Partida Rol por web

El eco del Diablo

El sitio más lejano

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08/05/2016, 15:53
Director

Notas de juego

Utilizaba la "lengua homérica". Copio de la Wikipedia:

Se llama griego homérico, lengua homérica o dialecto homérico a la variante del griego empleada por Homero en la Ilíada y la Odisea. Esta lengua épica, ya arcaica en el siglo VIII a. C., se basa fundamentalmente en el dialecto jónico, con características tomadas del dialecto eolio. Alterna formas arcaicas y clásicas. Durante la antigüedad, estas particularidades eran explicadas por las necesidades de la métrica griega. Los escoliastas y los gramáticos, como Eustacio de Tesalónica, hablan de la «obligación del metro» (griego antiguo ἀνάγκη τοῦ μέτρου), en su adaptación al hexámetro dactílico.

Los especialistas modernos han retomado este análisis, mostrando que esta obligación cuida la preservación de las formas arcaicas, la introducción de noticias o incluso la creación de formas artificiales. Para Milman Parry, la existencia de esta lengua, artificial y adaptada a las necesidades específicas del poeta, prueba que era tradicional y empleada por todos los aedos de la época homérica. Este postulado ha formado la base de su tesis de la oralidad y de sus explicaciones sobre el epíteto homérico.

De "Griego Homérico"

Se llama lengua o dialecto homérico al tipo de lengua griega utilizada en la Ilíada y la Odisea, adoptada en cierta medida en la tragedia y la lírica griega posterior. Es un dialecto griego artificial porque fue sólo usado para componer estas obras y no hay constancia de que hubiera sido realmente hablado.

Es una lengua típica de la epopeya, arcaica ya en el siglo VII a. C., y más todavía en el siglo VI a. C.

Las razones de la utilización de esta lengua obedece a motivos sociales, ya que estas serían obras dirigidas en principio a un público aristocrático y culto, y a motivos de estilo, ya que el verso hexámetro dactílico con que se componían los poemas épicos era muy rígido y se necesitaban variantes de la misma palabra que cupieran en las diferentes partes del verso.

Pero para componer sus frases recurría a veces también a palabras de una forma más arcáica de dialecto jónico. Como si se tratara de un intento de construcción del lenguaje de los Aedos de la época homérica:

Los aedos (del griego ἀοιδός, aoidós, «cantor», que a su vez proviene del verbo ἀείδω, aeidoo, «cantar») eran, en la Antigua Grecia, artistas que cantaban epopeyas acompañándose de un instrumento musical, el phorminx (u otros instrumentos de cuerda típicos). Se distinguían de los rapsodas, más tardíos, en que componían sus propias obras, además los rapsodas no tañen la citara, sino que sostienen un bastón en la mano para marcar el ritmo del poema y no recitan cantando sino levantando la voz a intervalos. Los aedos fueron más o menos el equivalente de los bardos celtas.

Según los especialistas homéricos modernos el término aedo es usado también como una de las denominaciones técnicas para una poética épica oral en la tradición a la que pertenecen la Ilíada y la Odisea. El nominativo y el verbo aparecen en varias ocasiones en esas dos obras, en relación a la poesía.

El más célebre de los aedos es Homero. La Odisea y la Ilíada presentan dos figuras: el más conocido, Demódoco, quien cantó en la corte de Alcínoo, pero también Femio, aedo de la corte de Ítaca. Estos dos personajes informan sobre el oficio de aedo: el aedo cantaba ante una asamblea de aristócratas reunidos en un banquete. Elegía entre una amplia colección de temas muy conocidos, como la Guerra de Troya. Elegía un episodio, pero el público le reclamaba a menudo tal o cual tema. A menudo, empezaban su canto con un proemio, es decir un canto corto que servía de preludio a la epopeya principal. Los Himnos homéricos constituyen una colección de tales poemas.

 

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09/05/2016, 16:39
Sophie Taylor

A Sophie no le quedó más remedio que desviar la mirada de Mats durante su exposición. El Señor Montillet estaba vivo. La chica era un hervidero de sentimientos. Por un lado, sintió un inmenso alivio al recibir la noticia, tras el enfado momentaneo al descubrir que le habían mentido. No estaba segura de por qué se alegraba tanto de saber que estaba "bien", dado que le conocía de un par de horas solo, pero no podía evitar sentir que era "lo correcto".

Después, su hija desaparecida volvió a sus pensamientos. ¿Qué le habría pasado? ¿Y cómo podría ayudarla? Y lo más importante... ¿por qué les estaba ocurriendo todo aquello por el mero hecho de saber una pequeña parte de la historia? Su cabeza comenzó a bullir en preguntas mientras Mats seguía hablando. Asintió sin decir nada cuando dio más detalles sobre lo que le había contado el Señor Montillet, coincidía con lo que ella sabía.

Y entoncs la mencionó a ella. Sophie no estuvo segura de si se emocionó al ver que alguien más compartía sus sospechas sobre aquella mujer, o si un arranque de miedo la invadió en cuanto la mencionaron. No le cabía ninguna duda de que era la responsable de su accidente. Y de que quería terminar la faena. Al final Mats terminó de hablar y Arthür añadió algún detalle, pero Sophie era consciente de que ahora le tocaba a ella. Tragó saliva pensando qué decir. Tenía la boca completamente seca.

-Yo... creo que tú sabes más que yo, Mats. Lo que te ha contado el Señor Montillet es lo mismo que me dijo a mí. Aunque por aquel entonces, no parecía un tema tan... peligroso. Fingir su propia muerte... -Sophie negó con la cabeza con los ojos cerrados -. Supongo que intentó avisarme, en la entrevista donde le conocí, mencionó algo de cómo desaparecer a ojos de todos los demás. Porque, oh sí, perdón, yo también tuve una entrevista con él, por el mismo motivo que tú Mats. Yo también soy periodista. O bueno, lo era. O quería serlo, más bien. No importa. -se apresuró a decir al ver que se estaba liando.

