Partida Rol por web

 Viendo que los mequetrefes intentan de huir despavoridos, el guerrero los mira con desprecio y en lugar de atravesarlos con la espada golpea a uno con el plano de la larga espada que esgrime, más con desprecio y desgana que con ganas de dañar.

 - Salid de mi vista, guerreros de mentira, huid ante un hombre de verdad.

Dejo de tocar el laud y digo: Cacho de maricones, soltad a la doncella... Acto seguido me llevo la cerbatana a la boca y empiezo a disparar...

Al ver que no ve a nadie de utilidad en la sala, y que la cosa se lia cada vez más. Jan ve como el bardo suelta el instrumento y se dispone a disparar con su cerbatana, por lo que Jan cree que no seria mala idea sacar su maza y prepararse para su uso en cuando este listo.  Sigue pegado a la pared e intentando que no le de ningun objeto volador.

A donde piensan llevárse a la chica infames malandrines!!! Grita el elfo mientras que lanza un ataque contra el matón que tiene cogida a la chica.

 La espada se entierra en la espalda del matón, ocasionándole una terrible herida que salpica a mas de uno con abundante sangre

Zenobia al verse arrastrada por el quinteto de hombres, eleva sus piernas y apolla una de cada lado del dintel de entrada, haciendo que estos se claven en el lugar y no pudiendo moverla, uno quiere gritar algo, pero de golpe le aparece una espada que lo atraviesa de lado a lado y lo deja tentido sin vida.

Los demás les agarra un cruce de sentimientos entrecurazados, no lo conocían al mercenario caído, pero igualmente era un compañero. Un de golpe salta de bronca por un dolor que recibe en el cuello y un planazo de un arma que le adorna la espalda con una enorme marca roja. Este totalmente encabronado trata de pegarle con todas sus fuerzas en una de las piernas de la joven mujer sin importarle si estas se quebraban o que, pero la bronca lo ciega y termina pasando por encima del miembro extendido y realiza una cabriola que lo hace quedar sentado de nalgas en el piso.

Los demás optan por hacer más fuerza y sacar de ahí a la mujer antes que otro más termine como su compañero fallecido. Pero la terca desconocida hace que tres hombres se queden en su lugar, sin poder moverla siquiera. Uno vocifera y maldice al difunto que dio la loca idea de este plan y ahora lo lamenta.

Mientras que el resto de la posada sigue en un alboroto generalizado y todo es un pandemonio que seguro le costará muy caro al dueño del lugar.

 Viendo que los mariquillas esos siguen en sus treces pasa a atizar a otro con el plano de la espada de nuevo. Mirando con cierto desprecio al guerrero que ha traspasado a uno de los tipejos con la espada.

 Matando a traición, por la espalda, eso tampoco es de hombres, es de débiles fusilánimes.

 - ¡Plantad cara, mamones, o largaros, no mereceís ni el aire que gastaís!

Pero que demoni0os sanguijuelas, acaso no han entendido que sufrirán un final igual al de su compañero caido si no sueltan a esta bellisima dama!!! Aggghhhhh La rabia se desborda del Elfo, como un loco desenfrenado, de no ser por su baja estatura, su cuerpo agraciado y sus orejas puntiagudas, nadie creería que es un elfo.

La espada se abalanza contra uno de los matones que sujetaba a Zenobia, pero la rabia lo cegaba, tanto como para fallar en 2 intentos.

 Suelten a mi joven doncella!!!!... y vuelvo a disparar con la cerbatana...

Pues anclada como estoy a las jambas de la puerta, intento ahora concentrarme en una de las manos que me atenazan, e intento revolverme y morderla para que el dolor fuerce a uno de mis captores a soltarme.

Y ya no intentaba gritar, porque ya no servía de nada. Un grupo de fornidos caballeros estaba ayudándome para evitar que me secuestraran, así que me limito a intentar defenderme como buenamente puedo.

Jan ya no lo aguanta mas, y da un par de pasos hacia el maleante más cercano a la chica con su maza en la mano y con toda la rabia que tiene intenta asestarle un golpe.

La intención de Jan es la de intentar salvar a la chica de las manos de los estupidos villanos, mientras grita:

- Dejadla en paz os digo!!! agggghhhh!!!!

Tharas sin perder más tiempo, se decide a ayudar a el variopinto grupo que estaba socorriendo a la mujer en aprietos, pero parece poder defenderse sola. Se acerca al mismo que estaban ya atacando y trata de asestar un par de espadazos, pero estos pasan de largo cuando uno de los mercenarios se retuerce de dolor al ser mordido por la joven.

Cuando la desconocida intenta y logra morder a uno de los mercenarios, deja de hacer fuerza con las piernas y así estos sujetos logran su cometido de sacarla del lugar y llevarla finalmente a la calle. Pero con un compañero menos que terminó castigado por el incesante ataque de los defensores de la dama en peligro.

Los que todavía seguían en pie se detienen en seco y sueltan al instante a la mujer y se quedan quietos, comenzando ya a arrodillarse ante algo que nadie excepto la desconocida puede ver. El resto de las personas en la posada se estaba comenzando a calmar al haber menos peleas porque falta de contendientes, muchos tirados inconscientes en el piso.

Notas que un hombre con ropas similares a uno que atacó con una maza se sitúa sobre el que fue atravesado por la espada del elfo y comienza a decir unas extrañas palabras, supones que son rezos o una plegaría.

Cuando te sacan a pesar de tus esfuerzos a la calle, vez delante tuyo una docena de guardias con lanzas en la mano en una fila uniforme, con un escudo en la otra y un grupo de seis ballesteros detrás que apuntan al grupo que salió. Detrás de todos ellos vez lo que vendría a ser un hombre entrado en años con una armadura de mucho mejor calidad sin lanza y con una postura firme y segura. Ni le hizo falta hablar para que los mercenarios que te estaban sacando a rastras se comiencen a arrodillar.

¿me han soltado?