Partida Rol por web

Bates entrecerró los ojos poco a poco ante la amenaza de dejarle KO con las drogas. Aun así, Troy supo que no aguantaría mucho más sin volver a dormirse. Apretó un puño o más bien intentó hacerlo, pues pronto se le aflojó la mano y su mirada comenzó a divagar un poco.

- Te... has ganado... un...  puñetazo- y Bates bostezó profundamente, anunciando que caería rendido pronto. Allí acostado, Christopher parecía un ángel. Pero ni la reencarnación de Brian Wayland sobre la tierra impediría que lo diera todo desde el primer minuto que se enfundara otra vez el traje.

- ¿Vas a ir... a la base? -

Romy sonrió; exhausta, feliz, tranquila.

-Esos chicos te necesitan, al menos un poco más. Yo puedo seguir cuidando de mí misma. Hasta tengo un trabajo legal con beneficios legales. Soy una mujer glamurosa y con dinero, como Marcus King. Intentan secuestrarme y todo, de vez en cuando. -Suspiró largamente y bajó la voz adquiriendo ese tono serio-. Ya hemos tenido esta charla alguna que otra vez... Sabes que sé cuidarme. Deja de preocuparte por eso de una vez, soy una superviviente, ¿recuerdas? No... No quiero un superhéroe, James. Quiero ver si después de toda esta vida de locuras y estupideces pudo, podemos tener un respiro. Sólo quiero eso. Descansar.

Hubo un largo e incómodo silencio mientras Troy recuperaba el control sobre a qué dirección miraba.

-Sí -dijo finalmente-. ¿Quieres que te traiga algo?

Goldfield apretó la mano de Lana un poco más fuerte, dedicándole una leve sonrisa y volviendo a mirarla a sus ojos azules. - No... en realidad pueden arreglárselas sin mi, pero no como están ahora. Le confiaría a Jonathan mi vida si hiciera falta, pero no sabe ser un líder. Hablaré con ellos y allanaré el camino. Si Brian pudo abandonar el barco cuando le vino en gana yo no voy a ser menos. - dijo él, llevándose la mano al bolsillo para mirar la hora en el teléfono móvil. James nunca había usado reloj y a Lana le vino a la cabeza el pensamiento de que con toda aquella nueva tecnología al fin podría saber en qué hora vivía cuando no tenía un reloj cerca.

- Aun así me gustaría conocer un poco tu vida... no sé, ver cómo te han ido las cosas. -

- La cabeza de Mayhem, por favor... - dijo mientras se giraba para quedar en posición fetal. Frotó la cabeza un poco contra la almohada para mullirla y cerró los ojos - Oye Troy. Gracias por venir a verme. -

Otro silencio. Levantó la mano y le dio unos golpecitos torpes de ánimo en el hombro. Aquello estaba muy mal. Estaba sinceramente sorprendido de que no hubiera entrado un rayo por la ventana para fulminarle.

-Nada, hombre. Para eso estamos. Descansa, ¿eh? Luego vuelvo.

Esperó a que su respiración se hiciera más profunda y regular, y le llamó por su nombre en voz baja. No recibió respuesta, y de algún modo los golpecitos amistosos en el hombro se convirtieron en una caricia más afectuosa. Se apartó de la cama bruscamente. Tenía que salir de allí antes de que ver a Bates dormido le diera alguna otra idea revolucionaria. Salió del hospital mordiéndose la lengua y se dirigió a la base. Su buen humor se había ido al garete.

Asintió, comprensiva, y dejó el tema aparte. Él mejor que nadie comprendía el funcionamiento del Centinela. Romy estaba muy lejos de aquellos.

-Pues... Esperé a que mi mentor saliese de la cárcel y él me ayudó a 'legalizarme'. Soy la propietaria del Museo de Historia Antigua de Betlam. Gran parte de mí colección se encuentra allí -Y James supo que con 'su colección' se refería a todas las obras que Felina había usurpado durante sus andanzas-. Empecé invirtiendo, recopilando obras, comprando... En eso he convertido mi vida, más o menos. He viajado bastante. He tenido algún que otro intento de relación... pero nunca llegó a cuajar. Demasiado yo, supongo. Y tengo una hija. Caroline. Es la alegría de mi vida. Quiere ser abogada e impartir justicia -dijo con sorna-. Ironías de la vida, ¿eh?

Troy llegó a la base del Centinela, que estaba bastante tranquila. Brenda Farrel no tardó en aparecer y directamente (y pese a que Troy no era muy propenso a aquellos gestos) fue a darle un abrazo.

