Partida Rol por web

El detective Stokes entró en la estancia y saludó sucintamente a las personas que allí se encontraban. Sentado, los contemplaba uno a uno mientras jugueteaba con su sombrero. ¿De qué va todo esto? -se preguntaba extrañado justo cuando se abrió la puerta y el misterioso señor Butch hacía acto de presencia.

Buenos días, señor Butch -lo saludó mientras le estrechaba la mano al entrar en el despacho. Rápidamente, buscó un hueco libre en la pared en el que apoyarse mientras escuchaba lo que el hombre tuviese que decir.

—Caballeros —se limitó a decir la señorita, acompañando el saludo con una sutil inclinación de la cabeza. 

La doctora llevaba un crucifijo colgado del cuello e iba vestida con una blusa y una falda larga, ambas de un negro que contrastaba con su propia palidez. De no ser por el caoba de su corta melena, cualquiera de los recién llegados habría jurado queen realidad se trataba de la figura de un retrato fotográfico. Sobre su regazo descansaban una gabardina beige y un pequeño bolso, que levantó un segundo para poder cruzar las piernas, mientras observaba con apatía a los hombres según entraban. Aunque su expresión y modales eran correctos, en su rostro se podía leer que llevaba un rato esperando. Sin embargo, se iluminó ligeramente cuando el señor Butch anunció las profesiones de los recién llegados. Pocas cosas podían reunir en un mismo despacho a un periodista, un policía, y una especialista en anatomía patológica. 

Conforme el señor Butch se presenta y saluda, Alan hace lo propio y realiza una serie de pequeñas reverencias con la cabeza, mientras mira a todos los presentes, y saluda al mismo tiempo.

- Caballeros... Señorita...

Esperó pacientemente a que fueran otros los que rompiesen el hielo en la sala. Después de todo, había quienes ya conocían al señor Butch, y por ende el cometido de la reunión, mientras que el era uno de los que había respondido al anuncio del periódico.

Jeff se atrevió a hablar de nuevo:

-Señor Butch, al citarme esta mañana veo que olvidó decirme que íbamos a ser más los reunidos. Entiendo que todos están aquí con motivo similar al mío.. Me intriga mucho saber por qué nos ha reunido. Yo mismo soy periodista, y por lo escuchado, hay una doctora -señalando a la señorita Thornton-.. Disculpen, pero de ustedes no conozco más datos que su nombre, aunque entiendo que han venido respondiendo a un anuncio en la prensa -añadió, al darse cuenta de que desconocía los motivos por los que Stokes, Monroe y Bishop estaban en la reunión. De nuevo se dirigió a Butch-..Ha hablado usted de una investigación.. Confieso que estoy en ascuas sobre por qué estamos aquí todos nosotros. 

Mientras se abría la puerta, el señor Bishop vio a todos los reunidos, y él que pensaba que solo se encontraría con un pequeño grupo de personas, pero no, había bastante más gente de la que esperaba. Tras reponerse del sobresalto, entro cojeando apoyándose en el bastón, había sido un largo día de trabajo. El sr Bishop vestía con un traje a la moda, muy bien confeccionado, en un color negro, con camisa blanca y corbata, llevaba un sombrero de copa y guantes negros, se detiene al cruzar la puerta y saluda retirándose el sombrero. – Buenos días tengan ustedes, señorita y caballeros, soy Mathew Bishop. Es un placer conocerlos-, dice mientras sujeta el típico maletín de médico en su mano izquierda junto al bastón.

Busca un sitio libre y se dirige hacia allí y coloca su maletín cerca de él y espera al sr Butch.

En cuanto entra el sr. Butch, vuelve a saludar de nuevo. – Buenos días sr. Butch.- Y sacando energías de donde puede, espera a que lo pongan en antecedentes.

