Partida Rol por web

Cojo la espada, y empiezo a hacer un par de florituras con ella. Después, antes de soltar la espada, le digo a Eldarendil- Escucha, tal y como están las cosas en la ciudad, puede ser un lugar peligroso para ir solo por ahí. Creo que, ahora que aún estás a tiempo, deberías de ir a buscar a Rainer. Conociendole, si le asaltan luchará, y a veces, la superioridad numérica puede con un solo hombre, por muy válido que sea. Yo me quedaré aquí con Johannes, quiero mirar más armas, quizás compre una lanza en lugar de una espada, o un arco, no se, necesitaré tiempo para pensar -diciendo esto, dejo la espada donde la he encontrado, y sigo mirando armas.

Me acerco a las lanzas y mientras las miro, digo- Johannes, ven ayudame a elegir arma. Seguro que tú sabes mejor que nadie que clase de arma me puede convenir. Ya sabes, por aquello de que eres un tipo de mundo, y esas cosas. ¿Que te parecen las lanzas? No quiero ser como un goblin nocturno, pero tienen buena pinta. ¿Y las ballestas? Yo conocí a un tipo que decía ser el mejor lanzador con ballesta de todo el Viejo Mundo, aunque trabajaba en un circo y creo que ni siquiera disparaba de verdad. ¿Qué dices?

¡Buenos dias Hermanos! Por fin he encontrado un lugar de paz en esta maltrecha ciudad. Ayer, presenciamos parte del escandalo de la guardia y los marinos. ¡Que horror! ¡Que combate tan poco honorable! Y... y tuve que enfrentarme a un asaltante nocturno... no tenia igual a mi pero trato de matarme... espero que Ulric lo entienda... digo mientras saco 4 monedas de plata y la dejo en la urna de donaciones.

Espero que con esto baste, no tengo mucho mas... digo mientras me arrodillo y rezo a mi sagradisimo dios...

¿Sabeis algo de Oldenhaller Hermanos?

Escucho lo que me dice Wolfgang acerca de acompañar a Rainer, y con la mano en el mentón, lo pienso unos momentos.

-No, no lo creo. No voy a acompañarlo. En primer lugar, ya es un hombre aguerrido y que sabe cuidarse, lo ha demostrado con creces. En segundo lugar, si hubiera querido nuestra compañía, la de cualquiera, lo hubiera dicho. No parece ser un hombre tímido para esas cosas. Y en tercer lugar,-finalizo, puntualizando mis palabras con gestos de mis manos,-no me expondré a aparecer en un templo lleno de ulritas que puedan enojarse por mi presencia.

Callando luego de decir esto, me quedo observando las armas presentes.

Una vez finalizados los rezos os levantáis a conversar sobre lo humano y lo divino. Uno de los sacerdotes te ofrece unas fresas.

Cortesía de los servidores de Taal, que se pasaron esta mañana temprano por aquí, tienen buen sabor.

¿Oldenhaller dices? Sí, un hombre rico...

Muy rico-aounta el otro.

Sí, con buena posición en la Corte, se dedica al comercio, obras de arte y préstamos.

Esas cosas que hace la burguesía-vuelve a apuntar el otro.

Algo excéntrico, le encantan los objetos raros, sobre todo si son élficos. El carnaval este año lo organiza él, sobre ese tema, los elfos. En nuestra ciudad el que organiza el carnaval tiene mucha consideración entre la gente. ¿Conoces el origen del carnaval? En la época del emperador Dieter II hubo un guerrero...

Ahora te cuentan el origen del carnaval (que no me lo sé)

De nuevo, usando el código secreto, respondo:

- Sí, el primero obstáculo ha desaparecido. Pero queda el elfo, a ver con que excusa nos lo quitamos de encima.

Tras ver como Wolfgang intenta convecer, sin resultado, a Eldarendil para que acompañe a Rainer continúo:

- ¡Maldito elfo! No se que más podemos decirle sin levantar sospechas. A unas malas, tendríamos que proceder con él presente. No se que opinión tiene sobre el robo, pero seguro que mucho mejor que el clérigo.

Mientras observo los productos a la venta, Wolfgang con gran acierto pide al elfo que acompañe a Rainer.

- No dudo en la autosuficiencia de Rainer, desde luego sabe defenderse sólo. Pero no me parece que sea capaz de detectar las sutilezas de una ciudad. - Bajo un poco la voz y continúo - Ya sabeis, es un poco impulsivo y no se lo piensa dos veces antes de cargar contra el peligro. - me aseguro de que nadie ajeno al grupo puede escucharme - Si no recordad nuestra llegada...espero que no le pase nada.
 
Wolfgang me pide consejo acerca de qué arma elegir. Aunque no sea un militar, conozco suficiente las armas como para saber sus pros y sus contras, así que gustoso procedo a responderle.

