Partida Rol por web

Ni perdón ni piedad nos ofrecíais, falso caballero. Así pues no esperéis que unos escuderos os concedan cuartel o la honra de un combate singular.

Rendíos de inmediato y os llevaremos ante las clemencia de Arturo y Ginebra, cuyos nombres mancilláis con vuestras palabras y actos!

Esto lo dice Eliott poniéndole la espada al cuello, y empujando ligeramente con la punta, como instándole a tomar una decisión: rendirse o morir

-No me asustais con vuestras bravuconadas escudero. Acabad con la vida de un hombre que defiende sus ideales hasta la muerte y aprendereis una valiosa lección. Pues el poder que Arturo os otorga es temible y cruel, como vereis cuando muera.-

No vais a morir aquí y ahora, fementido y falso caballero! truena el escudero, dándole un fuerte golpe de plano con su espada Que vais a ser llevado ante la justicia del Rey, y allí será Arturo quien os demuestre su clemencia, si la merecéis!

Buscad una cuerda y atad a este bellaco, que quien llega amenazando con no dar cuartel no tiene palabra de la que podamos fiarnos! grita Eliott, lanzando una mirada acerada a Sir Ulbert, para ver si rinde el castillo o no, porque si no sufrirá la misma suerte...

El gordinflón caballero agacha la cabeza sin decir nada. El golpe proporcionado al caballero de la hermandad roja no logra los efectos previstos, aunque si consigue enfuurecerle.

-Como osasis golpear a un caballero desarmado que os pide un combate justo.-Rápidamente se levanta y os golpea con el escudo.

Vos no sois caballero alguno, ni merecéis tal trato. Y a las buenas o a las malas acabaréis ante Arturo, tenedlo por seguro! dice el escudero lanzando una furiosa estocada

Golpea con su escudo el tuyo que rápidamente colocas delante. El impacto hace que te desplaces hacia atrás casi perdiendo el equilibrio.

Eliott trastabilla ante el increíble golpe que recibe del escudo de su adversario, pero hace un gesto decidido hacia sus compañeros

Que nadie intervenga! Si cae lo llevaremos ante la justicia del Rey, pero si me derrota, que se marche en paz a pie, porque está demostrando un valor inusual en un bellaco...

Eliott se recupera del tremendo golpe sacudiendo la cabeza y, con redoblada furia lanza un potente tajo, destinado a poner fin a la contienda, si Dios y San Jorge así lo quieren piensa

A fe mía que tenéis agallas para ser un falso caballero, pero ante el Rey os he de llevar!

Edgar vigilaba a los guardias que se encontraban en la puerta. Habían retrocedido pero no podía fiarse. Lo que no iba hacer era abalanzarse sobre ellos asi sin mas, y menos dada su pequeña herida. Lo mejor era esperar y rezar que Elliot acabase con él pronto. Quizás así acabaría la lucha.

-A fé que sois gallardo escudero de puros ideles y brazo fuerte.- Tras una serie de golpes consigues desplazar su escudo hacia la izquierda consiguiendo un hueco claro donde descargar tu espada. Con un arco descendente golpeas sobre su hombro derecho, provocando una terrible herida. El poderoso golpe derriba al caballero cubriendo de sangre la tierra.

Con su último esfuerzo levanta el visor de su yelmo.

-Si libarseis vuestra mente y vierais la verdad de los caballeros de la tabla redonda seríais un poderoso aliado.-

Eliott se arrodilla a su lado, sin pensar en que todavía quedan enemigos indecisos, y rasgando su camisón, intenta restañar las heridas del caballero

Gracias por el cumplido. Y vos un feroz adversario hasta el fin, pero ahorrad fuerzas y no me sigáis atosigando con eso de que sería un buen aliado vuestro, porque sirvo a Arturo y a Ginebra...

El caballero deja los ojos fijos sobre ti, su vida se extingue completamente. 

En la puerta, los soldados atacantes se dispersan en la oscuridad huyendo hacia el bosque.

El relincho de un corcel llama vuestra atención y tan rápido como un rayo Sir Ulbert pasa al galope en la montura del caballero rojo, directo hacia la puerta de salida, hacia Edgar y Gallowein que tan valientemente han defendido la plaza.-Apartaos de mi camino, apartaos os digo bufones de Arturo.-

Veis como un negro corcel se os echa encima.

No vas a pasar- piensa Edgar mientras agarra con fuerza su espada y espera la llegada del caballo. Justo en el momento que se encuentra cerca de él da a un salto hacia un lado e intenta lanzar un golpe al caballero, para poder tirarle al suelo.

El escudero cierra los ojos del fallecido oponente, y reza una muda plegaria por su alma. Justo alza la vista para interesarse por el estado de salud de Jerrod y el resto de sus camaradas, cuando el felón Sir Ulbert intenta huír...

Observa cómo los que están en la puerta intentan detenerle, y solamente puede alzarse y apretar los dientes, esperando a ver qué ocurre...

Miro el cuerpo del caballero caído con tristeza y después miro mi mano manchada de sangre y compruebo que la herida no sangra demasiado. Sir Ulbert está a punto de escapar y no puedo hacer nada por evitarlo desde mi posición y en mi estado, pero no me preocupa; Todos mis compañeros siguen con vida y hemos defendido el presente de Ginebra.

Ante la impotencia de no poder hacer nada, salvo apartarme para que pasase el caballo, salgo corriendo detrás de el, aunque parece que sea una acción inútil.

-¡Volved, bastardo!, ¡¡¡teneis que rendir cuentas ante el rey y dios!!!

Mientras aguarda a ver si Sir Ulbert puede escapar o no, la mirada de Eliott se pasea por los soldados supervivientes, haciendo un rápido recuento de muertos y heridos que necesiten atención...

Aun si entender del todo lo que acaba de pasar intento aclarar mi mente y colocarme rectamente, -no entiendo lo que ha pasado pero no volvera a pasar la proxima vez no dudare,- mientras pienso esto aun un poco descolocado, busco a mas enemigos con los que batirme, tengo que demostrar mi valia...

Golpeas al caballero en un costado pero el cobarde Ulbert, consigue mantenerse sobre el animal y al galope, pasando por encima tuyo.

-Bastardo, pagarás cara tu insolencia, JAJAJAJAJAJAJA- La risa se hace lejana mientras escapa. El cuerpo de vuestro compañero Edgar yace en el suelo.

Cuando os acercais a la puerta veis que cinco soldados del rey han perdido la vida y vuestro compañero Edgar necesita cuidados inmediatamente. Por contra, diez soldados de la hermandad roja han caído bajo la lealtad y la justicia hacia la corona.

Entonces aparece la doncella que apremiaba antes a poneros la ración.-Rápido caballeros, hacedle pasar a mi alcoba que yo tendré buena cuita de él. Que de mi traidor amo salvado me habeis, que yo siempre lealtad a Arturo y su dama tendré.-