Partida Rol por web

Yo ya le había dado una buena ostia. ¡Qué falta de respeto!

Eli se quedó atónica en el umbral de la puerta. Sujetó entre los brazos a Amón y tras corregir, nuevamente al hombre acerca de que no era su mascota, sino su compañero, tragó saliva y parpadeó varias veces ante la escena de aquella niña.

Pero... ¿usted cómo ha educado a la mujer?-pensó para sí, ya que no era de su incumbencia-.

Sin embargo, era cierto que le llamaba la atención como la niña se refería a su madre. ¿Era verdad eso que decía la prensa que pensaba que era su propia madre? ¿Cómo era posible aquello?

M-mira ... Eara, tengo unos libros que tal vez te gusten.

Eara miró los libros, aún enfadada, y los cogió para luego tirarlos al suelo, sin miramientos.

¿¡Quién eres!? , ¡no eres mi madre!, ¡QUIERO A MI MADRE!, ¡llévame con mi madre!!, ¡¡llévame con mi madre!!, ¡¡te odio, te odio, te odio, te od...!! , ¡¡q-quiero a mi m-mamá!!

Las palabras se le atragantaban en la garganta. Había estallado en un llanto inaguantable y como no estaba su tía, quien era la única que le regañaba cuando se comportaba mal, dado que su padre era quien le consentía todo lo que pedía, Eara había comprendido que su padre era quien le iba a conceder todos sus caprichos; por eso, el episodio de los cereales de aquella mañana o, tal vez, los muchos otros que hubo tenido a lo largo de aquella semana. 

Y sin más, se giró a su alrededor, dispuesta a romper todo objeto que pillase. Acción que llevó a cabo. Lo primero que cayó fue la lámpara de noche, tras ello el cuadro de sus padres  que había en aquella habitación, distinto al del salón, un teléfono móvil sin batería que ella usaba para jugar (de su madre)...

¡¡QUIERO A MI MADRE!!, ¡¡DEVUÉLVEME A MI MADRE!! -exclamó amenazante con rajar una fotografía, esta vez de su madre-.

Sin embargo, cuando lo iba a rajar, la miró fijamente quidandose ausente, pasmada. Y, tras pensar un <<¡qué guapa, quiero ser como ella!>>, cayó al suelo inconsciente.

Cuando Eara se ponía así era casi imposible de razonar con ella, aquel carácter lo llevaba en los genes sin duda y estaba acabando con mi paciencia a pasos agigantados.

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-¡Eara, haz de favor de comportarte por favor!-dije con voz grave, cosa que pareció ignorar por completo, si cara roja, congestionada por el enfado y las lágrimas era todo un poema.

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-Ni lo intente, es inútil hacer eso con ella- levanté la mano centro señal de silencio, la cosa estaba pasando de castaño oscuro y mi paciencia llegaba a su fin, Fran tenía toda la razón, era una consentida y aunque ella intentaba controlar a la niña, era un maldito huracán de fuerza cinco cuando se ponía así-¡EARA, PARA YA POR EL AMOR DE DIOS-mi voz retumbó por toda la habitación grave, profunda e irritada, pero aquella pequeña parecía ser sorda en aquel momento, pero la cosa se convirtió en algo insostenible cuando empezó a coger cosas y tirarlas al suelo, levanté las manos para intentar agarrarla pero se me escurrió como una gata furiosa-maldita sea ¡Ven aquí ahora mismo!-girando sobre mí mismo poniéndome de pié corriendo hacia ella. Entonces la cosa no pudo ser peor, tiró al suelo la foto de su "madre" y yo juntos, aquel móvil que fue suyo..me harté, pero lo peor fue cuando cogió la foto de mi amada de pelirroja, el pelo de la nuca se herizó y entré en cólera-¡MU BIEN, SE ACABÓ, ESTÁS CASTIGADA!-estaba dispuesto a darle cogerla y propinarle un par de guantazos en el culo cuando de repente se quedó paralizada mirando la foto-¿Q-qué te pasa?- pregunté extrañada y a continuación se desplomó, momento que aproveché para cogerla evitando el golpe.