- Considerarme un hombre de mundo no sería lo más correcto, amigo. En todo caso un hombre de ciudades, poco conozco fuera de ellas, pero en cambio dentro me manejo como pez en el agua. Basandonos en eso, no te aconsejo la lanza, ya que aunque puede mantener a un enemigo a raya con facilidad, es demasiado grande como para moverse con agilidad por los callejones de una ciudad y mucho menos para poder luchar con soltura. En cualquier caso, tengo entendido que no es sencillo manejar una lanza con eficacia, por mucho que parezca que sólo consiste en pinchar con la parte puntiaguda.

Me tomo un respiro, mientras continúo con una explicación sobre las ballestas:

- Por otro lado, las ballestas son de las armas más sencillas de usar y se necesita poca práctica para poder acertar a los objetivos. La única pega que le veo es su lentitud a la hora de recargar, quitando eso no sería una mala opción. Pero teniendo en cuenta que solo tienes una daga, sería mejor gastarse el dinero en adquirir un arma cuerpo a cuerpo. En mi opinión una espada o una maza serían lo más adecuado, no demasiado dificiles de usar y su tamaño las hace perfectas para defenderse de matones en callejones estrechos.

Tras terminar, me acerco a los estantes en busca de armas a distancia, pero me paro un momento y dirigiendome a Wolfgang, le digo:

- Pero amigo, lo más importante, es que te sientas cómodo con el arma que elijas. Así que no dudes en probarla lo suficiente antes de comprarla.

Dicho esto, me vuelvo al herrero y le pregunto:

- Maese herrero, viendo que teneis flechas, me preguntaba si también dispondreis de arcos. Buscaría un arco corto, algo que no estorbe mis movimientos.

Hago un gesto dismisivo con las manos, y una mueca.

-Pues, quizás tenga usted razón, Zimmerman, pero yo tampoco soy un hombre de ciudad, y difícilmente puedo captar sus sutilezas. Una razón más para quedarme aquí. No estoy acostumbrado a vuestras ciudades, ni a las mías, por así decirlo.-le respondo a la propocción, de la misma manera que el me la dice: en tono bajo.

Mientras le va informando a Wolfgang lo que piensa el de las armas, no puedo mas que asentir en favor de sus palabras: las armas mejores para uno son con las cuales uno se siente cómodo.

Al escuchar que quiere un arco, me intereso y le digo:

-Johannes, quizás yo pueda ayudaros a elegir. Entre los míos yo gozo de buena puntería, y los nuestros tienen ventaja ya sobre vuestros ojos. Quizás mi mano sea amas diestra a la hora de seleccionar un buen arco por su madera, si me lo permite.

¿Corto eh? Uhm, sí tengo algunos...ese que está ahí colgado es de madera del Bosque de las Sombras, una madera muy resistente a la humedad (7 CO), también tengo uno algo más elaborado con un gran acabado cuyos extremos son de bronce a fin de darle estabilidad (9 Co pero es igual sólo que más bonito), en cuanto a ese...no recuerdo muy bien su elaboración (7 CO). Si adquiere uno le doy además 10 flechas.

Saca las 10 flechas y espera que decidas qué arco quieres...

Aventureros imagino que sois, suelen pasar muchos por aquí, la semana pasada 6 enanos viniero a por hachas, pero ya sabéis como son: nada es lo bastante bueno para ellos...

El herrero me muestra su selección de arcos. Todos parecen adecuados pero claramente están fuera de mi alcance.

¡Siete coronas! No tengo ni la mitad de ese dinero y aunque lo tuviese no me arriesgaría a quedarme sin blanca. Si hubiese podido recuperar mi arco antes de escapar de Altdorf... Bah, no tiene sentido lamentarse por el pasado, por ahora mi espada tendrá que valerme.

- Por supuesto, el consejo de un elfo en cuanto a arcos se refiere es un bien preciado. Pero por lo que veo, me temo que incluso el arco más económico se sale de mi presupuesto -digo a Eldarendil mientras miro mis 3 coronas- Si no te importa, cuando hayamos ganado algo más de dinero me harías un gran favor acompañandome aquí de nuevo. - me vuelvo hacia el herrero y continúo - Gracias por la oferta de las flechas, pero ahora mismo no puedo permitirme ninguno de sus arcos, Maese Herrero. ¡Pero no dude que volveré en los proximos días!

Miro apenado los arcos, que no tienen nada que ver con las artesanías de mi pueblo. De todas maneras, son muy funcionales, y yo me inclinaría por el del Bosque de las Sombras. Aunque no sea élfico, sus árboles han estado mucho tiempo siendo los hogares de mi pueblo, y algo de su espíritu quedará en ellos. Aunque es caro, si, y creo que ni siquiera proveyéndole a Johannes de mi dinero podría éste comprarlo.

-Cuando consigamos más dinero, os acompañaré y veremos el mejor, compañero.-le digo, con una sensación cada vez menos acusada de extrañez al mencionar esa palabra con respecto a Johannes, Wolfgang y Rainer.

Casi que podría decirse que confío en ellos...casi...

Me vuelvo hacia el herrero, y le agradezco su atención:

-Que tu acero permanezca siempre afilado y tu martillo golpee certero.-en una fórmula que aprendí del herrero enano que vivía en la villa. El recuerdo del orondo enano casi me hace tambalear, al recordar cómo encontré sus restos.

