Partida Rol por web

Corréis en dirección al "grito".

En vuestra rápida búsqueda os acompaña el arroyo, siempre a vuestra izquierda, rompiendo sus aguas en las rocas que conforman la orilla.

El frío es severo, vuestras botas se llenan de barro bajo un cielo negro encapotado. Poco a poco os adentráis en un bosque más espeso escuchando claramente lo que ahora podéis identificar como gritos terribles, de mujer.

Hasta al aventurero más curtido se le aceleraría el corazón con esos gemidos... aunque no son llantos lastimeros de dolor, si no de miedo.

- ¡Ayuda! ¡Auxilio! - Grita una voz femenina y aniñada, cada vez más cerca -

Los hazes de vuestras linternas eléctricas alumbran la espesura sin control, dado que vais a la carrera, incluso alguno enfocó sin querer el ojuelo de un cervatillo salvaje, propinándole un buen susto, pero la carrera pronto llegará a su fin....

De pronto os topáis con un claro en el bosque iluminado por la luna. Al fondo parece haber una figura muy próxima a un árbol... .

Al acercaros comprobáis que la figura está apoyada en la base de el árbol, es una mujer y parece extenuada.... aparte de estar desnuda.

Sin duda, y gracias a una descripción, esta chiquilla se trata de Edith.

Antes de que podáis hacer nada se escucha un crujir de ramas, y el Dr. Dare apunta con su rifle al área sin perder detalle (perdón por la pnjtización, pero es necesaria).

De detrás de unos árboles asoma la forma de un hombre desnudo de torso para arriba. Es grande, muy alto y fornido. Parece llevar días sin afeitar, muy desalineado, y su rostro es altamente macabro...

La muchacha grita -¡Socorro! ¡Alejarme de ese monstruo! ¡Alejarme de Rafer!

Y es entonces cuando...

Dirk comienza a temblar y se lleva la mano derecha al pecho, como si quisiera detener a su agitado corazon; como si pudiera hacer algo para evitar que el pecho le estalle ante la espantosa vision que se presenta ante sus ojos.
¡Oh...Por Dios! Murmura, con el labio caido, por primera vez en su vida.

Ddd...doc...doctor...disparele a esa cosa! Alcanza a murmurar, mientras la mano izquierda rebusca en su bolsillo y saca una navaja. Con un esfuerzo supremo, logra abrirla, pero ésta permanece vibrando en su mano fuera de control.
Dirk, levanta la linterna que se le acaba de caer al suelo, y muerto de miedo apunta a los ojos del espantoso ser, mientra la navaja señala a una de las muchachas.

Se me olvidaba, tirad cordura 1/1d6. (Para tirar cordura se lanza 1d100. Será éxito si sacáis un resultado menor a vuestros  Pc actuales. Si es éxito se pierde 1 Pc, si es fracaso se pierde 1d6 Pc )

Rezando mentalmente todo lo que se le ocurre, el Dr.Dare asiste a la transformación de Pelton, y una vez repuesto de la impresión (en parte), le apunta y dispara su rifle

La loca carrera por el bosque, chapoteando en el arroyo, sin ver prácticamente nada me pone de los nervios, es justo lo que menos me gusta de todo esto y al no tener luz debo apresurarme para no quedar perdido en el bosque. Cuando alcanzamos a ver a la muchacha y aparece el tipo me detengo apoyando las manos en las rodillas y recuperando el aliento.

Incluso el aspecto enloquecido de Pelton si es él no me impresiona porque he visto muchos dementes en cárceles y tribunales pero su transformación sí me impresiona. De un modo inconsciente extraigo el arma de debajo de mi abrigo pero no puedo dejar de mirarle fijamente.

¡Dios mío! No puede ser. Esto no puede estar sucediendo. ES IMPOSIBLE.

El pelo . . . es ese pelo. Miren sus manos . . . ¡Y SU BOCA!

Pero lo que me atrapa son sus ojos, no puedo evitar su mirada que ha pasado de la extraviada mirada de loco a la fiera y atemorizadora mirada de un animal. De un depredador. De un lobo.

