Partida Rol por web

Jonathan se levanta del suelo del vagón de tren donde ha estado acurrucado la última media hora, mordiendose las uñas hasta hacerse sangre. Su rostro sigue estando demasiado pálido y su expresión es extraña.

¡Callate! Espeta exasperado a Yael al oir sus lamentos, y su mirada hacia la chica y Neil es acusadora, como si para él ellos fueran en parte los responsables de su situación.

La mirada atónita de Neil, y las lágrimas de Yael hacen que Jonathan les de la espalda, quizás avergonzado por la manera en la que acaba de comportarse.

Lo siento... Jonathan coge aire y suspira. Lo primero es averiguar donde va este tren. Hemos tenido suerte de que el vagón esté vacío...

Se dirige hacia la puerta del vagón y apoya la mano en la manivela.
Lo más seguro para Neil y para mí será volver en avión a Inglaterra en cuanto nos sea posible. La voz del joven suena fría. No os preocupéis, podré conseguir dinero para el vuelo. Una vez en casa, explicaremos lo que ha pasado.

Yael. Continúa Jonathan. Tendremos que ponernos en contacto con la embajada japonesa para llevarte allí. Estarás más a salvo con ellos que con nosotros...

Después gira la manivela, para pasar al siguiente vagón.

Entiendo que todos estáis de acuerdo con Jonathan, así que os cuento lo que ocurre a continuación.

Hacéis planes para cuando llegués a alguna estación. Buenos planes, planes acerca de un bonito final feliz.

Os encontráis en un vagón de equipajes de un tren, al parecer, de mercancías. Se encuentra lleno de cajas y el único espacio vital es de apenas 2 metros cuadrados. Jon plantea el aventurarse por los vagones para intentar descubrir el destino del tren, pero en las cajas del vagón se pueden leer las palabras "ROMANIA" y "BUCAREST", además de otras indescifrables pero que parece algún idioma del este de Europa.

El tren sigue su marcha con su relajante traqueteo. La luz del sol comienza a asomar por el horizonte pero en el interior del vagón se está a oscuras, y la luz apenas se filtra por unas rendijas de minúsculos tamaños. Depués de la noche pasada, estáis muy cansados y con el cuerpo magullado. Yael se queda dormida en cuanto se echa en un rincón, y Neil la sigue instantes más tarde incapaz de manetener los ojos abiertos. Jonathan se promete aguantar hasta que lleguen a buen puerto, pero poco a poco sus párpados comienzan a pesarle hasta caer finalmente rendido a los brazos de Morfeo.

Me duermo, agotada de tanto ajetreo. Lo último que me pasa por la mente es el recuerdo de mamá cocinando la sopa de Miso y trayéndomela mientras yo escribía los cuentos de terror. Los extraño tanto... Daría todo por volver atrás y nunca haber aceptado este concurso estúpido.

¿Y si bajamos del tren mientras aun estamos en Austria? esto irá hacia el Este y tendremos problemas de visados y de policia soviética que no entiende inglés?dice Neil un tanto intranquilo por como se desarrollarán los acontecimientos.

El tiempo pasa y el tren sigue su marcha con su relajante traqueteo. La idea de apearse en la próxima estación disponible convenció al reducido grupo de escritores de cuentos de terror, que estaban viviendo su propia historia, y decidieron hacer guardias hasta que llegara el momento de bajar. Ya habría tiempo para dar explicaciones a la policía, dar declaración y volver a casa para olvidar esta pesadilla.

El caso es que solo queda Jonathan despierto, haciendo su turno de guardia. De vez en cuando escuchas el silbato de la locomotora que saluda a alguna solitaria granja perdida entre un mar de campo y bosque. La temperatura del cajós en el que os halláis comienza a ascender poco a poco, debido seguramente al ambiente que empieza a cargarse por falta de ventanillas.

Pasan al menos cuatro horas y es el turno de guardia de Yael. El tren continua su marcha sin hacer paradas y a una velocidad considerable. A pesar de que se trata de un mercancías, esperábais que hiciera peaje en alguna estación próxima, aunque no parece que sea el caso. Yael incluso piensa en la posibilidad de que os tiréis del tren, pero a esa velocidad resulta una verdadera locura.

Ha empezado a anochecer. De repente una sacudida del tren hace que Yael despierte al resto.

Tras escuchar el penetrante sonido del viento entre los fresnos, os dáis cuenta de que estáis parados. Al observar por las rejillas del vagón véis que estáis en un páramo frío y sin ninguna casa a la vista, tan sólo una carretera de tierra que corre paralela a la vía. A lo lejos se distingue el lindero de un hermoso bosque, zarcillos de niebla salen de éste para adentrarse en la explanada de arbustos, y todo el paisaje aparce iluminado por la luna llena.

De repente os dáis cuenta de que dos individuos se dirigen hacia vuestro vagóndialogando en un extraño idioma.

- Ei bine, am spus, sä ia marfä si pleacä dracu. Simplu, nu?

Vuestro vagón no es muy grande, pero está lleno de cajas y cabe la mínima posibilidad de que podáis esconderos si finalmente estos dos hombretones entran en él. La tirada sería Esconderse a Difícil 17+, aunque también podéis correr o intentar sorprenderlos si desconfiais, lo dejo en vuestra mano, pero tenéis la clara impresión de que se acercan a vuestro vagón.