-En efecto caballeros procederé a explicaros el por qué he reunido un grupo tan dispar. -Tras cambiar de postura en su sillón como buscando una posición más cómoda prosiguió con la explicación. -Verán, recientemente he adquirido una nueva propiedad, un activo inmobiliario en pleno centro de Boston. Dicho caserío perteneció antes a una familia, no recuerdo su nombre... Macario tal vez. Pero lo que me interesa y a vosotros por extensión es que esta familia Macario, estos tuvieron una estancia un tanto extraña que terminó en tragedia. 

Dejó un tiempo para que sus palabras penetrasen en el subconsciente de sus invitados

-Siendo francos había oído rumores al respecto, no creo en esas cosas, la verdad es que me sirvió para negociar un muy buen precio con la inmobiliaria. No obstante hay algo que me escama en la situación, una cosa es un asesinato, pero esto, no sé. El caso es que estos... Macario se trasladaron en 1918, en un principio las cosas iban todo lo bien que podrían ir, pero un año después el señor Macario sufrió un accidente, sí algo así me dijeron, y luego acabó internado en el hospital mental. Mala suerte, eso sí, pero el caso es que su mujer no tardó en seguirle. Hablaban de apariciones, de cosas extrañas y de una habitación en la planta superior.

-El caso es que necesito que investiguéis por mí el asunto, os gratificaré por supuesto, eso se da por descontado, os pagaré 20 dólares por cada día que tengáis que dedicar a la investigación más 100 extra una vez me confirméis que en efecto no hay ningún problema, ya sabéis habladurías de vieja, al final cabo son extranjeros, italianos creo. No me sorprendería nada de eso. -Tras aquella reflexión en voz alta sonrió dirigiéndose a sus interlocutores. -No me podrán negar que de no pasar nada podrían ser los 120 dólares más rápidos que habréis conseguido, el cómo os lo repartáis no es asunto mío claro está.

Si aceptáis empezaré proporcionándoos un adelanto de 50 dólares 

Cuando el señor Butch terminó su explicación, Miranda hizo el esfuerzo de ahogar una sonrisa sarcástica. Rumores y supersticiones, nada más que eso. Cuando uno pasaba día y noche hurgando en las entrañas de los muertos, el miedo a los fantasmas desaparecía por la fuerza de la costumbre. Estaba convencida de la existencia de Dios, pero sabía que no era esa la forma en que obraba. Y es que no había nada que deseara más en el mundo que la existencia de magos, brujos y fantasmas. Desde luego, simplificaría mucho su trabajo. 

Por un instante se planteó rechazar la oferta, pero recapacitó. La verdad, necesitaba alejarse unos días del departamento y de la morgue y, aunque nunca habría imaginado unas vacaciones como aquellas, parecía que el viejo señor Butch estaba dispuesto a pagarle por corroborar el diagnóstico de un loquero. Estaba decidido, pues. 

—Usted siempre ha sido un buen amigo de mi padre, señor Butch —dijo—, y le destrozaría enterarse de que su única hija le ha dado la espalda. Como ya le he dicho, puede contar conmigo. 

Stokes enarcó una ceja. Gesto que mostraba su falta de entendimiento acerca de la necesidad que tendría el señor Butch en buscar y contratar gente para que le investigasen la casa. Y todo por un matrimonio loco que seguro que había extrapolado las viejas y estúpidas historias de fantasmas de su país natal. En una cosa sí estaba totalmente de acuerdo con el señor Butch: iba a ser el dinero más rápido de conseguir en mucho tiempo.

- Señor, no sé qué favores se deberán el Sargento Clayton y usted. Yo estoy aquí por orden directa. Sin embargo, no voy a rechazar la oportunidad de conseguir un dinero extra a fin de mes. Cuente conmigo.

Seguidamente, extrajo de su gabardina un paquete de tabaco y unas cerillas. Tras ofrecer un cigarro al resto de asistentes, se puso uno en la boca directamente desde el paquete y lo encendió.  Esa primera calada y el humo saliendo de sus pulmones le ayudaron a calmar la impaciencia por ponerse en marcha de inmediato y solucionar esa "misión" lo antes posible. 

