Partida Rol por web

Aquel asunto estaba resultando entre incómodo e interesante. ¡El padre de Brooke estaba allí! Y no solo eso, sino que había ido para salvar a su hija. O eso decía, porque enseguida las tornas cambiaron por completo. 

Ante las nuevas de Brooke sobre lo que su padre había hecho, Nataly intentó que su sorpresa no se notara. ¡Qué cabrón! Miró a Brooke pero estaba tan enfadada que le dio miedo, así que miró a Jay con una expresión de "bueeeeno, disimulemos" y continuó en silencio.

Jay se mantuvo ajeno a la discusión entre Brooke y First. No conocía las movidas que tenía con su familia y soltar la chorrada de que comprendía como se sentía viniendo de un tío que fue criado felizmente por sus padres era como colocar una diana en toda su jeta. Y por suerte, gracias a que no dijo nada, el puñetazo se lo llevó el suelo.

Todo ese rollo la incumbía solo a ella y como mucho a la pelirroja, de quien sospechó que lo más probable era que ya supiera algo del asunto. Él seguiría descansando en el asiento de aquel vagón, intentando asimilar si era realmente posible que Alan hubiera muerto. Captó la mirada de Nataly y tal y como ella esperaba disimuló en silencio.

First suspiró… ¿Cómo podía pensar aquello Brooke de aquel hombre? Era tan amable y había ayudado a tantas personas - Quizá hablamos de distintas personas, porque eso no concuerda con la persona que yo conozco -  El tren comenzó a frenar y finalmente se detuvo y una puerta se abrió, justo al lado de un hueco en una pared por el que First comenzó a andar.

Los tres chicos caminaron tras First y en unos minutos llegaron a una ciudad subterránea. Estaba iluminada por multitud de tenues luces por aquí y por allá, construidas las casas por aquí y por allá con tuberías que bajaban y subían con escaleras construidas encima, parecía una ciudad construida en árboles, pero siendo la ciudad construida con restos de charrara y los arboles viejas tuberías de las cloacas de la ciudad.

- Esta es la ciudad libre, construida bajo San Francisco. Quedaos aquí por ahora, en unos días llegará el padre de B y os dirá por donde continuar.

«¡Por fin!» pensó para sí mismo cuando sintió que el tren reducía la velocidad y se detenía. Aquel viaje se le estaba haciendo largo e incómodo, por lo que no fue de extrañar que fuera el primero en cruzar las puertas del vagón después de First. Por un momento quiso preguntar a la mujer a dónde iban o ante a quien les llevaría, pero le dio miedo que le respondiera que también iban a visitar a la abuela narcotraficante nazi de Brooke a la que también odiaba a muerte y probablemente trataría de asesinar para provocar su propia desaparición y la de su padre. No, no, no, no iba a volver a pasar por eso, así que simplemente caminó y se deleitó con el paisaje de las alcantarillas, si lo hubiera sabido habría incluido una cámara a su equipaje.

Tras unos minutos descubrieron que el camino no era solo alcantarillado, ya que finalmente llegaron a la ciudad libre que First había mencionado y esta vez se trataba de algo digno de ver. Por todos lados se podían ver tenues luces, casas mal distribuidas y tuberías saliendo de un lado a otro recordando a un posible ambiente de novela o videojuego. El único inconveniente es que todo parecía sucio y apestoso, pero visualmente molaba.

Y ya que habían llegado a la ciudad y el padre de Brooke no aparecería hasta dentro de unos días prefirió irse por ahí a dar una vuelta. — Me voy a ver que hay por ahí, será mejor que os deje solas. — Dijo como pretexto para pasar él mismo un rato solo, aunque realmente tampoco tenía gran interés en estar cerca de Brooke con todo esto, sentía que con cualquier palabra que dijera le podría caer un puñetazo.

Quizás se confundiera de persona... Aquello hizo que esbozara una mueca de desdén. Ja. Tenía sentimientos encontrados al respecto. Por un lado esperaba que sí, pues estaba claro que esa persona no podía ser su padre y aún más, si ahí no podía matarlo - bien pensado, quizás no mereciera la pena perder la vida por ello -, no quería que tuviera a lugar el reencuentro. Por otra parte esperaba que no, porque acababa de desvelar la única intimidad que le quedaba en la vida llevada por la rabia. Si para más inri había sido por un mero error...