Su mano dejo caer la foto de aquella bella mujer y miré al rostro de la pequeña, joder era ella-¡Eara, cariño responde! ¿Qué te pasa?- pregunté asustado, no respondía así que la cogí en brazos e ignorando por completo a la mujer que estaba a mi lado bajé las escaleras corriendo-¡FRAN ALGO LE PASA A LA NIÑA, SE HA DESMAYADO, LLAMA A UNA AMBULANCIA- grité mientras bajaba-Vamos cariño despierta, soy papá, despierta-hablaba a la niña inconsciente dándole pequeñas palmaditas en las mejillas, si algo le pasaba a Esta por mi culpa no me lo perdonaría jamás..ya había ocurrido antes y me prometí que no volvería a pasar..

Pero Fran no se hallaba allí se había ido antes, así pues, en su lugar, fue Weisz quien llamó a emergencias. Mientras tanto la niña seguía sumida en la inconsciencia, como si fuera un sueño. Realmente, Eara abrió los ojos en el vehículo que la transportaba al hospital.  Le habían puesto oxígeno y suero. 

-Vamos a realizar unas pruebas a la pequeña -comentó el doctor a cargo de la situación.- ,no se preocupe, en un pequeño tiempo estará de nuevo .-comentó con las manos en los bolsillos de la bata blanca con una sonrisa , a la paz que se giró para desaparecer de la sala de espera-.

Lo siento.- comentó en un susurro acariciándole la espalda a modo de consuelo-, no tenía que haber ido. ¿Un café? 

Se sentía culpable y el mero hecho de haber sido cómplice de todo no le ayudaba.

Fran se había esfumado ya, desde luego le había faltado tiempo pero tampoco la culpaba, todo era culpa mía. Por fortuna Weisz llamó sin perder un segundo y la ambulancia vino inmediatamente. Mis ojos enrojecidos ya anunciaban lágrimas que comenzaron a caer mientras estaba con Eara en la ambulancia pero ver qué recuperaba la consciencia me trajo esperanza-Hola cariño, papá está aquí- susurré con ojos llorosos mientras le acariciaba su pelo rubio y largo.

Cuando llegamos al hospital todo fue muy rápido, yo seguí pegado a la camilla cogiéndola de su minúscula manita todo el tiempo que pude hasta que me pararon justo en la puerta de urgencias. Tenía miedo, estaba aterrorizado, ver cómo aquel volcán de mala leche caía desplomada de repente al ver esa foto me asustó por las repercusiones que podía acarrear. Aquella vuelta a la vida tan extraña e imposible )y si la antigua Eara siguiese escondida, aletargada en su cabeza? Era algo muy difícil de creer, pero después de verla muerta transformarse en una niña viva y sonriente mi concepción de lo que era posible o no había cambiado drásticamente.

Inmerso en aquellos pensamientos oí la voz del médico-Por favor, infórmeme lo antes posible, ella es lo único que tengo..-dije con la voz rota para después ver cómo desaparecía tras la puerta de doble hoja. Me quedé mirándola unos instantes sintiéndome terriblemente sólo y desamparado, entonces escuché a Weisz.

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-Si, gracias, sólo y bien cargado-dije escueto-y no se preocupe, ninguno sabíamos que iba a suceder esto..- abatido y preocupado me dejé caer en su sillón cercano de la sala de espera-Siento que haya visto toda la trifulca, hoy Está estaba especialmente sensible y todo se ha precipitado- me pasé el dorso de la mano por el rostro intentando despejar de mi mente los malos pensamientos-Tiene un temperamento muy fuerte, es igual que su madre...-

Elisa sonrió amargamente mientras esperaba que la máquina le diera el café que ella pulsó . Uno bastante cargado. Con ambos en las dos manos, volvió a su asiento y se lo tendió. 

Cuidado, estos cafés siempre parecen sacados de las entrañas de un volcán. -movió el suyo con la cucharilla y se sentó en el sillón al lado del que se encontraba Ulthred-. Verás..., como le dije ,soy una de las tantas que está tras la curiosidad de su pequeña y gran mujer. Sólo que yo no le voy a gravar y ,como le dije, creeré todo cuanto diga.

Bebió un sorbo del café, marchándose el labio del líquido.

