Partida Rol por web

Al acercarte a la zona de seguiridad donde se encuentran los sirvientes que recogen las flechas escuchas algunos comentarios sobre tu persona y golpearse en la cabeza al caerse de un caballo. Durante un buen rato los sirvientes te señalan contando lo ocurrido.

Una vez dispuestos montais en vuestros corceles. La espera se hace tensa pero no tarda en llegar. El claro sonido de unas trompetas os indica que la reina y el duque ya han llegado al palco. Podeis ver que muchos escuderos, nobles y villanos de toda Britania se hallan en el, posiblemente, torneo más famoso del año.

La reina habla pero estais demasiado lejos como para poder escucharla, sin embargo la gente aplaude y la vitorea cuando acaba, sin duda, su memorable discurso.

Entonces la columna de participantes comienza a andar. Los caballos relinchan y piafan sintiendo el nerviosismo del momento.

Uno a uno entrais en el campo de juegos, la gente os vitorea y aplaude, los más pequeños se os quedan mirando con ilusión mientras que las damas observan a los pretendientes dispuestas a reconocer mas tarde a los mejores.

Un alguacil os coloca en filas de cincuenta escuderos cada una hasta un total de 30 filas para hacer un total de 1500 escuderos. Acto seguido el alguacil os lee las reglas del torneo.

-Para esta prueba de escuderos convocada por la Reina Lady Ginebra, se utilizarán las normas de Camelot para los torneos de caballeros siendo descalificado y si procediera castigado el infractor. Las primeras cribas serán en justa de 1 lanza, después se harán equipos de 10 espadas. Para finalizar justaran por el trofeo de la reina individualmente los finalistas a tres lanzas y arma de mano. Cada escudero estará designado al equipo donde está ahora, cada fila será llamada en su momento.-

El alguacil mira hacia el palco donde la reina Ginebra se levanta y alzando un pañuelo blanco da la orden de comienzo del torneo. Las trompetas tocan el aviso de inicio y los vítores de la gente se alzan en el aire. Poco a poco volveis a salir del campo situándos alrrededor.

El alguacil se coloca en el medio del campo y grita:-Que comienze la primera criba. Filas uno y treinta.-

Los participantes montan sus caballos y recogen sus lanzas mientras entran en la arena de juego. Las dos filas se colocan una enfrente de la otra. Cincuenta escuderos contra cincuenta escuderos, los que queden encima del caballo pasarán la primera criba.

Los nervios están a flor de piel, los caballos intranquilos y muchas manos no dejan de santiguarse mientras piden favores a los santos para que les concedan su auxilio. El silencio se hace entre la multitud, el relincho de un corcel resuena en la arena mientras el Duque Sir Frederic mantiene la mano levantada.....

Cuando el Duque baja la mano los pies espolean las quijadas de los caballos y los gritos impulsan a los animales a dar su máxima velocidad, los gritos de la multitud y el retumbe de los cascos al galope se ven  rotos por el sonido de las lanzas astillándose, el chocar de los escudos y los relichos de caballos y hombres cayendo en la arena.

Tan rápido como empezó acabó y los sirvientes limpian la arena, ayudan a los caídos a retirarse y preparan el siguiente encuentro. El alguacil vocea las dos siguientes filas, la segunda y la penúltima por lo que es fácil adivinar cuando os tocará.

Mientras os preparais en la zona de caballerizas unos muchachos transportan a a otro de edad parecida en una camilla con un trozo de lanza astillado clavado en el hombro. El sonido de la justa llega a vuestros oidos cuando la multitud grita y el sonido de la madera contra el metal resuena en el aire. La siguiente es vuestra fila.

Eliott no puede sino quedarse por un instante boquiabierto al ver a 1500... mil quinientos!!! escuderos a puntos de justar. La magnitud de lo que está viendo ya es suficiente para que el corazón se le acelere, pero para tranquilizarse intenta recordar todas las enseñanzas de su maestro de justa, sus frases mil y una veces repetidas...

Aunque pese a todo, no puede evitar decirle a sus compañeros Amigos míos, el que salga hoy victorioso de aquí no será solamente uno de los mejores justadores de toda Britania, sino un hombre con mucha suerte...

Escucho a Elliot mientras ajusto mi yelmo y sopeso la lanza. Él es un hombre hábil como ya ha demostrado en sobradas ocasiones pero yo voy a necesitar esa suerte de la que habla.

Me santiguo y me pongo en posición para la justa.

Subido ya en mi caballo, no escucho las palabras de mis compañeros, simplemente rezo para mis adentros todas las oraciones que recuerdo.

Bajo la visera del yelmo, y espoleo ligeramente al caballo.

-Jiaaah!!

Con la mirada clavada en el contrincante, salgo decidido a ganar la primera de mis batallas.

Edgar se coloca el yelmo y aferra con fuerza su lanza. Ya preparado se limita a mirar al frente, omitiendo lo que ocurre a su alrededor. Esta concentrado única y exclusivamente en lo que viene ahora.