El tren empezó a detenerse, poniendo fin a una conversación que, por otro lado, carecía de sentido alargar. Los pensamientos habían vuelto a anquilosarse en su interior, donde guardaba toda la mierda restante que componía su subconsciente. De todos modos, era difícil enterrar el origen de sus problemas una vez había salido a la luz, el nacimiento de todos sus problemas de ansiedad y de su tendencia destructiva.

Lo intentó. Cómo no, lo intentó con otro cigarro mientras daba vueltas al aro de la nariz entre el índice y el pulgar, saltando fuera del vagón detenido para observar un paisaje fuera de lo común. Las ruinas de una San Francisco subterránea. ¿Unas ruinas que albergaban vida?

- Qué acogedor - murmuró, enarcando una ceja, intentando recuperar su actitud socarrona habitual. Raro en ella, temía encontrar la mirada de Nataly -. Cuidado con las ratas, seguro que están hipervitaminadas y como también te confundan por tía capaz que te violan - se despidió de Jay. Estaba claro que cuando forzaba su sentido del humor no tenía maldita gracia -. ¿Quieres dar un rulo por aquí, Ene? Podemos buscar un nidito de amor para los próximos días. Total, me da que o hacemos las cosas a su manera o no voy a salir de aquí con los putos brazaletes.

La verdad es que se sintió aliviada de poder salir de aquel pequeño compartimento. Si Brooke se enfadaba - aún más- podría acabar con todos ellos en aquel espacio tan reducido. Prefirió mantener la postura silenciosa de antes y se cagó un poco en Jay cuando decidió largarse. ¡Con Brooke enfadada y con ansiedad! Vale que fuera su novia y que estuviera deseando estar con ella a solas, pero no cuando estaba transformada en Mr. Hyde.

Pero al parecer Brooke había decidido tomarse un descanso, cosa que agradeció. Le sonrió, contenta. Sabía que lo que quería era dejar de hablar del tema de su padre y eso era algo que podía hacer. Entrelazó sus dedos con los de su novia y tiró de ella levemente mientras comenzaba a andar.

- Me parece una idea genial. ¿Tienes algo en mente? ¿Me dejarás elegir lado?- bromeó.

Cada calada que le daba a su cigarro era un paso más lejos de perder el control de sí misma aunque no ayudara realmente a calmar su mente. Para eso tenía a Ene. No se podía decir que sus ola presencia sirviera para tranquilizarla pero sí como medida preventiva para recordarse a sí misma quién era. Y Brooke, con sus cosas, no era una persona sentimental.

Así que prefirió seguir fumando, con la extraña sensación de tener a alguien agarrada de su mano y con la mente poblada de pensamientos que prefería obviar.

- Ya sabes lo que tengo en mente - la miró con seriedad antes de sonreír de forma socarrona -. Lo que siempre tengo en mente. Ahí, y ahí, y ahí también - empezó a señalar rincones entre las ruinas en los que parecía haber un trozo oculto -. Pero como siempre me dejas elegir a mí... - porque su relación se había basado en el sexo desde el principio -...hoy te toca a ti. Empezando por el lado, sep.

Sonrió con divertimento y picardía. Estaba claro que Brooke necesitaba, después de haberse encontrado en una situación tan extrema y tras escuchar sobre su padre, un buen polvo con su novia que le hiciera destensarse por completo. Y ella cumpliría con su cometido de forma placentera y a rajatabla.

Observó un edificio que no parecía estar muy mal al fondo de donde se encontraban. Al menos tenía paredes, que ya era algo. Así que lo señaló:

- Comenzaremos por ahí. No creo que tengamos visita en un rato.- comentó. En realidad Nat necesitaba hablar de lo sucedido en la pirámide, pero siempre antepondría las necesidades de Brooke a las suyas. Y disfrutaría con ello.- Bien. Yo elijo el lado. Tú la forma.

Enarcó una ceja sugerente cuando vio que Nataly estaba más que dispuesta a ello. Quería pensar que era porque tenía las mismas ganas que ella y no porque así la mantenía distraída así que se limitó a hacerle un gesto para que avanzara delante de ella. Posiblemente si no fueran ambas con armadura, la acción ya habría empezado ahí mismo pero las aproximaciones vestidas con ese armatoste resultaban difíciles e incómodas.

- Te quiero como Nate - anunció. Aquella era una petición meditada y bastante sorprendente.

