Partida Rol por web

     Desde vuestra posición intentáis seguir la carrera lo mejor posible. Parece que los pilotos tienen gran habilidad, y al contrario de lo que suele ocurrir en eventos como este, ninguno sale mal parado. Consiguen esquivar a todos los obstáculos vivientes y vehículos que inevitablemente se cruzan en su camino ya que, por supuesto, la carrera no transcurre por circuito cerrado. La carrera dará tres vueltas, y por desgracia a la segunda vuelta, resulta evidente que quien lleva la delantera es un piloto al que ni tu ni Ravia habéis apostado. Acabando la tercera vuelta, los pilotos cruzan la improvisada línea de meta entre la algarabía general, los gritos de júbilo de los que han ganado algo y las maldiciones de indignación de los que han perdido. 

     Cuando la carrera termina, tenéis unos cuantos tronos menos en el bolsillo, pero Ravia parece haberlo pasado bien de todas maneras.

     - Bueno, ¡otra vez será! Pero me he divertido. Ha sido algo... diferente. Sonríe. - ¿Tienes planes o te apetece que tomemos algo? 

No se como puedes tomártelo tan bien -masculla Arianne, aunque por su tono de voz se adivina que ella también ha disfrutado con la carrera- En fin, habrá que ahogar nuestras penas... -la sonrisa en su rostro estropea un poco el efecto trágico, y no puede evitar una pequeña risa cuando Ravia la mira, pero su respuesta es clara Quizás aún podamos arreglar este día.

¿A donde quiere ir, princesa? -le preguntó galantemente mientras la cogía del brazo, en una burda imitación de los pegajosos nobles que acechaban en las altas esferas. Por propia experiencia sabía que Shular bien podría acabar metiéndolas en algún lío absurdo Pero, ¿para que esperar?- Mientras caminamos... no sabrás algo de los ruedos de sangre del Magistratum ¿verdad?

     - Ohh!! ¿Los ruedos de sangre? ¿no será muchas emociones para un mismo día? Ravia arruga la nariz con fingido desagrado. - Con toda esa gente matándose unos a otros para ver quien tiene razón... que desagradable... dice con tono de chanza y una sonrisa. - El problema sería que tendríamos que salir de la división.

Si, eso va a ser un inconveniente... -le concede, con la cara marcada por una inusual expresión pensativa- Está bien, dejemos eso para otro día -acaba por rendirse No tiene sentido intentarlo ahora se convence a si misma Tardaríamos demasiado tiempo.

Entonces, ¿sabes de algún sitio al que podamos ir por esta zona? -Arianne tiene un buen conocimiento de los locales de la división, pero un noble le enseñó una vez que fingir ignorancia en este tema suele ser una buena jugada cuando vas con alguien: es una manera elegante de dejar que el otro elija el lugar y normalmente hace que baje la guardia por creerte nuevo en esas lides. Tras unos instantes de meditación, Música empieza a dudar de que esa táctica funcione con Ravia Después de todo, me ha visto en más juergas que mi propio cinturón...

Tiene que ser lo suficientemente "animado" para que podamos conseguir los pases que mañana usaremos para salir de Thaen -se apresura a especificar con una sonrisa

     - Bueno, eso depende del plan que te apetezca. Podemos ir a una tasca de las que abundan por aquí o podemos buscar algo un poco mas a nuestro nivel... mas exclusivo.

Ya que hemos decidido acudir a esta ruda carrera, creo que lo mejor será elegir un localucho a juego -una pequeña risa sale de sus labios- ¡Noche temática! Dejemos la elegancia y la clase para otro día -de vez en cuando gustaba de ir a locales para el pueblo llano, y ciertamente no había un día mejor que aquel para hacerlo- Además, seguramente así nos sea más fácil conseguir esos pases

     Como no hay muchos bares en Thaen, tu mente no tarda mucho en analizar las posibilidades. Recuerdas que no muy lejos de tu habitáculo hay un bar llamado "El orgullo de Igarr". Es el típico lugar que tu alcurnia no suele frecuentar, pero que tu forma de vida no desdeña. Tras comentarle el plan a Ravia, ésta accede encantada a acompañarte. No esperabas menos de ella.

     Vuestros pasos os fueron acercando al lugar, dejando atrás comercios, calles secundarias y a la gente cansada que volvía del trabajo. La fachada del bar es de piedra y la mampostería parece muy antigua. En grandes letras de bronce forjado se puede leer "El orgullo de Igarr" sobre la puerta. 

