Partida Rol por web

Yo sólo me había pasado a buscar el libro, pero había cosas que habían llamado mi atención sin poder evitarlo, pues había armaduras y armas que sin duda eran la delicia de cualquier guerrero- Además se me pasó por la cabeza que a Dan seguro que le gustaba verme con una armadura como aquella, aunque en seguida sonreí pensando que era casi más seguro que quisiera verme sólo con los brazales puestos y casi me hecho a reir allí mismo, aunque por suerte, el dolor proveniente de la herida no me dejó hacerlo.

Miré a Sacha con una sonrisa.

- Esto es como ir a una tienda y coger lo que te venga en gana sin pagarlo. - Era la primera vez que estaba robando alguna cosa, pero me lo tomé como el cobro por haber puesto ahí al minotauro, sino yo sólo hubiera cogido el libro, que por cierto, no estaba por ninguna parte.

Cogiendo uno de los manteles, me hice una bolsa en la que meter lo que había cogido, aunque el hacha la colgué en la espalda, en el lugar donde solía llevar la mía y luego, me encaminé hacia las escaleras, pero esperando a Sacha, pues suponía que quería bajar la primera y sería mejor que así fuera, aunque sólo lo hiciera para echar un vistazo.

 Mire a Kath y sonreí, ¿ahora me entendía? para que pagar cuando podías disfrutar de algo que la gente no disfrutaba ... era una idiotez y un abuso, desde luego. Miré las escaleras y la miré a ella nuevamente - Parece que todo lo que está puesto aquí, está echo para tentarnos ... alguien me dijo una vez que las cosas fáciles, nunca son buenas - me acordé del minotauro, posiblemente para otra persona o para mi sola, hubiera sido casi imposible, aunque Kath había solucionado bien el tema y apenas me había necesitado, pero seguro que no era lo peor que ibamos a encontrar, aunque rezaba por que todo fuera mucho mas facil a partir de ahora.

 - Iré primero - susurré acercándome y viendo si había mas trampas que temer.

Sacha, indicada por su enorme y musculosa compañera, busca si hay alguna trampa en la zona de las escaleras.

Tras observar unos instantes no encuentras nada significativo o que te lleve a pensar que alli hay algun mecanismo.

Las trampas comunes en estos sitios suelen ser dos.

Una que alguno de los escalones sea falso y al pisarlo caigas al vacio. Cuyo final suele ser una camara de pinchos o una altura considerable.

O bien que de las paredes salgan saetas o cualquier elemento cortante o contundente.

En ambos casos no ves nada de lo que temer en esta zona...

Mientras mi compañera echaba un vistazo a la zona, para asegurarse de que no habría nada de lo que nos pudiéramos arrepentir por el camino, eché un vistazo a nuestro alrededor, queriendo ser yo la que se asegurase esa vez de que no fuera a tener familiares el minotauro por la zona... vamos, que no quería que nos sorprendieran antes de salir de allí.

Al no ver nada que me hiciera temer una emboscada, volví de nuevo la vista a Sacha, sin dejar de estar atenta en ningún momento a cualquier sonido que pudiera no gustarme y la hice otro gesto con la cabeza en el más absoluto de los silencios y sin mover apenas un pelo.

- Es mejor que vaya ella y me deje un poco atrás. Echar un vistazo antes de que llegue yo descubriéndonos a ambas...aunque seguramente si fuera a haber alguien ahí ya habrá escuchado el jaleo de aquí arriba.

Era el terreno de la mujer que me acompañaba, así que lo lógico era seguirla a ella.

 Intentaba caminar de la forma mas silenciosa posible, agudizando no solo mi oido, si no también mi vista, fuera por trampas o posibles "atacantes" fueran humanos, bestias o simples ratones capaces de activar una trampa y llamar la atención por nosotras.

  Me detuve un segundo y afine el oido todo lo posible antes de seguir, para ver si había alguna corriente de aire, respiración o movimiento.

Con cautela llegasteis a la planta de abajo, era igual de grande que la de arriba.

No habia nada extraño, ninguna respiracion extraña, ni ninguna presencia que os alertara. Salvo quizas los chirridos de alguna rata, que pululaban por el doble techo.

la sala estaba iluminada por varias lamparas de aceite tenues.

Llena de vitrinas y estanterias, solo que en el centro habia una estatua de piedra donde un dragon tenia en sus brazos a una mujer.

