erice y sus pupilas vuelvan a dilatarse.

Su mirada se dirige a su líder, Kryll, esperando órdenes. ¿Iban a plantar batalla aunque estuvieran claramente en inferioridad de condiciones? ¿Irían a pedir ayuda? Eso sería huir, y Keloa no era muy partidaria de esta segunda opción. Prefería mil veces plantar batalla y morir derramando sangre a huir, por muy complicada que fuera la situación. Pero obedecería cualquiera de las órdenes de Kryll.

Kryll lanza una rápida mirada a Silka y esta asiente a modo de respuesta

- Correr, tenéis que avisar al Athane - Os grita, mientras aprieta con fuerza el Puñal en sus manos hasta quedar con los nudillos blancos.

- No quedaremos Silka y yo para intentar retrasar a los Lobos-Narog !Ahora Correr! - Os vuelve a gritar

No le gustaba en absoluto aquel plan. Ni dejar a sus compañeras allí. Pero tenía que responsabilizarse de su raza. Y si todas se quedaban allí, nadie podría avisar al poblado... que probablemente acabaría siendo descubierto y destruido. No podía permitir eso.

Además, la mirada de Kryll indicaba claramente que aquello era una orden. Y no podía negarse a cumplirla.

Sin perder más tiempo, Keloa se agarra con la mano la jabalina que había lanzado contra su más reciente enemigo y la separa de su cadáver, desgarrando su carne sin contemplaciones.

- Ya habéis oído. En marcha.

No espera escuchar réplicas ni discusiones. Si no llegaban a tiempo a la aldea, el sacrificio de Kryll y Silka sería en vano.

Una única mirada a ambas y un asentimiento de cabeza es su despedida. Había aprendido tantas cosas de ambas que incluso para ella parece un gesto sin valor alguno. Pero precisamente por conocerlas bien sabía que eso es lo que esperaban de ella. Sus largas piernas empiezan a recorrer la máxima distancia posible entre paso y paso, brincando y saltando al límite de su potencia. Tenían que llegar a casa cuanto antes...

- Espero que los guerreros no hayan ido muy lejos...

Tras unos metros recorridos, mira a lado y lado y hace un gesto con las manos a sus dos compañeras. Debían separarse y tomar diferentes caminos, sabiendo que probablemente tampoco volvería a ver sus rostros. Con suerte, una de ellas llegaría para avisar a los demás.