Partida Rol por web

El Despertar

Primera Búsqueda de Sandro

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16/08/2018, 02:16
Sandro Aguirre

A pesar de haber librado a las gentes de Monterenzo de la presencia de la malvada hechicera y sus demoníacos esbirros, notas que algo de su presencia aún está imbuido en el lugar. Seguramente la maldita bruja se las arreglaba para enmascarar su presencia, al igual que había confundido vuestras percepciones para enviaros al bosque.

El día se os antoja duro, explicando a las buenas gentes del pueblo que ya han sido liberados del yugo que los oprimía. Vicenzo el herrero es de gran ayuda en todo ello sin duda y la gente termina por aclamar a los extraños visitantes como héroes... aunque no pueden remediar mirar con recelo la torre de su señor. Se dibuja la duda en sus caras... ¿Quién será ahora su señor? Los Borsa rendían pleitesía al Arzobispo de Bolonia. ¿Cómo se tomaría ahora la gran figura eclesiástica aquel cambio?

Las gentes de la villa insisten en que sus héroes permanezcan en la torre... parece darles más seguridad.

Mientras el resto se dedica a descansar, Sandro no puede evitar dar una vuelta por las diferentes estancias. El lugar le pone un poco nervioso... aún ser respira cierta... "resonancia oscura". Sin darse cuenta, sus pasos le llevan a un pequeño estudio donde parece que los señores de Borsa tenían una pequeña biblioteca. Nada impresionante por supuesto (la gente difícilmente sabe leer).

Sin poder evitarlo, toma una de los libros y comienza a ojearlo. Se trata de un antiguo romancero de caballería. Lectura banal y sin mucho fundamento, pero muy evasiva y lo cierto es, que de alguna forma, necesita esa lectura ligera para despejarse un poco…

La historia no es extraña. Una doncella en apuros, un noble padre preocupado, y un héroe que reúne las mejores actitudes de la caballería.

Poco a poco, la lectura le absorbe y deja volar su imaginación y, sin darse cuenta, el cansancio le va venciendo, hasta que va cayendo dormido.

Entonces un ruido sordo le despierta. Se siente algo denso, el ambiente tiene algo de "irreal", pero no sabría explicar qué es. De algún modo todo parece más sombrío, más amenazante. Entonces se da cuenta... uno de los libros ha caído al suelo.

Se acerca y lo coge... no lo había visto antes. Tiene un pesado sello... Sandro lo abre y... ¿las páginas están en blanco?

Una extraña sensación familiar le invade y antes de que pueda definir algo más, las letras empiezan a dibujarse sobre la primera página en blanco.

"Ponte de pie, hijo de la verdad". -la lengua es latín, sin duda alguna, y parece una orden. No sabe por qué, pero le hace caso. Se pone en pie y...

"¿Es un lugar sombrío verdad? Sal de aquí por la puerta, este no es lugar para poder pensar con claridad".

De nuevo, como en un extraño trance y con el libro como guía, Sandro atraviesa la puerta... pero en lugar de la siguiente habitación lo que encuentra es un oscuro pasillo.

Las páginas blancas vuelven a llenarse de letras:

"Tranquilo, no es la primera vez que caminas en la oscuridad ¿verdad? No, querido Sodal, es la oscuridad de la ignorancia la que siempre nubla el camino. Puedes volver a la seguridad de tu sueño, o puedes recorrer conmigo el pasillo. Tú decides".

Detrás de Sandro la tenue luz de la habitación le hace sentirse seguro... sin embargo, el oscuro pasillo lleno de sombras... le provoca todo lo contrario. Es como si algo le estuviera acechando en cada esquina...

Sandro de alguna manera intenta comunicarse con el libro. ¿Qué o quién eres?¿Eres mi Daemon o un ser oscuro? Mientras acaba esta última frase se dirige a la basta oscuridad que tiene delante, esperando que el misterioso libro continúe comunicándose con él....

El primer paso de Sandro iluminó tenuemente el pasillo, haciendo que la oscuridad retrocediera un poco. Mientras tanto, en las hojas blancas del libro se escribía:

"La respuesta sólo la tienes tú, mi sodal. Tú, con tu inteligencia y tu instinto, tendrás que resolver una pregunta para la cual ya tienes respuesta..."