Brooke acostumbraba a preferir tomar la iniciativa con Nataly siempre que tenía algún momento difícil, llegando a ser incluso demasiado impetuosa*. Pero aquella vez temía que algo así, más que ayudarla a liberar tensión concentrando su energía en otra cosa, eso sólo serviría para que su ira encontrara una salida. Era más que ansiedad. Era rabia enquistada durante años. Y temía dirigirla hacia Nataly si ella tomaba las riendas...En realidad le importaba demasiado como para permitirse dañarla de alguna forma, tanto física como emocionalmente. Pero si Nate tomaba las riendas, eso no pasaría.

Empezó a quitarse la armadura, preparada para un poco de acción**.

Jay se separó de las chicas, aunque no lo suficientemente rápido para escuchar que iban a buscar un sitio para montárselo. Comenzó a pasear por aquella ciudad subterránea y no tardó en ver gente y… ¿bestias? Todos vivían en una extraña armonía y hacían felices sus vidas, como si no hubiese una guerra a unas decenas de metros más arriba. Viendo a las bestias tranquilamente pudo ver que al menos esas no parecían monstruos, solo diferentes, aunque todos allí eran muy distintos.

Mientras observaba el lugar, una voz le sacó de sus pensamientos, y provenía de alguien que estaba a su lado y a quien no había sentido ni escuchado llegar, lo que le hizo ponerse en guardia - hola chico nuevo - dijo una suave y dulce voz.

Por un momento pensó que será una humana pero luego vió sus garras, su cola y sus orejas… era una bestia - ¿Qué te trae por aquí? ¿Acompañando a la hija del jefe o por objetivos propios?

Las dos comenzaron a buscar mientras tonteaban un lugar donde… sin andar con rodeos… tener sexo hasta quedarse a gusto. Vieron lo que parecía una casa abandonada en aquella ciudad y allí pudieron tener su rato de intimidad donde pudieron unir sus cuerpos hasta liberar todas las tensiones. Se encontraban tumbados en el suelo, medio vestidos medio tapados con las prendas que se habían quitado, cuando una voz infantil femenina sonó desde el otro lado de una de las paredes, que se veían bastante finas.

- ¿Ya habéis terminado de hacer guarrerias en mi casa? - dijo con un tono claramente molesto.

El sexo con Brooke siempre era una auténtica pasada. No sabía si era por la mezcla entre pasión y sentimientos, pero así se sentía siempre. Esperaba que ella lo hubiera disfrutado tanto como él aunque estaba segurísimo de que sí por los arañazos que tenía ahora en la espalda y los muerdos en el cuello. Lo cierto es que Brooke había liberado tensiones sí o sí.

Ahora le acariciaba la desnuda piel con esmero mientras recuperaba el aliento. Ya casi se había olvidado de donde estaban y por qué. Hasta que esa voz femenina les interrumpió provocando en Nate un respingo inesperado.

- Joder.- se quejó, poniéndose los calzoncillos rápidamente.- No sabía que la ciudad estuviera habitada.

Ahora que sea la tía abuela de Brooke o algo así.

Ni siquiera les había dado tiempo a hablar mucho más que palabras obscenas - por parte de Brooke- indicaciones y algún que otro sonidito placentero.

Jay despidió a Brooke y su comentario con un gesto de mano —Gesto que no incluyó un corte de manga— y se marchó en dirección al centro de la ciudad. Después de oír sus intenciones de buscar un sitio para hacerlo sintió que sobraba y que era mejor dejarlas a solas, y como no hacerlo después de ver como acabó el trío entre ella y Alan. Por el camino vio como por las calles transitaban tanto personas normales y corrientes como otras que tenían todo tipo de rasgos animales. Como nadie les miraba raro o actuaba de forma extraño él hizo lo mismo y actúo con normalidad, de todas formas tampoco eran molestia y algunos estaban para comérselos, y no en el sentido literal, je. Aunque lo más raro de todo era que estuvieran todos tan tranquilo pese a la guerra que había estallado en la superficie, ¿es que la estaban provocando ellos y por eso tan tranquis o qué?

De haber sido por él se hubiera pasado el resto de la tarde paseando por ahí mientras creaba teorías conspiranóicas en su cabeza y se divertía viendo qué tan distintos eran los seres humanoides el uno del otro, pero lo que parecía ser una humana con rasgos de zorros se le acercó para saludarle. — ¡YUHU, premio gordo! — Respondió él con voz de garrulo.