Manoteo con la mano libre como si pudiera borrar esta visión de pesadilla, como si fuera una pizarra y pudiera con mi manga deshacer el boceto en que se ha convertido. Pero la pesadilla crece cuando las hijas del monstruo se unen a él. Es su aparición lo que me obliga a reaccionar sin pensar y disparo sobre Pelton que es el más cercano.

Un pensamiento fugaz pasa por mi mente. El libro. Ese libro podría contener algo útil ahora . . . pero no lo leímos ni lo tenemos. ¿O sí?

Asisto a la transformación de Rafer asombrado. Jamás hubiese pensado que... que eso pudiese existir. Pero años de experiencia me han dado templanza para sobreponerme a las situaciones más extremas.

Saco mi arma de la cartuchera, intentando mantener el pulso, no sé si ese maldito bicho es humano o no. Pero no hay nada que no detenga una bala del .45. Apunto al extraño ser y aprieto el gatillo con furia, pero la oscuridad hace que el tiro se pierda entre los árboles.

Dirk, aterrado, insta al Dr.Dare a disparar con su rifle, pero este falla el dispara, causando gran estruendo y volando en pedazos una parte de la corteza de un árbol cercano.

El abogado y el comisario disparan al gran hombre lobo (Rafer, sus hijas son de menor tamaño y pelaje más claro), pero solo el letrado acierta, hundiendo el hombro de la grotesca criatura que ahora chorrea a borbotones, y suelta un horrible alarido.

El inmenso ser (tiene un tamaño de dos hombre en todas sus dimensiones) se acerca a vosotros, bípedo, para luego echarse al suelo y comenzar a correr como un auténtico animal, dirección al abogado.

Las chicas lobo Pelton aguardan en su posición.

Edith sigue maniatada, apoyada en la parte baja de un árbol cercano a vosotros.

Aterrado por lo que estoy viendo, con los ojos muy abiertos veo como el lobo se abalanza sobre mi. El aullido demuestra que le he hecho daño, no le ganaré corriendo, debo detenerle como sea.

Sabiendo que no me queda apenas tiempo apunto y disparo de nuevo. Al apuntar puedo sentir como la pistola baila en mis manos, baila un baile de miedo, pánico, terror. Si hubiera más distancia seguramente la bala saldría disparada al cielo pero el monstruo está tan cerca que casi es imposible fallar.

Puedo ver perfectamente sus ojos amarillentos cuando le disparo. Puedo oler ese característico hedor a perro mojado tan típico. Y puedo sentir mis esfínteres jugándome una mala pasada. Que último pensamiento tan triste.

Pero mientras sucede esto solo unas palabras salen inconscientemente de mi boca: ¡¡¡ VADE RETRO SATANÁS !!!

Una vez recuperado de la impresión, recuerdo la bala de plata del mendigo y sus advertencias, así que la cargo en mi rifle y disparo de nuevo a Pelton, o mejor dicho, a esa cosa inhumana, que se dirige a toda velocidad hacia Bingham.

El comisario se fija en la chica indefensa y corre hacia ella, para intentar desatarla antes de que las criaturas se acerquen a ella.

El lupino estaba ya cerca, a escasos metros de Robert, cuando este disparó una bala que se incrustó en el medio y medio de su cráneo. Hizo que la bestia se detuviese en seco y menease con virulencia su testa, pero no se derrumbo.

El Doctor Dare, acercándose por un costado, fusila al ser, que ahora si cae al suelo. Se ve como se desangra por un lado y la zona se sumerge en sangre cada vez más.

Entre tanto, Edward se las ha ingeniado para socorrer a la chiquilla. Ella está desmayada, así que tendrá que ser llevada a pulso, o despertada con las técnicas adecuadas (p.aux o medicina).

El periodista se ve superado por la situación, solo titube, no reacciona.

El peligro no ha terminado, las dos lobas se dirigen hacia vosotros (un turno en llegar), a por el abogado y el doctor.