A medida que Sandro se internaba en el corredor la luz iba iluminando más y más el pasillo. Provenía de los mismos baldosines y paredes que parecían incandescer con luz dorada. Al final del pasillo había una pequeña sala y unas escaleras de caracol que subían... aunque no se podía saber muy bien hacia dónde.

"Muy bien" -se empezó a escribir de nuevo en el libro- "has sorteado la oscuridad de la ignorancia. En ese caminar hay una lección que creo que ya tienes interiorizada... ¿Cuál es? ¿Cómo vencer la ignorancia?"

"Abriendo mi mente al conocimiento y a lo desconocido" -dice Sandro muy seguro de sí mismo-"¿hacia qué lugar conducen estas escaleras?"-  A continuación Sandro se prepara para ascender...

"La respuesta es... correcta." -se escribió en el libro. Se hizo una parte y justo cuando Sandro posó su pie sobre el primer escalón, el libro siguió escribiendo:

"También tú tienes la respuesta a esa pregunta, sodal. Es más, siempre debes recordar ese instinto por subir, pues nunca debes bajar, pero una lección tendrás que aprender en ello, claro está..."

Sandro comenzó a subir mientras leía el libro, confiado. La escalera de caracol era clara, aunque no se podía divisar su final. La ascensión era sencilla, aunque el hecho de estar dando vueltas continuamente sobre sí mismo empezaba a ser algo... mareante.

Sus piernas se empezaron a cansar... tendría que haber llegado ya a la cima... eso o era la torre más alta construida por el hombre... ¿o no era una torre?

Siguió caminando, las últimas jornadas le habían fortalecido y no se daría por vencido tan rápido.

Entonces comenzó a ocurrir algo extraño. Sandro no podía saber si era víctima del cansancio o del continuo girar, pero empezó a percibir los escalones cada vez más y más altos. A cada momento, un paso se hacía más difícil que el paso anterior, hasta que los escalones empezaron a superar la altura de su cintura...

El libro estaba en blanco. No había vuelto a derramar una sola frase en sus blancas hojas. Aquello no tenía sentido... ¿o sí? Tras sortear tres "peldaños" más, la altura del siguiente estaba casi en su cabeza. Se vio obligado a dejar el libro en la cima del peldaño y escalar... Cuando consiguió hacerlo estaba exhausto... quizá fuera hora de tomarse un descanso... creyó ver el final de la ascensión justo ahí delante.

El siguiente peldaño se situaba algo más alto que el anterior. De seguir así llegaría un momento que sería imposible seguir subiendo ¿qué significaba todo aquello?

Las letras empezaron a escribirse en el libro: "¿Qué ocurre sodal? ¿Por qué te detienes?"

"Las escaleras empiezan a estar demasiado altas"- comienza a decir Sandro exhausto " a este ritmo me será imposible continuar subiendo por la escalera... ¿cómo pretendes que continúe subiendo?"

El libro pareció responder de nuevo: "No decías lo mismo cuando empezaste a subir... ni siquiera lo pensabas ¿por qué?"

A Sandro se le ocurrió mirar hacia abajo. La senda que descendía parecía tan fácil. Pero entonces, mirando por el hueco de la misma, le pareció ver que abajo, muy abajo, la escalera empezaba a colapsarse.

Nuevas palabras aparecieron en las páginas: "Ya te lo dije, bajar no es una opción..."

"Vale, vale lo haremos a tu manera"- Sandro hace acopio de sus fuerzas e intenta escalar el siguiente escalón de manera un tanto desesperada".

"¿Y esta lección cuál es?- dice Sandro mirando al libro en blanco... ¿No empieces lo que no pretendas terminar?"

Sandro tuvo que volver a lanzar el libro por encima de su cabeza para poderse ayudar con las dos manos para subir... Aunque el castellano estaba en buena forma, trepar de aquella manera una piedra tan lisa hizo que tuviera que esforzarse de verdad.

Al llegar al otro lado, vio que el siguiente escalón era aún más alto. En el libro había aparecido una respuesta: "Esa es una buena lección joven sodal, pero me temo que ya la has aprendido. ¿Vas a rendirte? ¿No eres acaso uno entre cientos?".

"No pienso rendirme tan fácilmente" - dijo Sandro de manera decidida.  Estiró los brazos para depositar el libro en el siguiente escalón y volvió a proceder a escalar.