— Sí, acompaño a Brooke, aunque ahora mismo buscaba algún sitio donde pudiera enterrar la cabeza en un cubo lleno de alcohol o cemento. Lo que salga más barato.

Perdió la noción de lo que sucedía a su alrededor mientras Nate y ella se convertían en un lío de manos y piernas. Un arañazo por aquí, un cachete por allá... Al cabo de un rato, ambos yacían jadeantes y sudorosos. Había sido duro y pasional pero desde luego no se podía decir que hubiera sido frío. Estaba lleno de emociones y varias de ellas, por lo menos para Brooke, habían sido la ira, el miedo...pero también el amor. Por ello ahora se encontraba mucho más tranquila y sentía que podía pensar con claridad.

Y que había recuperado el sentido del humor. Eso lo notó al escuchar la voz de la niña y ver la rápida reacción de Nate, que parecía sentirse algo cohibido.

- Venga ya niña, educación sexual gratuita, fijo que por aquí no tienes mucho...por lo menos no de tan buena calidad - soltó una risotada.

La chica arqueó una ceja al ver la respuesta de Jay, normalmente los humanos nuevos se sorprendían al hablar con bestias pero él le había respondido como si ya estuviese más que acostumbrado, y se rió, en parte por la respuesta y en parte de ella misma al no haber logrado sorprender al chico.

- Pues hay un bar aquí cerca y yo iba a ir a tomar algo - lo miró de arriba a abajo - es barato y viéndote creo que con diez dólares ya estarás por los suelos - ¿Dolares? Jay estaba acostumbrado a pagar con créditos usando su huella en lectores y a manejar cantidades con muchos más ceros. La chica zorro se percató de la sorpresa en la cara de Jay al hablar de dinero, rió un poco más y añadió - yo te invito a un par de rondas si no tienes nada - tras aquello le agarró de la mano y tiró de por entre las calles y pequeños túneles. Aquel lugar, que en principio parecía pequeño, era considerablemente más grande y desplazarse por pequeños túneles, hacia arriba y hacia abajo podía desorientar rápido a cualquiera.

Tras unos minutos atravesaron una puerta y llegaron a un bar con una iluminación tenue y en la que aproximadamente una docena de bestias y personas se divertían ruidosamente mientras bebían y comían. La comida eran pequeños trocitos con forma de dado de carne que la gente cogía de los platos con la mano, menos alguno que usaban palillos para pincharlos, principalmente las chicas y lo que bebían parecía cerveza, pero con un color más oscuro y espero.

La chica le arrastró hasta una mesa del fondo, se sentó y le hizo una seña de un dos con la mano al camarero, causando que en menos de un par de minutos, ambos tuviesen delante suya una espumosa jarra de algo más de un litro delante suya y un plato de aquella misteriosa carne en medio de la mesa. La chica pegó un trago y sonrió a Jay - Y bueno, chico ¿Te gusta el aspecto de vuestro nuevo hogar?

Tras las palabras de Brooke y de Nataly, pero especialmente por las de la primera, la chica entró en la habitación y arqueó una ceja mientras las miraba a ambas. Entonces pudieron ver que no se trataba de una chica normal, ambas conocían a ese tipo de bestia y Nataly había acabado con la vida de más de una ¿Si quiera podían hablar? Pese a su rasgos humanoides su comportamiento y los ruidos que emitían les hacían parecer más animales monstruosos que algún tipo de ser inteligente y mucho menos, capaz de hablar.

Se trataba de una arpía. Aunque había que admitir que sus partes humanas eran más humanas, no tenía plumaje por todo el cuerpo y usaba ropa - Pues que sepáis que el precio por haber usado mi casa para descargar vuestro calentón es de cincuenta dólares. Así que ya podéis ir soltando los billetes "profesora de educación sexual" - aquello lo dijo con un rintintín que intentaba imitar la forma de hablar de Brooke - Los nuevos habitantes siempre sois demasiado irrespetuosos al principio con los semi-humanos - añadió poco después bastante molesta.

Jay percibió como la zorrita arqueaba una ceja y le miraba sorprendida, como si algo en sus planes no hubiera salido como esperaba. La sorpresa o bien venía por el ingenioso comentario del cemento o por lo bien que había reaccionado al hablar con una bestia. Jay apostó por la primera, pues se lo había currado al elegir cuidadosamente sus palabras y en esta ciudad todo el mundo convivía con normalidad con las bestias, ¿no?