¿Cómo es tu relación con ella? Por lo que he visto hoy un poco distante.  ¿Tiene asumido que su madre murió? , ¿desde qué edad? A ver,no soy madre,pero a lo largo de mi vida me he encontrado en situaciones similares. Hijos que pierden a sus padres y se vuelven más. .. revoltosos. Por lo general... ¿falta comunicación entre ustedes ? Puede que Eara sea una niña muy independiente a causa de todo o... Por su " otro yo".

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Intenté sonreir pero en su lugar apareció un rictus de amargura-Muy cierto, parece recién sacado del mismo infierno- le di un pequeño trago al café que pasó ardiendo a mi estómago.

Sus palabras me recordaban mucho, quizás demasiado a las de muchos periodistas que me habían estado preguntando tantas y tantas veces por lo mismo aunque al menos ella no iba a grabarlo, así que decidí responder, al fin y al cabo no podía hacer otra cosa más que esperar... así que la miré, cerré los ojos un instante y comencé a responder.

-Mi relación con ella es muy buena, es decir, dentro de lo que se puede esperar de una niña que está creciendo sin su madre...es verdad que yo la consiento demasiado, tendría que ser más estricto, pero me es muy difícil, me recuerda mucho a su madre..-le di otro sorbo al café -es igual que ella, temperamento incluido-sonreí con tristeza-Hay veces que me retraigo y me encierro en mi despacho, investigando y no le presto la suficiente atención a su educación-me detuve de nuevo y miré a la mujer con curiosidad.

-¿Por qué le interesa tanto? Es sólo una niña que quería sus cereales...-no, no lo era, pero así debería de seguir pareciendo...

Tras al cabo de dos horas allí metido y unas pocas palabrejas entre las dos personas, el doctor salió con la carpeta entre sus manos.

Sin embargo, pese a mostrar una sonrisa en su rostro, dado que así era el protocolo, carraspeo y le comunicó a los pacientes que allí se encontraban entre cafés y cafés.

Siento amargarle la tertulia, pero vuestra hija -en ocasiones los doctores sobrentendían demasiado-, sufre de leucemia aguda. ¿Saben si alguien en la familia ....? -esperó unos segundos a que el supuesto matrimonio asimilase la información-, he consultado el historia de Eara y dado que es una hija adoptada, ¿podrían decirme si le informaron si tenía leucemia?, creemos que no está muy avanzado, sin embargo, tan pronto sea posible, comenzaremos con la quimia, la cual consta de tres fases Dicho tratamiento tiene tres fases: la de inducción a la remisión, la de consolidación y la de mantenimiento. En la fase de inducción a la remisión, cuya duración es de cuatro a cinco semanas, se intenta destruir la mayor cantidad de células malignas. Cuando ocurre la remisión, es decir el control temporal de la afección, el niño suele lucir normal, ya que los síntomas de la leucemia desaparecen. En ciertas ocasiones la remisión es apenas parcial, por esta razón algunos síntomas no desaparecen del todo. Sólo un pequeño porcentaje de los parientes no logra entrar en remisión. La fase de consolidación dura de dos a tres semanas, mientras que la de mantenimiento debe llevarse a cabo hasta completar tres años de tratamiento. -le explicó, para que supiesen a qué se enfrentaban-.

Las palabras me golpearon como un mazo en la cabeza, no podía creérmelo-¿P-erdone? ¿ha dicho usted leucemia?-incluso escuchando esas palabras salir de mi boca parecía algo de ciencia ficción-¿Está realmente seguro de eso, ha repetido los análisis?...¿ESTÁ SEGURO DE ESO?-mi tono de voz aumentó de repente, no podía ser verdad. Mis puños se cerraron con fuerza y sentí cómo mi corazón se aceleraba como una locomotora.

-No, no me informaron de nada, no, no tenía leucemia ninguna, ni antecedentes, nada. Ha sido una niña perfectamente sana hasta que hoy le ha ocurrido ésto..-dí un par de pasos hacia atrás y creía marearme. No podía ser, otra vez, perderla otra vez ¡NO!. Me mantuve firme mientras seguía escuchando al doctor, entendía sus palabras pero la mitad de mi cabeza comezó a divagar y en pensar posibles desenlaces tras aquella terrible noticia y el corazón se me partía de nuevo. Me eché las manos a la cabeza luego deslicé las palmas cubriéndome el rostro y a continuación miré de nuevo al médico-Si, de acuerdo, empiece lo antes posible, mi hija tiene que curarse, tiene que ponerse bien y..y ¿puedo verla? por favor necesito verla-literalmente suplicaba. Necesitaba ver a mi pequeña inmediatamente.