La estatua ocupaba todo el centro, rodeada de antorchas proyectaban los detalles de la misma. Era bastante grande como el tamaño de un elefante e increiblemente detallada.

Estaba hecha de marmol blanco y tenia bastantes adornos en oro, sobretodo en las escamas y cuernos del dragon.

La mujer tallada de manera perfecta, mostraba unos rasgos bellos y suaves. Coronada con una fina tiara de oro y en sus ropajes perfectamente detalladoscon pan de oro.

Era una obra maestra, dando un aspecto tan real que si no fuera porque veiais el marmol, os pareceria que estaban ambas figuras vivas.

Yo estaba convencida de que habíamos venido a buscar un libro y cuando vi aquella estátua, recordé toda la historia, sintiendo un nudo en el estómago de nuevo y recordando mi hogar, doliéndome ahora de nuevo algo más que la herida.

Sabía que Dan era un cielo, pero no me sacaría jamás la espina de qué hubiera pasado si el hombre del que estaba perdidamente enamorada no se hubiera casado con mi hermana.. Hacía años ya de aquello, quizás incluso pudiera que no siguiera vivo o que ya tuviera como al menos cuatro hijos, pero es una sensación de la que sabía que no podría despenderme nunca o que al menos, aún no había logrado olvidar, aunque, ahora era cuando pensaba intentarlo.

No era un buen lugar para pensamientos como aquellos, así que negué con la cabeza como queriendo apartar los pensamientos de mi cabeza y miré a Sacha.

- Esto tendrá algo que se abre o así ¿ no? - Miré la base de la figura primero, aunque suponía que Sacha era mejor tratando de encontrar esa clase de cosas si podía la echaría una mano y sino pues mala suerte y no la quedaría otro remedio que hacerlo a ella.

 Me quedé embelesada con lo que teníamos delante y no reaccione hasta que Kath me llamó la atención - Debería, dejame ver - me acerqué con cautela, quizás hubiera una grieta que indicara que eso podía abrirse y que el libro estuviera dentro, o tal vez estaba debajo ... con esas cosas nunca se sabían, pero intentaría buscar la manera de encontrar ese libro, tenía que regresar, no por mi, Kath estaba herida y debíamos apresurar la marcha cuanto antes.

 Si algo sabía bien es que los trabajos bien hechos y rápidos, doblemente bien hechos estaban.

 - ¿Crees que es así de facil? - pregunté buscando

La estatua era imponente, totalmente realista salvo que era de un monocolor marfil con brillo tornasolado azul. Era tal el realismo del artista, que hasta había tallado cada cabello de la joven abrazada. La cabeza con la boca semiabierta estaba a vuestra altura, levantando la mano le podías tocar las fauces si quisieras.

Rápidamente pasando la mano por las escamas descubriste al lado del cuello que una de ellas cedió con un pequeño sonido metálico.

La boca de la figura se abrió algo más y al hacerlo descubriste el libro cubierto con una tela roja y atado con cintas de cuero y en el centro de estas tiras un sello de oro parecido a una moneda.

Cuando cogiste el libro notaste algo raro, pero cuando quisiste apartar la mano, ya fue tarde. Las fauces de la estatua se cerraron sobre ella atrapándotela sin remedio. Intentaste luchar para liberártela, pero un dolor atroz te la atravesó con mil punzadas en cada poro de tu piel. Temiste perderla en aquel instante y si eso fuera así tu vida de ladrona habría pasado a mejor vida. Para tu consuelo, no viste sangre salir de las fauces, pero aun así el dolor te laceraba como si te hubieras abrasado con una llama.

De tu muñeca salia un bulto que comenzó a recorrer tu antebrazo y un dibujo en azul brillante comenzó a aparecer. La cabeza dibujada de un dragón igual que la estatua y el resto del cuerpo iban trepando por tu brazo, enrollándose como si una serpiente se tratara. Bajo la tenue luz cada línea del dibujo del dragón se iluminaba cada vez mas abrasándote mientras ascendía hasta tu hombro.

La boca se abrió cuando todo el dibujo te llenaba el brazo como ardiéndote y caíste de espaldas con el libro en la mano.

Tal como vino la luz se apago y en tu brazo ahora había un increíble dragón que no dejaba ni un trozo de tu piel sin aquel místico dibujo que lo coloreaba.

