En la pared de la entrada donde se oían las voces, Merc cauteloso pretendía grabarlas. No debían estar inmediatamente cercanos los emisores, pues el sonido era disperso y ecoico. Por tanto más que escuchar una conversación se captaban algunas palabras y conceptos:
...Ofrenda... Invitado... Vigilancia... Adecuado... Estar seguros... Elementos... Estará agradecido... Nada preocupante... Torre de la Botica... Asegúrate... Tus... Póstumo... Escondido... Resguardar... Deprisa... El Señor nos espera...
Las dos voces masculinas se alejaban paulatinamente hasta que se quedó un profundo silencio.
podrías hacer un mapa para que me ubique o no sería propio?
Si la cosa se complica elaboraré un mapa, pero mientras no creo que haga falta.
Tu ahora mismo estás situado en la primera que gira a la derecha del pasillo principal, justo al lado de la entrada que gira a la izquierda, para no ser visto.
Intenté seguirlas cautelosa, muy cautelosamente. Era parapsicólogo, pero tantas palabras como había percibido, aun siendo dispares y sin conexión aparente, no eran pronunciadas con esa claridad y ese número de ellas por seres de otro plano... allí había alguien... alguien físico... estaba totalmente convencido.
Me dispuse a seguirlos. De momento llevaba mi linterna encendida.
Pregunta. Si apago la linterna se ve el camino? hay visión?
Merc se asomó a la entrada, desde donde salía la luz de las velas que alumbraba una sala con cadáveres y esqueletos asombrosamente saneados y cuidados.
En frente una puerta entornada, desde la cual se eschuchó un perro, medianamente lejano, prorrumper en enérgicos ladridos. Se percibió un descenso de la temperatura considerable.
Por los pasillos no puedes avanzar sin linterna, a no ser que los conozcas, .
La ostia... -dije (en francés...). Hacía un frio sobrenatural... impactante.
Estaba realmente acojonado. Siempre había trabajado entre aparatos de grabación y sobre todo con personas en la universidad y el laboratorio. Era un parapsicólogo especializado en telepatía y transmisión de información con clarividencia, no un médico forense. Había trabajado siempre en un despacho, no con trabajos de campo... y ahora estaba en el fondo del asunto...
Cadáveres y cráneos por todas partes, perfectamente cuidados y dispuestos... ¡terroríficamente macabro!.
Sin más dilación y con mi grabadora haciendo su trabajo, apagué la linterna. La guardé en mi chaqueta y la grabadora la puse entre mis pies. yo estaba de pie, recto. En esos momentos extendí los brazos. No del todo, sino quedándolos en diagonal hacia abajo, sin hacer mucha tensión.
En esos momentos, me dispuse a poner en práctica uno de mis estrategias de doctorado. Lo había llevado a cabo con sujetos perfectamente controlado y un grupo de control en posesión del material necesario. Ahora, en el Escorial, no llevaba nada encima. No obstante una variante del mismo podría funcionar....
Vamos, LaFleur...vamos...!
No tenía la certeza de que hubiera una presencia alli, pero había 4 indicios:
-murmullos.
-Ladridos de perro.
-Temperatura en descenso repentino.
-Una cámara pseudofuneraria o ritual.
Comencé.
Cerré los ojos.
Sin decir nada comencé la terapia de telepatía... mi meta era comunicar... comunicarme... ¿con quién? No lo sé, esa era la cuestión: averiguarlo.
Me quedé en silencio, comencé a pensar en diversas frases; Intentaba ver la frase escrita en mi mente, recordar cada una de las palabras y memorizar la forma de las letras. La primera frase que pensé fue:
¿HAY ALGUIEN AHÍ?
El parapsicólogo abstrajo sus sentidos y se relajó, concentrándose en la energía circundante, comenzó un proceso de telecomunicación. A pesar del aire frío del entorno, percibía unas vibraciones cálidas que le invadían el cuerpo desde fuera provocándole sosiego , era como agua caliente deshaciendo el hielo. Dejó de escuchar los ladridos, y una voz de ultratumba resonó en lo más profundo de su mente:
Estáis en peligro: ¡marchaos! ¡ahora que os es dable!
