Partida Rol por web

¿Ratas cerca, decís? Tonterías... No sé cómo sois capaces de escuchar la llegada de esas supuestas ratas si el viento no para de ulular a ráfagas-dijo, confundiendo el aire con los aullidos.

Si queréis, podemos buscar una roca plana a la que subirnos para que las ratas no nos roan las canillas. Ponemos a la cabra en el centro y esperamos a que las ratas se vayan.

Siomorang lanzó miradas intermitentes al suelo de las cercanías en busca de pequeños roedores.

Paranoicos, ni una sola rata...

Al escuchar los primeros aullidos se autoconvence de que los lobos no van a por ellos y que podrán seguir pacíficamente su camino. Pero al escucharlos ya más cerca y desde distintas posiciones la realidad se hace patente..

Estaba claro que no podía ser fácil...

Parece que son muchos y hambrientos... en este terreno no podremos sacarles ventaja así que sí, será mejor que busquemos un buen sitio en el que hacernos fuertes y resistir el ataque. Debemos cubrirnos la espalda, si nos rodean los lobos... deja la frase sin acabar aunque su cara deja bien claro lo mal que acabarían si fuesen rodeados.

 Viendo que el escapar tan fácilmente de los lobos puede ser demasiado complicado, por lo menos el grupo se busca un lugar más favorable donde palntar cara a las fieras.

 De este modo, a paso rápido y liderando la marcha Grolm, los trasgos se van moviendo rumbo noroeste, donde el guía os comenta que por esa zona hay una zona menos escarpada, como el enorme lecho de un lago de reseca arcilla amarillenta salpicado por isletas de matorrales.

 Acompañando la marcha de los snagas, el aire va trayendo el sonido de varios aullidos, repartidos por diferentes puntos del paisaje, siempre fuera de vuestra vista. Tras lo que os parece una eternidad, os vaís percatando que paulatinamente el paisaje va cambiando, dejando a trás los escarpados peñones para pisar un lugar más llano de una arcilla mezclada con pequeñas piedrecitas, con importantes zonas de denso matorral, como si formaran pequeñas islas en un mar de arena. Para cuando esto sucede los aullidos son muy cercanos, camuflados sus propietarios entre las isas de matorrales que os había dicho Grolm y a vuestras espaldas...

Perdíamos la protección de las montañas y quedaríamos más expuestos, eso era lo que estaba viendo y no me gustaba demasiado, porque las ratas seguían aullando y ya casi era como escuchar un " tengo hambre y en cuanto pueda te arrancaré un brazo de un bocado ".

Al menos, estaba acostumbrado a las largas caminatas y las largas horas de guardia, a fin de cuentas, ya no me acordaba de cuánto tiempo llevaba siendo uno de los guerreros de la ciudad, aunque esto tampoco es que fuera demasiado raro porque prácticamente no recordaba lo que había hecho hacía tan sólo una semana.

Allí, en mitad de ninguna parte al descubierto, mi cabeza se levantó hasta los matorrales de los que provenían los ruidos y entonces sonreí, pues era mejor saber donde estaban que no que tan sólo nos acecharan sin más, aunque eran una manada de ratas, de eso no tenía duda.

- Están ahí, pero seguramente halla alguno a nuestra retaguardia. Cazan juntos..

No me aceleré a cargar simplemente por el hecho de que no tenía visibilidad tras los matorrales y no estaba tan enfadado como para no poder imaginar que quizás fuera el borde de un agujero o alguna cosa similar.

La marcha forzada en la que se habían embarcado había dejado exhausto al pobre Akrate. Resoplando y apoyándose sobre sus rodillas, intentaba mantener la vista centrada ante el inminente ataque de sus perseguidores.

Estaba demasiado cansado para enfrentarse a sus enemigos, así rebuscó en su bolsa de componentes, y extrajo un puñado de tierra parduzca. La lanzó al viento, y murmuró una extraña letanía.

Tenía la esperanza de que funcionara, y le protegiera de las bestias.

Siomorang aguantaba bien el ritmo. Sin embargo, por detrás de él, los jadeos eran casi sexuales. Al echar un vistazo atrás y ver al matasanos con la lengua fuera, pensó en burlarse de él. Pero en esto Akrate hace algún tipo de rito desconocido.

