Partida Rol por web

Rivendel respiraba con tranquilidad aquellos días como era de constumbre, bastante bien protegida y escondida por el secreto, sus habitantes no tenian prisas, ni preocupaciones ni nada similar.

Allí llegaron Thorom y Etzelot tras la aventura de la runa, Thorom volvia a su casa e invitó a Etzelot a pasar allí algunos días antes de que volviera a dirigir sus pasos inciertos por algún camino del norte, como aconstumbraban los de aquella raza de hombres.

La primavera ya afloraba y con ella las plantas y los bosques, los arrollos sonaban con más fuerza y los pajaros alegraban los oidos con sus canciones. Rivendel, el refugio élfico, estaba situado en un valle escarpado y recóndito situado en el Ángulo. El profundo valle era una de las muchas quebradas de los páramos de la base de las Montañas Nubladas y sus costados eran muy abruptos.

De entre todas las casas del poblado elfico, una destacaba sobre todas. La de Elrond, el Último Hogar, era una casa muy grande, probablemente con varias dependencias exteriores, como establos y una forja.

Etzelot agradeció la hospitalidad de su amigo. Decidió quedarse un par de días para poder descansar de su última aventura. También tendría tiempo para decidir y preparar su siguiente viaje. Quien sabe hacia donde irír: el norte, el sur. Aún estaba por ver.

Puedes estar aquí todo el tiempo que quieras, los elfos te trataran como uno más. Dijo el elfo a su amigo con una sonrisa amable. ¿Tienes pensado viajar a algún sitio?

No lo se, quizas me dirija hacia Bree pasando por las colinas de los vientos. Intentaré buscar algún grupo que necesite algún aventurero. Dijo el dunedain pensativo. ¿No conoceras a alguién que busque a alguien para algún trabajo?

El elfo pensó durante unos instantes. Ahora mismo no me viene nada a la cabeza pero seguramente en Bree encuentres algo. Allí siempre hay mucho extraño. Le respondió. Si vas hacía Bree podría acompañarte, tengo que volver al bosque de Edelweys, alla en Forlindon.

De acuerdo. Vayamos juntos hasta Bree. Así será el camino más llevadero. Solo queda decidir cuando partimos.

Me gustaría estar un par de días aquí. Descansar un poco y hacer unas visitas a unos cuantos amigos antes de partir. Podriamos partir pasado mañana al alba.

Pasaron los dos días y Thorom y Etzelot hicieron los preparativos para el viaje. Cuando el sol comenzaba a salir partieron ya desayunados por el camino del Este-Oeste que llevaba al Último Puente y bordeaba el bosque de los Trolls. Cruzaron el vado del Bruinen y el bosque sin mayores problemas, intentando ser sigilosos y pasar desapercibidos.

Unos pocos días después de partir cruzaron el Último Puente y comenzaron a ver las llamadas Colinas de los Vientos, que bordearon pasadas unas semanas. Al cruzar cerca del terreno pantanoso de Moscagua fueron atacados por mosquitos y tabanos, ya que era la epoca en que más proliferaban. Sin mayores consecuencias que unos cuantos abones, llegaron a la pequeña aldea de Archet, una aldea de las Tierras de Bree, cerca del margen sur del bosque de Chet y rodeada por sus arboles.

Llegaron en la noche y decidieron pasar allí aquella noche, ya que estaban cansados y Bree aún estaba a tres días de camino. Cuando entraron en la posada del pueblo, apenas había un viejo borrachin y el tabernero. La taberna parecía grande y con buen espacio para mucha gente, y tenía el aspecto de que así había sido otras noches, pero está no.

Parece que la cena va a ser tranquila. Dijo mientras se acercaba al posadero para pedir algo de cena y un par de habitaciones.

El posadero les sirvió algo de comer y de beber, y les dijo que podía darles habitaciones para ese día porque la posada estaba abandonada esos días.