Quizás, para Alan, el dinero no era lo mas importante, pero aquello parecía un regalo caido del cielo y lo aceptaría sin dudar. Su curiosidad por investigar aquel suceso recorría cada fibra de su cuerpo. Se trataba de un nuevo misterio, que podrá investigar por si mismo y averiguar si se trata de algo "fuera de o común". Levanto la cabeza en busca del señor Butch y respondió a su pregunta.

- No he hecho este viaje para volverme con las manos vacías... También puede contar conmigo, señor Butch.

De tratarse de u. Caso paranormal, Alan estaría bien acompañado, si aquello entrañaba algún tipo de peligro, pues en la sala se encontraba tanto un detective como algún tipo de militar. Esos pensamientos calmaron sus miedos.

Todos los presentes aceptaban, y Smith apretó la carpeta que llevaba consigo. ¿Cosas paranormales? Eso pintaba muy bien en su mente.. El periodista, por la fuerza de la costumbre, era una persona apasionada en la creencia que lo terrenal suele ser el origen de muchos fraudes paranormales, aunque.. sí que hubo casos algunas veces que su mente racional fue incapaz de explicar. 

Habló por fin, para posicionarse:

-Yo he de decirles que investigué el pasado de esa casa por orden del señor Butch. Aquí traía mis informes del periódico, aunque las conclusiones ya las ha expuesto muy concisamente nuestro anfitrión en la reunión tras nuestra charla telefónica. Como ya le dije, señor Butch, el pasado de la casa me inspiró interés para escribir un artículo sobre su presente. Estoy de acuerdo por ello en que cuente conmigo también para esa investigación.

La cosa pintaba bien, todo indicaba que el trabajo sería sencillo, y quizás consiguiese acercarle a su objetivo, puede que esta vez si que estuviese cerca de encontrar las respuestas, no las que buscaba pero si unas que puede que lo acercasen a las que buscaba.

- Si, yo también estoy dispuesto a ayudarlo con su investigación. –

Bueno, le debían unos cuantos días en el hospital, no creía que esto les ocupase mas que unos días, quizás 3 o 4 y todo estaría listo para seguir con mi vida cotidiana.

-Supongo que podremos acceder a la casa para comprobar que todo esta bien, y deberíamos hablar con los anteriores propietarios, no soy un especialista en la psicología, pero si tengo unos conocimientos básicos y hablando con ellos puede que consigamos saber la verdad, puede que también sus vecinos puedan decirnos algo de ellos que nos ayude cuando hablemos con los señores Macario. -

-¡Estupendo! -Celebró el señor Butch. A continuación se dispuso a abrir un cajón en su cómoda del que extrajo una llave junto con un papelito -Aquí está la dirección, esta llave se me proporcionó en el momento de la compra, aunque me avisaron que podría no funcionar. Os digo lo mismo, tal vez necesitéis andar inspirados para acceder. No os preocupéis tengo las escrituras y tenéis todo mi permiso.

-¿Qué más me preguntaste? Ah sí, los Macario estaban internados ambos en el psiquiátrico de Roxbury, ese que está a las afueras de la ciudad. -Tras la respuesta se levantó misteriosamente y se dirigió a un lado de la sala, el crujido del movimiento de una llave desveló lo que hacía, no tardó en seguirle el cerrar de un cajón y otro nuevo movimiento de llave.

-Entonces si no tenéis ninguna pregunta más, aquí tenéis el adelanto, los 50 dólares prometidos.

La cosa era sencilla para Alan. El poder investigar un posible caso paranormal y que recibiera un pago por ello era mas que suficiente para ir a ver aquella casa. Cuando el señor Butch hubo ofrecido la llave, la dirección y el dinero, se levantó junto con el resto de presentes y aprovechó para tomar la iniciativa y presentarse formalmente a quien tenía más cerca. E este caso era Stokes. Por las palabras que mantuvo con Butch, tenía claro que podría tratarse de un militar o algún tipo de investigador. Le ofreció su mano y le sonrió al cruzar sus miradas.