El hombre torció el labio en desacuerdo. ¿Cómo no le iban a informar de tal situación cuando se adopta a una criatura?

-Sí, claro, puede verla. Aún está un poco desubicada debido a la aturdidez de los medicamentos. 

El hombre se echó a un lado, dejando pasar al padre adoptivo, mientras veía la reacción de la mujer, quien se encontraba ausente.

En aquella habitación pura del hospital, se encontraba el cuerpo durmiente de la pequeña Eara. La infante tenía el suero inyectado y algunos medicamentos que no hacían nada más que calmar su malestar. Respiraba profundamente, aunque su corazón empezó a latir rápidamente.

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¿Dónde estoy?, ¿qué es este lugar? Parece..., parece Tokyo. ¿Qué hago en Tokyo?

Abría los ojos lentamente para acostumbrarse a la luz de aquellos edificios de la capital nipona. Estaba lloviendo, diluviando para ser más precisos, y allí, sin razones aparentes, se encontraba ella.

Cuando sus ojos se adaptaron por completo a la intensidad de aquellas Led, Eara sentía un peso ligero en la palma de su mano. Resultaba ser que sostenía un paraguas. Aturdida, se giró en un completo ángulo de 180º, pero no encontraba, ni podía mirar más allá, de aquel civilizado paisaje que parecía sacado de un holograma.

Sin embargo, el estrepitoso ruido y, por consiguiente, el reflejo de este rayo, provocó que el sujeto brincara sobre sus pies, mostrándole, a escasos metros, la silueta inerte del cuerpo de alguien conocido para ella. Corrió hacia él, tirando el piraguas al suelo, chapoteando entre los charcos del asfalto. 

No, no, no puede ser..., no...

Estaba sin vida, pálido, parecía que la muerte le había llegado días atrás o, incluso, semanas. 

¡Ulthred!, ¡Ulthred!, t-tú no..., tú no...

Sujetó el cuerpo sin vida entre sus brazos, imitando una perfecta alegoría a la Piedad de Miguel Ángel. Recorría su rostro mientras, rota de dolor, gritaba. 

Y, entonces, como si de una señal se tratase, un pergamino con el símbolo de un dragón cayó del bolsillo de su amado, ensangrentado.

Su rostro se desencajó.

¡ULTHRED!

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¡Ulthred! -gritó sobresaltada empapada de sudor, pausó unos minutos y aún con el corazón en un puño miró ,desconcertada, a la silueta que había ante ella-, ¿Papá?

Al fin pude pasar a ver a mi pequeña y casi hice oídos sordos de lo que decía aquel sanitario, solo quería verla, asegurarme de que estaba bien. Cuando pasé estaba en la cama conectada a un gotero y me acerqué a ella en un par de zancadas. Su frente estaba perlada de sudor y tenía el ceño fruncido, sus ojos bajo los párpados se estaban moviendo sin parar por lo que parecía estaba soñando, intranquila...

Cogí una silla y me senté a su lado cogiendo su pequeña manita entre las mías dándole un pequeño beso, pero lo que digo a continuación me dejó totalmente congelado, algo que jamás esperaría que saliesede su boca.

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Mi corazón se paró un instante cuando oí como pronunciaba mi nombre aquella vocecita. Volvió a latir cuando me llamo papá.

-S-si cariño soy yo...¿cómo te encuentras cielo? Dios míos estás empapadas en sudor-dije pasando mi mano por su frente y mejillas para retirarlo-me has dado un susto de muerte...¿tenías una pesadilla cariño?-

No lo entendía bien su necesidad, pero la pequeña abrazó con ímpetu a su padre. Aquella extraña pesadilla, el verlo a él muerto en una ciudad a miles de kilómetros... ¿Por qué? Bien sabía que todo sueño tenía un significado y que, las pesadillas, eran un conglomerado de miedos y asuntos externos a lo que su ser interno debía de enfrentarse.

H-He tenido un sueño... un sueño muy extraño. T-Tú... Tú es-estabas... 

No pudo terminar. 

