Partida Rol por web

Tras un breve intercambio de palabras, la joven se marchó a buscar algo que sirviese para subir y bajar. Atras quedaron sus compañeros magullados y sucios rodeados por el polvo que aún no se había posado.

Miranda desapareció y regresó unos minutos después, empujando por el pasillo una mesa lo suficientemente alta para facilitar la escalada del resto, una vez la bajaran. 

—¿Señor Smith? ¿Me ayuda? 

Juntos, descolgaron con cuidado el mueble desde arriba a los que se habían precipitado escaleras abajo. Con un poco de esfuerzo, podrían subir de nuevo, o bajar ellos. 

lo mio es la suerte, inconsciente y con esguince.

-¡Por supesto! Así... con cuidado.. -poco a poco colocaron la mesa en posición para poder usarla como medio improvisado de subida y bajada. 

Algo es algo, pensó el periodista.

-Ahora, si todos estamos dispuestos, podemos continuar nuestra accidentada incursión en este sótano.. que no le sorprenderá a nadie que empiece a resultarme cargante.. ¡Estoy deseando salir de aquí cuanto antes!

Blandió de nuevo la barra de hierro ante él, y se aseguró de que encontraban también la luz que llevaban antes de la caída, para poder continuar avanzando.

Tras prepararse para buscar el sótano, pese a la poca gracia que le hacía, debían comprobar si lo que decían los libros era cierto, así preparados con mascaras entraron el la casa casi todos parecían despreocupados, pero habían sucedido cosas muy extrañas y sin explicación en la casa y aun así entraron. Haciendo acopio de todo su valor entro de nuevo en la casa, y cuando encontraron la entrada al sótano y se prepararon para bajar algo cruzo su mente algo le decía que no bajase que algo malo iba a suceder, pero desecho sus malos presagios y descendió detrás de sus compañeros, pese a los ruidos del piso superior.

Hasta aquí todo fue bien, entonces sucedió algo para lo que no estaban preparados, la escalera no soporto su peso y se vino a bajo llevándoselos a todos menos a la única que debió hacer caso a los malos presagios, la caída fue terrible al ser el ultimo de la fila callo desde los mas alto de la escalera por culpa de los cuerpos y las tablas al caer sintió un dolor terrible en la pierna, en instantes una descarga de dolor subió desde su pierna hasta la cabeza, todo comenzó a girar a su alrededor y a oscurecerse hasta que cayo en la mas completa oscuridad, antes de perder el sentido lo último en lo que pudo pensar fue en que él era el medico debía mantenerse consciente para ayudar al resto pero por mucho que lo intento fue imposible y poco a poco perdió el sentido.

Smith ve que Bishop está sin sentido. Con la poca luz no se había fijado bien y se sorprende, pero vuelve a bajar la barra metálica y se acerca a socorrerle en lo posible.

Tras ayudar a colocar la mesa que Miranda había traído y viendo que el señor Smith asistía al herido doctor exitosamente, el detective decidió acercarse con cautela hacia la esquina del sótano donde se situaba el pequeño cuarto de madera.

Con el arma en una mano y la lámpara en la otra, tuvo cuidado de acercarse sigilosamente. Tras lo sucedido tenía los nervios a flor de piel y había perdido cualquier sensación de seguidad que pudiese tener con anterioridad. Podía suceder cualquier cosa, por inexplicable que fuese, tal como ocurrió el día anterior en el piso superior.

Se acercó a la estructura de madera y la examinó con detenimiento, así como la parte de madera de la pared.

Alumbrando con la lampara a los alrededores y a los pequeños muebles de madera, el señor Monroe trataba de rebuscar algún indicio o pista que se les pudiera escapar. Prefería hacer tiempo mientras el señor Stokes y el señor Smith se acercaban a la otra puerta, pues eran ellos los que tenían algún tipo de arma.

Smith miró a su alrededor, en busca de algún indicio o pista que pudiese serles útil. Buscaba también algún arma más, o algo que pudiese ser usado como tal. Visto lo ocurrido, cualquier precaución era poca.

Bishop no tardó en ser reanimado por su compañero, resultaba paradójico como en aquella casa los papeles se invertían: al ser los civiles los que ayudaban a doctores y a agentes de la ley. A continuación la señorita Thornton pudo posar un pie en aquel sótano, con la ayuda de sus compañeros, su presencia inmaculada contrastaba con la de todos sus compañeros polvorientos y sucios. Parecía un ángel en medio de toda aquella destrucción.

