Partida Rol por web

Una túnica elegante de un intenso color granate cubre un cuerpo demacrado, fráncamente delgado y que resulta mas evidente por su elevada altura, en torno al 1,80.

Numerosos injertos mecánicos recubren y reforman su cuerpo, con numerosos cables y añadidos mecánicos visibles. A penas una fracción de la piel original, de un blanco lechoso, es visible en el rostro cuya parte inferior ha sido sustituído por un vox-respirador de un apagado gris mate. Como gesto excéntrico dicho respirador tiene una cobertura abatible que muestra una feroz sonrisa marcadamente hostil.

Una gran placa metálica se entrevé bajo la capucha, cubriendo el lado izquierdo del cráneo. De la misma nacen numerosos claves y tomas que se pierden en las sombras bajo la elegante túnica del mechanicum.

Su torso parece mas grande y ancho de lo que su aparente constitución debería permitir y un permanente zumbido parece surgir de las sombras ocultas.

Finalmente sus manos son, prácticamente, su gesto mas distintivo ya que son finlas y elegantes, de suave piel sintética (mucho mas que cualquier mano natural) con unos hermosos circuitos integrados, de lineas finas y plateadas que nacen en las llemas de los dedos y se pierden en las misteriosas sombras bajo la túnica del sacerdocio del dios máquina.

- Para ser unos desconocidos que podían haber sido citados a una trampa, dáis alegremente mucha información y nombráis poderes del Imperio como si fuesen conocidos cercanos. - Sin haber dado ninguna otra señal se había puesto a hablar al grupo, manteniendo una correcta distancia. Su tono, totalmente artificial era monocorde y artificial, sin entonación, producido posiblemente por el vox-respirador.

-Je...use la lógica adepto, se jactan de ello ustedes. Si nos han convocado, sin duda todo lo que he dicho, al menos yo, ya lo saben. Y si nos quieren matar..poco podemos hacer una vez hemos entrado a la habitación. Además que podian haberlo hecho en el momento que nos citaron...y cuando llegamos aquí...a menos que seamos victimas de un obsceno ritual...que todo puede ser..nadie nos va a matar ahora.-

Me encojo de hombros, realmente anchos en comparación al adepto.

-Preocuparse en exceso no es bueno.-

- Las emociones en conjunto no son óptimas. Si nos adentramos por los firmes y claros senderos de la lógica podría citarle a Kalh-Fart y su aguda disertación del uso de múltiples peones, desconocidos y aparéntemente con objetivos en común, por parte de poderes en la sombra que buscan su ascenso. Sería posible y podría hacerlo. Siempre y cuando poseyese los niveles matemáticos adecuados para ello. Debido a la ausencia de implántes biónicos en su débil cuerpo deduzco que lo mismo ocurre en el interior de su cráneo, en el cerebro, por lo que es altamente improbable que posea un cogitador lógico adecuado para almacenar los 3847 teoremas de la llamada Lucha en Fart. - Murmuraba monótono, sin afectación alguna en su voz.

Realizó un leve encojimiento de hombros y este habría sido el gesto mas humano que habría realizado desde que llegó a la peculiar reunión... Lo habría sido si no se hubiese escuchado un leve siseo terminado en un leve crujido cuando los módulos potenciadores de su torso y espalda recuperaban la posición inicial.

-¿Tres mil ochocien...-

Suelto una carcajada ante el discurso del adepto, no me esperaba algo así.

-Si bueno, probablemente tengas razón...y no no tengo ningun cogitador aquí -me golpeo la cabeza con un nudillo. -Pero lo que acabas de decir viene a ser lo mismo.Que si una conspiracion a gran escala y tal...vamos, que ya sabrian todo de nosotros y podrian habernos matado mil veces y no lo han hecho...y si el que nos ha reunido resulta que no es un inquisidor, al menos yo no puedo averiguarlo, sin duda estarían altamente preparados...placas falsas holoproyecciones trucadas...toda la pesca vamos, para que no lo averiguasemos.

Rio de nuevo.

-Pero la verdad no creo que sea todo tan complicado como eso.-

Al final del lento descenso del elevador, sois depositados en lo que parece un amplio corredor gris, iluminado por pálidos globos lumínicos con forma de querubines llevando antorchas. Sólo está iluminada la primera parte del corredor y el resto se adentra en las tinieblas. Al saltar de la plataforma se iluminan más globos.

Mientras bajamos, no pronuncio palabra, no me gustan mucho los ascensores. Un soplo de alivio renace de mi boca cuando llegamos al final del trayecto. Bueno, ya hemos llegado, veamos que nos espera muchachos. Avanzo por el corredor junto a mis compañeros.

Lo de dice Shanks tiene sentido... Pero si algo he aprendido es a no fiarme, así que yo estaré preparado -Digo a la vez que desde debajo de mi gabardina un CRICK surge, de donde mi mano derecha se oculta en el bolsillo- No está demás llevar cuidado.

Camino junto al grupo, atento y viendo lo que la luz que proviene de los globos iluminan el corredor.

-Tener cuidado es necesario, pero pasarse es malo. El equilibrio es la clave. Tenía un viejo dicho cuando ejercía de comisario. "El Emperador protege, pero ponte el casco por si acaso."-

Rio levemente ante mis palabras y sigo a la chica.

No está nada mal la mires por dónde la mires...especialmente desde aquí...jejeje

Meneo la cabeza para dejar de pensar esas cosas hy me centro en revisar el lugar con la mirada, inquietantemente monótono.

Al iros adentrando en el corredor, más globos se van iluminando delante vuestra, mientras que los que se van quedando detrás se apagan. Hay un único camino, el corredor no tiene detalles distintivos y desprende un ligero olor a desinfectante químico.