- Señor... Mi nombre es Alan, Alan Monroe. No he podido dejar de oír las palabras del señor Butch con usted. ¿Pertenece a la policías o es militar?

Miranda extrajo una agenda de su bolso, y se perdió en ella por un largo minuto. Cuando volvió en sí misma, no se había dado cuenta de que el tal Alan estaba intentando presentarse al policía. Volviéndose, para que el resto pudieran verla bien allá donde estaba sentada, dijo: 

—Por proximidad, lo mejor sería que empezáramos por la casa, ¿no creen, señores?

Una mano enfrente de sus narices devolvió a Stokes de vuelta a la sala.

- Encantado señor Monroe. Como ya ha comentado antes el señor Butch, soy el detective Stokes y, efectivamente, pertenezco al cuerpo de policía -contestó el detective mientras correspondía el apretón de mano y se apartaba el cigarro de la boca.

Seguidamente, como contestación a la proposición de la señorita Miranda, espetó:

- Yo creo que la casa sería un punto perfecto para comenzar -con cierto tono irónico. Cambiando a un tono más serio continuó:

- No obstante, podríamos recoger los testimonios de los anteriores moradores para tener más información de primera mano. Como somos bastantes, y para aligerar la investigación, propongo dividirnos en dos grupos: uno que vaya a la casa directamente e inicie una investigación inicial y otro que les haga una visita a los señores Spaguetti. No creo que esto último lleve mucho tiempo, por lo que en seguida nos reuniríamos todos en la casa para proceder con la exploración a fondo. ¿Os parece?

Seguidamente, volviéndose hacia el anterior interlocutor:

- Señor Monroe, usted es psicólogo o algo del estilo si no me equivoco, ¿verdad? Quizás sería interesante que usted fuese uno de los que se acercase al psiquiátrico.

Sonriendo ante la invitación de Stokes, Monroe rió sonoramente. Al momento, pidió disculpas haciendo ademán con su mano y trató de responder al detective.

- Me confunde detective... Aunque he leído bastantes libros relacionados con el tema, la psicología no es mi especialidad. Soy licenciado en historia, especializado en historia antigüa y aficionado al ocultismo y a la fotografía. Me temo que tendremos que buscar a otro psiquiatra en la sala. Si es que hay alguien versado en la medicina moderna... Pero su idea me parece bien.

Le espetó al detective, mientras miraba a unos y otros, tratando de identificar a algún "matasanos".

- ¿Hay algún médico en la sala?

-Me temo que yo soy periodista.. Hombre de letras como usted, señor Monroe- Smith hizo una breve pausa-.Personalmente me parece bien la idea de dividirnos en dos grupos e ir a entrevistar a los anteriores propietarios. Creo que el señor Bishop fue el que mencionó que tenía conocimientos de psicología. Siendo así y si les parece a todos y a usted mismo, señor Bishop, podemos ir usted y yo a visitar a los anteriores moradores de la casa. Por supuesto, si alguien más quiere acompañarnos sería bienvenido.

Ambos grupos odrían reunirse más tarde e intercambiar conclusiones e impresiones sobre lo escuchado, así la investigación sería más ágil y completa, sin duda.

-Si, yo soy médico, no he estudiado psicología en si, soy cirujano, pero durante mis estudios he recibido nociones básicas sobre psicología. – Dijo mientras se levantaba y cogía su maletín. – Estoy a su entera disposición, quizás ellos nos aclaren un poco las cosas que les ocurrieron en esa casa y podamos encontrar una explicación, que agrade al señor Butch.-, así que si les parece bien a todos nos podemos como han dicho en dos grupos, así podemos adelantar el trabajo. -

-De acuerdo entonces. Los señores Smith y Bishop irán al psiquiátrico a ver a los anteriores inquilinos. El resto os esperaremos en la casa -dijo Stokes mientras se frotaba las manos y hablaba con el cigarrillo en la boca, dando prácticamente por finiquitada la reunión-. ¿Manos a la obra?