¿Qué has hecho, matasanos? Ese ritual ha sido curioso... Lo desconocía. ¿O es que simplemente te has dado cuenta de que llevar todo este tiempo una bolsa con tierra era cargar con un peso innecesario?

Akrate miró a Siomorang de reojo cuando este se dirigió a el. Estaba intentando recuperar el aliento, y no tenía ganas de entablar una conversación, así que hizo caso omiso se las preguntas.

Si sobrevivían a aquel desdichado encuentro, ya tendría tiempo de darse aires de grandeza. De momento otras preocupaciones le ocupaban la cabeza, como sobrevivir.

El descenso por la ladera pedregosa no había sido precisamente sencillo con tanta caída y aún notaba la cabeza algo tonta por culpa de las nubes de la seta extraña. Sin embargo, la tensión de verse perseguido es suficiente para que se le vayan todos los males.

Maldición, ahora viene terreno llano! aunque Akrate no jadease así seguramente nos ganarán terreno a cada paso No parecía posible pero ahora Grolm aún está más tenso y preocupado que cuando bajaban por la ladera y no deja de buscar un buen sitio en el que defenderse

No podremos seguir a este ritmo mucho tiempo y en este terreno acortarán la distancia rápidamente. comienza a hablar aparentemente tranquilo pero la fuerza con la que agarra el arco (y algún que otro gallito nervioso) desmiente su actitud Hay que buscar un sitio que podamos defender

 Al final llegó el fatídico momento que ninguno de vosotros quería... el avistamiento de las figuras que emitían esos aullidos escalofriantes.

 Varias criaturas aparecieron, tan grandes como vosotros, figuras cánidas delgadas, de espeso pelaje pardo grisáceo, apareciendo por diferentes puntos de vuestro campo visual, estrechando un cerco alrededor vuestro. Atrevidos y desafiantes os muestran sus bocas repletas de amenazantes dientes. Por encima de todos destaca la figura poderosa de quien parece ser el macho alpha de la manada de caza, contemplandoos con cierta inteligencia en sus ojos.

 Sin perder tiempo el poderoso macho se lanza en carrera contra el trasgo que tiene el largo bastón curvado, que puede herir a distancia...

 La feroz fiera se abalanza encima del explorador trasgo, incapaz de eludir la dentellada de la bestia, que se cierra en su rodilla, arrancándole un grito de dolor (-5 pv) y tirando de ella para derribarle...

 Parece ser que los otros lobos no tienen tanta prisa para lanzarse encima vuestro.

Uf, menos mal que han aparecido esos lobos. Ahora seguro que su presencia ha ahuyentado a las ratas y no las vemos por aquí. ¡Alabado sea Maglubiyet!

Siomorang vuelve su puño de piedra. Necesitará toda la fuerza posible si tiene que luchar con una mano ocupada en la correa de la cabra.

He dicho: alabado sea Maglubiyet. Y vosotros debéis decir... Oh, bueno, es igual. Dejemos para luego la cataquesis.

Ante la envestida de la enorme bestia, Akrate tembló repentinamente como si le hubiera recorrido un escalofrío. Solo de imaginarse entre las fauces de aquel lobo, le hizo encogerse instintivamente sobre si mismo.

Aun se sentía fatigado, y sus piernas no le respondían como le hubiera gustado, así que rebuscó otra vez en su saquito, y extrajo una concha de caracol, seca y vacía. La estrujó entre sus dedos, mientras murmuraba algunas palabras en voz baja.

No había ninguna duda de que sus acciones eran algo ruines, pues en lugar de ayudar a sus compañeros, el cobarde goblin, solo se preocupaba de él mismo. Y es que no le apetecía nada acabar en la panza de aquellos lobos hambrientos.

Ah no!, eso no! le grita al lobo... como si le fuese a entender No me vas a tirar! a pesar de las palabras de Grolm, la bestia logra arrastrarl al suelo donde, sin duda, será una pesa fácil para el depredador. Consciente de que la presencia del lobo le impedirá usar el arco, no tarda en desenfundar su cimitarra con la mano libre para enfrentarse a su enemigo.

