Partida Rol por web

Me deshago del primer broo con relativa facilidad, pero me he visto en suficientes de éstas como para saber que esto no ha hecho más que empezar, y que tengo más posibilidades de salir en el estómago de uno de esos bichos que por mi propio pie.

Hago una ligera finta y me enfrento a los dos nuevos monstruos que avanzan por el túnel.

Estás en la parte superior del risco por el que entrasteis.
La chimenea natural por la que has salido sería, sin duda, una via de escape para el lider broo y desde donde estás tienes acceso tanto a la cueva como al camino que regresa a la granja, cerca de la entrada principal de la guarida de los broos.

Mantienes a raya a una de las bestias con tu escudo mientras dedicas tus esfuerzos a luchar con la segunda. Tienes srios problemas, pero a pesar de eso, logras realizarle un corte tan profundo en el pecho, que dudas que pueda regresar a la lucha.
El broo retrocede un paso y es empujado por sus propios compañeros, que dan con él en el suelo y ocupan su lugar.
Esta vez estás al alcance de tres de ellos, y no parece que vayan a dejar de aparecer en un rato.

Escupo una flema en los breves instantes que me deja el broo caído antes de que aparezcan otras dos de esas criaturas. Pienso en Abdala y en la chiquilla, intentando alejar de mi mente el hecho de que posiblemente ya esté muerta, y que pronto sea devorada desde dentro por los abominables retoños de estas bestias.

Tengo que ganar tiempo para evitar que los persigan. Tengo que resistir un poco más.

Tengo que intentar algo distinto.

Dejas atrás los sonidos del combate y te diriges hasta la parte inferior del risco en el que está la entrada de la cueva. La puerta no está vigilada y los sonidos que surgen de su interior hacen pensar que se ha desatado el infierno. No acabas de comprender como Fiddler a solas está dandoles tanta guerra a esas criaturas.
Ante ti está el camino de regreso a la granja y aunque es de noche ya, lo conoces lo suficientemente bien como para llegar hasta ella sin contratiempos.

Los broos son muchos, pero están desorganizados y no son especialmente duchos en el combate. Logras mantener tu posición y evitar que te rodeen, pero sabes que es cuestión de tiempo que se te echen encima. Un solo paso en falso, y sería tu final.
Pero de pronto se oye un rugido ensordecedor desde el fondo del túnel y los broos parecen enloquecer. Sonido de armas entrechocando, gritos de dolor y miedo... Parece como si algo o alguien estuviese atacando desde el otro extremos con una terrible ferocidad. Por un momento piensas que podría tratarse de Abdala, pero no crees que fuese capaz de un asalto tan efectivo.
En unos pocos segundos alcanzas a ver a varios hombres armados, cubiertos con armaduras ligeras, que acaban con los broos en un avance imparable.

Reprimo un grito de alegría cuando escucho los gritos de guerra y veo al grupo de la milicia cargando por la retaguardia broo. Con una sonrisa siniestra, lanzo un último ataque sobre los desconcertados monstruos.

Los broos tratan de huir de la carnicería a sus espaldas, y lo hacen en la única dirección que les resulta posible, que es la que tu estás defendiendo.
Logras abatir a dos mas antes de encontrarte cara a cara con un grupo de soldados que portan armaduras de cuero duro y un símbolo distintivo en su pecho. Parecen milicianos o soldados de alguna guarnición.
Los guerreros se detienen ante ti mientras se aseguran de que no hay mas broos vivos.
Uno de ellos, el que parece el lider, se acerca a ti y se quita el yelmo que le cubre la cabeza. Te sorprende el encontrarte ante una mujer, la cual te mira con cierta secveridad, tratando de ocultar cierta sorpresa.

-No sé si eres un héroe o un loco con mucha suerte -Te dice sin parecer sorprendida. -Acudimos a la llamada de socorro de la granja de Gubrana y seguimos el rastro de estas bestias. Por el camino encontramos a Troos, quien nos dijo que un pequeño grupo de forasteros nos llevaba ventaja.
Uno de los soldados le dice a la mujer que la cueva está libre de enemigos y que no hay ni rastro de la niña.
-Me llamo Daine y soy la lugarteneiente de la milicia de Ronegarth. Dime... ¿Estás solo? ¿Has visto a la niña?

Regresas a la cueva y notas como el ruido de batalla en el interior ha cesado por completo, como si alguna fuerza sobrehumana hubiese acallado el combate. AL mirar en el interior ves como el suelo está cubierto de cuerpos destrozados. Cuerpos de broos. La sangre mancha el suelo y las paredes y el hedor es insoportable.
Te cuestra creer que tu compañero haya sido capaz de perpetrar tal carnicería, pero lo que ves no deja lugar a dudas.
Pero rápidamente te deas cuenta de que hay alguien mas en la cueva. En el túnel que conduce a la sala por la que huise, hay media docena de hombres armados y protegidos con armaduras. Sin duda entraron justo cuando tu salías por la chimenea y fueron ellos quienes acabaron con los broos.
Ahora te asalta la duda acerca de si tu amigo Fiddler seguirá de una pieza.

No tiene demasiado sentido mostrarse desconfiado o mentirle y, si estoy en lo cierto, es posible que la niña necesite toda la ayuda que pueda conseguir. 

Sea la que sea.

- Muchas gracias por la ayuda, amigo -trato de sonreír entre jadeos, estoy viejo para esta mierda- Tengo un compadre que ha subido por esa chimenea con la cría, intentando salvarla de esas bestias. Yo sólo...

Me encojo de hombros, intentando no parecer un idiota suicida.

- Yo sólo estaba intentando frenarlos un poco.

-¡¡¡Muchachos!!! ¡Tengo a la chica a buen recaudo, necesita que la ayuden rápidamente. ¡Qué alguien me ayude!
Intento ver entre tanto muerto si encuentro a Fiddler, o si le tienen preso o si le han tomado como amigo.

Algunos de los soldados reparan en ti y tras la sorpresa inicial, te dejan mover libremente en la cueva. El espectaculo es terrible y los gruñidos de los broos moribundos siendo rematados te estremece. Afortunadamente, encuentras a Fiddler justo donde lo dejaste, en la sala de la chimenea. Está cubierto de sangre y algo aturdido, pero parece estar bien.
En estos momentos está hablando con uno de los soldados, al parecer su lider, el cual observas que es una mujer.

La mujer está entre sorprendida y ofendida, como si Fiddler hubiese dicho algo que le sentara mal, pero se mantiene firme con disciplina militar.
-Intentamos que las tierras del Duque sean seguras, pero es improsible predecir los movimientos de las criaturas que aparecen desde las tierras salvajes. Esta banda de broos, por ejemplo, no sabíamos nada de ella.
De pronto aparece alguien mas en escena. Se trata de Abdalah, que camina dificultosamente entre los cuerpos de los broos caidos.
-¿Es este tu compañero? ¿Donde está la niña?

Me dirijo a Daine
-Está fuera,alguno de tus soldados ya tiene que estar con ella.
Miro a Fiddler
-¿Todo bien Fiddler? No nos entretengamos más que tenemos que seguir nuestro camino. Esta gente ya lo tiene todo bajo control