"Te demostrare que soy más uno que ninguno" - terminando estas últimas palabras con gesto cansado y el rostro congestionado por el esfuerzo.

De forma terca, Sandro no se rindió ante la altura del siguiente escalón. Volvió a intentar escalarlo. El primer intento dio con él de bruces en el suelo... pero eso quizá sólo le enfureció. En el segundo intento estuvo a punto de coronar la cima... pero resbaló y volvió a caer.

Por fin, en el tercer intento y con mucho esfuerzo alcanzó la cima del peldaño. Estaba exhausto. Sus manos estaban doloridas al igual que el resto del cuerpo.

Entonces se dio cuenta que, por encima de su respiración, estaba el rumor del colapso de la escalera. Estaba tardando tanto que pronto la escalera desaparecería bajo sus pies. Le invadió el nerviosismo, el miedo al fracaso. Miró hacia arriba. No le quedaba mucho pero el siguiente escalón... el siguiente escalón era incluso más duro que el anterior.

En el libro se escribía: "Tienes voluntad, eso no se puede negar, sin embargo ¿por qué intentas subir como el resto? ¿No eres acaso uno entre cientos?"

Sandro invoca la magia para subir el escalón. Utiliza "fuerzas" bajo sus pies para manipular el aire y poder usarlo para impulsarse de un salto hacia arriba.

Siguiendo la disciplina hermética, las lecciones aprendidas durante tantos y tantos años bajo la tutela de su mentora, Sandro concentró su voluntad para dominar los elementos.

"¡Rego Aurum!" -salió de su voz. Entonces, pudo sentir como el aire bajo sus pies le empujaba al siguiente escalón. El propio libro parecía adoptar ligereza y en un santiamén, estaba en el siguiente peldaño.

Visto de aquella forma, los escalones, aunque más elevados, se convertían en meros obstáculos. Manteniendo su control sobre los elementos, el joven hermético consiguió llegar hasta la cima de las escaleras, escuchando el rumor del colapso de la escalera a su espalda.

En la cima había una puerta y cuando la traspasó, se abrió ante él una increíble estancia de más de 50 metros de largo y ancho. La vista de Sandro no alcanzaba el techo. Esplendidas vidrieras dejaban entrar luz de forma armoniosa y el resto... el resto eran estantes llenos de libros perfectamente ordenados y colocados y escaleras de caracol que ascendían al supuesto techo que no se llegaba a ver.

En su libro se pudo leer: "La ascensión no es tarea fácil. Sólo unos entre cientos pueden recorrer la senda que lleva al conocimiento del Todo. Pero se necesita persistencia y voluntad, aun a pesar de los obstáculos... Esa es la lección que ya sabías y que has demostrado."

La hoja se volteó y continuó: "Sodal, has demostrado que tu voluntad puede percibir y manipular la realidad. Has alcanzado el siguiente Círculo de Conocimiento. Estás preparado para aprender al "Muto"... a la transformación. Mira a tu alrededor y admira lo que ante ti se presenta. Conocimiento que deberás adquirir, lecciones nuevas que aprender y no sólo de los libros, sino de todo lo que te rodea.

¡Enhorabuena Discípulo!"

Sandro se maravilló ante la visión de aquella biblioteca casi infinita, comenzó a coger libros llenos de rituales nuevos, nuevas invocaciones y ritos y fórmulas y....

Tanto conocimiento terminó por abrumarle, aturdirle...

De pronto se despierta sobre el libro de caballería... algo dolorido por la postura... ¿lo había soñado? ¿Lo había vivido? Era extraño pero se sentía más confiado, más poderoso. Tenía la sensación de haber pasado aquellas pruebas y de haber reflexionado sobre lo aprendido.

Se dio cuenta de que la luz del sol comenzaba a filtrarse en por las pequeñas ventanas del torreón, mientras el canto del gallo anunciaba un nuevo día.

Se levantó, a pesar de la postura, se sentía bastante renovado y las palabras del libro no dejaban de resonar en su cabeza:

"... Has conseguido alcanzar el siguiente círculo de conocimiento.

¡Enhorabuena, Díscípulo!"

Él sabía que hasta que no consiguiera el tercer círculo, hasta que no consiguiera la transmutación, ningún maestro hermético le consideraría un Discípulo pero sentía que ya estaba preparado.

FIN