Ahora verás!, me has hecho enfadar... continúa con sus pullas al tiempo que esgrime la cimitarra intentando hundirla en el cuerpo del lobo. Sin embargo, éste se echa a un lado en el último momento y lo que podría haber sido una profunda herida queda en un corte superficial...

 La bestia que se abalanzó sobre Grolm logra derribarle y dejarlo a su merced a pesar de que el trasgo, resignándose a abandonar, lanza un ataque con su acerada cimitarra, logrando traspasar el pelaje de la bestia, pero esta permanece, amenazante.

 Cerca de la escena, Siomorang, tras pronunciar unas palabras arcanas, siente como se le endurece el brazo derecho, mientras mantiene aferrada las correas de la cabra que transporta tan preciada mercancía. Akrate, jadeante aún por la larga carrera, no duda en lanzarse protecciones... muerto no le servía de nada a nadie.

Aquello se ponía interesante aunque " el otro " acababa de dar con todos sus huesos en el suelo y había demasiados como para perder a un posible combatiente, o desde mi punto de vista, a alguien que pudiera entretenérmelos mientras yo les pegaba.

Sin pensármelo dos veces, salí corriendo para cargar contra la rata que estaba junto a mi compañero, con una de mis cargas feroces, y así tratar de deshacerme del primero de ellos, esperando que el otro pudiera aprobecharlo y ponerse en pie sin que le metieran un mordisco de esos que te arrancaban medio brazo, porque había que reconocer que esas ratas eran un poco grandes y babeaban demasiado.

- GRRR PUTAS RATAS PELUDAS!! VENID AQUÍ!!

 Si muchas ceremonias Thok se lanza a por el lobo que ataca a Grolm, blandiendo el hacha con fuerza y ganas. La espera, la angustia de no saber cuando aparecerían, unido a la marcha forzada de las últimas horas han ocasionado que el trasgo las libere en un fuerte ataque descendente contra la primera cosa que estaba a su alcance (-13 pv). Pero parece que el líder de la manada aguanta el fuerte impacto mostrando unos blancos colmillos

 Finalmente la manada se lanza contra los trasgos.

 El que parece que vaya ha recibir la peor parte es Thok, sobre quien se le abalanzan dos lobos a parte del macho. Una de las fieras muerde sin causar daños parte de la armadura azulada que porta el guerrero, pero la otra logra clabar los dientes en la base del cullo, incando con fuerza los colmillos (-10 pv).

 A su lado uno de los lobos se lanza con fiereza contra el caído Grolm, que a pesar de sus reflejos y protecciones, no alcanza a eludir una dentallada (-5 pv).

 Cerca de la pareja de trasgos, Siomorang reacciona presto ante dos de los cánidos que le atacan, sus destrezas como guerrero le permiten desviar con gracia a uno de ellos, pero el otro aprovecha el momento para clavarle los dientes allí donde la piel empieza a transformarse en dura roca (-5 pv).

 Finalmente, ante unos momentos de confusión una de las bestias se lanza contra el menudo Akrate, el ataque es atroz, en medio de un salto para lanzarse contra la cabeza del infermero, una especie de etérea barrera azulada aparece desviando las fauces de la criatura hacia el hombro en lugar de al cuello (-4 pv).

 Thok viendose desvordado por las fieras que le asaltan por la espalda, descuida unas décimas de segundo su atención sobre el líder de la manada, la fiera no perdona y le lanza una dolorosa dentallada al muslo, provocando gran dolor (-10 pv).

 A pesar de los intentos de la jauría por derribar a los trasgos, los esfuerzos de estos fueron infructíferos, pues a pesar de que en un primer momento perecían enclenques y desnutridos, por lo menos Simorang se mantene en pie, expulsándose el lobo como si fuera una mosca.

 Más impresionante fue Thok, que atacado por delante y por detrás, por dos terribles fieras logra mantenerse en pie mientras las ruge incluso por encima de los gruñidos de los animales. Volteando la pesada hacha para ser blandida de nuevo.

 El fatigado Akrate poco puede hacer ante la férrea presa del cánido que le ataca, cayendo al suelo a merced de la fiera.