Me contó lo de su hija, prometí ayudarle y entonces... Entonces... Su... su mujer vino a mí. Me invitó a comer y... accedí. En el momento pareció normal, nada extraño pero... Yo... no sé explicarlo. Pero ahora es algo que... simplemente sé. Ella fue, de algún modo la que causó mi accidente. Quiso que no me involucrara con su marido y... me negué. Después me fui a casa y en el coche...

Sophie se trabó y tuvo que parar unos segundos. De repente, se dio cuenta de la ansiedad que le hablaba hablar del tema. Hasta ese momento no se había parado a recordar el accidente como tal. La sensación de impotencia. El cielo dando vueltas. El dolor. El frío. Su abuela. Suspiró.

-No podía parar. No podía frenar. Era como si algo me lo impidiera. Creo... ahora creo que... -un escalofrío le recorió el cuerpo entero-. Dios ¿y si me hizo lo que al Doctor Sobol? ¿Y si me metió una de esas... cosas dentro?

Se retorció las manos, presa de una arcada involuntaria. Los ojos del Doctor Sobol, su boca abierta, su... Sophie contuvo la bilis y miró a Arthür.

-¿Qué sabes de esas cosas, Arthür? ¿Qué son?

Notas de juego

 

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09/05/2016, 20:06
Arthür Guitry

La pregunta tan directa de Sophie le dejó momentáneamente sin respuesta. Durante unos segundos su mirada se quedó un poco perdida y por su gesto se notaba que trataba de ordenar ideas, como si repasara notas mentalmente. Sus ojos pasaron de Sophie a Mats alternativamente —Bien...

Lo primero que os diré es lo que sé, digamos objetivamente, por lo que escuché hablar al hombre oscuro. El resto son conjeturas pero quisiera compartirlas con vosotros, tal vez me podáis indicar si tienen sentido o al menos dejarlas ahí por ahora, teniéndolas en cuenta hasta que podamos saber más.

Cuando Sobol entró a la habitación pude escuchar al hombre oscuro susurrándole instrucciones en el llamado «griego homérico», ya sabéis, el dialecto en que fueron registradas la Odisea y la Ilíada, propio de la poesía épica griega más antigua. El hombre oscuro empleaba su métrica, incluso algunos arcaísmos jónicos, y esto último me llamó especialmente la atención, hasta qué punto hacía uso de ellos, como si quisiera emular el lenguaje propio de los aedos, los artistas que cantaban originalmente estas epopeyas empleando un instrumento musical, vamos, los bardos griegos que registraban estas historias de forma oral. Para esta poesía el lenguaje se adaptaba lo necesario dado lo importante que era la métrica y el ritmo. Y bueno... Aquí empiezan ya las conjeturas: siendo que el «soñador» utilizaba esas palabras como una forma de fórmula mágica, podríamos decir, no es extraña la importancia del ritmo: éste suele ser fundamental en todo tipo de conjuros, tradicionalmente. Y tampoco es extraño escuchar de magia basada de alguna forma en los versos de Homero: se dice que el filósofo presocrático Empédocles -quien se tenía a sí mismo por mago y del que se cuentan algunas proezas- estando un día en un banquete logró calmar instantáneamente la ira de un hombre recitando un verso de Homero. —Aquí Arthür temía estar yéndose por las ramas, pero quería ilustrar de dónde provenían sus ideas.

—Luego está el contenido de lo que decía. En ese momento le indicaba a Sobol que se acercara a la cama de Sophie y que buscara en sus ojos si su eidolon tenía las alas desplegadas —hizo una breve pausa pensativo y prosiguió. —Popularmente este nombre se refería al alma descarnada que flotaba en el Hades una vez que el difunto había perdido su identidad, pero aquí seguramente no tratamos con una interpretación popular sino más bien con algo de rango esotérico. Desde esta perspectiva el eidolon se asemejaría al concepto del ba en el antiguo Egipto, que resumidamente podemos decir que es la consciencia o el alma de la persona en un estado fuera del cuerpo que o bien podía producirse tras la muerte o bien durante el sueño. Por eso tal vez estuviera tratando de averiguar si Sophie estaba lista para morir o tal vez indagando en alguna otra cuestión. —Mientras hablaba sobre el ba había dibujado en el aire una especie de silueta con el dedo.

—Más tarde, cuando nos enfrentamos a él en el Otro lado, nos dijo que le habíamos llevado hasta el Hades, concretamente nombró el Flegetonte... Era el nombre de uno de los ríos del inframundo y me ha dado que pensar porque éste en concreto era el río de fuego pero, entre otros, también se encontraba el Lete, el río cuyas aguas traían el olvido a aquellos que bebían de él... No sé, me parece interesante dado que hay olvido implicado en todo lo que está ocurriendo.

Pero cuando Mats le sostenía con fuerza, antes de que le abandonáramos en la habitación, dijo algo más... —por un momento se quedó más serio, meditativo. —Las palabras más o menos exactas que recuerdo no os las quiero repetir... Pero digamos que había un último hechizo, una especie de intento de permanencia o de anclaje a nuestro mundo o de venganza... no lo sé... —Les miró como no sabiendo si seguir hablando de este hecho concreto o no. Finalmente no se atrevió y mirando a Sophie añadió:

—Y Sophie, dices que esa mujer tal vez te hiciera lo mismo y así pasara a controlar tus actos cuando sucedió el accidente. Pero hay algo distinto, no sé si porque hizo algo diferente o porque tú eres especial, pues en tu caso no has olvidado nada de lo que pasó, eras plenamente consciente. Tal vez sean las dos cosas pero es evidente que eres alguien especial; fue increíble verte hablando con los cuervos, por cierto.

