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Con un buen movimiento el elfo consiguió apartarse de las garras del orco y este quedó a merced del arquero que no dudo en disparar la flecha que tenía lista para él.

La flecha silbo por el aire y se clavó con fuerza en el costado de Zalg, atravesado su columna y haciendo que se desplomara en el acto. El orco no pudo sujetarse a ningún lado debido al shock que sufría y se fue directo al suelo desde la copa del árbol. Allí estuvo agonizando hasta que sus parpados comenzaron a pesarle demasiado y sus espasmos comenzaron a cesar, convirtiendose en un cadaver, cerca de donde descansaba su compañero Ugluk.