El borracho se les acercó y los miró de arriba a abajo, luego comenzó a susurrarles en voz baja.

¿No sabeis porque no hay nadie eh? jejeje Hay un fantasma que habita el bosque... sí, una figura de mujer que va acompañada de un lobo, seduce a los hombres con sus ojos azules y luego se come sus almas...

Palmeó la espalda de Etzelot y se volvió a su sitió en la misma posición en la que estaba antes.

Parece una historia interesante Dijo en voz baja a Thorom.  Tras dar un ligero trago a su jarra  dirigió su mirada hacia el borrachín. ¿Cuanto lleva apareciendose esa mujer? ¿Nadie sabe nada de ella?

No lo se, hara un par de semanas. Desde entonces ya nadie viene a la taberna, es mi ruina. Dijo el tabernero.

El borracho se reía como si la desgracia del tabernero le hiciera gracia. Nadie sabe de donde viene ni nada acerca de ella. Aunque si quereis verla solo teneís que salir a la calle principal...

Quizá deberiamos investigar... Sugirió el elfo mirando a Etzelot, todo esto le parecía muy raro. Estas ciudades cercanas a Bree siempre habían estado plagadas de gente.

De acuerdo, demos una vuelta después de cenar. Dijo mientras iba acabando la comida de su plat. Es mejor investigar con el estomago tranquilo.

Thorom asintió. Llevaban ya tiempo sin probar un bocado caliente y en plato. El borracho seguía riendose mientras el taberno apenas se creia que tuvieran valor en salir a la calle e intentaba convencerles para que se quedaran.

Haciendo caso omiso a las advertencias del impresionable tabernero, salieron a la calle tras haber comido. Todo parecía tranquilo, la noche estaba despejada y la luna llena iluminaba desde lo alto. Caminaron dando un paseo por las calles del pueblo, sin sentir presencia de vida alguna, ni si quiera de las casas. Parecía un pueblo fantasma o abandonado, hasta que un sonido alertó a Thorom. Dió un suave toque en el hombro a su compañero y le señaló enfrente, hacía el bosque. Etzelot tenía buena vista, incluso en las noches y consiguió divisar una figura fantasmal de una mujer, cuyos ojos brillaban azules por el reflejo de la luna, le acompañaba una especie de lobo enorme al que también le brillaban los ojos rojizos.

El hombre se quedo parado, su pulso se aceleró. Era la primera aparición que veía, solamente había oido hablar de apaiciones en las historias y leyendas que le contaban de pequeño. Aunque esta era real, o eso parecia. Sin apartar la vista de la mujer y del gran lobo preguntó a su compañero Impresiona, el tabernero parece que tenía razón. ¿Sabes como manejar este tipo de asuntos?

Thorom respondió en voz baja, aún incredulo por lo que estaba pasando.

Nunca vi cosa semejante. No puede ser real, tiene que haber truco... 

Por si acaso llevó su mano al pomo de la espada sin dejar de mirar la figura. La miro detenidamente y con voz firme y serena le dijo:

¡¿Quien va ahí? Identificate!

El lobo se puso ante ella gruñendo amenazadoramente.

Mi nombre es Thais  dijo cuidadosamente tratando de hablar claramente en oestron.  Si ... dais un ... paso mas ... le mandare atacar, no quiero hacer daño a nadie, solo quiero comida dio un paso hacia atras, parecía ahora menos fantasmal y más vulnerable, como una persona de carne y hueso.

Tranquilizate, no tenemos intención de hacerte daño. Intento decir de la forma más amable que le permitieron los nervios. Si quieres te traeré comida, pero a cambio te pido que converses con nosotros. Tenemos algunas dudas que resolver. Nada más. Continuó quieto, sin moverse esperando la respuesta de la muchacha.

La mujer posó una de sus manos sobre la cabeza grisacea del lobo y comenzó a susurrarle algo al oido que hizo que la fiera se calmase.

Está bien. Dijo delicadamente.