 

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10/05/2016, 19:22
Mats Bergstrøm

Comprensiblemente agitada por mi narración, Sophie pasa a relatarnos su visión de todo este lío. Parece ser que, después de entrevistarse con el ilustre periodista, Vendela Döbeln acudió a ella y la invitó a comer. Esta reunión es algo de lo que no parecía que David Montillet tuviese constancia, y por ende yo tampoco, puesto que la mayor parte de la información de que dispongo procede de él. ¿Así que Vendela le pidió a Sophie que no ayudase a su marido? Si no hubiese nada que esconder, esa petición no tendría sentido. Si Vendela ya me parecía sospechosa, ahora tengo muy claro que está metida en el ajo… Y lo siguiente que Sophie nos cuenta, acerca del accidente al que, milagrosamente, sobrevivió, no hace más que confirmarlo.

«¿Y si Ada está, de algún modo, controlada por esa arpía?», pienso de repente. Hago una nota mental para acordarme de mencionarles a Sophie y Arthür mis recientes decubrimientos sobre la señora Döbeln.

Es entonces cuando Arthür toma la palabra. Al fin nos hace conocedores del extraño idioma en que hablaron tanto él como el hombre misterioso que había en ese hospital de pesadilla. Griego homérico. Escucho con interés la explicación que el joven erudito nos ofrece a continuación acerca de temas históricos, artísticos y lingüísticos de la Grecia arcaica. A pesar de que todos estos asuntos no son en absoluto mi fuerte, no puedo dejar de observar la relación, a veces tangencial y otras evidente, entre las materias de las que habla Arthür y el caso que estamos intentando desentrañar. Especialmente preocupantes y ominosas son las palabras que, según Arthür, el soñador le ha susurrado antes al doctor Sobol en la habitación: quería que buscase en los ojos de Sophie si su eidolon tenía las alas desplegadas. Tal vez se refiriese en cierto modo a su alma. ¿Qué quería decir con lo de las alas? No sé si tendrá que ver con la aparente afinidad de Sophie con los pájaros, pero desde luego, no parece que sea una cuestión que vayamos a dilucidar ahora mismo.

Tras lanzar un par de hipótesis metafísicas más, Arthür insinúa que el brujo podría haber intentado realizar algún maleficio en el último momento, y lanza al aire la más que probable posibilidad de que la propia Vendela sea una soñadora y poseyera a Sophie para provocar el accidente. Pero entonces, ¿cómo es que ella, al contrario que Sobol, sí es capaz de recordar esos instantes? Todo esto cada vez me resulta más confuso…

No sé… —Sacudo la cabeza, momentáneamente abrumado por el sinfín de posibilidades que se nos presentan, cada una más extraña y terrorífica que la anterior—. Ojalá supiéramos más. Arthür, dices que Sophie es especial, cosa de la que estoy convencido. —Desde el primer momento que la vi—. Pero déjame decirte que tú no lo eres menos. O sea, ¿cómo coño supiste que Sobol era un zombi controlado mentalmente? ¿Y cómo lograste hacer lo que sea que hicieras para llevarnos allí y que pudiésemos enfrentarnos al tío que lo manejaba? Yo creo… —Lanzo un hondo suspiro—. Creo que no estamos aquí por casualidad. Joder, ¿cómo va a ser casualidad? Pensadlo un momento… —Miro a Sophie a los ojos—. David Montillet te elige hace tres años para que lo ayudes a encontrar a su hija olvidada. Justo después, si la teoría de Arthür es cierta, Vendela intenta matarte pero, milagrosamente, fracasa. Tres años y pico más tarde, Montillet contacta conmigo y me pide que cuide de ti. Y como no hay años para hacerlo, despiertas del coma precisamente la noche siguiente. Y resulta que, por algún motivo —mi mirada se posa en Arthür—, tú también estás aquí cuando quien sea decide terminar el trabajo, y te das cuenta de que Sobol no es Sobol… Es decir, creo en las coincidencias, pero hostia, no en tantas.

Me quedo pensativo unos segundos, mirando cómo cae el agua de la fuente.

Hay algo más. Antes os he dicho que estoy investigando a Vendela Döbeln. Aunque de momento aún es pronto y no he encontrado gran cosa, sí que hay algunos datos llamativos. Durante nuestro encuentro, Montillet me habló de que, un tiempo antes de que desapareciera, Vendela conoció a una chica, una estudiante de canto lírico llamada Ada Bytnar, que actualmente es su protegida. Vendela nunca le habló de ella a David, y creo que empiezo a sospechar por qué. —Me rasco la cabeza, con expresión ausente—. Ayer mismo le hice una visita a Ada, en el conservatorio. Ambos estuvimos hablando un buen rato, pero no conseguí que me hiciera la más mínima mención a Vendela. Ni siquiera cuando le pregunté qué opinaba acerca del mecenazgo. Dado que Vendela es su mecenas, no sería extraño que ella le estuviera agradecida. Fue muy raro… Ada me dio la sensación de ser una mujer muy fuerte, a su manera, y sin embargo, parecía sometida a una especie de disciplina soviética. —Sonrío cuando la expresión vuelve a mi mente por enésima vez—. Como si no estuviese siendo realmente ella, por temor a no ajustarse a quién sabe qué expectativas. —Me encojo de hombros—. Bueno, sea como sea, conseguí entrar en el ordenador de Vendela Döbeln con un troyano que yo mismo diseñé hace tiempo… Ey, no me miréis así. No soy un criminal, pero si realmente necesito saber algo, sé cómo descubrirlo. Bueno, total, no me sorprendió ver que, en los últimos años, Vendela y Ada han estado viajando juntas por muchos sitios de Europa, como Berlín, Roma y tal. Casi todas las fotos que había en el ordenador de Vendela eran de Ada, y parecía el tipo de fotos que suelen hacerse… En fin, ya me entendéis. Me da la impresión de que ambas pueden ser más que amigas, o más que mecenas y protegida. Accedí también a la cuenta bancaria de Vendela. Ella fue quien pagó todos los viajes, e incluso abrió una cuenta para Ada, financiada por ella. Todo esto no es tan raro… —Hago una pausa, acariciándome la barba—. Lo que sí me llamó mucho la atención es que Vendela había efectuado unos pagos irregulares a una cuenta opaca de Suiza, por el valor de ochenta mil euros. Y… Ahí fue cuando tuve que parar. Cometí un desliz que me puso en peligro de ser descubierto. Tuve que cargarme mi ordenador.