— Dólares, sí. — No sabía que demonios era eso, pero dedujo que era algún tipo de sistema monetario que se llevaba en este tiempo. La chica pareció percibir aquello y se lo aclaró, descubriendo que había acertado en sus deducciones. — Por lo que puedo intuir diez dólares deben ser una miseria, que mala. — Sin lugar a una negativa, la mujer zorro le tomó de la mano y lo arrastró junto a ella hacía el presunto bar. — Me coges de la mano, me pagas las cosas... Porque me vas a invitar a cerveza y no a zumitos, que sino te confundiría con mi madre. Una madre más joven, guapa y... Peludita. — Añadió en honor a la esponjosa colita y orejas.

Por el camino se entretuvo a sí mismo mirando las tuberías, luces y casas que componían la ciudad, le hubiera molado que en la suya también hubiera una igual bajo tierra, seguro que de ahí Alan sacaría toda la droga que se metía. Pasados unos minutos llegaron al bar que la chica había mencionado y excepto por las bestias, la —probablemente— cerveza oscura y los daditos de carne no se diferenciaba mucho de los bares de su tiempo. Siguiendo a la zorrita se sentó en una mesa del fondo y dejó que ella misma pidiera. Nada más les sirvieron le pegó un buen trago a la jarra, seguido de un bocado a uno de esos cubos de carne que cogió con la mano.

— ¿Aaah? — Acabó de masticar, tragó y habló. — Mola. La ciudad está genial y la guerra y los monstruos de ahí arriba que casi nos matan una maravilla. ¿Te vas a comer eso? — Señaló uno de los cubos y, sin esperar a una respuesta, lo cogió y lo llevó a los morros. — Y eh, ve al grano, ¿nuevo hogar? — A espera de una respuesta dio un segundo y largo trago a la jarra, esperándose lo peor aunque tampoco le importaba mucho. Peor sería quedarse sin cerveza, JA.

Cuando la niña mostró su ser, Brooke sintió una inmediata desconfianza teñida de amenaza que pronto aplacó con el recuerdo de Rose. Su amiga también era un poco monstruita al fin y al cabo y sus ojos rojos lo demostraban. Claro que aún así, nunca había logrado vencer el recelo que sentía por ella y eso sintió por la niña: recelo.

- Yaaa...claro, verás monstruita, va a ser que no. De donde venimos, los dólares ya ni existen así que si quieres te firmo una piedra con mi nombre y te quedas tan ancha. ¿Prefieres un piti? Fijo que aquí no veis mucho de estos. Además, ya sé que mola lo de sentirse atacada por ser diferente pero, no te ofendas, trato de puta pena a todo el mundo, sea humano o semi-humano.

¡Una arpía! Ni más ni menos que una criatura que había visto en más de una ocasión. Y matado casi llevándola hasta la extinción. Nate se mantuvo escéptico. Aquella chiquilla no parecía tener muchas ganas de pelear ni de atacarles. De hecho podría haberlo hecho mientras estaban distraídos.

Iba a decirle a Brooke que tuviera cuidado pero era demasiado tarde. Brooke y su bocaza. Hablaba como si todo le resbalara y como si aquella arpía fuera simplemente una niña pequeña que había esperado avergonzada a que terminaran el acto sexual.

No la insultes...

¡Y ahora le ofrecía la pipa de la paz! O un piti, vaya. Nate no sabía ya qué cara poner ante eso. ¿Debía parar a Brooke antes de que la arpía llamara a sus amigas? ¿O sería peor inmiscuirse en aquella conversación?

- ¿Vivís muchos por esta zona? ¿Has visto a un chico humano, así, delgaducho y moreno?

Como supuso, Jay estaba perdido y había mucho que no sabía, pero aquella espesa cerveza que era más fuerte de lo que parecía y aquella extraña carne no le sorprendió y comió y bebió sin ningún problema. Aunque a ese ritmo o se emborrachaba rápido o iba a salir un poco caro, no parecía tener fondo - Come come - respondió sonriendo a su pregunta sobre si iba a comerse su parte de la carne, no le importaba mucho

- te adaptas bien por lo que veo ¿eh? Y claro que nuevo hogar, este sitio es seguro gracias a los gemelos ¿Dónde más querrías ir? Aquí todos somos una enorme familia, tenemos comida y bebida y no tendrás que trabajar demasiado duro… ni jugándote la vida ¿No prefieres esta vida?

La chica, pese a su rostro juguetón, se veía que hablaba completamente en serio.