Partida Rol por web

El grupo de aventureros no se levantó hasta pasado el mediodía. La noche había sido larga y llena de emociones por lo que el propio Alterión los dejó descansar hasta tarde. Cuando se levantaron, el mago les había dejado preparada una frugal pero nutritiva comida a base de pan, queso y panceta y se había ido en busca de Lav. Cuando se encontró con el capellán, lo mandó para su casa y se marchó a por Kernie.

Serían aproximadamente las cinco de la tarde cuando el padre adoptivo de Rabi y su amigo el contratista entraban en la casa del primero. Floon estaba más tranquilo e incluso de mejor humor pese a las heridas y la experiencia. Como Kernie había dicho era más guapo que inteligente, así que no parecía preocupado por el hecho de haberse visto envuelto en la guerra entre la Mano Negra y la Hermandad del Gran Ojo. Para él lo peor ya había pasado.

—¡FLOON!—exclamó con un grito Kernie al ver a su amigo sano y salvo, entonces avanzó para darle un cariñoso abrazo—¡Menos mal que estás bien! ¿Por qué no me hiciste caso? ¡Mira que te dije que te vinieras conmigo!

El mago y escrito no esperó a la respuesta de su amigo, sino que se dirigió de forma sincera hacia los aventureros abrazándolos a todos de forma efusiva.

—Gracias. Gracias. ¡Gracias!

Lav estaba visiblemente descansado, y olfativamente de mejor humor. Había encontrando por el camino a casa del “papa” de Rabi una bonita taverna en la que pudo desayunar su zumo favorito. Que obviamente era de cebada. 

Apenas si había entrado a la casa cuando el rencuentro entre el patrón y el rescatado tuvo lugar, y se le veía visiblemente incomodo por el abrazo del señor Master. 

- Bueno, bueno. No sea tan meloso. Ha sido un trabajo duro, pero esta hecho.- 

Dijo al tiempo que intentaba poner distancia entre él y el agradecido hombre. 

- Espero que el señor Floon se cambie el corte de pelo, o envejecerá de forma prematura. No se si me entiende.- 

Y de verdad no sabía si lo iban a entender. Habían confundido a aquel petimetre con un pomposo señor de la ciudad. Bien le vendría una cicatriz o una cojera para no volver a caer en que otro de los poco iluminados usuarios de las bandas lo confundiera de nuevo.

Una pata de palo era, a juicio del buen capellán, algo que le daría carácter a Floon, y evitaría sin duda cualquier sospecha. 

Rabi estaba feliz al haber descansado. Se lo notaba más fresco, y había dado buena cuenta del desayuno. Que casi lo escupe cuando fue abrazado con tanta efusividad por Kernie.

-Nos alegramos de que no sólo lo hayamos encontrado con vida, si no que además nosotros hayamos regresado sanos y salvos- dijo el gnomo luego de tragar una buena tostada "completa" -Tenemos que hablar de varios temas... esto no creo que acabe aquí- y miró a los demás.

Se habían movido muchas fichas, y se habían encontrado con muchos cabos en todo ese escenario que era la Ciudad. Y ellos se habían metido de lleno en ese caos.

Lia estuvo velando el sueño de sus amigos, como elfa no necesitaba caer en los brazos de Alasia. Las primeras horas estuvo en trance élfico repasando los acontecimientos, afianzando recuerdos y siendo asaltada por ''sueños'' de su propio pasado y de otros elfos antes que ella; una meditación profunda pero consciente de su entorno. Habiendo descansado, se sentó en el suelo y estuvo leyendo mientras sus amigos seguían durmiendo, sin separarse de ellos.

Cuando estuvieron todos reunidos, almorzados, saludados y abrazados, se apoyó taciturna en la pared ligeramente alejada. Jugueteaba con la punta rota de una de sus flechas, y reforzaba lo que sus amigos comentaban asintiendo o negando con la cabeza.

—Bueno. Luna ya se encargó de que esté acabado—le respondió Ax a Rabi con un poco de retintín y con cara de os lo dije—Lo cual nos deja pendiente sólo un tema.

La mujerona pelirroja miró a Kernie con una sonrisa en el rostro.

—La recompensa.

Sorpresivamente, Kernie miró con cara de circunstancias a los aventureros.

—Os tengo que confesar que no me quedan sino algunas monedas—dijo convirtiéndose en la viva imagen de la vergüenza—. Esta mañana he recibido un mensaje de mi editor y no llegará a Aguasfrías hasta dentro de dos semanas.

El escritor dio entonces un golpe vehemente en la mesa.

—¡Pero no se dirá jamás que Kernie D. Masters incumple una promesa! Permitidme recompensarlos con algo mucho más valioso—dijo mientras sacaba un tubo de pergaminos de su zurrón—. ¡La escritura de una propiedad aquí en Aguasfrías! Necesitaremos un magistrado para dar fe de la transferencia. Yo me encargaré de concertar una reunión después de que hayáis inspeccionado la finca. 