Vuelvo a inclinarme hacia adelante, apoyando mis codos en los muslos.

Bueno, si no me olvido nada, creo que ya os he contado todo lo que hay. Me gustaría saber qué pensáis vosotros al respecto.

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10/05/2016, 20:26
Arthür Guitry

Con las palabras de Mats acerca de las no existencia de tales casualidades estaba completamente de acuerdo. Fue entonces cuando recordó de nuevo las flores y aquel ramo de narcisos que a la luz de todo lo ocurrido no parecía un detalle menor. También se dio cuenta que no había respondido a la pregunta fundamental que Sophie le había hecho. Los nuevos datos aportados por Mats parecían apoyar lo que pensaba:

Yo creo que a quien nos enfrentamos era un hombre, no un demonio. Y si la mujer de Montillet está también metida en esto tal vez sea una especie de grupo o secta que ha encontrado un conocimiento antiguo y lo utiliza para no sabemos qué propósito. Si recordáis, el hombre oscuro también llamó a Mats «Durmiente», como si fuera una especie de epíteto despectivo. Me sonó como si estuviera diciendo «simple mortal», mientras él, al parecer, se tenía por algo más, un «iniciado». —Un escalofrío recorrió su espalda cuando recordó aquellos pasos, la presencia que vino a reclamarle.

—Creo que tengo que contaros algo más que de paso me dará la posibilidad de explicar el porqué del ramo de flores —no pudo evitar sonrojarse un poco otra vez. —Veréis, hace tres noches mi hermana ingresó de urgencia en el hospital. Yo llegué aquí en cuanto me avisaron, por suerte todo ha ido bien y pronto le darán el alta —añadió rápidamente para no preocuparlos. —La noche siguiente a su ingreso había salido a estirar las piernas y despejarme un poco paseando por el jardín y cuando quería volver a su habitación... Bueno, suena un poco estúpido pero enfrascado en mis cosas me desorienté y entré por error en la de Sophie. En ese momento estabas sola —dijo mirando a la chica— y me pareciste simplemente dormida. Pero había algo realmente extraño... Era tu habitación, sí, pero al mismo tiempo la penumbra provocada por la luz de la luna creaba una atmósfera especial. Parecía como si se hubiera detenido el tiempo y te hacía pensar que habías entrado en una caverna o una cripta... Y el aire estaba enrarecido por un olor desagradable que inundaba toda la estancia. Provenía de un ramo de narcisos que había en un jarrón. El perfume de las flores podridas y del agua negra en que estaban sumergidas lo invadía todo. Y... bueno, necesitaba quitar aquello de allí, pensé que no podrías respirar bien y no pude resistir el impulso de tirarlas a la basura y enjuagar el jarrón en el baño. Y cuando iba a salir vi que habías despertado. Imaginé que te asustaría verme salir de pronto del baño pero tenía que disculparme y tratar de parecer normal... Me miraste un momento, aunque no estoy seguro de si me veías, y de pronto caíste en la inconsciencia otra vez. Luego me enteré que era la primera vez que abrías los ojos en todo este tiempo. Esas flores... Esas flores no eran normales. Ahora estoy seguro —añadió agitando el dedo como si las tuviera delante.

—Si se trata de una secta esa chica que dices, Ada Bytnar —añadió volviéndose hacia Mats —podría ser uno de ellos, pero también alguien aún no iniciado, una persona que consideran valiosa y quieren captar. Cualquiera de ambas cosas podría justificar su secretismo. —Se cruzó de brazos y bajó luego la vista hacia sus pies —Y aquella criatura oscura que «vestía» al doctor Sobol como a un traje la vi así ya cuando fui a buscar al médico al pasillo. Respecto a cómo llegamos a ese lugar... Os prometo que no lo sé. —Y levantando de nuevo los ojos añadió mirando a Sophie: —Muchas gracias por sacarnos de allí.

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10/05/2016, 22:14
Sophie Taylor

Sophie siguió la explicación de Arthür lo mejor que pudo, aunque desde sus clases de literatura del instituto, había dejado el mundo clásico un tanto olvidado. Le sorprendió la facilidad con la que el chico exponía sus conclusiones, y no pudo evitar pensar nuevamente que era mucho más de lo que aparentaba. Sin embargo, poco a poco, una leve ansiedad iba apoderándose de la chica. Saber que, de algún modo, había estado bajo el influjo de aquella mujer le producía náuseas. Y aquellos conceptos que Arthür explicaba le trajeron un recuerdo, como un sueño, que le resultó desagradable.

Escuchó a los dos con gravedad, y asintió finalmente.