     Unos 30 pasos por delante de vosotras, veis que un tipo bastante extraño está entrando por la puerta. Desde vuestra posición solo distinguís su grán estatura y sus anchas espaldas cubiertas por una tupida capa de pieles, pero desde luego no tiene pinta de ser de por aquí.

     - Desde luego, vaya sitios escoges! se ríe. - Muy propio de ti...

Un conocido sentimiento de excitación empieza recorrer el cuerpo de la joven Everlee al ver la montaña de músculo que entra al bar por delante de ellas. Alguien así suele llamar bastante la atención, y eso, en según que sitios, puede ser un sinónimo de pelea- Y parece que no soy la única a la que le gusta el local -replica mientras señala con disimulo al hombre de las pieles- Pasemos dentro antes de que se cierre la puerta.

Está claro que se muere por ver el ambiente que hay en el interior, pero a pesar de ello su diestra no se olvida de retirar el seguro a la voluminosa pistola que cuelga de su cintura. Y en el fondo, no le importaría tener que usarla Y menos contra alguien que vaya de azul...

     Cuando estáis a punto de entrar en el bar, algo os sobresalta. Ensimismada como estabas con las perspectivas de diversión que encontrarías en "el orgullo", un zumbido a tu espalda te hace girarte con rapidez. Te encuentras de frente con un servocraneo, para ti muy familiar. Lleva el símbolo de la Inquisición grabado en la frente y llega en muy mal momento. Rápidamente lo reconoces, ya que ha traído mensajes para ti alguna que otra vez. Supones que lo siguiente que hará será escanearte para comprobar tu identidad, lo cual puede ser muy incómodo dado que Ravia está contigo y no sabe nada de tu vida alternativa... 

     Tu amiga palidece tras ver el emblema que porta el servocraneo y las palabras se le atragantan en la boca, brotando en un susurro. - Pero... esto que...

El primer impulso de Arianne es golpear aquella cosa hasta convertirla en chatarra, pero en seguida supone que, aunque Nihilus procura que sus acólitos encubiertos lo sigan siendo, el servocráneo es mucho más valioso que su identidad como sirviente de la Inquisición, o incluso que la vida de Ravia- Debía de haber algún mutante en la carrera -inventa sobre la marcha, susurrando a su amiga como si la calavera mecánica pudiera oírlas- Lo mejor es que nos separemos, no podrá perseguirnos a las dos.

Música casi puede sentir como sus pies pugnan por salir corriendo, pero si se va ahora puede que Shular no esté lo suficientemente asustada como para no hacer preguntas- No le cuentes a nadie donde has estado hoy, ni con quien -la instruye a toda prisa, temiendo que empiece el escaneo- La Inquisición querrá interrogar a todos los que estuvimos presentes, pero con un poco de suerte no sabrán nuestros nombres -sus palabras empiezan a atropellarse- Teverécuandoestoacabe.

Y sin poder esperar más, la joven sale disparada hacia la esquina más cercana, golpeando al servocráneo al pasar como si quisiera llamar su atención- ¡Corre! -le da tiempo a gritar a su amiga antes de torcer por el callejón Debo alejarme un par de manzanas antes de pararme a recibir el mensaje.

     Por el rabillo del ojo ves que tu amiga sale corriendo en dirección contraria como alma que lleva la disformidad. No sabes si treta ha tenido éxito o no, pero está claro que está muy asustada. Tan asustada que ni siquiera se ha despedido.

     Tras conseguir apartarte de la vista de la gente, el servocraneo, que te había seguido de cerca, te alcanza y se coloca a escasos quince centímetros de tu cara. Un haz de de sensores escanea uno de tus ojos, suenan unos leves zumbidos y a los pocos segundos, el porta-mensajes se abre, revelando una placa de datos. La recoges con cuidado y, cumplida su misión, el servocraneo se aleja por donde había venido.

     Conoces perfectamente el proceso. Introduces en la placa tu clave personal de acólito cuando te la pide y la información se revela ante ti.

Tras leer las últimas líneas los dedos de Everlee se mueven rápidamente para apagar la tableta, pero después de unos minutos de infructuosa lucha contra esa tecnología, decide que lo mejor es guardarla sin más Bloque de habitáculos doce, cuatrocientos veintitrés, d... El código suena familiar en su mente, aunque no por ello logra controlar su desagrado hacia Nihilus Si no pareciera tan ridículo, diría que él en persona se encarga de crear estas interminables ristras de números.

Intentando orientarse mediante los edificios que la rodean, la joven se pone a andar a buen paso en la que ella cree que es la dirección correcta- La próxima vez que vea a Ravia me disculparé con ella.