Partida Rol por web

Se aproximó despacio a la traumatizada cabra que quedaba y la desató del árbol. Estaba demasiado dolorido para encargarse del pastoreo, pero sabía que si no la llevaba los demás trasgos empezarían a hablar sin parar de quién se ocuparía de la cabra. Y eso era mucho peor... Sus oídos se habían taponado con la presión que ejerció el oso en su cráneo y cada sonido martilleaba su sien. No había opción: o llevaba él la cabra o tendría que aguantar el dolor de cabeza. En un momento como éste, el poco hablador Thok se convertía en el snaga más agradable con el que estar.

Bien, buscaré un sitio para descansar pero es una verdadera lástima dejar aqui la piel del oso nos dará mucha gloria y muchas.. atenciones dice en un tono de vicioso al tiempo que piensa en las hembras cuando lleguemos al poblado

Tras una última mirada anhelante al cadáver pasea su vista por el territorio que les rodea en busca de algún tipo de refugio.

Lo tendremos más difícil que la otra vez... no hay sitios apropiados cerca..

Quizás así tenga tiempo para desollarlo... mientras ellos descansan por aquí cerca

 El olor a sangre y a bestia apesta en la zona, el cuerpo de la enorme bestia yace tumbada en el suelo, sin vida cuando el grupo empieza a moverse en busca de un refugio en el que descansar.

 Justo cuando el maltrecho grupo de snagas se aleja de la zona de la cueva sentís unos rugidos... ¿lastimeros?. Que provienen del interior de la cueva, cuando os giraís, ya metidos entre la espesura, veís como el oso que estaba dentro de la cueva, al que saciasteis con una cabra, sale fuera para ir hacia el cuerpo caído a base de flechas, cortes, golpes y pedradas. Olisqueándolo y emitiendo apagados rugidos que se podrían describir como de pena.

Cuando escuché a la otra rata me giré rápidamente y puse el hacha en alto, dispuesto a seguir luchando a pesar de que no podía ni con mis propios huesos, pero como vi que no venía a atacarnos me quedé quito mirando la escena.

- ¿ Por qué ruge si no nos quiere comer?

No entendía demasiado, pero en vista de que no iba a darnos problemas continué la marcha, aunque girándome de vez en cuando para mirar a nuestras espaldas, no se lo fuera a pensar mejor y nos atacará a traición.

¿Y qué hay de ese sitio de allí, arquero? ¿No sería un buen sitio para acampar?

Siomorang señaló un saliente a lo lejos, en lo alto de la montaña. Sin duda era un lugar libre de ataques de depredadores, pero les costaría la vida una caída trepando tan arriba. La idea resultaba a todas luces una gigantesca imbecilidad.

O podríamos cargarnos al oso que queda y descansar en su osera. Porque si no vamos a matarlo, ¿porqué quedarnos tan cerca de él en vez de alejarnos para estar más seguro?

Mirad que si me persigue no estoy en condiciones de correr muy rápido...

- ¿Y porque no nos alejamos más de este lugar? No me parece buena idea acampar cerca de un cadáver, y encima tan grande. Y no creo que sea conveniente enfrentarnos a otro oso de esos ahora mismo. Miró a sus compañeros, que no hacían precisamente buena cara después del intenso combate con la bestia.

- Vamos Grolm, llévanos un poco más lejos. Algún sitio tiene que haber... Hizo la intención de emprender la marcha, a la espera que los demás continuara, y que el explorador asintiera.

Ya volvíamos de nuevo a estar igual, discusión para un lado y discusión para el otro y ahora, no parecía que se fueran a callar si volvía a matar a una rata cornuda, así que solté un pequeño gruñido en el que decía algo imcomprensible, aunque casi sonaba a " me vais a sacar dolor de cabeza " y con el humor que tenía, dudaba que aquello fuera una buena idea.

Me habían aborrado la armadura, me habían dado el abrazo más fuerte de toda mi vida, y me dolían incluso donde quisiera que estuvieran los huesos atados al cuerpo, pues casi me los rompen todos, así que lo último que se apetecía era escucharles, pues cuando más estuvieran discutiendo más tardaríamos en descansar.