Pero bien sabía que su padre no debía de irse de viaje, pues bien tenía el presentimiento de que de así serlo algo malo le ocurriría. Y ya no porque fuese su padre y compartiera lazos familiares, sino porque había algo en sí, como si su voz interior quisiera gritar, que no podía permitirse el lujo de perder a su padre. No.

A los dos meses de lo sucedido, la pequeña Eara empezó la quimio, al tercer mes los efectos de la quimioterapia empezaban a hacer mella en la pequeña. Sin embargo,  intentaba no dejarse llevar por sus sentimientos negativos. 

Al hospital, Eara, había decidido que le llevase su tía debido a que no quería que su padre la viera y porque estaba ocupado preparando , junto con su nueva amiga, una conferencia sobre la dinastía Quinq de China. Por lo que Eara no quería importunar. La pequeña siempre se llevaba consigo un pequeño MP3 ,de esos antiguos que ya nadie usaba , pero que a ella le encantaba, un libro y ,sobre todo, su peluche Yogui en forma de cerdito realizado por Weiz:

-¿Cómo te encuentras hoy, Eara? -le preguntaba la enfermera sentándose en la silla y colocando a su paciente en la camilla-,veo que Yogui está de buen humor.

En aquel momento, el remolino de su tía Francisca apareció con un café con leche de una marca poco convencional y un zumo de melocotón para su sobrina, sin embargo, accidentalmente, aquella mujer se resbaló con el suelo y el café acabó derramado en su blusa de color blanca y el zumo... bueno, el zumo pasó a ser una masa compacta de cartón y líquido que, por suerte, se había salvado. El accidente provocó que Eara sonriera.

-Yogui se encuentra mejor, pero mi tía lo dudo.

¿Qué estará haciendo papá?

Yo supongo que con esto estaremos satisfechos, ¿qué opinas? -preguntó desviando la vista del ordenador y mirando al hombre que se encontraba de pie con una libreta garabateada entre las manos-.

Eli apartó lo que estaba haciendo y se levantó:

Ey, no te preocupes -susurró mientras le acariciaba la mejilla-,  Eara estará bien, ya sabes que está en las mejores manos : en las de tu hermana y los especialistas. No creo que te preocupe que esté con Francisca. -le besó en los labios y se apoyó en la mesa-, seguro que viene hambrienta, ¿qué tal si le preparamos su plato preferido cuando terminemos por hoy? La conferencia es dentro de dos días.

Weisz intentaba aliviar los pensamientos de su pareja, pero aquellos meses habían sido intensos y más cuando la pequeña despertaba casi todas las noches sobre saltada chillando sobre su padre e ilusiones catastróficas. Al parecer, la quimioterapia atormentaba aquella pequeña cabecita.

-Te prometo que todo saldrá bien- le cogió por los hombros dándole un leve masaje- y, entonces, nos iremos a China, porque como historiadores y especialistas en la materia, debemos visitar el lugar que investigamos. ¿Qué te parece visitar las ruinas de la dinastía Quinq?

Sonreía con ternura intentando hacer que aquel hombre se disipase de sus pensamiento. 

Creo que deberíamos parar por ahora y continuar más tarde. ¿Quieres que salgamos a que nos de el aire?, podríamos esperar a Eara y almorzar todos juntos a fuera o ir al estanque. -se separó y empezó a gesticular con las manos dando círculos en la estancia-.

Sin lugar a dudas Elisabeth Weisz era una mujer singular y peculiar, que tenía como mascota a un cerdo, el cual, había crecido y se hallaba en el jardín campando a sus aires. 

Era aquello y sus tantas manías que la hacían , en parte, diferente y, a su misma vez, cercana. Después de todo, Weisz no era Eara, aquel amor sepultado por el tiempo y nacido en otro tipo. ¿Cuán caprichoso podría ser el destino?

Había insistido una y mil veces pero Eara no quería que fuera con ella a las sesiones de quimio. Se lo dije desde el primer día, aunque se quedase sin pelo seguiría siendo igual de preciosa para mí, pero era tan terca y cabezota como su madre...así que no tuve más remedio que aceptar.