- Hola Troy. Me alegra que te hayas despertado ya, me tenías preocupada. ¿Cómo estás? -

Había hecho, después de pensárselo un poco, una parada rápida para hacer un encargo. Había estado a punto de hacer llorar a una obre dependienta, pero descargar su frustración le había devuelto el buen humor. Se dejó abrazar por Farrel y le dio un golpecito afectuoso en el brazo, por educación. El carácter maternal de Farrel le hacía sentir vulnerable, lo que a la vez le hacía sentir muy incómodo.

-Vivo, gracias a ti. ¿Me he perdido algo?

El hombre alzó una ceja ante el comentario del Museo. - Por Dios, con la de veces que habré pasado yo por delante del Museo... - murmuró, aún sin creer todo aquello - Bueno, me alegro de que no volvieras a depender de una vida de delincuencia y robos. -

Aquella frase sonó tanto a James que casi le hubiera ofendido en otra situación. Cuando mencionó a Caroline la volvió a mirar directamente y abrió los ojos, sorprendido. - ¿Una hija? Vaya... seguro que es una preciosidad - por la cabeza del antiguo Centinela pasó la idea de que quizás sí habían 'cuajado' a diferencia de lo que Lana le estaba contando, al menos una de ellas, pero no quería preocuparse mucho por aquello en ese instante

Si James intuyó algo por las aspiraciones de Caroline no pareció reaccionar, solo suspiró un poco y se recostó en el sofá. - Yo no he tenido tiempo para nada de eso... el Equipo me ha eclipsado por completo. Cuando tomé el mando de todo... no había otra cosa más en el mundo. Sencillamente no podía. Y esa responsabilidad me llevó a quedarme encerrado en aquel sitio. -

- Un montón de cosas, pero creo que Fedora iba a encargarse de ponerte al día. Pásate por Control, ahora os llevaré un café a los dos. - dijo mientras se dirigía a la sala de reuniones, dándole una palmada cariñosa en el brazo

Troy fue hasta Control, donde estaba únicamente Fedora. Ni rastro de Spencer, ni rastro de Goldfield. Pero tampoco estaban por allí Mark, Cable o Szilard. Es como si de repente fueran las vacaciones del Centinela.

- ¡Eh, Troy! ¡Ven! - le exclamó la hacker cuando le vio aparecer de refilón. Puso una mano en una de las sillas con ruedas que tenía a su lado y la lanzó hacia él mientras ella continuaba en el teclado

Empujó la silla de vuelta junto a Fedora y se sentó. Él había tenido que fugarse sin decirle una palabra a nadie para que le dieran unos días libres.

-¿Dónde están todos? -preguntó con el ceño fruncido.

- Szilard y Cable están haciendo nosequé historia en la Sala de Entrenamiento. Wong está fuera, patrullando. - Fedora pulsó una tecla y se mostró la cámara del traje - Ha tenido que cubriros a Bates y a ti estos días. Ha estado trabajando duro, la verdad. No sé cómo se las arreglaba Wayland al principio para entre él y el viejo encargarse de todo . -

Quitó la pantalla de Wong para volver a lo que estaba haciendo, un montón de números y letras que Troy no entendía. - Spencer se ha ido a casa. Por lo visto James va a venir en unas horas a hablar con todos nosotros. Por eso quería también que estuvieses ya aquí. -

- Creo que va a decir algo importante. O por lo menos tenía cara de ello. Ah, Mayhem sigue encerrado y drogado en la Sala de Contención. Todavía no nos hemos decidido qué hacer con él, pero creo que Goldfield iba a hablar sobre el asunto también. -

Por primera vez le miró directamente, apoyándose en la mesa. - ¿Y Bates? -

-Me ha pedido que le ayude a fugarse del hospital, así que supongo que está mejor.

Se apoyó en el respaldo con la cabeza gacha y los hombros caídos. Quería preguntar por el Protocolo Terminus, pero temía que la respuesta no fuera "Desmontado, y Szilard va a pasarse el resto de su corta vida entre rejas". Ya llevaba demasiados cambios de humor ese día.

Romy subió las piernas al sofá y pasó el brazo por el respaldo, apoyando la cabeza sobre este. La nostalgia hizo presencia en su mirada.

-Como siempre, James. Como siempre. Es lo que somos.

La necesidad empezó a hacerle presión bajo el pecho. Era feliz, al menos una parte lo era. Estaba allí, recostado en el sofá como si el tiempo no hubiese pasado desde aquel apartamento. Si hacía el esfuerzo, casi parecía que todo fuese igual. Pero no lo era, y aunque quisiera creer en esa ilusión había cosas que el tiempo no podía borrar y su presencia tampoco.

