- ¡Todo mentiras! ¡Eres una deshonra! Que el Líder se apiade de ti, maldito traidor…- Te acusa antes de dar media vuelta y marcharse por la puerta.
Desolado, me volví a tumbar en la cama, roto tanto por dentro como por fuera. Si de verdad Nikolai había muerto, pronto me reuniría con él, pues no veía escapatoria al consejo de guerra que seguramente se abriría contra mí y en el que seguro me condenarían a muerte.
-Su puta madre...
No haces más que darle vueltas a la cabeza, repasando lo que ocurrió aquella noche…Esa misión…Esa emboscada…¿Por qué? ¿Os estaban esperando? ¿Había alguien en realidad? ¿Quién hizo explotar los explosivos? ¿Y los que os asaltaron en el bosque?
La rabia comienza a inundar tu sangre y los latidos del corazón se aceleran. Aprietas los dientes al recordar al sargento Nikolai…¿Por qué joder? ¿Por qué?
De repente comienzas a tener fuerzas…Coges aire con fuerza y te levantas de la cama…Maldices mientras te arrancas la vía del gotero...
Recuperas suficientes fuerzas para realizar las acciones que consideres oportunas.
Eché un vistazo por la habitación en busca de algo, no sabía muy bien el qué. Estaba ciego de furia. Golpeé la cama con las pocas fuerzas que tenía, y se desplazó varios metros hasta chocar contra la pared armando un tremendo jaleo. Abrí la puerta de la habitación y esperé tras ella a que alguien viniera a investigar, esperando para agarrarle por sorpresa y ver si soltaba prenda. Por las buenas o por las malas.
Escondido detrás de la puerta esperas a que aparezca alguien. Tras unos segundos aparece un joven soldado confederado, que mientras observa la habitación, no es capaz de reparar en ti. Con gran habilidad apareces a su espalda, pasas el brazo por su cuello y le reduces para imposibilitar sus movimientos.
Ahora está sometido ante ti.
-Shhh... Levanta la voz y estás muerto -le dije al oído- Te lo aseguro, yo ya estoy condenado, otra muerte a mis espaldas no significará nada...
Apreté con algo más de fuerza su cuello, con cuidado de no dejarle inconsciente, antes de seguir hablando.
-¿Dónde está NIkolai? ¿Quién está organizando todo este jodido teatro, y por qué nos ha elegido al sargento y a mí como sus marionetas? ¿Es todo cosa de Blistov, o hay alguien más en el ajo?
- No…No lo sé.- Te responde, temblando.- Sólo soy uno de los que te vigilan…No sé nada...
¿Ayudaría alguna tirada o realmente no sabe nada?
Realmente no sabe nada sobre lo que le preguntas.
Abrí la puerta con una pierna sin soltar a mi nuevo rehén. Estaba dispuesto a llegar hasta el final. Me importaba una mierda el ejército, su gente, sus normas, sus conspiraciones, incluso me importaba una mierda mi propia vida, pero Nikolai había significado algo para mí. No solo fue el primer hombre en ganarse mi respeto, si no que llegó a ser una especie de tutor, de maestro, el padre que nunca tuve.
-¡BLISTOV! ¡QUIERO LA VERDAD Y LA QUIERO AHORA! ¡NO PIENSO CAER EN ESTA PUTA TRAMPA! ¿DÓNDE ESTÁ NIKOLAI? ¡¿POR QUÉ ÉL?!
No sabía si mi voz llegaría hasta él, pero al menos atraería la atención de algún otro oficial.
Al asomarte al pasillo ves a una enfermera huyendo mientras que en dirección contraria se acercan a ti otro soldado y un cabo que comienzan a desenfundar sus armas reglamentarias. No parece estar Blistov en el pasillo.
-Díganme qué está pasando -alcé una mano hacia ellos, con la palma extendida hacia abajo, indicando que no desenfuden sus armas, pero asegurándome a la vez de estar bien cubierto tras mi escudo humano- o traigan a Blistov, y este hombre vivirá.
- ¡Está usted bajo arrestro!- Te grita el cabo.- ¡Suelte a ese hombre!
Ambos soldados te apuntan con sus pistolas.
-¡Ya estaba bajo arresto, idiotas! -procuro no moverme demasiado y acercarme muy muy lentamente a la puerta de la habitación por la que acababa de salir, por si la situación se me iba de las manos y empezaba un tiroteo poder atrincherarme dentro- ¡Haced lo que os digo!
Tras un rato intercambiando gritos, aparece el teniente.
- ¡Suéltale Darrell!- Te ordena.- ¡No podrás escapar de aquí! ¡Te llevaré a rastras al Líder si hace falta para que se haga justicia!
-Soy hombre muerto, Blistov. Amenazarme con más muerte no te valdrá de nada. Pero al menos merezco una explicación. ¿Por qué colaborasteis con el enemigo? ¿Cómo vaciásteis aquel sitio para tendernos la trampa? Y sobre todo, ¿Por qué nosotros? ¿Por qué la unidad de Nikolai? Me importan una mierda los motivos políticos que os llevaran a volar aquello, sólo quiero saber por qué nosotros. ¿Fuimos sólo las cabezas de turco por casualidad?
Mi tono no era precisamente discreto, así que cualquiera que pasara por allí y me escuchara y no tuviera ni idea del tema (me imaginaba que seria un chachullo de los altos cargos del que poca gente estaría al tanto), al menos ya tendría algo en qué pensar.
- No intentes convencernos con tus mentiras Darrell.- Te dice.- Siempre fuiste un carnicero..Esta vez se te fue de las manos y perdimos muchos buenos hombres por tu culpa.
Velozmente te asomas al pasillo y observas como los tres hombres avanzan muy despacio hacia la habitación.
- No existen trampas ni conspiraciones…Eso sólo está en tu cabeza.- Asegura.- Cumplimos la misión, pero con un coste demasiado alto. Tanto que el Líder no puede consentirlo...
Deja unos segundos de silencio.
- Quizá en el consejo de guerra acepten que necesitas tratamiento médico, pero si no sueltas a ese soldado me veré obligado a abatirte, desoyendo las órdenes que nos han dado.
Durante toda la conversación notas que la voz de Blistov no titubea y habla tranquilo y con seguridad. Comienzas a pensar que es posible que diga la verdad...
Aquel cabrón parecía decir la verdad. ¿Estaba realmente loco? No, era imposible. Debía venir de más arriba, mucho más arriba. Blistov no era más que una marioneta, ajeno a los planes de las altas esferas. Nikolai había jodido a alguien importante, y se lo habían quitado de en medio. Y yo, por supuesto, era la cabeza de turco.
¿En qué planta estoy? ¿Es viable intentar una huída por la ventana? Escapando del hospital al estilo Machete xD
-¡Antes morir que entregarme, Blistov! ¡Tan sólo dime si Nikolai sigue con vida, y por qué fuimos nosotros los elegidos del complot! ¡Sólo eso, y no volveréis a verme, perros del Gobierno!
No, no volverían a verme. Porque su muerte sería lenta y dolorosa, pero me aseguraría de que no fuese mi rostro el que contemplasen, si no el de Nikolai.
Espero su reacción antes de empezar la huida.