-Fue ella. Fue Vendela. Fue quien puso las flores en mi habitación. No sé cuándo pero... mientras estaba dormida, a veces, oía cosas, cosas que pasaban alrededor. La oí a ella. Estuvo conmigo. Y recuerdo a mi madre agradecerle unas flores, unos narcisos. Y también... -Sophie desvió la vista, visiblemente turbada -. Tal vez fuese un sueño. Pero... la sentí, a mi lado, como si se tumbase conmigo. Y la oí hablar. Mencionó el Hades, Arthür, así que tienes razón. Habló de un ciprés blanco. "Allí, descendiendo, las almas de los muertos encuentran refrigerio".

Nada de esto tiene sentido para mí, pero sea lo que sea lo que está pasando, Vendela está implicada. Y no quiere que averiguemos lo que está haciendo. Arthür, Mats. Sabe que estoy aquí. Que estamos aquí. ¿Y si vuelve? ¿Y si va a por mi familia? ¿O a por tu hermana? ¿Qué vamos a hacer ahora?

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11/05/2016, 09:49
Arthür Guitry

Sophie, —dijo Arthür mirando fijamente a la chica y removiéndose en su asiento para quedar totalmente frente a ella — tampoco sé lo que está pasando pero sí, estamos juntos en esto, los tres —miró hacia Mats por un instante. —Mats sabía que se adentraba en algo muy peligroso cuando accedió a ayudarte a ti y al señor Montillet y yo te prometo que haré también todo lo que sea necesario. Podría ser que al haber desaparecido el hombre oscuro la gente de Vendela no conozca sobre Mats y sobre mí, podría ser que sí sepan, no estamos seguros. Pero Mats tiene razón: que estemos los tres aquí y ahora no es ninguna casualidad. Contamos con el señor Montillet y nuestra ayuda mutua. Se nos ocurrirá algo. Hoy hemos parado a ese hombre...

Por un  momento se quedó en silencio como concluyendo algo —No, no creo que su intención fuera matarte —agitó la cabeza negando. —Si hubieran querido hacerlo han tenido mucho tiempo para ello: ¿no ha dicho Sobol que hacía un par de años que tenía esas lagunas? Y más todavía si Vendela ha estado aquí. No. Si hubieran querido hacerlo por si algún día despertabas ya lo habrían hecho... Esas flores... No te querían muerta, te querían dormida. ¿No os parece?

- Tiradas (1)

Notas de juego

Quisiera hacer una tirada de Razón más Cultura académica para ver si tiene algún conocimiento acerca del simbolismo del ciprés blanco.

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11/05/2016, 11:21
Director

Notas de juego

Arthür conoce generalidades del simbolismo del ciprés para los griegos. Copio de una Web:

Árbol sagrado entre numerosos pueblos; gracias a su longevidad y a su verdor persistentes, se llama "el árbol de la vida" (ciprés-tuya).
    Entre los griegos y los romanos, está en relación con las divinidades del infierno; es el árbol de las regiones subterráneas; está ligado al culto de Plutón, dios de los infiernos; también adorna los cementerios.

En todo caso, aunque no tiene más información concreta con esa tirada, sí le alcanza para sospechar que es una imagen demasiado auténtica para ser una mera invención de los "soñadores" y ve posible que, investigando en la bibliografía mitológica de la antigua grecia, aparezca alguna referencia al ciprés blanco.

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11/05/2016, 12:04
Mats Bergstrøm

Lanzo una sonora carcajada cuando Arthür asevera que me metí en esto sabiendo que era peligroso.

¿Ah, sí? Vaya. Yo más bien diría que pequé de ingenuo y de creérmelo todo a medias. Creí lo bastante a Montillet como para empatizar con él, sentir curiosidad y tener la sensación de que tenía que hacer algo, pero no lo suficiente como para imaginarme que las cosas se iban a poner tan, tan feas… —Me encojo de hombros—. Bueno, el resultado es el mismo. Ahora estamos aquí, metidos en este fregado, y no nos queda otra que salir. Y sí, supongo que podemos contar con Montillet, pero… —Recuerdo mi travesía por el bosque a punta de rifle y los experimentos a los que el científico nos sometió a mi jefe y a mí para asegurarse de que no éramos sonámbulos—. No sé. Llegar a él no es fácil, y las precauciones que toma pueden llegar a ser extremas. Además, no me parece que sea prudente recurrir frecuentemente a él. Algo me dice que si nos siguen y encuentran a David, sería el fin de la historia. Para todos nosotros. Pero os digo una cosa —comienzo, apoyando una mano en el hombro de cada uno de mis contertulios y mirándolos alternativamente a los ojos—: Conmigo podéis contar para lo que sea. Para lo que sea. Yo nunca dejo tirado a un amigo, tenedlo claro. Pero tenemos que coordinarnos para estar lo más seguros posible hasta que sepamos más de todo esto. Sophie no puede moverse del hospital, al menos por ahora —me quedo mirando a Arthür—, así que tú y yo vamos a tener que hacer turnos de guardia… A lo largo de hoy me haré con un portátil nuevo, y así podré investigar desde aquí, pero a veces tendré que salir. Tendremos que ser un equipo.

Arthür continúa hablando, y mi visión acerca de todo esto se va matizando y completando. Está claro que el chico tiene alguna facultad especial para ver de forma inexplicable la auténtica naturaleza de las cosas. Vio que había algo extraño, pernicioso, en las flores que Vendela dejó en la habitación de Sophie, y nada más tirarlas, la chica abrió los ojos. Luego identificó al doctor Sobol como lo que era en realidad, viendo al hombre que lo controlaba susurrándole metáforas en griego precristiano. Y de repente, las palabras del brujo arrojan una nueva y escalofriante posibilidad en mi mente.