Kernie miró esperanzado a los aventureros.

—¿Os parece bien?

La elfa no podía culpar las palabras de la humana, al fin y al cabo entendía su frustración, Ax había tenido que ceder. Pero no le gustó el tono.

 - Lia -corrigió, por primera vez desde el reencuentro- ha intentado no ser una criminal de tres al cuarto -otra vez, pensó para sí misma aunque no lo verbalizó.

Lia arrugó la nariz, esperaba monedas para reponer equipo. Sin embargo, la idea de la propiedad no le disgustaba. Menos tiempo en su domicilio familiar, menos peligro para sus padres.

 - ¿Habitable de inmediato? ¿un terreno descampado sin edificar?

El descanso le vino muy bien a Rogen. Había estado a punto de morir al menos dos veces la noche anterior, de hecho no estaba del todo seguro de que no lo hubiera hecho realmente. El sueño con Tobe había sido demasiado vivido como para que hubiese sido algo normal.

Una vez recuperdo se levantó temprano para comprobar su equipo. Su armadura y su espada habían sufrido tanto como él. Ambas estaban hechos un zisco, y su espada parecía demasiado quebradiza para su gusto. Aunque Lia le había prestado su estoque echaba de menos su antigua arma.

-Bueno. En cuanto cobremos la recompensa podré reponer mi equipo.-

Cuando tuvo lugar la reunión de los dos amigos el guerrero sonrió ante un trabajo bien hecho. Con sus problemas obviamente, pero al final salió todo bien.
Claro que en cuanto Masters dijo que no tenía dinero para pagarles la cara que puso pasó de asombro a molestia, con un poco de enfado.

-Espere un momento. ¿Quiere decir que no tiene dinero para pagarnos ahora o nunca? Como ha comentado lo de su editor. ¿Cuando venga de aquí a dos semanas podrá pagarnos?-

- Lo que me temía, no solo no paga, sino que ahora pretender endosarnos algún cascarón roto, que seguro que tiene deudas. Es usted una persona horrorosa señor Masters. Claramente una persona horrorosa.- 

Lav empez´0 a andar de acá para allá visiblemente molesto con el tema del pago. No es que las monedas lo fueran a sacar de pobre, eso lo sabía, pero había cumplido su parte, su palabra, con un trabajo que no era simplemente buscar a otro borracho más, sino en el que se habían jugado la vida. 

Y el molestaba profundamente la actitud del escritor. Era un verdadero sinvergüenza.

- Tiene dinero para irse de copas con sus amigos, y la cara para pedir que se los busquen, pero carece de la decencia de pagar cuando le toca. Y ahora seguro que me cuenta que la choza barriobajera que prétente endosarnos, es en realidad un pago mayor que el acordado, y no un lugar infestado de ratas, o peor, en un barrio donde las batallas de bandas de criminales sean el pan de cada día. Una desfachatez, eso es lo que es.-  

Rabi se cruzó de brazos ni bien Kernie dijo lo de las monedas, y se sobresaltó con el golpe a la mesa, aunque casi como una reacción defensiva. De todas formas, cuando escuchó la propuesta, el gnomo sonrió levemente. Sonrisa que desapareció instantáneamente ante los prejuicios de Lav. A Lia se la notaba interesada, y a Rogen parecía que le interesaban mucho más las monedas. Pero tenían frente a sí una, posible, gran oportunidad.

Para Rabi era indescriptible la posibilidad de tener un hogar propio. La ilusión que tenía en ese momento hacía que no le importara siquiera si era una tapera.

-Lav, tranquilo- le dijo poniéndole una mano en el brazo, dada su estatura -Aún no sabemos qué nos quiere ofrecer...- se acercó al marino -...y puede ser mucho mejor que las monedas...-

El mago ya había aceptado, sólo que los demás no sabían.

-Señor Masters, más allá de la sorpresa y desazón ante el cambio de planes, nos encantaría conocer la finca que menciona- dijo, ya esta vez sin ocultar su alegría.

...¡dijo "finca"!...

Kernie que ya se había mostrado bastante sincero y avergonzado con la confesión respecto al estado de su bolsillo, se aturulló sobre sí mismo cuando Lav se dedicó a lanzarle un justificado improperio tras otro. ¿Pero dónde había dejado el paternalismo clásico que trae de serie un sacerdote?

—Calmaos—se escuchó entonces la profunda y seria voz de Alterión—. Si queréis dinero sólo tenéis que vender la casa. Cada uno de vosotros podrá ganar más de cien dragones. Pero yo me esperaría a ver el lugar antes de tomar una decisión. O mejor aún. Kernie, ¿por qué no les dices el nombre de la finca?

El mago y escritor se había quitado el sombrero presa del nerviosismo y en eso momentos lo giraba nerviosamente como si se tratase de un volante. Floon por su parte, se había puesto de perfil intentando pasar desapercibido.

