Partida Rol por web

Me pongo en pie, y pergamino de "mano interpuesta de Bigby" en mano, miro a ver  de dónde viene el ruido y trato de seguirle la pista. Miro alrededor y encima mio para buscar aquello que lo ha ocasionado, pero siempre dispuesta a usar el pergamino en caso de verme en peligro inmintente. Si es el dragón, intentaré hablar con él.

Señalo con la cabeza el agua helada por la que ha desaparecido Kilder y simulo temblar de frío.

- Estábamos buscando algo de leña para cuando el guerrero salga a la superficie. A juzgar por como tiritaba, la va a necesitar. Al parecer está buscando un túnel. No nos contó mucho más.

Sedelon palmeó la espalda de su amigo y sonrió.

- Ahora que estás tú aquí será más fácil. ¿Y Zenobia?

- Zenobia está fuera esperando...pero, cuéntame, ¿qué es eso de que un guerrero que salga a la superficie? ¿y para qué la leña?...aunque creo que será para secarse o calentarse. Yo tengo una manta- comentó mientras becaba en su mochila y sacaba una manta enrrollada.

- ¿Y me dices que Kilder también entró en ese agujero en el agua y buscó una entrada? ¿es aue no hay otra entrada más en la cueva? ¿la habéis explorado bien?

Las preguntas del elfo se iban superponiendo unas a otras mientras su cabeza asimilaba la situación en la que se encontraban.

Kilder se había adentrado nuevamente en las aguas heladas, y no se yo si habia sido buena idea, y aunque habíamos ido corriendo a buscar maderas para que cuando saliera se calentara, tampoco veía bien haber dejado sin nadie la salida por donde podría volver a aparecer.

Al encontrarnos con Tharas, este no paro de hacer preguntas…

Kilder es el guerrero que se ha metido en el agua helada, no hay otro… le dije en tono explicativo como a un niño pequeño para que lo entendiera, ya que con lo de las antorchas  me habían parecido los dos poco espabilados.

Aun no hemos explorado mucho, pero si hay que seguir por el lago helado, no veo la forma de secarnos una vez pasados al otro lado, todo lo que pasemos acabara mojado.

Y esa misma idea, me hizo frotarme los brazos para darme calor….

Ya que estas aquí Tharas, porque no vais los dos a por madera y vuelvo yo junto al agua por si vuelve a salir, que no se encuentre solo.

Como una lámpara gigante que se posa sobre la cabeza de cada un Lignindor interviene en la conversación y aclara los tantos. 

El aire se te escapa cuando las contracciones involuntarias del cuerpo te sacuden con tanta fuerza que no puedes controlar, piensas en tu dios más este parece no escucharte. El sueño te comienza a llegar a medida que el cuerpo se relaja y te vas dando cuenta de que te estás muriendo, pero no te sientes preocupado porque el frío te adormece el pensamiento. Vez las burbujas que van subiendo muy rápido, aunque en realidad es que te estás hundiendo y acrecienta el efecto.

Como una lámpara gigante que se posa sobre la cabeza de cada un Lignindor interviene en la conversación y aclara los tantos para que no haya malos entendidos. Ahora la necesidad es buscar leña se volvió imperiosa por la osadía de Kilder y así como súbitamente pensaban en madera a Lignindor y a Sedelon una idea se les vino a la cabeza, como cuando uno deja la tetera demasiado tiempo al fuego y se da cuenta que está hirviendo. Ambos salen disparados al pequeño lago donde el agua parece que se estuvo arremolinando por las ondas que hay más ahora está calmándose.

Miran al lago pero la oscuridad es tal que no pueden ver mucho para no decir nada. La idea de perder al clérigo de Tyr les comienza a entrar en la cabeza y saben que algo podría estar sucediendo o quizás sólo salió a respirar para volver a bajar.

En esos momentos veo toda mi vida pasar por delante mio y aferrándome al emblema de mi orden cierro los ojos poco a poco...

Tharas no entendía lo que estaba pasando pero por el gesto de sus compañeros se lo imaginaba.

- ¡¿Qué está pasando?! ¡no me digáis que Kilder está ahí abajo y hace rato que no sube! 

Cuando parecía que la cosa empezaba a mejorar y que habían encontrado un medio de volver al continente y seguir ocn su misión, la cosa se volvía torcer...y ahora eran ellos solos los que se metían de lleno en los problemas.

La soledad siempre te ha sentado bien, tus ideas se aclaran y piensas con raciocinio sobre cómo debes actuar. Más ahora la quietud que se vio interrumpida por ese sonido te hace desear que estar sola no es lo mejor en estos momentos. Intranquila por lo que podría estar acechando desde las alturas, ya sin pensar que podría tratarse de cualquier animal inofensivo sino algo que podría ser una amenaza.

Te esfuerzas en localizar lo que originó ese sonido pero no logras divisar criatura o ser alguno, tampoco escuchas algún otro sonido que te llame la atención. Incluso llegas a pensar que todo fue fruto de tu imaginación por la tensión que se está viviendo, el dragó, las brujas, tus perseguidores que parecen multiplicarse. Lo mejor que podrías hacer es relajarte por un momento volviendo a pensar con más claridad y serenarte.