¿Y si, en realidad, lo que querían era despertarla? —digo de improviso. Luego me quedo mirando a Arthür y a Sophie con una cara extraña, como si supiera que acabo de decir la gilipollez más grande de la historia. Pongo los ojos en blanco, y a continuación fijo la vista en Sophie—. Me refiero en el sentido de abrirte a otra realidad, o algo parecido. Quizá descubriesen que eres especial y te quisieran, eh, para ellos. Igual Ada Bytnar está en la misma situación… —Pero me canso antes de acabar de conjeturar, dándome cuenta de que realmente da lo mismo—. Bah. En todo caso, da igual. No somos unos colegiales lanzando hipótesis al azar en un debate. Sea lo que sea, es malo, y no queremos que ocurra.

Después de una pausa de varios segundos, poso mis ojos en Sophie, y sonrío.

Tú ahora preocúpate de ponerte bien, ¿eh? Te necesitamos. Y que no desaparezca esa sonrisa. Es una de las pocas cosas buenas que nos quedan.

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11/05/2016, 12:49
Arthür Guitry

—No son hipótesis lanzadas al azar como para pasar el rato... —contestó Arthür no pudiendo evitar sentirse por una parte un poco avergonzado por si había dado esa impresión y por otro lado comenzando a sentir que despertaba su lado combativo cuando se trataba de defender lo que pensaba. —Para poder tomar decisiones tenemos que partir de algo... Por supuesto que no sabemos casi nada pero, ¿eso del ciprés?, tengo que buscar más información pero sí, sí, claro que podrían querer a Sophie, como dices, «raptarla». Si su eidolon tiene las alas desplegadas es que está listo para «volar» lejos de su cuerpo, y esto no tiene por qué restringirse a la muerte. Recordad lo que decía el brujo al final, su frustración porque nosotros, pobres ignorantes, hubiéramos evitado que consiguiera su objetivo, algo que parecía muy importante...

—Y sí, claro, contad conmigo para montar guardia y lo que sea necesario. Pero para evitar lo «malo» tendremos que tener cierta idea de en qué consiste... —esta última frase la pronunció un poco para sus adentros. Estaba cansado, agotado por todo lo ocurrido, por la falta de sueño, y ahora también atenazado por la preocupación por todos los que allí estaban, incluidas la familia de Sophie y su hermana.

 

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11/05/2016, 13:41
Mats Bergstrøm

Miro a Arthür. ¿Lo he ofendido? Si es así, no era mi intención.

No, no, Arthür… Perdona, en realidad no hablaba por ti, sino más bien por mí mismo —respondo con tono conciliador—. Al menos, tú sí que pareces saber de lo que hablas. En cambio yo a veces tengo la impresión de soltar lo primero que se me ocurre, dando palos de ciego sin tener ni idea de nada. Como un alumno ignorante intentando sorprender al profesor… Ya me entiendes.

Sonrío. Suspiro y me estiro, reactivando mis músculos después del rato sentado. Me pongo de pie, disponiéndome a llevar a Sophie de vuelta al hospital, pero de repente me invaden todas las dudas. Sophie no está segura aquí. Mierda, por lo que sabemos, la zorra de Vendela podría incluso haber dormido junto a ella. Dejarla aquí, por mucho que necesite fisioterapia de rehabilitación para recuperarse, no es una buena idea.

Hay otra posibilidad… —mascullo, temiendo decir algo de lo que luego me arrepienta—. En vez de hacer guardias y movidas de esas, podríamos llevarnos a Sophie de aquí sin más. Ahora mismo, quiero decir. La salida del jardín estará vigilada, pero como soy el cuidador de Sophie, podría decir que me la llevo un rato a la cafetería de al lado y largarnos de este hospital. El metro no queda muy lejos… Y tú, Arthür, necesitas dormir urgentemente. —Arrugo la frente, con preocupación—. Por favor, decidme que es una idea terrible.«Mats, ¿eres idiota? Esto no es una peli de secuestros. ¿A dónde la llevarías? ¿A tu casa, al curro? Tienen tu nombre, tu dirección». Vale, mejor pensado, olvidadlo. Sí, es una idea terrible. Pero no sé… No me gusta nada la perspectiva de dejarla aquí, por muy bien que la vigilemos…

Notas de juego

Hora de hacer un plan. Expongan sus ideas, porfi... XD

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11/05/2016, 14:36
Sophie Taylor

Las pulsaciones en la sien que sintió hacía un rato ya se habían convertido en una jaqueca con todas las de la ley, aunque Sophie se esforzó en ocultarlo. A cada paso que daba la conversación, más frustrada se sentía. Le había costado seguir la explicación de Arthür. No tenía tantos recursos como parecía tener Mats. Ahora los dos estaban pensando en hacer turnos de guardia para protegerla. Y ella mientras tanto ni siquiera podía andar sola.

-No lo entiendo. ¿Por qué tantos esfuerzos para mantenerme dormida? Y, ¿por qué ahora vosotros tenéis que sacrificar tanto para protegerme? Ni siquiera entiendo lo que está pasando...

Y entonces Mats sugirió llevársela de allí. Por un momento la idea pareció tentadora. Alejarse de aquellos peligros. Pero luego pensó en sus padres. En Zac y Antoine. En su pequeña sobrinita. Su familia acababa de recuperarla. Y ahora, ¿se iba a marchar así sin más?

-Mats... no puedo irme así como así. Mi familia... ¿qué crees que pasaría si desaparezco sin más el día en que despierto? Y Arthür tiene aquí a su hermana. Incluso si Vendela aún no sabe de vosotros, no podéis abandonar a los vuestros así como así. Sé que quedarnos aquí no es la mejor idea pero... Si nos vamos a ir, al menos me gustaría tranquilizar a mis padres. Cualquier excusa, cualquier prestigioso centro de rehabilitación al que tengo que irme un par de meses para recuperarme. Pero no puedo hacerles esto. Lo... lo siento.

