Partida Rol por web

 Terence estaba sentado sobre la cama, se levantó al verla entrar y la abrazó fuertemente, sabiendo que aquel sería su último abrazo quizás. Luego la miró a los ojos y le sonrió.

-Lamento no haberme presentado a la cena pero el rey no me lo permitió, me he quedado a su lado casi toda la noche...

Le levantó la barbilla y la miró fijamente a los ojos.

-Casi, os he visto cuando planeaba volver a la cena y no he querido interrumpiros...

La besó suavemente en los labios y aguardó por si ella tenía algo que decirle.

 Cuando vi a Terence, la felicidad me inundó, y después, la culpabilidad, pero no tenía porqué, Guillaume y yo no teniamos nada, solo ... habiamos firmado la paz, por el momento. 

 Le abracé con cariño, realmente me alegraba de ver al padre de mi criatura.

 - No os preocupeis, todo salio bien - le sonreí acariciandole el rostro - Aunque os extrañé -  le respondí al beso con suavidad

 - ¿Estais bien? os encuentro algo ... cansado - me preocupe por su voz - ¿Sabeis? esta noche estaba pensando en cuando mi vientre crezca y tumbados en la cama podamos notar las pataditas -llevé su mano a mi vientre y sonreí, me encontraba rebosante de felicidad por todos ladoss

  - Terence querido, ¿estais bien? - vi que tenía bastante poca ilusión 

 Terence sonrió y acarició a Helena, la amaba y no podía evitar querer estar con ella el mayor tiempo posible.

-Estoy bien, sólo un poco agobiado... Ven...

La llevó consigo al lecho que era enorme pero en el que se podía estar muy junto de ella.

-¿Estás cansada tú?

Luego de besarla suavemente en los labios y en el vientre que aún no era abultado, se acercó a la puerta y la trabó por dentro.

-Francis quiere vender la casa de campo o mejor dicho, regalarla a una de sus amantes...

Le contaba aquello sabiendo que no se pondría mal porque él tenía todo controlado.

-Pero no ha podido encontrar a su consejero Ferdinand... Lo envié a Lyon a hacer unas cosas, así que me lo ha confiado a mí... Su enfermedad no le deja percatarse de ciertas cosas pero también quiere las tierras de Lord Guillaume...

Se recostó al lado de ella mientras acariciaba todo su cuerpo con sus manos.

 - No te preocupes, todo está bien - dije respecto a lo de su agobio. En la cama sonreí cuando besó mi vientre. Terence era el ser mas dulce que conocía.

 Cuando dijo lo de la casa de campo me senté de golpe - ¿Que? no pienso permitirlo - dije alterada, esa casa era mía, no tenía que hacer uso de ella cuando quisiera y menos regalarsela a una de esas despreciables mujeres - No - dije de forma severa - Arregla lo que tengas que arreglar pero no va a tocar ni un solo acre de mis tierras - sabía que el se había encargado de eso, pero nunca estaba de mas decirlo.

 Cuando me hablo de querer poseer las tierras de Guillaume fruncí el ceño - ¿y eso a que viene ahora? que pasa, cuando enferma, ¿se pone en plan conquistador? - resople y me tumbé - NO - aclaré - De echo, posiblemente en unos días Guillaume venga, he pensado que tal vez podríamos darle algún trabajo - tenía que buscar la forma de no estar muy lejos de el - No se ... podriamos pedirle que cultivara uvas para nuestro vino, creo que sus tierras son fertiles ... y podriamos darle un terrenito para que pudiera hacerlo, así, dariamos trabajo a la gente que no lo tiene - le propuse a ver que tal.

 - Por cierto - quería decirselo - Le dije lo de ... - sonreí y acaricié mi vientre - Es un viejo amigo y me hacía ilusión que lo supiera - tomé la mano de Terence y la besé - Sabe que eres el papá de la criatura que tengo en mi vientre, sabe que ... estoy con el mejor hombre del mundo - miré sus ojos.

 Puede que no le amara, puede que amara a quien no debiera, pero quería a Terence, mas que a nadie.

 -Shhh, Helena... Nadie va a tocar lo que es tuyo porque antes tendrá que pasar sobre mi cadáver, cariño. Ahora, tranquilizaros o no os contaré nada más de lo que suceda en el castillo.

