Resiste camarada... es o unico que puede salvarte, solo reciste!! Dijo Efasto un segundo antes de que las llamas quemaran la herida abierta de Alaefin.
Una comitiva viene desde la dirección del palacio, todos los guardias reales, sin Menelao, acompañados de los dos médicos reales, lo han visto todo desde las almenaras del palacio, y han acudido en auxilio de los heridos...
Mi reina, a vuestro servicio, ayudemos a la princesa y a los valientes guerreros, después debemos volver al palacio, algo malo se ha desatado en los sótanos del mismo, algo terrible, una maldición...
Alaefin se despierta gritando desesperadamente.
Su voz, normalmente suave y susurrante había sido sustituida por un permantente grito de agonía. Intentaba zarandearse pero hepasto no le dejaba.
Apretó los dientes, tanto que le crujio la mandíbula.
-POR TODOS LOS DIOSES QUE ESTO PARE YA!
Y al valiente luchador una cura a la vieja usanza.
Cuando le hareis lo mismo a nereia y le pondreis sangijuelas para que succionen el veneno eh cabronazos!!!! XD
Con lo facil que me habria resultado ir a corporacion dermoestetica a que me restauren el brazo que la primera consulta es gratis ¬¬
Onorio vuelve hacia el centro de la ciudad. al detenerse con Damocles y Aeron, no llego a tiempo para combatir contra la Bestia.
Baja de su caballo y ve como Hepasto y efasto cauterizan la herida de Alaefin. Este propicia gritos agónicos.
Corré haci allí, sacando otra vez sus hierbas.
- Permíteme Hepasto, esto evitará la infeccion por la quemadura. Mezcla unas hojas con saliva, y las aplica sobre la herida, recien cauterizada. Saca tambien un pequeño frasco, y lo apoya sobre los labios de Alaefin- Bebe esto camarada, calmará rapidamente al dolor.
Luego va hacia la princesa y la examina.
- Veneno... y muy poderoso. Hay que actuar rápido. No se si mis hierbas puedan hacer algo, pero lo puedo intentar.
El veneno de la bestia, al examinarlo, te das cuenta que no es mortal, y sin embargo muy malo, no es veneno, si no esporas, ha conseguido su objetivo, fecundar a la princesa...
Onorio examina detenidamente a Nereia, y comienza a darse cuenta de es algo muy raro. Razona un buen rato, tratando de entender lo que significa. vuelve a pensar en las palabras de la bestia
Az Curumbar, Az Murumbar, Az Dominon... Un amaldición, una posesión, un reino. El no la mataría... Entonces...
Cierra los ojos resignadamente, con dolor en la cara. Otra vez llega a una grave conclución.
Mira a Isola, y le hace un gesto para que se aleje unos metros con él, no quiere que Nereia escuche.
- Az Curumbar, Az Murumbar, Az Dominon... Una posesión, una maldicióm, un reino. Las palabras de Mefistófeles, mi señora. Maldijo la ciudad con la posesión del Rey. Su intensión era crear un heredero de sangre real, era legitimarse por ello fecundando a Nereia. El no la mataría - hace una pausa comtemplando la cara de Isola, preparandose para darle una mala noticia - Lo que despidió la bestia no es veneno, son esporas. Logró su objetivo... Dentro de la princesa se está gestando un ser, tal vez mitad humano y mitad demonio.
onorio requiere mi presencia, nos alejamos unos pasos para que nereïa no pueda oirnos, su rostro no deja esperanzas para que las noticias sean prósperas. escucho con atención cada una de sus palabras, sintiéndome más destrozada a medida que va pronunciándolas. mi mirada se pierde en ninguna parte, pongo una mano sobre su brazo, casi noto como las fuerzas me abandonan, contemplo con pesar mi semi destruida ciudad, a aerón, a damocles, a mi hermana. no ha servido de nada? miro a onorio con lágrimas en los ojos. todo esto ha sido en valde? digo, abarcando con un gesto todo lo que hay a nuestro alrededor. hay alguna solución?
lo siento, lo mio son los caballos y las armas, no la brujeria...comenta Hepasto con cierta pesadumbre.
Onorio siempre mantuvo distancia de casi todas las personas. Nunca se ha mostrado afectivo. Pero las lágrimas de la reina, lo han conmovido. Siente su mano en su hombro, vacilante. Se toma el atrevimiento, y suavemente pasa su mano por la mejilla de Isola, secándole las lágrimas.
- Mi señora. Se que los dioses pueden parecer muy crueles. Pero no podemos negar su sabiduría. Sin lugar a dudas os han puesto una prueba muy grande delante. En un día has tenido que lidiar con suicidio, negociaciones, bestias, muerte, dolor. Pero si te han elegido a ti, es porque saben que eres una mujer de hierro, una noble con sangre pura que puede soportarlo. Y creeme que no estas sola.
Todos los aquí presentes, y todo el pueblo te apoya. Haremos lo que esté en nuestras manos para apuntalarte y no dejar que caigas.
Onorio queda en silencio dandole tiempo a Isola para recuperarse. Cuando nota que vuelven un poco de sus fuerzas vuelve a habalar.
- En cuanto a la princesa no se si podemos hacer algo. Al menos no en este instante. Tal vez deberáimos habilitar un lugar para dejar los heridos al ciudado de los médicos, y vovler nosotros al palacio, para ver que ocurre allí.
La situación es complicada, pero sabéis, que lo que está gestándose dentro de la princesa no será inminente, el peligro principal, ha pasado, por el momento, te neis un cierto respiro y quizás podáis pensar un modo de solucionar la situación.
Por cierto, Nereïa vuelve en si, mortalmente dolorida, y cansada como nunca lo habia estado, pero por lo demás bien, aunque evidentemente no es consciente de su nuevo "estado".
Nereïa empieza a parpadear algo aturdida y perdida. Mira a su alrededor y distingue varios rostros conocidos y preocupados cerca de ella así que intenta sonreirles para tranquilizarles.
-La bestia ya no está... Sólo necesito descansar...- asiente más para sí misma que para los demás y después resopla intentando incorporarse, pero desiste en su empeño pues al hacerlo le duelen todos los músculos, sólo quiere dormir...