Y, a los dos... Gracias por ayudarme. Casi no sé quiénes sois, y creo que me habéis salvado la vida ya varias veces. Siento... siento mucho todos los problemas que estoy dando.

Suspiró y guardó silencio un momento. Tampoco quería darles pena. Maldita sea, se sentía completamente inútil. No ayudaba, no proponía ideas, y tampoco aceptaba las que sugerían ellos.

-Mats, ¿el señor Montillet no te dio un modo de contactar con él si averiguabas algo? Y del día de mi entrevista, el señor Montillet mencionó a otra persona que... sabía de su enfermedad, además de su mujer. Era su médico, su psicólogo. Tal vez sería buena idea investigarle a él también. Me dio su número, pero a saber dónde está ahora.

Frunció el ceño un momento mientras trataba de recordar.

-Hervé Lurçat. Sí, ese era su nombre. *
 

Notas de juego

*Querido máster, dado que Sophie solo ha visto ese nombre un par de veces escrito en un papel, me parece un poco forzado que lo recuerde así sin más, tras todo lo que ha pasado (yo no me acordaría ni de lejos, pero bueno, tampoco puedo hablar con pájaros!). Si te parece oportuno, hago alguna tirada para ver si lo recuerda.

Queridos compañeros, usad ese nombre con precaución hasta que Cusa nos diga si Sophie lo recuerda o no.

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11/05/2016, 15:04
Arthür Guitry

—No, no, disculpadme vosotros, por favor —respondió a Mats dándose cuenta que el cansancio y los nervios le habían puesto irracionalmente susceptible.

—Tampoco me gusta la idea de que Sophie se quede aquí. Dices que no se debe recurrir a Montillet pero debe ser un tipo de recursos... Sophie necesita cuidados especializados, rehabilitación. Y está también su familia, como bien dice, no podemos secuestrarla sin más... No sé si Vendela, pero la policía nos iba a encontrar pero que muy rápido. —Se rascó la cabeza alborotando su pelo sin darse cuenta.

Arthür asintió a las palabras de Sophie —Sí, debe haber algún modo para que contactes con Montillet, ¿a través de tu jefe, como nos contaste? Tendrás que darle la noticia de que ha despertado. Si se trata de encontrar un sitio donde esconderse... Bueno, no tengo recursos pero entre los tres tal vez podamos conseguir algo, un lugar que no esté relacionado en principio con ninguno de nosotros, o que nos pueda dejar un conocido que no haga preguntas o se trague las mentiras... Mientras deberemos estar lo más alerta posible.

Cuando Sophie nombró que había alguien más con quien Montillet podía haber hablado de su hija, no pudo evitar pensar que tal vez también hubiera sufrido un «accidente». —Ojalá esté bien —deseó en silencio.

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11/05/2016, 15:14
Director
- Tiradas (1)

Notas de juego

Hago una tirada de Introspección más Contemplar por Sophie. Creo que sería complejo (dificultad 13), pero como es observadora, es previsible que -al contrario de lo que me pasa a mí- se fijara en el nombre en su momento y le resultara un poco más fácil recordarlo. Dejaremos la dificultad en 11.

Ok. Ha dicho el nombre tal cual en el post.

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11/05/2016, 17:16
Mats Bergstrøm

Meneo la cabeza de lado a lado, sin estar del todo convencido de la propuesta de Arthür de contactar con Montillet en este mismo momento.

No sé. Supongo que en parte tienes razón —murmuro—. Desde luego, Montillet es la persona con más recursos que conozco. Pero su poder no es infinito, ni mucho menos. No olvidemos que no ha podido evitar que Vendela se acerque a Sophie. Precisamente por eso nos necesita, porque su influencia en el «mundo real» es limitada. En todo caso, creo que como medida cautelar, y mientras no sepamos qué hacer… —Poso mis manos sobre los hombros de Sophie—: Sophie, ahora que has salido del coma, lo primero que deberías hacer es prohibir expresamente la visita a Vendela, o a cualquiera de su entorno. Eso nos dará algo de tiempo. Y sí, supongo que puedo hablar con mi jefe para ponerlo al tanto de que la Bella Durmiente ha despertado. Preferiría hablar con David directamente, pero se negó a darme su teléfono o su correo… Aunque tiene los míos. Me dijo que, cada vez que quisiera comunicarme con él, tendría que pasar de nuevo por esas malditas pruebas. —Empiezo a darme golpecitos con los dedos en la barbilla, pensativo—. Pero he pensado que quizá, si Jérôme, mi jefe, le dice que Sophie ha despertado, a lo mejor es David quien contacta conmigo. No sé… Todo es un dolor de cabeza. Como de todos modos tengo que pasarme por la oficina a por un ordenador de repuesto, veré a Jérôme y hablaré con él, a ver en qué queda la cosa.

Sophie habla de otra persona que en su día estaba enterada de las tribulaciones de David Montillet: un tal Hervé Lurçat, su psicólogo o psiquiatra. Tiene sentido. Si Lurçat siguiese «disponible», sería una valiosa fuente de información… Siempre que no sea un compinche de Vendela, claro está. En cualquier caso, me encargaré de realizar un sondeo previo a cualquier otro movimiento, a ver qué consigo averiguar. Es de esperar que las defensas informáticas de un médico no sean tan poderosas como las de la reina del mal, Vendela, así que no creo que fuese muy difícil acceder a sus archivos y a sus actividades, caso de que esté vivo y localizable.

Asiento al oír la idea de Arthür de buscar un sitio alternativo. Hace muchos años que no comparto apartamento, pero podría funcionar.

