Partida Rol por web

Gracias a una buena planificación y un asalto bien preparado, habían conseguido acabar con lo que parecían ser las crías del tiburón de fango. Por otro lado, lo que Takeshi ya esperaba. Sin embargo, se preguntaba si, estando las crías por aquí, sus padres andarían muy lejos.

- Esto eran sólo las crías, los adultos podrían seguir en el lugar.- susurra con voz tenue.

Si los adultos ya estaban por el lugar, posiblemente habrían escuchado a sus crías, así que más valía estar prevenidos. Tras esto intenta recordar algo más sobre los tiburones del fango, cualquier información que le diga algo sobre los tres túneles.

Me seco el sudor y lo único que consigo es extender la mierda, la sangre y el barro por el resto de la cara. Maldiciendo la humedad de esta cueva asquerosa rebusco entre los cadáveres con desgana.

Pero termino pronto, no es mi especialidad, así que me doy la vuelta y escruto la oscuridad... ¿habremos acabado con todas estas bestias o todavía faltará alguna? A ver si "mamá tiburón" estaba buscando comida...

Nunca nadie habia tenido la tez tan blanca como aparece mi cara despues del combate con los tiburones.
Me fijo en los tres tuneles que se abren delante de nosotros. Alguno de ellos sera una salida hacia la superficie? Me pregunto si hemos acabado o mas alla nos espera la muerte. Un escalofrio recorre mi espalda recordando la dentadura de esos bichos.

Las tres cavernas no són más que oquedades circulares formadas sin duda por la erosión de las aguas y el desgaste prpio de la roca caliza. Una de ellas está vacía, la otra contiene un montón considerable de desperdicios intestinales de los tiburones mientras que la tercera acumula basura proveniente de la superficie. Aunque no parece haber nada de valor, Abdala logra encontrar un pequeño escudo de metal con el simbolo de Sedenya, la diosa roja en él.
Parece bien conservado y de excelente manufactura, aunque tan ostentoso símbolo lo hacen muy llamativo a ojos de los lunares.
Cuando ya os dirigíais a la salida con la satisfacción del deber cumplido, algo llama vuestra atención. Desde el mismo agujaero por el que nadasteis hasta las cavernas emerge algo que solo podríais describir como la versión adulta de los tiburones que acabáis de matar. Su cabeza es enorme y su boca contiene varias hileras de dientes afilados; su cola latiguea el aire a casi tres metros de distancia. Al encontraros en su morada y junto a los cuerpos de sus crias, emite un agudo chillido y salta hacia vosotros con una increíble velocidad.

Me siento temeroso, seguro que será difícil salir de esto. Me encomiendo a mis dioses y asiendo fuertemente mi jabalina me preparo para su ataque. Me hubiera gustado enfrentarme a mayor distancia con esta fiera, pero será una lucha difícil.

Con el pulso cada vez mas acelerado, preparo las dagas que me lleve y me dispongo a lanzarlas al tiburon para ver si acierto en sus ojos y lo privo de vision.

Con una lanza en una mano y el escudo bien arriba frente a mí, intento arrinconar al monstruo a base de cortos y rápidos lanzazos... hay que evitar que esa criatura pueda atacar con comodidad.

-¡Abdala! ¡Intenta flanquearlo!- bramo, mientras me muevo, mascullando entre dientes sobre por qué no me alisté en la infantería pesada.

Con un poco de suerte, si conseguimos estorbar a la criatura, pueda atraer después sus ataques mientras el nómada lo remata.

Con preocupación observo como el tiburón sale del agua y se lanza sin dudarlo, sin dudarlo, agarra sus espada y su daga, y se lanza delante del tiburón en una posición claramente defensiva. La espàda siempre en movimiento, lanzando estocadas cerca de su capeza, buscando siempre llamar la atención mientras sus opies no paran quietos y sus rodillas están flexionadas para dar un paso atrás ante el más minimo movimiento

El enorme tiburón anfibio Salta sobre Abdala, pues es su objetivo más cercano. Afortunadamente éste es rápido en reaccionar y logra prepararse para el ataque.

Rezongando por el peso de la armadura y el escudo y echando de menos mi vieja ballesta, me intento mover para llevar a ese puñetero bicho hacia un lateral y arrinconarlo.

Me resbalo en el barro a pesar de las redes y por poco doy con mis huesos en el suelo.

Estoy viejo para esta mierda...

Me concentro en la cabeza del tiburon y lanzo las dagas intentando darle en los ojos y cegarlo. A continuacion me quedo completamente quieta.

Viendo que el anfibio está, de momento, lejos de atacar a mi señora, está concentrado en Abdala. Aprovechando la distracción inicio el ataque, una estocada rápida y precisa, sin preocuparme en una posible represalia. 

La visión del tiburón acercándose a mí me deja petrificado a pesar de mi intención por defenderme. No creo que pueda defender este ataque.

El tiburón salta sobre Abdala con una velocidad sorprendente para un animal que se mueve reptandosobre el barro, pero a pesar de eso tenéis tiempo a reaccionar.
Ludovica lanza sus dagas desde la distancia con la intenciónd e alcanzar los ojos de la bestia, pero falla por poco; a pesar de eso uno de los cuchillos se clava en su costado y el tiburón lanza un gruñido de dolor.
Takeshi también logra causarle deaño, aunque menos, mientras que Fiddler fracasa en su intento de atraerle hacia ua posición más ventajosa para vosotros.
Abdala es el mayor prejudicado al no ser capaz de esquivar la embestida del animal, que clava sus dientes en su muslo.