Suavemente comenzó a soltar los lazos del vestido de Helena mientras ella le iba hablando de Guillaume, sabía perfectamente lo que estaba pasando entre ellos pero no era el momento de hacer una escena por ello. Se tranquilizó o al menos por fuera lo intentó, si Helena quería ayudar a ese hombre, no sería él quien se lo impidiera.

-Bien, si eso es lo que desea mi amada mujer... Me alegro que se lo contaras, creo que es bueno que confíes tanto en alguien además de en mí, más siendo un hijo prodigo de Mountblanc...

Terminó de desatar los lazos y bajó el vestido lentamente besando los hombros que iban quedando desnudos.

-¿Tienes frío, amor?

 - Puedes contarme las cosas pero no puedo evitar preocuparme - dije con un pequeño puchero.

 Me gustó que no se enfadara por lo de Guillaume y cuando me preguntó si tenía frio, sonreí - Tenía, ya no - dije acariciándole el rostro - ¿Sabes algo? - le pregunté, me sentía ... divertida.

 - No, no lo sabes - sonreí haciendo que se sentara en la cama y sentándome sobre sus rodillas, le miré a los ojos - Te quiero - le dije con terrible dulzura. - Muchísimo - sonreí y le besé los labios muy dulcemente - Y pase lo que pase, eres mi marido, solo mío - rodee su cuello con mis brazos - ¿Me quieres? - le pregunté mirandole con ilusión.

 Quizás aceptar que amaba a Guillaume pero que era imposible, me había quitado una gran carga de encima, tanto, que era capaz de querer y aceptar a Terence libremente.

 Terence sonrió con la pregunta de Helena.

-Te amo, Helena... Eres todo para mí, tú y este pequeño...

La sujetó suavemente por las caderas y comenzó a bajar sus besos, mientras con maestría subía el faldón y las enaguas hasta besar la piel del vientre de verdad.

-Me alegra que no tengas frío...

Depositó a Helena en la cama y retiró el vestido del todo, luego se tendió junto a ella mientras con su mano derecha se paseaba por los hombros, pecho y bajaba hasta el vientre de la reina. Luego, suavemente apartó un cabello del rostro de Helena y la besó larga y apasionadamente.

 Me consideraba una mujer afortunada por que el me amase. Iba a corresponderle tanto como pudiera porque realmente se lo merecía. Ni si quiera Guillaume había sido tan dulce antaño. Como joven que era, era pícaro y travieso ... Terence era mucho mas tranquilo y apaciguado, me hacía sentir muy bien.

 - ¿Os quedareis esta noche conmigo? - le pregunté ante sus besos y sus caricias. Adoraba sentirle cerca

 - Una pregunta - tenía que hacérsela - Se que ... lo mas conveniente es que fuera varón - me referí a la criatura de mi vientre  -  ¿pero y si fuera una niña? - entonces, sería Reina como yo ... si no conseguía tener ningún varón, aunque debería haber un hombre de por medio para poder acceder al trono y por supuesto, nunca consideraría la idea de casarla con alguien que ella no quisiera

 - O si fueran dos ... - reí - Se han dado casos - dije, conocía historia de mujeres que habían dado a luz a varios niños a la vez - Que es lo que vos deseais - llevé su mano a mi vientre 

 -Claro que voy a quedarme contigo...

Besó su cuello suavemente y luego la miró a los ojos.

-Si tuviéramos una hermosa nena, dejaríamos que ella eligiera un esposo, fuera quien fuera este. Va siendo hora de que cambies las leyes, claro que cuatro de los cincos consejeros debemos estar de acuerdo pero creo que puedes contar con ello: ya no necesitará un rey para acceder al trono y no necesitará ser de la realeza en caso de casamiento.

La sujetó con fuerza metiendo las manos bajo sus caderas.

-Lo que sea, si es un niño que se parezca a ti y si son dos, ¡Dios nos habrá bendecido doble!

Se acercó y mordió su labio suavemente.

-¿No te parece que llevo mucha ropa encima?

 - Te adoro, sencillamente te adoro  - dije impresionada por que pensaba tan liberal, tan como yo.