Al final, un poco aburrido y más aún malhumorado hablé.

- Seguid caminando o nos paramos pero como no dejeis de discutir os llevo del cuello a alimentar al que queda vivo..

Siomorang, sabiendo que no estaba en muy buenas condiciones, empieza a andar siguiendo la falda de la cordillera. No tira del ganado, prácticamente es el ganado el que tira de él.

Si al oso le da por comer algo más que nuestra difunta cabra, mejor interponerlos en medio para dejarme a mí lo más alejado posible.

Caminó para tener al oso bien atrás, pero compartiendo el temor de la cabra que les quedaba de que algún día podrían acabar sus días en el estómago de la viuda osa.

A ver si más para delante hay alguna otra formación cavernaria como ésta, y así ya conseguimos la parte de piel ratuna que nos falta.

Esta bieeeeeen... alejémos un tanto más accede al tiempo que echa a andar. Al caminar, más por costumbre que por ganas de abandonar la piel del oso, examina el territorio en busca de un posible refugio Sin embargo no creo que encontr.. se corta a media frase cuando sus ojos se posan en una zona que sin duda tiene buena pinta

Bueno, eso podría valer... y señala hacia un lugar que antes les había pasado inadvertidos No creo que los carroñeros nos molesten ahí, a pesar de no estar demasiado lejos del cadáver y la cueva..

jiji y con un poco de suerte mientras Akrate y el nuevo buscan las setas mañana THok y yo podemos despellejar a la osa... las hembras nos adorarán!

 Finalmente el pequeño grupo de trasgos encontraron una gran grieta en la pared rocosa, tras unos matorrales espinosos. No era el mejor sitio, pero por lo menos les abrigaría del viento, y era un lugar en el que podrían permanecer ocultos en caso de que pasaran alguno humanoides.

Según llegamos al nuevo punto de " acampada " me senté en el suelo, pero la cabeza me pesaba demasiado para mantenerme derecho y antes de incluso intentar buscar algo que comer, estaba tumbado en el suelo con mi enorme hacha apoyada sobre mi pecho y bostezaba de forma incluso grotesca allí  " espanzurriado ".

- Despertadme luego.. - Dije como queriendo que me despertaran para hacer las guardias pero demasiado cansado como para mantener los ojos abiertos más tiempo.

Y así, los cerré y tras estirar mi cuerpo de forma que me sonaron todos y cada uno de mis huesos y articulaciones, me quedé totalmente dormido, roncando y sujetando mi hacha con ambas manos.

Akrate se sentó en una roca que emergía del suelo, y observó aquel improvisado campamento. - Supongo que servirá. El acólito de Lerb estaba cansado por el viaje, la lucha y las emociones, pero no tanto para quedarse dormido en el acto.

- Yo haré la primera guardia. Prefería ser el primero en el turno de guardias,pues creía que era el más seguro, ya que la oscuridad no estaba tan avanzada. - Ya os despertaré cuando toque al siguiente. Dicho esto, sacó una ración de viaje de su maleta, y empezó a comer. Estaba bastante absorto en sus pensamientos, y acabó de devorar la cena con relativa rapidez. Tenía algo que hacer, y quería hacerlo cuanto antes. Pero antes saboreó el momento de calma.

Una vez hubo concluido la cena, sacó de la mochila, un fardo hecho con un viejo trapo. Lo desplegó cuidadosamente, y miró lo que contenía. Era el musgo que habían venido a buscar. Estaba algo maltrecho, y lo necesitaban en las mejores condiciones posibles. Se concentró unos instantes, y sacando unas pequeñas bolitas que llevaba en una bolas del cinturón, las estrujó entre sus dedos hasta que se descompusieron como polvo, mientras musitaba unas palabras en voz baja.

Quería probar si aquel hechizo que había aprendido tanto tiempo atrás tenía algún efecto beneficioso sobre el musgo, y lograba restaurarlo.

Siomorang ató a la cabra a un árbol y se tumbó sin probar bocado. Ya tendría tiempo de comer durante su turno de guardia. Ahora mismo, si tomaba un sólo bocado, le sabría a sangre. ¿Tal vez el oso le había partido alguna costilla?