Salió del trance con una exaltación para reconocer de nuevo los potentes ladridos, por momentos más cercanos.
podría practicar de nuevo la telepatía?
Salí del trance... parece que la experiencia había funcionado...
Oh!!! estaba sorprendido, pues el intento creía que no iba a ser fructífero.... ¡y vaya si lo fue! Alguien me había hablado... estábamos en peligro...! Era obvio ¿quién no diría eso entrando en una zona no descubierta o prohibida para preservar un secreto? El hilo y la punta estaba siendo retirada, sacando a la luz toda una trama... ¿pero de qué?
Sin más dilación, y pese a la reticencia por tocar cadávers, intenté palpar las ropas de los cuerpo cuidados... por si había objetos en su interior de algún tipo.
¿tiempo para qué?
¿Por cierto, se ha registrado algo en la grabadora?
Los ladridos del perro continuaban estallando no demasiado lejos.
Merc comprovó que su grabación no había registrado más que lo que percibió físicamente.
Al meter la mano en un bolsillo de la toga de un esqueleto le desmontó un brazo que cayó al suelo.
Quiero percibir a ver si hay objetos cerca, prefrentemente que sean de algún metal o hierro. si no, alguna piedra o algo así. ¿porqué? Quiero defenderme de posibles... mordiscos... Hay algo máster?
La sala estaba siendo invadida por una brisa de aire insoporablemente frío y hediondo. Los potentes ladridos amenazaban cada momento más cercanos. El único material de defensa contundente alrededor, en el caso de que el peligro fuese físico, en eran los cráneos.
cogí una tela del vestido de los cadáveres allí dispuesto. La rasgé con mis propias manos. Después, cogí con la tela entre mis manos, dos cráneos, sin llegar a tocarlos directamente. Luego los envolví e hice un pequeño nudo. Ya tenía un arma arrojadiza. allí había alguien. Lo sabía.
Despues de eso, me dirigí hacia los ladridos, poco a poco. Mi grabadora seguía grabando.
El ambiente era adverso e inquietante: el frío gélido y el olor a podredumbre. Merc se equipó con un arma improvisada y se asomó a la penumbrosa puerta para encontrarse con un rotwailer que parecía pertenecer al mismísimo diablo: grande, musculoso; hocico bañado en sangre. El can avanzó violentamente hasta abalanzarse al cuello de Merc y sin llegar a tocarlo desapareció.
Las temperaturas continuaban bajando, las calaveras empezaron a llorar sangre.
Una voz irrumpió en la mente de Merc:
¡Vete! ¡Ahora!
Merc, no te anotaste los 75 puntos de cordura. Hazlo y lanza una tirada de un dado de... no se, uno de 20 es poco, y 2 de 20 quizás sea excesivo. Que sean uno de 20 y otro de 10.
Me quedé blanco. Ahi, tendido en el suelo. Creía que había muerto, pues no vi donde estaba el perro... el perro del diablo.
Me palpé el cuello, la cara, ¡los hombros!
El frio era incesante.
Las calaveras... lloraban...
¿qué era aquello? Parecía una experiencia paranormal increíble, que nublaba todos mis sentidos, ya que, parecía. re.. bueno... !era todo real!
Tirada: 1d20
Motivo: Cordura
Resultado: 20
Tirada: 1d10
Motivo: Cordura
Resultado: 5
me imagino para qué vale el parámetro cordura. ya lo he apuntado en mi ficha (el 75), ya me dirás en función de la tirada qué me ocurre.
Bueno pues, has de restarte 25 de cordura. Más adelante podrás recuperar algunos puntos.
¿qué es lo que veo donde estoy ahora? ¿algún rastro del perro?
Las mismas condiciones de frío hedor, calaveras sangrantes... el perró desapareció
Merc... no harás mucho tu sólo...
No se si incitado por las voces o por la realidad, pero marché hacia atrás. Lo más lógico sería investigar con algún compañero antes de perderme definitivamente por esas catacumbas y pasarelas.
Me gustaría volver a contarle al resto lo vivido y visto. Luego sería volver a continuar más profundamente la búsqueda.