Con la idea de que han perdido al clérigo en las frías aguas corren todos a la vez hacia el pequeño lago interno, sus corazones palpitan con gran fuerza con la esperanza de verle surgir del agua más lo que encuentran es una gran quietud. No saben si es porque pasó al otro lado como había indicado o bien porque otra cosa sucedió, los nervios se tensan más que la cuerda de un laúd y dudan todo el tiempo en que hacer, más Sedelon y Tharas mirando con detenimiento se dan cuenta de que no hay un bulto discernible en el fondo ni en otro lado haciendo suponer que pasó al otro lado. Algo de tranquilidad les llega más Lignindor no le cierra lo que le dicen, sigue mirando por ese fastidioso clérigo que siempre es más lo que le molesta que lo que le ayuda y quizás por eso la estima que le siente en esa extraña forma en que se lo manifiesta. Sus ojos se agrandan más de lo que le han visto a cualquier otro gnomo a la vez que extiende su brazo señalando en una determinada dirección en lo profundo del lago. Los elfos miran en esa misma dirección y ven una bota que se asoma muy al fondo del pequeño lago.

Buscas serenar tus pensamientos buscando algo en que focalizar tus ideas, te sientas sobre la roca que usaste para memorizar tus conjuros a la vez que esperas por la vuelta de tus compañeros y principalmente del elfo que está robando tu corazón. Y por un momento todo gira en torno a ese rostro élfico que nubla tanto tus sentidos, por un momento te pierdes en ensoñaciones donde vez a Tharas frente a ti pero a unos cientos de metros y que lentamente se va acercando al principio con un trote ligero, tanto que pareciera ser que está como flotando. Tus pies comienzan a moverse con gran premura hacia esa figura imaginaria que va ganando velocidad a medida que se va acercando a ti.

La forma con cada paso va ganando tamaño pero en la forma que lo está haciendo no te es clara, hasta que de golpe parece que de la espalda surgen dos alas que se extienden a cada lado y su tamaño es realmente grande comparado con la del elfo. Te frenas en seco y tus ojos se agrandan cuando todo en la figura de Tharas cambia y lo que es en realidad un dragón blanco. Tu cuerpo se congela en el acto pero no de miedo, has visto criaturas más amenazantes aunque siempre detrás de una gran protección impuesta por los brujos que salvaguardaban la integridad propia y por suerte ajena al resto cuando invocaban, sino por la sorpresa de tener ante ti a la criatura que estaban buscando estando sola y sin posibilidades de defenderte más que con la inteligencia y el buen uso de la magia si es que te da la velocidad de conjuración.

La cría de dragón se acerca ahora lentamente y se va situando lentamente delante de la cueva buscando al parecer cubrir su guarida, defendiéndola de la posible agresora marcando su territorio. Este dragón dista mucho de lo que te han contado en las historias, parece más un animal sin intelecto que una criatura inteligente, casi como si sólo fuera un ser instintivo como un animal carnívoro.

Con el mayor de los cuidados echo mano de los pergaminos y busco el que abre el portal para mandarlo donde las brujas. Quiero tenerlo a mano para poder leerlo con la mayor premura posible. Pero aun no lo hago. Me acerco con lentitud y actitud no ofensiva al dragón, y trato de establecer algún tipo de comunicación con él. Le ofrezco algo para comer (creo que lo recogí). Y, trato de usar mi idioma a ver si me entiende. - No te voy a atacar, no te voy a hacer daño...¿Puedes entenderme? - trato de decirle con voz calmada y mostrándole mis manos vacías y libres de armas u objetos amenazantes. Me detengo a una distancia prudencial de la criatura, y dejo que sea él quien se acerque a mi. Se que huelo a magia, pero intento ganármelo por las buenas.

Glu, glu, glu....

Sedelon mira la bota esperando que el resto del cuerpo de Kilder le siga, había confiado tanto en las posinilidades del humano que en ningún momento se le ocurrió que este pudiese fallar, o morir. ¿Deberían meterse en el agua a buscarle? ¿No sería ese su fin? Y además le había cogido bastante manía al agua, demasiada.

Zenobia viendo que aun no le ha atacado, decide no hacer movimientos bruscos y entrar en la cueva con paso lento, y no alarmante hacia el dragón. Tiene la esperanza de adentrarse donde la criatura no pueda avanzar mas y ya puestos, encontrar a sus compañeros.

La tensión era palpable para ambos, tanto el dragón como la bruja se estaban midiendo aunque con diferentes motivos. Uno viendo a una amenaza a su guarida y la otra una posibilidad de escapar de la isla y poner pies en el continente. La comida no fue una tentación para el dragón, su aliento cada vez más fuerte que emanaba de su boca repleta de largos diente dejaba un halo de aire frío que aun a la distancia se sentía, sus garras clavadas en el suelo entre las rendijas de la roca parecía darle una ventaja en una superficie complicada para el grupo que tuvo que ver todo el tiempo donde estaba pisando.

El sol en lo alto proyectaba largas sombras de las alas del blanquecino reptil, que al ver el intento de Zenobia de acercarse a la guarida generó una reacción en el. Rápidamente se interpuso entre la entrada y la bruja bloqueando el paso. Y lentamente un ligero sonido comenzó a surgir de su boca, sus ojos que no perdían su presa de vista seguían cada movimiento de la mística de Phaedra.

Zeno, viendo el estado defensivo-agresivo que tiene la criatura hacia su madriguera, decide retroceder lentamente alejándose de la misma y rezando para que sus compañeros sepan protegerse de ella y pasar desapercibidos.

Comienza a caminar poco a poco y sin hacer movimientos bruscos, alejándose de la cueva. Va mirando a su espalda esporádicamente por el rabillo del ojo y asi evitar algún traspiés que la ponga en una situación de inferioridad e indefensión. Mientras camina, se va planteando la posibilidad de poner a arder sus manos a modo de advertencia, así que va repasando mentalmente el hechizo para que nada falle.