—¿Eh? ¿El nombre?—preguntó algo desorientado—. Sí, claro. La mansión Cráneo de Troll.

—¡No me jodas!—exclamó Ax haciendo que la sorpresa hiciera desaparecer su malhumor.

La mansión Cráneo de Troll era una finca con todas sus letras. Cuatro plantas y un torreón, se trataba del edificio más emblemático del Callejón Cráneo de Troll en el Distrito Sur. Había sido una casa señorial y después una taberna. Tras la repentina muerte de su propietario, el negoció cerró y el edificio acabó abandonado. Se decía que estaba encantado y que el fantasma del tabernero todavía paseaba por la estancia. Una historia que los chicos de la banda de las Caracolas conocían perfectamente, porque no eran pocas las veces que se habían colado en el mismo buscando vivir una gran aventura.

—Me has convencido—no tardó en añadir la norteña.

Alterión sonrió satisfecho mientras aguardaba la reacción del resto de los ya-no-tan-noveles aventureros.

-Lamansión...- dijo sorprendido, y hasta alegre el gnomo que parecía que había regresado a su niñez.

Miró a los demás, ya que todos habían estado allí alguna vez, y más de una seguro.

-Yo acepto, con tabernero y todo- dijo con una sonrisa alegre -Y agradezco que quiera rectificar de esta manera- le dijo a Kernie, queriendo estar más serio, pero claramente sin poder hacerlo.

El dinero podía llegar de otras formas, incluso hasta podían llegar a tener su propia taberna... claro, si conseguían dragones. ¡Pero tenían ese lugar!

Lia volvió a arrugar la nariz. Entendía la ilusión por un lado y la desilusión por otro que experimentaban sus compañer@s, ella por su parte lo veía desde una posición algo más neutral.

 - Un edificio abandonado desde hace años. ¿Con qué dinero lo vamos a reformar? No dudo del valor de la propiedad -recordaba el enorme casoplón- pero, a día de hoy, nos está dando una ''recompensa a futuro''.

La incomodidad del escritor era palpable, y se le notaba avergonzado de verdad.

 - Señor Masters, podría haber vendido la mansión a cualquiera y con el dinero pagarnos, y aún tendría dinero restante para usted. Sin embargo ha preferido entregárnosla, y supongo que no la comprasteis con la intención de vivir en ella... algo tenéis en mente para/con esa casa, ¿verdad?

Suavizó el tono para darle un respiro y una salida honrosa.

 - Tendremos que salir a trabajar para obtener dinero, por lo que no podremos atender en todo momento la administración y las exigencias que requieren una mansión abandonada y un posible negocio futuro -hizo una pausa- sois una persona versada, conocida en la ciudad y claramente capaz; podríais ofrecernos vuestra ayuda administrativa, contactos, gestiones internas, seguro que hasta un despacho se puede agenciar para ayudar con la gestión, la mansión es grande -miró a Floon- y espero que tú, muchacho, estés dispuesto a agachar el lomo para ayudar con las reformas.

Encogió los hombros con inocencia antes de continuar: - Podríamos venderla, sí, pero a saber qué personaje la obtendría, sería un desperdicio... mejor alguien de confianza, ¿no cree, señor Masters?

—Creo que no termino de entenderos, señorita—dijo mirando extrañado a Lía.

—Simplemente ha dejado volar su imaginación más de la cuenta, Kernie—dijo Alterión con un tono cariñoso y paternalista—. No hay ningún plan secreto detrás de este regalo. Sólo cumplir con lo pactado.

—Sí, claro—corroboró el escritor—. Os hice un encargo y lo habéis cumplido. Lo justo es que os pague aquí y ahora. Pero mi situación monetaria lo hace imposible. Así que lo único que puedo es ofreceros la propiedad. Y después de que Alterión me contase vuestro vínculo con dicha finca, pensé que era más que apropiado. Además, si la pusiera a la venta... Bueno, no sé cuando obtendría el dinero. Una casa no es algo que uno consiga vender de un día para otro. No me siento a gusto sabiendo que habéis salvado la vida de mi amigo y que yo no he cumplido mi parte.

Más calmado, Kernie volvió a ponerse el sombrero.

—Por supuesto si hay algo en lo que pueda ayudaros siempre podéis contar conmigo, pero no soy la persona adecuada para brindaros ayuda con la gestión del negocio. Ya habéis visto como gestiono mis propias finanzas. Además no pertenezco al gremio de Escribanos, Copistas y Secretarios. Hacer un trabajo como ese será un problema tanto para mí, como para vosotros.

—Yo tampoco soy albañil—dijo entonces Floon abriendo el pico por primera vez. Mientras que Kernie se había esforzado por ser sincero, estaba claro que el secuestrado si estaba aprovechando la coyuntura para escurrir el bulto.