-Necesito saber algo, James -Nunca se cansaría de pronunciar su nombre. Quiso alargar la mano y coger la suya, pero no pudo. Tenía que saberlo y era algo que debía encajar sola, sin su ayuda. Era hora de encarar la verdad que durante años la había consumido por dentro-. ¿Por qué? ¿Por qué te fuiste y nunca volviste?

Supo con solo mirarla que el dolor estaba ahí, y que si no lloraba era porque ya lo había hecho demasiado durante todos aquellos años.

- Me alegra oírlo. Grabaré lo que hablemos luego para que lo pueda ver, que es necesario que se entere. - la hacker volvió a colocar la cámara de Wong, que se había colocado en la azotea de un edificio para observar un perímetro concreto. No parecía haber nada anormal, salvo para Troy, al que se le hacía muy raro estar allí sentado sabiendo que Bates no era el que estaba tras esa cámara. Wong era un chico muy capaz y Troy lo sabía, más desde lo ocurrido con Mayhem, pero la muerte de Thomas Mann había pesado mucho en todos ellos, sobretodo en Christopher Bates y James Goldfield.

Sin embargo, quizás lo que había pasado significara un cambio. Quizás Wong empezara a vestir el traje y las cosas cambiaran allí dentro pero... ¿de qué modo? Troy no podía imaginarse ya una vida fuera del Equipo, por mucho que la odiara a veces.

Brenda apareció con la jarra de café y tres tazas blancas, que dejó encima de un trozo de mesa sin decir nada, para luego rellenar. Le pasó una a Troy y otra a Fedora: Número 8 pudo comprobar de un sorbo que la suya estaba como a él le gustaba. Aquella mujer estaba en todo.

- Szilard prácticamente no ha abierto la boca en estos días. - dijo la rubia en un tono bajo y confidencial para ellos dos - Creo que todavía no asimila muy bien lo que ha ocurrido. -

El hombre clavó su mirada en el suelo, totalmente serio ante la pregunta de Lana. Su cuerpo se tensó ligeramente, lo cual no escapó a su mirada. James tardó unos cuantos segundos en responder, haciendo un par de amagos de comenzar a hablar antes de articular la primera palabra.

- Durante todo el tiempo que comenzamos nuestro juego yo sólamente seguía órdenes de Brian Wayland. Al principio nada pasaba de una reprimenda y alguna mala mirada, pero cuando lo nuestro fue yendo cada vez más los reproches, las presiones y las amenazas fueron cada vez más y más constantes. - se tomó un segundo para respirar hondo mientras su puño izquierdo se cerraba, haciendo algo de presión - A diferencia de mi, él no dejaba de verte como una delincuente más. No eras el Doctor Fatos ni Blackout, pero seguías siendo una criminal a la que quería ver entre rejas. Yo, por lo que sentía por ti, te dejé escapar una y otra vez. Por si fuera poco, no eran sencillamentes errores, si no que todo el jugueteo era como escupir en la cara de toda la disciplina que él nos había inculcado desde jóvenes. -

James, más seguro de si mismo según comenzaba a hablar, giró la cabeza para mirar a Lana a la cara. - Al principio sólamente lo dejaba estar, pero comencé a responderle. Discutíamos y nos peleábamos, así que Jonathan intervino y comenzó a cubrirme las espaldas. Él se encargaba de ocultar mis pasos haciendo mi trabajo y el suyo para que yo pudiera encontrarme contigo. La cosa duró unas cuantas semanas en paz hasta que Wayland nos descubrió. Aquellos días en el equipo fueron un infierno: las cosas contigo no estaban yendo bien por culpa de todo lo que estaba aguantando y no podía darte explicaciones ni contarte el motivo por el que todo se estaba yendo a la mierda. -

- Cierto día todo me superó y desaparecí. No solo de tu vida, si no también del Equipo. Colgué la capa y desaparecí durante unos meses, únicamente visitando a mis chicos de la Fundación, que por aquel entonces era lo único que me quedaba. No pensaba volver ni pisar jamás mi vida de justiciero, pero fue entonces cuando la mujer y la hija de Wayland fallecieron en aquel accidente de avión... y él me pidió que volviera. Como Operaciones, en su puesto. Me dijo que no había nadie mejor que yo para ello y que sin mi, el equipo no saldría adelante. - James suspiró profundamente mientras negaba con la cabeza: su voz se había roto a mitad del relato y estaba hablando como bien podía - No podía dejarles así. Sin Wayland aquello se hubiera ido al traste. Me necesitaban y no podía permitir que todo por lo que me había deslomado durante mi vida desapareciera. Así que volví... y así ha sido hasta ahora. No he podido hacer nada más con mi vida, pues siempre han dependido de mi. Hasta ahora. Creo que... ahora puedo tomar mi propio camino, Romy. Jamás quise abandonarte... hice más sacrificios que los que jamás podría pedirle a nadie. No espero que me perdones por ello... sólo que sepas que no tuvo nada que ver contigo. -