No es mala idea —afirmo—. Echaremos un vistazo, a ver qué encontramos. Tengo algunos ahorrillos… Nada del otro mundo, pero espero que solucionemos esto pronto. —Miro a Arthür, y mis cejas se arquean hacia abajo, en una mueca de compasión—. Arthür, tío, tienes cara de estar hecho polvo. Anda, aprovecha y duerme un poco. Necesitamos todas tus neuronas. —Le guiño un ojo, y sujeto la silla de ruedas de Sophie por sus asideros—. Bueno, ¿qué? ¿A alguien se le ocurre algo más, o vamos volviendo?

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11/05/2016, 21:20
Arthür Guitry

Arthür se levantó casi como un autómata dispuesto a seguir el consejo de Mats y tratar de dormir un rato si no se le necesitaba en este momento para la vigilancia. Pensando en todo a la vez y al mismo tiempo en nada concreto, siguió a sus compañeros a través del jardín de vuelta al edificio. Miraba entre los árboles buscando a la abubilla.

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11/05/2016, 22:00
Natalie Guitry

Ya en el segundo piso, nada más salir del ascensor, vieron que los padres de Sophie charlaban en el pasillo con el doctor Bärenthal y la hermana de Arthür.

Natalie hacía gestos parecidos a los de un gorila tratando de pisar un ratón. Arqueada hacia adelante, con las piernas flexionadas, pisaba y se zarandeaba con torpeza chocándose intencionalmente con Pierre, que reía como un niño.

Arthür reconoció lo que estaba contando Natasha. Era una anécdota de cuando tenía si acaso quince años y el grito de pánico de ella por una cucaracha en la alfombra le despertó a él del sofá, tan sobresaltado que tratando de pisarla derribó una estantería sobre la televisión de sus padres, causando un conato de incendio.

Hasta el doctor se tapaba la boca, divertido.

Natalie, de cara a ellos, fue la primera en verlos y sin dejar de gesticular sonrió a su hermano.

Notas de juego

Si me he precipitado y alguien quería narrar algo antes, decídmelo y edito.

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12/05/2016, 09:17
Arthür Guitry

Al ver los gestos de Natasha vino a la mente de Arthür exactamente la conversación que había tenido lugar en el pasillo:

probablemente el doctor Bärenthal al encontrar a Natalie había aprovechado para preguntarle si su hermano tenía algún problema. Al fin y al cabo, sin venir a cuento, sin sentido ni aviso previo, se había puesto a señalar al doctor Sobol como un energúmeno y decir cosas de los más extrañas incluido un idioma rarísimo. Entonces Natalie habría dicho que su hermano es una persona de lo más peculiar y bla, bla, y al instante habría comenzado a contar alguna anécdota, tal vez esta del televisor -tal vez hubiera comenzado con otra y esta no fuera siquiera la primera-, para ilustrar cómo de particular era Arthür y cómo a veces parecía hacer cosas extrañas, pero en el fondo era un amor...

Pero, ¿cómo era posible que fuera ella quien hubiera estado a punto de entrar en coma por mezclar imprudentemente varios tipos de drogas y finalmente ser él el que quedara como el hermano «raro»? La historia de su vida...

Contemplar allí a los cuatro, riendo tan despreocupados en ese momento, hizo que los viera como niños inocentes a los que debían proteger. Le devolvió a su hermana la sonrisa.

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12/05/2016, 14:49
Mats Bergstrøm

Los tres volvemos tranquilamente por el jardín hasta llegar al edificio del hospital. Después de saludar a Ernest, que poco sospecha el horror que ha tenido lugar hace un rato, entramos en el espacioso ascensor y regresamos a la segunda planta. No puedo evitar sentirme algo nervioso, pensando en la cantidad de cosas que pueden pasar, ahora que sé que ni siquiera aquí, en el hospital que Montillet escogió para Sophie, estamos seguros.

Cuando las puertas del ascensor se abren, lo primero que vemos es una pequeña y animada reunión en el pasillo. El doctor Bärenthal charla distendidamente y ríe con los padres de Sophie y con una joven a la que no había visto hasta ahora. La chica, que parece ser el centro de atención, está relatando con toda suerte de gestos y representaciones jocosas alguna anécdota en la que Arthür estuvo involucrado de algún modo. Deduzco que debe de tratarse de su hermana. Me sorprende verla tan animada.

Buenos días —saludo con simpatía a todos los presentes—. Me alegra comprobar que en este hospital reina el buen humor.«Especialmente después de la escenita de hace un rato». Vaya, Arthür, no sabía que fueses tan patoso. ¿De verdad te cargaste la tele y casi quemaste la casa? —inquiero con los ojos abiertos como platos, tras lo cual río sonoramente. Después, miro al doctor—. Doctor Bärenthal, si tiene un segundo… Sobol nos ha dicho hace un rato que el fisio tenía que darnos unas pautas para Sophie. ¿Es buen momento, o mejor algo más tarde?

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12/05/2016, 15:58
Sophie Taylor

Sophie se dejó llevar de vuelta a su habitación sin decir nada, sumida en sus pensamientos. Había algo de lo que no habían hablado, y que sin embargo no podía evitar parar de darle vueltas. ¿Qué demonios había pasado con aquellos cuervos? Era como si les hubiera entendido... No, les había entendido. Nunca antes le había ocurrido nada igual. Aunque últimamente no hacían mas que ocurrir cosas que nunca antes le habían ocurrido.

Al abrirse el ascensor vio a sus padres hablando con el doctor (el bueno) y una chica, que resultó ser la hermana de Arthür. Sophie se alegró de ver que parecía encontrarse perfectamente. Sonrió a sus padres para tranquilizarles, pues a buen seguro estarían deseando recuperarla ya.

Oh, cierto, habían quedado con el fisioterapeuta. Había fantaseado con que podría disfrutar de algún momento de tranquilidad para poner en orden sus pensamientos, pero parecía que, de momento, no iba a poder ser.