Partida Rol por web

Normas de la partida

• Solo se permitirá a mayores de 18 años por motivos evidentes.
• No se permiten VIPs, pero se dejarán aquellos que ya estaban en la partida y seguirán sin poder acceder a las zonas donde puedan desvelarse cosas de la trama.
• Las imágenes para los personajes deben ser reales.
• Se permite añadir imágenes en los relatos siempre y cuando lo acompañen, pero nada NSFW. Recordemos las normas de la comunidad al respecto.
• El ritmo de mensajes es alto, de mínimo 1 post diario. A los 3 días de inactividad, el jugador recibirá un aviso. De repetirse o no responder al aviso, será expulsado de la partida. Podrá ser readmitido si las causas de ausencia eran de fuerza mayor o si se compromete a mantener el ritmo, pero tras una segunda expulsión no habrá opción de volver a la partida. Una semana de inactividad resulta en expulsión.
• Todo aquel que esté interesado en participar, deberá enviarme un mensaje privado con la siguiente información:
  - Nombre del personaje
  - Edad
  - Puesto a ocupar (prostituta, cliente, etc.)
  - Imagen (real)
  - ¿Qué le ha llevado a trabajar a El Paraíso? (Sólo en caso de trabajadores del club)
  - ¿Por qué te interesa unirte a la partida? (Elaborad un poquito la respuesta y añadid qué planes tenéis con el personaje y la trama)

Información de El Paraíso
Se trata de una casa de prostitución que se erigió a principios del siglo XX en un pueblo de Luisiana, Estados Unidos. Ha pasado de dueño en dueño desde entonces hasta el anterior, quien lo tuvo durante unos cincuenta años. Ernest vendió el prostíbulo el mes pasado, cuando decidió retirarse, y se lo quedó La Madame. Es una mujer de negocios y se sabe que tiene otros dos burdeles más, pero no demasiado más de ella.
El antro de putas que había sido El Paraíso desde casi su nacimiento estaba ahora irreconocible para algunos de sus clientes habituales. Se había vuelto a pintar, la decoración había cambiado, se había hecho una limpieza a fondo y algunas de las chicas habían sido despedidas, siendo reemplazadas por otras. Ya no se paseaban con un simple tanga por el local o, simplemente, desnudas. Las había hecho cambiar de vestuario y les exigía tener algo de clase si deseaban conservar el empleo.

El asesinato de la prostituta
Amaia Westwood tenía 20 años cuando fue asesinada. Afroamericana, buena chica, extrovertida y servicial con los clientes. Se sabía por sus compañeros que no le gustaban las nuevas condiciones de La Madame y dejó el trabajo. Dos días después su cadáver fue encontrado a tan solo un par de manzanas del club, con un disparo en el pecho. Era una chica más, por lo que su asesinato no tuvo relevancia alguna en las noticias, solo una pequeña noticia en los periódicos locales.
Hace seis días desde su asesinato.

Normas para el personal del club

• El 75% de lo que ganen las chicas y chicos va para El Paraíso. Permitiréis que se os registre al finalizar la jornada antes de ir a casa.
• Las propinas que se den en barra van íntegras a la caja de la barra, así como las que dejen en las ropas de los bailarines.
• Está prohibido tapar las cámaras de los cuartos privados o de sus cuartos de baño.
• Usaréis siempre preservativo desde el inicio. De este modo evitaréis un disgusto y lo más importante, no contagiaréis a los clientes con una posible ETS.
• Está prohibido verse con los clientes fuera del lugar de trabajo, así como mantener una relación personal con ellos.
• Se espera que cada empleado cumpla con sus tareas y no se exceda en ellas.
• Durante horas de trabajo queda prohibido tomar algún tipo de bebida que lleve alcohol.

Epílogo

Desde el hotel al que habían ido la Madame y Hermann, la mujer lo tenía cada vez más claro. Estados Unidos había sido su tierra desde que llegara siendo una niña, pero sus negocios —su estilo de vida— no eran comprendidos allí. Mucho menos en Luisiana, en el conservador sur del país de la libertad. Estaba segura de que terminarían cerrando El Paraíso tras lo sucedido con Amaia, pero era alguien a quien debía quitarse de encima si no quería algo peor, como la cárcel.
Por ello, animada por Hermann, decidió que vendería sus locales y se iría con él a Alemania. Allí el negocio del sexo no era ilegal, y podría comenzar lo que siempre había querido con el dinero que sacaría de la venta de los negocios. No sería nada como la famosa Calle Roja de Amsterdam, sino algo con clase, elegante y para gente de cierto nivel adquisitivo.

En cuanto los hubo vendido, pasaporte en mano, puso rumbo a su siguiente destino junto al que una vez fuera cliente de El Paraíso, Hermann. De esa forma podría olvidarse de los posibles problemas que pudiera tener con la ley debido a algún cliente o algún empleado que quisiera buscarle la ruina. Además, si se descubría que había dado la orden de acabar con la vida de Amaia, estaba lejos de cualquier jurisdicción americana. Era libre.