Resultaba casi imposible entender aquello cuando Romy jamás había contado con nadie después de la Banda de la Piruleta. Y eso, después de todo, seguían siendo crímenes. Pero en el fondo los sentía como su familia aunque hubiesen pasado décadas. El Príncipe de los Dulces era, ni más ni menos, el padrino de Caroline. Y recordó las palabras de Spencer y de James, la forma en que trataban a los chicos. Ellos también eran una familia, desequilibrada, extraña, rota, con sus odios y sus pasiones, pero una familia. Sin embargo… ellos dos también tenían una familia, aunque él no lo supiera. Para Romy había perdido ese derecho después de abandonarla, y aunque podía llegar a entender el por qué, no podía perdonarle. Eso no iba a pasar.

Cuando dejó de hablar Romy se miraba las manos. ¿Y si Caroline desperdiciaba su vida como había hecho él por ese estúpido sentido del deber y la justicia? ¿Y si se arrepentía de todo al final, como James, para encontrarse a los cincuenta con que su vida era un saco roto de promesas? Pero eso, por más que se lo explicase, era algo que debía aprender ella misma. No había mucho más que hacer.

Negó levemente haciéndose con las fuerzas para volver a hablar.

-Lo sé. Y puedo entender por qué lo hiciste, toda esa presión y el deber… Todo. Pero no puedo perdonarte. Yo dejé… -calló súbitamente. No quería caer de nuevo en una espiral de reproches, porque ya no tenía sentido. Él se había explicado claramente por primera vez en la vida, y todo lo que ella tuviese que decir ya lo sabía. No había mucho más que decir-. Te querré siempre, James. Pero no puedo confiar en ti y no creo que pueda llegar a hacerlo algún día. No es solo en ti, no puedo confiar en nadie después de la vida que he tenido. Tú tienes eso que te hace diferente, ¿sabes? Ese sentido de la justicia y del honor. Ese deber que os imponéis y… Después de todos estos años creo que lo mejor es que todos los enmascarados colgasen el traje definitivamente. Creo que nos equivocamos. Todos. Creo que no mereció la pena para acabar así. Tú, yo, todos los que se quedaron atrás… -Romy buscó su mirada, triste y al borde de las lágrimas-. Somos viejos, James. El tiempo se nos ha echado encima. Ya no quiero promesas, ni tejados, ni joyas, ni máscaras. Sólo descansar. Fingir que he tenido una vida normal y aburrida, y dejarlo pasar. Todo. Y cada segundo que pasa estoy más segura de que eso es lo que quiero y necesito.

Romy alargó la mano y cogió la suya.

-Y a pesar de todo lo que he dicho, quiero que sea contigo.

Cuando Farrel se acercó Troy se levantó de la silla. Esperó de pie hasta que Brenda tomó asiento antes de volver a sentarse. Le dio las gracias en voz baja por la taza y dio un sorbo al café con leche.

-Lo que no sé es qué hace todavía aquí -dijo, mirando el sitio contra el que le había estampado la cabeza como si pudiera ver la huella de su cara-. Debería estar en la celda que ha dejado vacía Cable.

- No seas tan exagerado, Troy. Sin Leonard el Centinela no existiría. Wayland no era capaz de crear ni un 10% de lo que él podía y sin su trabajo duro, el Centinela iría en mallas y con un casco de moto. - dijo la rubia, conciliadora, mientras bebía de su propia taza. Fedora asintió ante aquellas palabras, pero no intervino en la conversación

- Es cierto que lo que descubristeis es un asunto muy grave pero... aquellos eran otros tiempos. Mi abuelo siempre ha vivido en otra época y si descubre que estoy trabajando con Allan sería capaz de pedirme que dejara el trabajo sólo porque él tenga otro color de piel. - tras darle un par de sorbos más a la taza y guardar silencio para que Troy pudiese responder, se levantó terminándose de un trago el líquido que quedaba y le puso una mano en el hombro - Intenta no ser tan duro con él, por favor. Aunque ya esté a salvo, la desaparición de James nos ha traido muchas angustias y tensiones entre nosotros. No alimentes la llama. -

Y continuó andando en dirección a la enfermería.