 Entre besos rompí a reir por su último comentario de la ropa - No, yo creo que estás bien así - bromee - Incluso te pondría una capa o algo .. le miré divertida - Bueno venga vale ... vamos a ver como van mis habilidades de esposa - me senté sobre el y le tumbé sobre la cama, medio desnuda.

 Mordiendo mi labio, comencé a desacerme de su ropa muy lentamente, no sabía porqué, quería hacerle "sufrir" que se desesperase por poseerme.

 Con el, esos juegos no eran solo para intentar tener herederos, eran muy divertidos y placenteros.

 Según iba descubriendo parte de su cuerpo, lo iba besando y mordiendo

 Helena era sencillamente el sueño de cualquier hombre y Terence estaba seguro de que sería una reina digna de recordar, quizás pudiera incluso hablarle de aquellas escuelas que él soñaba con institucionalizar en toda Francia, pero no era el momento, el momento era placentero y soñado. Sabía que ella no lo amaba pero también sabía que su cariño era sincero.

-Tus habilidades son... Mmm...

Sentía como su cuerpo empezaba a reaccionar a esa semidesnudez de ella y sin dudarlo, por encima de la tela acarició un suave pecho que estaba mucho más henchido que de costumbre, con suavidad rozó aquel pezón y luego lo apretó entre sus dedos.

-Lo haces muy bien, amor...

Sentía sus besos bajar por su cuerpo mientras se deshacía de algunas prendas, pronto él también comenzó a quitar las que restaban en el cuerpo de ella, sin poder quitarle la faldeta pues estaba sentada sobre ella y sobre él. Sus ganas comenzaban a ser angustiosas pero soportaba con estoicidad aquellos besos con tal de seguir amasando sus perfectos senos.

 - Me duelen un poco - me quejé cuando comenzó a jugar con mis pechos, los sentía terriblemente sensibles y no sabía si era mas molesto el roce, o el tocarlos directamente, pero a la vez era placentero. El embarazo era muy curioso - Aún tienen que crecer mas - sonreí cogiendo sus manos entre las mías y llevándolas a mis costillas, me incline a besarle y sus manos, fueron deslizadas por las mías hasta mis nalgas

 - ¿Porque me agrada tanto que me toqueis? - pregunté - nunca me había pasado - aseguré- pero deseo que todo mi cuerpo quede impregnado de vuestro aroma y vuestras caricias - mordí su labio

 - Me haceis perder el control querido ... - susurré notando como la faldeta iba desapareciendo con sutiles caricias, volviendo a dejarnos desnudo a ambos - ¿Podeis prometerme algo? - roce su nariz con la mía

 - ¿Dormireis conmigo siempre que sea posible? - me había acostumbrado a su presencia y odiaba dormir sola, apoyar mi cabeza en su pecho y estar así toda la noche me gustaba demasiado como para que de pronto, quisiera dejar de hacerlo

 Terence apartó las manos de sus senos pero era sólo momentáneo, sabía que ella se acostumbraría a eso que llamaba dolor y dejó que ella llevara sus manos hasta sus nalgas y suavemente comenzó a masajearlas con fuerza. 

-Siempre dormiré con vos, siempre que pueda...

Bajó un poco más una de las manos, la derecha que era más diestra y acarició el sexo levemente humedecido de Helena con un dedo, sintiendo tanto placer que su sexo dio un respingo golpeando contra el vientre de Helena.

-Yo también amo tocarte, Helena... Me enloqueces aún más...

Su dedo se movía suavemente de arriba abajo mientras sus labios buscaban los de ella con desesperación.

 Reí divertida por el respingo del sexo de Terence.

 - Creo que la iglesia vería poco decoroso nuestra forma de procrear - besé con pasión sus labios - de echo, creo que desearos tanto es pecado y de los malos - volví a besarle

 - Pero voy a acabar en el infierno de todos modos - murmuré desviando mis besos a su cuello, jadeando por lo que el dedo de Terence hacía en mi intimidad.

 - Uhm ... mirad que se que siento cuando me tocais pero ... cada vez es distinta mi lord - jadee - y cada vez mas intensa y deseseprante - susurré  apoyando mi frente en su pecho - es solo sentir vuestra mano en mi piel y deseo sentiros dentro con tanta fuerza que me da miedo - le miré a los ojos - hacedme vuestra - jadee de placer, mas alto de lo normal 

 Sonrió maliciosamente, él también estaba deseoso de ella pero ahora quería posponerlo un poco más y la sujetó con una mano de las caderas.