Waldon mira al muchacho que llevan en la camilla y responde a Eliott

-Me sentiré afortunado si termino el torneo de una pieza y nada que lamentar

Dicho esto, se monta en el caballo, se coloca el yelmo y espolea a su caballo que sale en dirección a la arena de la justa. Intenta controlar los nervios, para que no le jueguen una mala pasada. Era un torneo importante y allí podría empezar a conseguir gloria y reputación, no podía fallar.

Marcus se ajusta el yelmo. Por el visor ve a su oponente, el trofeo y la gloria del torneo seran la meta a conseguir. Sujeta firme la lanza esperando la señal.

La suerte está echada y cada escudero en su posición. Intentais recordadar todas las lecciones que os dieron sobre justa y los entrenamientos con el estafermo*. El Duque levanta el brazo y el tiempo parece discurrir lentamente a vuestro alrrededor, un relincho, ajustar la lanza al costado, tendrá mi edad, espolea inmediatamente, lleva escudo de armas es hijo de caballero, no cargues el peso sobre el escudo, los pensamientos aparecen sin orden ni concierto en vuestra mente palpando el momento tan esperado y el brazo baja.

De repente os encontrais espoleando a vuestros caballos, y casi por instinto corregis la posición de la lanza poniéndola horizontal apuntando, entre el galope del corcel, al escudero de enfrente. El polvo se arremolina entorno vuestro, las lanzas ya están crujiendo y astillando a vuestro alrrededor mientras lanzais un grito inclináandoos hacia adelante para ganar impulso y terreno....

ELIOTT, WALDON, MARCUS, EDGAR

Atacas con ímpetu sintiendo un golpe seco en el brazo del arma sinónimo de haber alcanzado el blanco. Sonreís satisfechos mientras el caballo os lleva al otro lado, tan solo con media lanza en la mano. Unicamente Edgar de entre vosotros, lo ha echo tan perfecto que su lanza no se ha roto.

JERROD

Calculas la trayectoria y pones la lanza en posicion intentando sujetarla, que no se resbale, pero estabas tan pendiente de colocar el arma que no te concentraste en acertar al blanco. Es algo común en el primer lance contra alguien, pero si tu oponente no hubiera fallado por lo mismo estarías descalificado. Te reprochas a ti mismo que la próxima vez no cometerás tal error.

GALLOWEIN

Lanzas el brazo hacia adelante sintiendo un golpe en el brazo de arma, pero a la vez recibes otro en el escudo. Tu mente reacciona inmediatamente sabiendo que has golpeado pero también te han golpeado. Sueltas los restos de la lanza y te aferras a tu silla para no caer. Al llegar al otro lado suspiras por seguir en la silla y mirando hacia atrás compruebas que el muchacho que batía contigo, cayó al suelo.

Eliott se retira contento, aunque se le cambia la cara al ver que no a todo el mundo le ha ido tan bien como a él...

Venga, compañeros, que en días venideros recordaremos este torneo como algo glorioso y digno de haber participado en él! dice dándoles ánimos

Waldon vuelve con sus compañeros tras su actuación en la justa, no se podía quejar después de todo

-No sé si recordaré la gloria del torneo, pero si el participar en él -dice tras quitarse el yelmo, moviendo el brazo tras haber roto la lanza-. Pero si hemos sido capaces de llegar hasta aquí, voy a luchar asta el final. Será mio el presente de la reina -lo dice sin querer generar malos rollos entre sus compañeros, coma algo para calmar los ánimos-

Bufff, por los pelos, casi me caigo, menos mal que el otro ha sido menos diestro, y no deberia alegrarme por eso.

-Saludos compañeros, hemos pasado todos, ¿verdad? Me alegro muchísimo por vosotros, ya que eso me demuestra, que aunque no lleguemos todos al final, si que tenemos agallas para intentarlo, y que si perdemos, no será por nuestra cula, sino por la suerte del contrario.

Edgar a pesar de su rostro serio, estaba contento de su resultado. Había logrado tirar a su oponente con la lanza intacta. Después de todo lo que había pasado era una buena recompensa empezar así con tan buen pie. Sin embargo, no debía confiarse, puesto que aún quedaba mucho torneo.

La primera carga contra un oponente de verdad y había conseguido derribarle, sin duda era un momento emocionante y esta noche se celebraria.

Soy consciente de que sigo en el torneo por el simple hecho de que mi oponente ha sido tan torpe como yo. respiro hondo y guardo silencio aunque me alegro de que mis compañeros sigan en pié.

La segunda ronda llega antes de lo que esperabais. Preparados en la arena, observais el brazo del duque ya sabiendo que hacer. Cuando baja espoleais el caballo y la fuerza recorre vuestro cuerpo. Se oyen gritos y relinchos junto al quebrar de la madera y los cuerpos caen en la arena.

Estabas concentrado, la lanza bien apoyada, no podías fallar, galopais el uno contra el otro cuando un destello llega a tus ojos. Giras los ojos hacia el palco y la ves, allí está ella, Elisenda. Su pelo rubio como el oro refleja el sol de la mañana como un cálido espejo. La guardia baja el escudo pero ella está allí sentada cerca de la reina. -Por San Andrés-, piensas, -que imagen tan bella. Dos mujeres cuan no hay sobre la tierra.-

Algo te golpea y caes al suelo, desorientado y descalificado.