No hubo manera de bajarse del tren. El aparato siguió su camino sin siquiera detenerse para alguna acción. Ahora, detenido finalmente, en lo que parece ser un lugar más rural que el propio campo, dos tipos vienen hacia nuestro vagón. Miro las cajas. No me gusta la idea de estar metida en una de esas, ¿qué tal si nos encierran?

Le digo a los chicos:

-Prefiero que salgamos corriendo e intentemos llegar al bosque, o que corramos paralelo al tren, hacia otro vagón. No sé... sé que esos tipos dan miedo y no quiero meterme en una de esas cajas.

Me pongo a temblar mientras siento que cada segundo que perdemos es una oportunidad de escapar. Pero, la última vez que tomé una decisión diferente al resto, terminamos en tremendo problema y fue "gracias" a mí.

-Díganme qué hacer y lo haré... no voy a causar más problemas.

Esperé que los chicos dieran su opinión y haría exactamente eso. Mientras solamente me preguntaba cuándo iba a terminar nuestro sufrimiento, cuándo iba a poder volver a ver a mi familia.

¿Cuándo?...

Pues si nos descubren no será para tanto. Nos llevarán a comisaría, y de ahí a la embajada. Y cuanto mas esperemos mas hacia el Este viajaremos. A mi no me dan miedo. Neil saca pecho y se da un par de golpes con el puño cerrado en las costillas en un alarde de hombría sin duda tratando de impresionar a Yael. Lo malo es que un tipo raquítico como Neil no impresionaría a nadie ni tan siquiera con un par de miniuzis en la mano. Y si bajamos aquí te podrías congelar con esa túnica y sin ninguna casa a varios kilómetros a la redonda. Si queréis nos escondemos y esperamos a que el tren llegue a una zona civilizada. No creo que revisen cada una d las cajas en este preciso instante.

Cita:

Inmediatamente Neil escucha estas palabras de la joven ataviada solo con una oscura túnica de nigromantesa-drow de nivel 12 comienza a divagar mentalmente incapaz de mantener la concentración ni la tensión del momentoy sufre una metamorfosis. Su entrepierna comienza a presionar sus ajustados tejanos y su rostro comienza a ponerse rojo mientras las mas alocadas fantasías plagadas de mangarradas en lugar de japonesas de carne y hueso; y cargueros corellianos en lugar de vagones de tren de mercancías acuden a su calenturienta mente.

eehhhh... podrias.... buffff.... venga escondámonos
ayayayayay, que no voy a poder moverme del sitio.... ay que voy a cojear hasta llegar hasta las cajas y se van a dar cuenta...

-De acuerdo, vamos a tratar de escondernos. Vamos detrás de una caja cada uno...

Lo digo como si creyera que va a funcionar pero en realidad no tengo un ápice de seguridad, estoy muy insegura pero ya casi salir corriendo es un riesgo de que nos vean por seguro, me decanto por esta otra opción. Elijo una caja y me acomodo detrás, intentando hacerme un ovillo y que no me sobresalga nada. Cuando lo hago, intento concentrarme en no temblar. Cosa muy díficil por el miedo y el frío.

"Quisiera ropa, ropa de verdad y una cama caliente donde dormir."

De un tirón, la compuerta del vagón se abre de par en par y desde vuestro escondite podéis ver a dos hombres que entran dentro. Uno es de estatura media y bastante delgado, lleva el pelo cortado a navaja y un sombrío traje de color gris oscuro, está totalmente afeitado y tiene una cicatriz lo bastante grande a la altura del ojo izquierdo, lo cual no hace más que remarcar sus pequeños ojos negros. El otro, más alto que su amigo, es también más regordete y fornido y tiene un traje de igual calidad y color que el de su compañero. Tiene el pelo largo y pelirrojo, y sus rasgos amplios y ojos azules le dan un aspecto nórdico.

Imaginad algo así

El más alto se queda en la puerta, mientras que su compañero se adentra hasta una de las cajas y, tras apartarla, levanta una madera del suelo. Podéis ver en su rostro decepción al no encontrar lo que estaba buscando.

Vuestro escondite no es en lo más mínimo seguro. En apenas dos metros oa habéis metido los tres y aunque Jonathan hace lo imposible por mantener la calma resulta inevitable que os vean.

- ¿Hey, cinë e acolö? - escucháis que pronuncia en vuestra dirección. Su voz es ronca y resuena bruscamente en el pequeño vagón. El hombre saca una pistola de su axila - Apel seful, avem probleme. - le dice al que espera abajo.

El que espera abajo se retira un instante y escucháis al menos dos voces más en la parte exterior. Cuando salís de vuestro casi ridículo escondite, el hombre de de la cicatriz os registra y toma las identificaciones de Jonathan y Neil. Observa extrañado a Yael, con una enorme curiosidad, pero no la registra.

- Ahhh, asssí que ssoysss inglessess. - os dice en un inglés bastante malo. - Abajo del vagón. - un imperativo y un ligero movimiento de pistola hacia abajo.

Ya abajo os lleva hasta un hombre al que se refieren como Blat. Es un hombre muy bien vestido, con abundante oro en dedos, muñecas y cuello. Tras él hay otros dos hombres apuntando con armas a un tercero que se encuentra arrodillado y llorando de puro miedo.

- ¿Se puede saberr qué hacíais en mi trren de merrcancías? - os pregunta Blat educadamente. Luego hace un gesto a los hombres de atrás para que le traigan al prisionero, que no deja de gritar algo en rumano.