Con el paso de las semanas la situación se estabilizó, el tratamiento iba bien, pero yo no podía evitar estar preocupado por Eara, era demasiado importante para mí, lo significaba todo, aun teniendo una nueva relación con Eli. Ella me había traído algo de paz y orden al caos que era mi vida y me mantenía enfocado en aquel nuevo proyecto de la Dinastía Quinq, el cual era muy interesante...

Cita:

-Lo sé, lo sé cariño, pero ya sabes cómo soy..- respondí a su suave beso con entrega-Sé que está muy bien cuidada pero el hecho de no estar allí me mata, siempre noto en mi interior que ella necesita que yo esté a su lado aunque diga lo contrario, pero...el fin- mostré una pequeña y cariñosa sonrisa tras un profundo suspiro de resignación mientras me masajeaba los hombros. Dejé caer la cabeza lentamente y cerré los ojos unos instantes para abrirlos de nuevo a los pocos segundos.

Cita:

-Será muy interesante, después de tanto tiempo rodeados de papeles y documentación estar en el lugar de los hechos será excitante-mi sonrisa se amplió al pensar en aquel momento y cuando habló de Eara y el estanque mis ojos brillaron.

-Es un magnífico plan, además cuando vuelva, vea su comida favorita y que vamos al estanque se va a volver loca de alegría- asentí ya mucho más animado.

-Dejemoslo por hoy y preoarémoslo todo-me puse de pié, rodeé la cintura de Eli con mis brazos y le di un beso más apasionado-Gracias por ser así-la miré a los ojos dándole otro intenso beso mientras íbamos hacia la cocina.

Para cuando la pequeña regresó a casa, estaba un poco decaída. Al parecer había tenido un leve roce con su tía, quien le había comunicado que debía de comportarse y no ser una inmaduro. ''Lo normal'' en mujeres que debían de haber crecido en un ambiente bastante estricto.

Eara caminaba cabizbaja murmurando que estaba harta del hospital y, para colmo, el pequeño Yogui empezaba a parecer los mismos síntomas que ella, pues estaba deshilándose. 

Mientras subía las escaleras para su habitación, la ''amiga'' de su padre se acercó a ella proponiéndole de ir al estanque. Pero la pequeña estaba demasiada agotada. Quería descansar y por más que quisiese, no estaba para trotes. Así pues, se dispuso el pijama o el camisón -la verdad es que había crecido un par de centímetros en tan sólo un par de meses-, y bajó la persiana.

-Yogui no está en facultades para ir, necesita descansar.-comentó bostezando, pero con un tono de voz apagado.

Eara llegaba hecha polvo y agotada, aquellas sesiones eran terribles para ella ¿Por qué una niña tan pequeña tenía que sufrir aquello? Me mataba por dentro verla tan decaída, ella que era un polvorín y un terremoto juntos, convertida en un pequeño peluche sin color y aunque Eli intentaba integrarse y caerla bien, pero Eara no estaba bien ni física ni psicológicamente así que se fue a la cama cabizbaja.

-Déjame a mi, intentaré hablar con ella Elli-le di un pequeño beso en los labios y entré en la habitación de la pequeña que se encontraba en penumbra.

-Eara, ¿Cómo te encuentras?-la pregunta era absurda pues ya lo sabía pero intentaba que entablase conversación conmigo. Me acerqué hasta su cama y me senté en una esquina poniendo mi mano en su hombro, hablando con vos casi susurrante.

-Cariño, dime algo, necesito a mi pequeña...- continué esperando a que me mirase.

-Algún día, cuando me pase algo, te diré algunas palabras claves. -comentaba tapando a Yogui y cerrando los ojos para descansar-, pero, papá, si realmente me pasase algo... ¿sabías descifrar lo que me ocurra con tan sólo unas palabras? 

Se giró hacia su padre y sonrió amargamente:

Espero que, algún día, yo sea como tú y así poder convertirme en una aventurera. 

Sin embargo, al abrir nuevamente los ojos, el color de estos se cambiaron a un tono más amarillo. Eara tenía los ojos verdosos, pero no amarillos.

Ulthred, sé qué podrás adivinar qué te estaré diciendo en aquellos momentos. -comentaba suspirando poco a poco, dejándose caer en los brazos de Morfeo-, como lo hicistes aquella vez.

Aquellas palabras fueron acalladas tras un suspiro de la pequeña Eara. ¿Habría hablado ella o... era su subconsciente?