Partida Rol por web

¿Una pulsera?

Jonathan se agacha a recogerla y la sostiene en su mano, para que Yael y Neil puedan observarla de cerca.

¿Es posible que perteneciera a alguno de esos siniestros personajes que acaban de ver?

Miro la pulsera que recoge Jonathan. No sé griego, lo cual es un fastidio, pero se me ocurre una idea.

-¿Tenemos ordenador en alguna habitación? ¿O hay acceso a ordenadores en el hotel? Quizás podríamos tratar de meternos en la internet y busca el significado de lo que dice este objeto.

Miro a Neil también a ver qué opina. Ese chico me parece bastante inteligente, al menos tiene pinta de ser un tragalibros, quizás él si sepa griego y no sea necesario ir a internet. Igual antes de cualquier cosa.

-¿Vamos igual a ver a Hans y a Elena? ¿Qué les parece?

Algo en mi interior me decía que ahora, más que antes, era imperativo no confiar en Denisse...

Miro la pulsera y la giro entre mis manos. Entonces viene a mí, el recuerdo de por qué la siento tan familiar.

-Neil, Jonathan -digo en un murmullo -esta pulsera la tenía Helena puesta. No no sé qué dice allí escrito pero sé que ella es la dueña. MMm quizás sea su nombre pero...- miro a los ojos a los muchachos -lo importante de esto es que está metida en esto...

Espantada, sin que se me ocurra mucho digo:

-¿Qué tal si salimos de aquí? Digo del edficio, ¿qué tal si nos escapamos? No... me engaño... si nos escapamos y no resolvemos esto seguiremos estando acosados por esos sueños horribles. Tiene que haber algo que podamos hacer...

Meneo la cabeza, desesperanzada ante todos estos hechos tan inverosímiles pero bien reales.

Los extraños sin rostro. La pulsera de Helena. Una sensación de malestar me viene a la garganta, como una arcada.
Una oscura sospecha abre un agujero sin fondo en mi interior...

Los extraños llevaban dos "cargas". Helena y Hans compartían habitación...

Debo tranquilizarme. Hacerme el duro. Mantener el control. Que no se me note el miedo que se está apoderando de mí. Esto me supera.

¿Qué tenemos? Nada hasta ahora. Quiero pedir ayuda a alguien... ¿Pero a quién? A la policía no podemos ir con cuentos de fantasmas. Nunca nos creerían.

Pero si Hans y Helena han desaparecido, entonces sí que nos harían caso.
Y podríamos dejar que se ocupen ellos de toda esta locura... Yo no quiero esa responsabilidad...

En medio del pasillo Jonathan parece una estatua mientras asiste a la desesperación de Yael y el mutismo de Neil. Mantiene los puños apretados y la boca en un rictus en el que enseña los dientes, como un perro de presa a punto de atacar.

De pronto gira su cabeza hacia el pasillo y levanta la mano para señalar esa dirección. Cuando habla, su voz suena tranquila, controlada...

Lo primero que tenemos que hacer es comprobar que Hans y Helena están bien. Vamos.

Y comienza a caminar en dirección a la habitación de los dos jóvenes.

La puerta está sorprendentemente abierta. La habitación está oscura, apenas iluminada por unas débiles luces provenientes de la calle a través de la ventana. Encendéis las luces y comprobáis que las camas están vacías !! No hay señales de violencia, las maletas a la vista, la ropa usada durante el día puesta sobre un sillón... incluso un pequeño libro descansa sobre la mesita de noche que separa ambas camas de la habitación.. Las evidencias indican que la teoría de Jonathan no parece tan descabellada.

Por otra parte, las luces del ascensor se acercan peligrosamente a vuestra planta, indicando que alguien sube de nuevo.

Unas simples luces indicadoras parpadeando indican que el ascensor vuelve a esta planta. Nada fuera de normal, salvo que están en una situación completamente fuera de lo normal.

El joven inglés les hace un gesto a sus compañeros para que no hagan ruido, e inmediatamente después apaga las luces de la habitación, dejando la puerta abierta por sólo una rendija por la que espía el rellano exterior.

Esperando a quien quiera que vaya a salir de ese ascensor...

Cuando siento que el ascensor viene nuevamente, miro desesperada a los chicos. Es hora de salir de aquí.

-Vamos, no nos quedemos más de lo necesario, nos van a descubrir. Apaguen nuevamente las luces y volvamos al dormitorio. La pulsera me la quedo, de todos modos a la chica se le ha caído.

Diciendo eso, salgo corriendo hacia mi habitación, esperando que Neil y Jonathan me sigan pero veo que Jonathan prefiere quedarse aquí y ver lo que pasa. Yo vuelvo a mi habitación, a la que es solo para mí, luego me quedo allí con la puerta cerrada. Recostada contra la misma...

Tengo mucho miedo, eso es cierto. Sobre todo porque sé que estamos metidos hasta el cuello en algo muy muy oscuro.

¡No, espera! ¡Te verán!

Dice Jonathan, impidiendo que la muchacha salga de la habitación...

...pero le fue imposible detener a Yael, que ya corría por el pasillo hacia su habitación...

Las figuras pasan a través del oscuro pasillo hasta la puerta de vuestra habitación, donde se acaba de esconder Yael.

Un grito sordo. Un golpe seco. Silencio.

Las figuras vuelven a salir de la habitación, uno de ellos con una pesada carga. Reentran en el ascensor, la puerta se cierra y comienza a bajar con un aislado Ding!.