Esperando tener la misma puntería que con su padre, el Dr. dispara a la loba que se dirige hacia él, mientras se pregunta extrañado por qué su disparo abatió al mostruo mientras que el de Binghan, dado con tanto acierto, no le hizo aparentemente nada.

Mis piernas flaquean y están a punto de dejarme caer cuando ante mis ojos el horrible ser encaja la bala sin morir. El siguiente estampido resulta definitivo y le tumba por fin para mostrarme tras él un nuevo horror, una amenaza más igualmente peligrosa.

Otro de esos monstruos se abalanza sobre mi. Sujetando el arma con las dos manos ahora para ganar firmeza disparo de nuevo. Los temblores no remiten y esta vez hay más distancia lo que provoca que como temía la bala salga desviada. Me da la impresión que le roza pero ni de eso estoy seguro.

¡FUEGO! ¡FUEGO!

Observo el cuerpo caído de la chiquilla, imaginándome lo peor. Le pongo la mano bajo la nariz y compruebo que aún respira, eso es bueno. Recordando las ligeras nociones de primeros auxilios aprendidas en situaciones no muy agradables, intento reanimar a la muchacha para que pueda valerse por si misma.

Dirk, se acerca al doctor para intentar protegerlo mientras carga el rifle, y aterrado, deja caer la pequeña cuchilla de afeitar. Palpando su estoque oculto en el bastón, no logra desenfundarlo por el miedo pero al ver a la loba a punto de caer sobre Dare, manotea una bengala con la mano libre de su lámpara de gasolina, y tras encenderla con ésta, le apunta a la loba.
Una rafaga de chispas ardientes, vuelan hacia la cabeza lobuna y repleta de afilados colmillos, confiando en que ésto le de tiempo suficiente al doctor.

Rapido! Dispárenles! DISPAREN! TOMA ÉSTO MALDITA DIABLA! ARRRGGGG!

Una de lobas recibe todos los impactos, que parecen no afectarle. Mientras el bueno del comisario reanima a la chiquilla, que muy débilmente puede expresarse: -¿? ¿Donde estoy?Por favor, sácame de aquí-

-Dirk saca su lanza bengalas y abre fuego contra uno de los monstruos. En primer lugar el destello ciega a todos los presentes, y en especial a las lobas por tener visión más aguda, aunque tienen un buen olfato; En segundo lugar la bengala a rebotado en el suelo, yendo a parar a un árbol cercano, donde está empezando a gestarse un incendio, pues comienza a arder.

Segundo más tarde recuperáis la visión, aunque blanquecina (tanto por el destello como por la neblina que originó) y podéis ver como un olmo está ardiendo y como las lobas están desorientadas buscando vuestro rastro.

La situación se a tornado caótica en cuestión de segundos. Fuego intenso, humo, una neblina con olor a fósforo, dos seres imposibles olisqueando el suelo en busca de vuestro olor, desconcierto, dolor de retinas, y una chiquilla que comienza a llorar.

¿Qué hacéis?

La culturilla popular se impone a cualquier pensamiento lógico, quizá sea sentido común o quizá instinto. El caso es que aún cegado por el fogonazo me aproximo a tientas al principio y con algo de visión después al árbol que arde como una tea.

Busco con la mano libre alguna rama ardiente que pueda esgrimir como defensa. Si algo asusta a los animales salvajes es el fuego. No por nada gritaba yo fuego y tan bien lo entendió Gently.

Aún voy farfullando en voz baja esa palabra: fuego . . . fuego

En el fondo estoy muy asustado, nada de lo que estoy viviendo es normal. Es increíble. Y mi cabeza legalista y racional se niega a aceptarlo, todo debe ser un sueño.

Dirk, con el corazón a punto de dejarle de funcionar, levanta con una mano la tapa de la lampara de aceite, y con un ademan arroja el liquido contenido hacia una de las lobas.
Intenta gritar algo, pero la mandíbula le tiembla tanto que no logra más que balbucear.