No tiene sentido pensar en ello...ya es el pasado.

Apenas me recupero de los momentos de angustia, me giro, esta vez hacia Wolfgang.

-¿Que os parece, Wolfgang? ¿Estáis satisfecho con esa espada? A mi ciertamente me parece correcta. Creo que quizás podríamos ir en busca del ulrita.

Yo solo no me animo a transitar por la ciudad. Quizás en un par de días, cuando hayan calado hondo en mi sus aromas y sus vistas. Por ahora temo perderme.

Ahora te cuentan el origen del carnaval (que no me lo sé)

Hermanos, me gustaria orar con vosotros hasta el dia del Despertar del Lobo pero tengo tareas que hacer. Necesito aprender y mejorar mis dotes combativas para ser digo Defensor de Ulric... ¡que la Llama nunca se apague! digo mientras me voy en busca de mis compañeros a la Herreria.

No creo que sigan aun ahi pienso mientras de nuevo compruebo la presencia de mi rodela. No me fio de este decadente ciudad... espero que ese tal Oldenhaller sea un hombre de bien y no deba aplicar toda la Furia que Ulric me permita sobre él.

Mientras os demorabais en la herrería Rainer ha vuelto de sus rezos...

Bueno bueno bueno... -digo al fin- pues creo que me llevaré una espada de forma definitiva. ¡Ah!, también necesitaría una rodela. Creo que es una buena forma de defenderme sin ser un escudo. No soy un guerrero, no sabría que hacer con un escudo. Seguro que me entorpece menos que un escudo. Además, pesa menos y es más fácil de llevar. Todo ventajas. Bueno amigo herrero, pues me llevaré esta espada, y esta rodela -descuelgo una rodela y cojo la espada de antes- Si, esta parece una buena rodela, resistente y capaz de aguantar hasta el duro cabezazo de un orco negro. ¿No creéis?. Está bien. ¿A cuánto asciende el total de la compra?

Mientras digo esto, Rainer aparece por la puerta- ¡Vaya Rainer has vuelto! Nos has pillado justo terminando de comprar. Ya íbamos a ir a buscarte. Por cierto, como han oido decir antes al pregonero, la ciudad es muy peligrosa. No es porque no te vea capaz de luchar, es que posiblemente, si un guardia te viese defenderte, tal y como están las cosas, atacasen primero y preguntasen después. No sería bueno que eso pasase por ir tú solo. Debemos de procurar ir en parejas como mínimo.

Con nuestra particular forma de comunicarnos, digo a Johannes- Maldición, ahora el clérigo ha vuelto. Creo que lo mejor será dejarlo para otro día. Con él nuestros planes podrían fracasar de forma estrepitosa. Y no nos convendría, ya que lo mismo nos entrega a las autoridades, o alguna de esas cosas. Ya sabes que los clérigos de Ulric están algo tocados del ala. Y no me gustaría enfrentarme a uno que ya he visto de luchar...

El herreo te mira con cierta alegría

Sabia elección sí señor, puede llevárselas, tenga la vaina para su espada, ya la tiene afilada así que no se preocupe por ello. El total asciende a 2 Coronas de Oro (pedazo oferta no XD)

¡Que tengan un buen día y no necesiten usarla!

Salís de la herrería al gentío y movimientos de una gran ciudad como es Nuln.

Nuestros héroes ya están listos para sus aventuras.

 - Mierda, al final no vamos a poder ejercer nuestro noble arte. Con lo poco que ha tardado no creo que le haya dedicado a su dios ni media plegaria. Bueno, ahora mismo podemos apañarnoslas con el dinero que tenemos. A ver si más tarde se nos presenta una mejor ocasión.

No ha pasado mucho tiempo en la herrería cuando el sacerdote vuelve de visitar a su dios. Me sorprendo un poco por la brevedad de su ausencia y le saludo en tono jocoso.

-  Caramba compañero, menuda velocidad en tus oraciones. - digo con una sonrisa - Cómo se nota que parte de la religión ulrita te gusta; "A dios rogando y..."

Una vez Wolfgang haya comprado su equipo, le examino con una mirada de aprobación y digo:

- Ahora serás un temible adversario para quien se meta en tu camino, desde luego que sí. - a continuación, dirigiendome a todo el grupo - Si nadie necesita comprar nada más, ¿que os parece si continuamos nuestra marcha hacia la mansión Oldenhaller? Cuanto antes lleguemos antes podremos reclamar el trabajo, no vaya a ser que se nos adelante otro grupo.

Viendo la rapidez con que el ulrita ha completado sus deberes, me alegro de poder decir a continuación del humor de Zimmerman:

-Considerando la escasez de fondos con los que contamos, me parecería excelente ir inmediatamente a hablar con Oldenhaller, y ver si podemos conseguir ese trabajo. De lo contrario, osólo nos quedaría esperar o intentar tomar alguno de los otros dos, poco promisorios.