Te palpito el brazo de dolor unos instantes y desapareció todo calor y dolor de golpe.

Me quedé un poco parada al ver aquello. Todo lo que tenía que ver con la magia me desconcertaba bastante y no sabía si tenía que darle un hachazo a la estátua o no. Antes de que pudiera reaccionar, la ladrona cayó de espaldas en el suelo y yo, me quedé con la boca abierta frunciendo el ceño.

- ¿ Estás.... bien? - Dije dejando mucho espacio entre las palabras, puesto que aún estaba alucinando por lo que acababa de ver y eso, acabaría en un buen cabreo, como cada vez que no entendía algo porque algún mago, brujo o cuentista había lanzado algún conjuro o algo así y pasaba alguna cosa que no tenía otra explicación.

Me agaché para ayudarla a levantarse, pues aunque teníamos lo que habíamos venido a buscar, me parecía que la mujer iba a tener más de un disgusto por esto.

- Espero que no sea así pero... - Negué con la cabeza mientras terminaba de levantarla.

- Salgamos de aquí antes de que pase otra cosa de estas, porque ahora tienes un tatuaje más grande que el de mi espalda.

 El corazón se me aceleró cuando noté que las fauces de aquella criatura encantada se cerraban en mi brazo, quise gritar pero estaba tan asustada por perder mi mano que de mi boca no salían mas que jadeos debido a la respiración agitada que tenía.

 El brazo comenzó a arderme, ¿que estaba pasando? ¿como no había podido darme cuenta de algo así?

 Antes de que pudiera darme cuenta estaba de espaldas en el suelo con algo extraño abrasando mi piel y Kath preguntándome si estaba bien.

 De pronto el calor, el dolor ... todo desapareció, pero mi brazo seguía marcado con estraños colores y formas, miré mi mano, la moví, cerciorándome de que no me faltaba ningún cacho y miré a Kath - Que narices ha sido eso - estaba aterrorizada, ¿una maldición? - Será mejor que nos marchemos, si, ya tenemos lo que queríamos y mas vale que nos pague bien y pronto - agité el brazo y lo frote como si quisiera deshacerme de eso, pero ya me preocuparía mas tarde, cuando no tuviera nada mas por lo que preocuparme 

Teníamos que intentar salir sin que nos viera nadie más, puesto que habíamos dejado el cuerpo de un minotauro arriba imposible de esconder en ninguna parte sin dejar la sala sin que pareciera una carnicería, así que viendo que al menos podríamos salir de ahí enteras, que no tranquilas, le hice una seña hacia las escaleras.

- ¿ Prefieres que aunque sea menos silenciosa vaya yo primero?

No estaba del todo segura de que se encontrase bien y por si acaso me ofrecía a ir la primera, total, la herida no era para tanto y el dolor era como todo, acotumbrarse.

Aquella casa no había parado de ser como una caja llena de sorpresas y eso me confundía y me gustaba más bien poco, por lo que estaba deseando salir de allí con toda mi alma.

 Miré a Kath y sonreí agradecida por su gesto - No te preocupes, estoy bien ahora no me duele, quizás de la adrenalina, cuando salgamos de aquí y esté en frío seguramente quiera arrancarme el brazo - le miré y asentí, era cierto que ahora no me dolía, estaba nerviosa, pero no sentía dolor, era mejor que yo fuera primero porque ella ya estaba herida y si caíamos en una trampa, ella sufriría mas

Me encogí de hombros ante la respuesta de la ladrona, pues ya había quedado claro que yo había momentos en los que no podía reaccionar, sobretodo si me cabreaban y era mejor dejarse llevar por ella, pues así sabía que en cualquier situación habría una cabeza pensando en cómo salir de allí mientras yo la tenía en pensar una y mil torturas, golpes y desmembramientos cuando tenía un enemigo delante.

- Lo que está claro es que debemos salir de aquí cuanto antes...

No pensaba alejarme mucho de ella, pues que a alguien se le tatue un brazo así como así al coger un libro no era algo que viera todos los días y antetodo, desconfiaba de la magia, pues era algo que siempre me dejaba sin saber a qué atenerme y yo, era una persona simple, no necesitaba más complicaciones que las habituales, como tener dinero para comer o que mi hacha estuviera bien afilada.