-Sigue hablándome, Helena... Me vuelve loco cuando me dices esas cosas...

Su dedo se hundió un poco más en el sexo de Helena para luego volver a salir y dedicarse a subir y bajar por entre los labios hasta llegar a su botón de placer.

-Ya te haré mía... No desesperes, mi amada mujer...

Separó los labios de aquel sexo húmedo con dos dedos y rápidamente volvió a masajear.

-¿Mucho deseas ser mía?

 Asentí - Lo deseo con toda mi alma - dije con claridad. 

 El sexo nunca había supuesto nada placentero para mi hasta que le conocí y cada vez era mayor el placer - Adoro sentiros, sentir vuestro deseo, vuestra virilidad - jadee tragando saliva notando como jugueteaba con mi cuerpo - Terence ... vais a hacer que nombre al señor en vano - jadee modisqueando su hombro, la única palabra que me apetecía gritar, aparte de su nombre era " oh dios mio " y eso era un terrible pecado.

 - Por ... favor ... - mordí su oreja con pasión - quería torturaros yo misma, pero siempre me sale mal la jugada - bromee entre gemidos

 Terence se sentía en las nubes y su sexo estaba más fuerte que nunca, así que acariciando de nuevo aquella cueva húmeda, llevó su miembro hasta el sexo de Helena.

-Shhh, Helena... No haré que nombres a Dios en vano...

Suavemente la besó, provocando que no pudiera hablar, se levantó un poco y la rodeó sobre la cama para quedar sobre ella pero sin dejarse caer para no lastimarla. Tomó sus pies por los tobillos y separó las piernas quedando de rodillas frente a ella, la levantó un poco y con la punta de su sexo, comenzó a acariciar los labios y un poco más de Helena para luego y antes que ella gritara, comenzar a penetrarla muy, muy, muy lentamente.

 Ya no podía hablar, la pasión se había desatado y Terence sabía como hacer que todo, absolutamente todo me gustara. Desde un movimiento, hasta una caricia.

 Que comenzara a penetrarme tan lentamente me hacía casi gritar, porque quería mas ... pero quería que se detuviera para saborear ese placer, era una gran mezcla de etodo lo que quería y todo lo que deseaba.

 - Uhm ... - jadee agarrandome con fuerza a las cochas de la cama

 - Lo habeis echo vos por mi - sonreí con los ojos cerrados saboreando como su mastil entraba poco a poco en mi interior, acoplandose con total perfección - Os quiero - dije en un arranque de placer, deseo y sinceridad - Os deseo - murmuré echando la cabeza hacia atrás

 - Oh... Terence - nombrarle, me daba mas placer, porque quería hacerle sentir que pensaba en el, tal y como estaba haciendo

 Terence podía notar como al hundirse en Helena, ella lo disfrutaba más y más. Apretó suavemente contra ella, dejando que su vientre golpeara con el resto de su cuerpo.

-Oh, Helena...

Se mordía los labios para no gritar. Soltó las piernas de ella poniéndolas alrededor de su cintura y bajando hasta sus pechos para saborearlos succionando los pezones con extrema delicadeza mientras no paraba de bombear y de hacerla suya.

Sujetó una de las piernas y la levantó para poder entrar con mayor rapidez, sólo aumentaría el ritmo cuando ella se lo pidiera. Sin pensarlo mordisqueó un pezón, eso le provocaría un poco de dolor pero no demasiado.

 Terence podía hacer conmigo lo que quisiera y colocarme como mas le gustase, que yo, sin duda, disfrutaba.

 Cuando mordisque mi pezón solté un pequeño quejido pero no de dolor, si había sido molesta, pero el placer había sido demasiado grande como para reparar en la molestia - No pareis - jadee acariciando su cabeza y notando como su mentón con barba arañaba mi piel de forma sabrosa

 - Seguid ... - cada vez hablaba mas alto y trataba de controlar mi volumen pero no era capaz.

 - Mas - rogué mientras nuestros cuerpos chocaban por los movimientros de sus caderas y las mías

 - Te ... Terence ... voy ... voy a ... - jadee, avisandole de que la excitación estaba siendo mayor de la que esperaba y estaba apunto de alcanzar el climax