Tanto el ángel como sus polvorientos compañeros empezaron a rebuscar en la sala, unos buscaban pistas, otros conocer el entorno y otros algo que les ayudase a defenderse de lo que parecía una presencia demoníaca.

Los muros son de ladrillo parecían bastante sólidos y de contención de terrenos, el cuartito de madera donde entró Stokes no era otra cosa si no un depósito vacío que estuvo destinado a almacenar el carbón, aún queda la trampilla por la que se descargaba el carbón más esta está cerrada por clavos. Entre los trastos no parecía haber nada útil hasta que el doctor Monroe apartó una silla, bajo esta se encontró algo inusual... Se trataba de un cuchillo con una empuñadura cubierta de adornos y símbolos paganos. Su hoja por el contrario estaba recubierta de un óxido muy grueso.

El investigador hizo ademán de tomarla entre sus manos, entonces el cuchillo empezó a flotar lo que llamó la atención de todo el mundo... Entonces se dirigió rápidamente a Alan atravesando la carne sin problemas, sentís que aún sigue vivo y puede seguir atacando a vuestro compañero.

Miranda se adentró unos pasos en el sótano y observó cuanto la rodeaba con tanta curiosidad como cautela. Monroe no tardó en dar con algo interesante, un cuchillo, su hoja cubierta de óxido y el mango de runas y símbolos extraños. No hacía falta ser un genio para relacionar todas aquellas filigranas y detalles paganos con el culto al que, de repente, parecía que perseguían. Sin embargo, cuando el parapsicólogo se dispuso a agarrar la daga, Miranda sintió un ligero escalofrío. De inmediato la hoja reaccionó, apuñalando al hombre. 

—¡Dios Santo! —gritó, al mismo tiempo que tiraba hacia atrás de su compañero, intentando alejarle del filo. 

Aquel cuchillo volaba como,si lo sujetase una mano fantasmal. Alan quedó paralizado y no pudo evitar el primer corte del mismo que le desgarró la carne con aquella hoja oxidada. Rápidamente sintió el tirón que le dió la señorita Thortom desde atrás, para alejarlo del peligro. Sin embargo, el daño estaba hecho. Ahora sangraba abundantemente por la herida recibida y trataba de parar la hemorragia con la mano y la camisa, mientras buscaba con la mirada al señor Boshop, que era el que parecía más cualificado para ayudarle con aquello. No medió palabra durante un rato, debido al shock que le produjo la visión de aquel puñal movido,por una fuerza fantasmal.

Smith tuvo que parapadear varias veces, incrédulo.. El puñal flotaba.. SOLO. Si no lo estuviese viendo, no lo hubiera creído.

Sin perder un instante trató de golpearlo para desviar su trayectoria, pero se dirigió hacia Alan, hiriéndolo. Una vez que rebotó en la pared del ladrillo pareció quedarse quieto.

-Alan, ¿está usted bien? -no dejaba de mirar al cuchillo. Lo golpeó con un pie, pisándolo, antes de volver a hablar-. Presiónese la herida, y a ver si Bishop puede ayudarle. Los demás.. Andemos con mil ojos. Si nos atacan cosas flotantes, debemos tener los reflejos de un gato.

Aun medio atontado después del golpe y con un fuerte dolor en la pierna, solo pensaba en que las cosas no podían empeorar, pero como ya había aprendido varias veces y por las malas siempre. Uno no podía pensar en esas cosas ya que siempre empeoraban cuanto mas creías que estabas en lo peor y una vez mas volvió a suceder. Cuando por fin se empezaba a recuperar del golpe, y empieza a levantarse, de no sabe donde ve levantarse en el aire un cuchillo y apuñalar al pobre señor Monroe.

Tras recuperarse del sobresalto inicial se levanta y apoyándose en el bastón se dirige hacia el señor Monroe sacando fuerzas de donde puede, sin parar de lanzar miradas al cuchillo y al suelo por el que se esta moviendo mientras busca algo con lo que cubrirse del cuchillo o algo con lo que atrapar el cuchillo de ser necesario en caso de que lo ataque a él o a su paciente.

El cuchillo no tardó en volver a cruzar el aire mientras ignoraba la torpeza del doctor que en un futil intento de auxiliar a su paciente tomó una tapa y golpeó en el aire...