Después de alrededor de cinco minutos de camino, el corredor termina en una puerta metálica blindada, que se destraba con un siseo de aire presurizado y se abre con un fuerte rechinar de engranajes antes de que ninguno pueda tocarla o preguntarse cómo abrirla.

Con cuidado y sigilo me muevo hasta el marco de la puerta y me apoyo en el para echar un vistazo. No me gustaría ser sorprendido por nada raro, la cosa empieza a pintar cada vez mas y mas rara... Mirando a mis compañeros les digo:

En mi trabajo vivo por ser precavido chicos... y esto pinta cada vez peor... ¿Cómo es que nadie ha salido a recibirnos? ¿Salas presurizadas? Llamarme paranoico, pero la cuestión es seguir con el pellejo pegado a la carne...

Echo una ojeada apoyado en el marco de la gran puerta blindada que acaba de abrirse. No me gustari acabar siendo objeto de alguna investigacion extraña por no haber tenido cuidado... En mi mente una imagen se proyecta fuerte y siniestra:

Me mantengo a un lado de la puerta, es decir fuera de un posible ángulo de tiro. Más por costumbre de mi trabajo con los arbites que por estar verdaderamente procupado.

No empuño ninguna arma, sabiendo que puedo disponer de ellas sin problemas si hicieran falta.

Observo algún gesto de Tarkov, por si ve algo con su inspección.

Me pongo al otro lado de la puerta, es cierto, esto es muy extraño, no pinta nada bien, me apresuro a sacar mi rifle automático y aguardo el momento de irrumpir al otro lado. Asomo levemente la cabeza y miro al interior.

Miro hacia atrás y veo la situación en la que el "grupo del ascensor" se encontraba. Con precaución la mayoría de los miembros del comando había buscado refugio en las zonas de protección de la sala... Pero... ¿Quién sería el primero en cruzar el umbral?... En mis adentros una frase pronunciada por un antiguo camarada me acude a la memoria: "De valientes está lleno el cementerio" ... Pero otra se superpone tapándola: "El que no arriesga nada gana".

Hago un gesto a Shanks que a grandes rasgos quiere decir: Atentos y cubrirme, voy a salir. De rodillas y con la espalda contra la pared, saco mi pistola automática y tras revisarla, quitarle el seguro y subir la primera bala a la recamara, la agarro fuertemente la pongo en mi espalda ocultándola pero lista para lanzar una potente ráfaga si algo nos pone en alerta.

Tras eso me pongo en pie y me asomo por la puerta, cruzando la línea que separa las dos salas, ante todo con cuidado de no cruzarme en la línea de visión y de tiro de ninguno de mis compañeros que se encuentran a mi espalda.

La habitación situada detrás de la puerta contiene un desbarajuste de cajas de metal polvorientas marcadas con símbolos inteligibles apiladas contra un muro, mientras que en la pared contraria se ha abandonado, tumbada de lado, una camilla de hospital con correas para manos y pies.

La característica más impactante de la habitación es un amplio espejo que domina la mitad superior de la pared opuesta a la entrada. Lentamente, el espejo se va aclarando hasta hacerse transparente, revelando detrás de él una brillante cámara de acero. Dentro de la cámara, mirando hacia la habitación, se encuentra una figura alta de rasgos finos vestida con ropajes blancos de medicae sobre los que se ha colocado (de forma algo incongruente) sobre los hombros un abrigo de cuero rojo. Tras él, cubierto por una sábana gris moteada, se encuentra lo que parece ser un cuerpo colocado en algún tipo de armazón puesto de pie para su inspección.

Mientras tanto, flotando expectantes en el aire por encima de ambos se vislumbra un par de cráneos blancos esmaltados, en los que se ha injertado diversos instrumentos de bronce y largas agujas hipodérmicas.

- Bienvenidos, Acólitos, soy el Medicae Interrogador Sand y vosotros sois la sangre nueva, ¿verdad? ¿Valiosas adiciones a nuestra guerra secreta? Bueno, ya veremos, nada más lejos de mi intención que poner en duda el juicio de mis superiores, ¿eh?

- En cuanto al asunto que nos trae aquí, represento a los sagrados Ordos de la Inquisición Imperial a la que todos servimos. Nuestros amos me han escogido para asistiros en la investigación de un asunto de interés que hace poco ha salido a la luz de forma inesperada.

- Oh, sí; para vuestra información, en estos momentos os encontráis en las profundidades del Templum Mori, el hogar de los muertos en el que los Señores del Prefecta Mortem tienen su corte, y donde los caídos y perdidos de la gran ciudad se registran y cuentan. No os sorprenderá, por tanto, saber que os encontráis aquí para ver un cadáver; dudo que sea el primero que veáis, ¡pero es, digámoslo así, bastante singular!

Victus que habia permanecido callado y atento todo este tiempo al oir hablar a ese hombre dijo

Un placer señor medicae....muestrenos...muestrenos ese cadaver ¿que tiene de especial?

Me acerco confiado hacia el cadáver

Con un movimiento rápido y sin llamar mucho la atención, introduzco la pistola en la parte de atrás de la gabardina. Ante la inesperada exposición del Medicae Interrogador Sand, asiento cortésmente y digo:

Encantado, un acogedor lugar... si señor... Bueno, como ha dicho nuestro larguirucho amigo... Veamos ese cuerpo a ver qué pasa.

Me acerco a la camilla, y observando el cadáver intento analizar lo más precisamente que tiene de raro y en qué se diferencia de otros muertos... aparte de estar atado a la camilla, cuando un cadáver se supone que no necesita abrazaderas, puesto que no tiene la costumbre de correr grandes maratones.