Recapitulemos: un tajo de hacha en un hombro, un desgarramiento por águila en el otro hombro y ahora una lesión interna por ataque de oso. Siomorang se estaba convirtiendo en un remiendo de trasgo, y el pis mágico de Akrate no era lo suficientemente poderoso como para cerrar completamente ninguna de las heridas.

Yo también voy a dormir.

 El reducido grupo de trasgos se tumbaron al abrigo de la grieta rocosa, resguardados por el denso matorral. Los dos guerreros, Thok y Siomorang, estaban exhaustos, el viaje y los dos encuentros con la fauna local les había pasado una gran factura. Pero por suerte parecía que se recuparaban bastante bien de los achuchones del terrible oso que ahora servía, muy posiblemente, de cena para algunos carroñeros.

 Mientras los guerreros intentaban descanasar y recuperarse, Akrate uso parte de sus conociminetos enseñados por Lerb y esparció el polvo de por el musgo estropeado en parte, poco a poco el musgo fue recuperando su frescura y la parte dañada se recontituyó. Todo un éxito.

Akrate se sintió satisfecho ante su logro. Con cuidado volvió a envolver el preciado musgo en el trapo, y lo guardó en su mochila.

Estuvo unos minutos en silencio, escrutando la oscuridad. Se levantó con cuidado, y se alejó unos pasos del campamento. Se fijó que sus compañeros durmieran, y que no vieran lo que estaba haciendo, como si estuviera a punto de perpetrar algo ruin y malvado. Cuando estuvo seguro que nadie lo miraba, sacó su miembro del pantalón. Ya que los demás no querían que los curase con su pis mágico, decidió engañarles. Un engaño bien intencionado, para que no fueran tan reticentes a que les sanaran. ¿De que servía un sanador, sino podía hacer su trabajo? Así que concentró la poca energía que aun le quedaba, y orinó en una venda limpia.

Se acercó a Siomorang, que dormía profundamente, y le frotó la venda mojada por las heridas que tenía medio abiertas. Akrate quería comprobar si aquel método tendría el mismo resultado beneficioso, que si orinaba directamente.

Una vez hubo enjuagado las heridas, volvió a su puesto de vigilancia. Esperó a que las horas pasaran, y cuando fue el momento, se dirigió hacia Grolm. Ya que era el que presentaba menos heridas, y necesitaba menos descansar.

- Compañero, te toca hacer guardia... Mientras sacudía al explorador.

Cuando este se desperezó, Akrate se acomodó como pudo, dispuesto a tomar un reparador sueño.

 La guardia de Akrate pasó, o así lo creyó y despertó a Grolm para que le relebara para poder descansar él mismo. Dejando que los guerrero descansaran y se recomponieran cuanto antes de sus heridas y el cansancio del duro día que habían tenido.

Grrr.. gruñe e intenta ponerse de medio lado cuando nota que le sacuden, no es que estuviese especialmente cómodo en aquella estrecha grieta pero sí estaba soñando con cosas que no quería dejar.. Sin embargo, al final acaba por abrir los ojos aunque un tanto malhumorado

Ya voy... se estira lo más que puede para desperezarse seguramente habrá estado despistado pensando en cosas raras de las suyas... pero mejor preguntar has visto u oído algo fuera de lo normal?, se acercó algún carroñero? mientras habla se incorpora lentamente y se acerca a donde tienen las provisiones para coger algo con lo que calmar a su ruidoso estómago.

- La verdad es que no, todo ha estado muy tranquilo... Logro pronunciar, mientras se acomodaba como podía antes de caer rendido, por los nervios y el cansancio.

 Las guardias pasaron tranquilas. Al parecer no había otros depredadores cerca pues el animal ese, oso os dijo que se llamaba Grolm, debía ser lo más peligroso de la zona y debía mantener otras criaturas de gran tamaño alejadas de su guarida.

 Tan solo algunos sonidos lejanos os llegaron, posiblemente algunos carroñeros que se disputaban el gran manjar que les aguardaba.

 Los cuerpo estaban descansado y el tiempo apremiaba, era el momento de ponerse de nuevo en marcha...