Partida Rol por web

El pequeñín se te qued amirando y sonríe mientras te saluda, la madre lo aparta de tí como protegiéndolo, como si tuvieras la peste. Luego se te queda mirando como evaluando lo que has dicho y entónces hablas. ¿Sabe vos que le digo?¡Que fué la mora! la mora se lo llevó, segurita que estoy. Si es que estos moros no son de fiar. Luego se calla dándose cuenta de que ha metido la pata y se va con el niño en brazos.

¿Et que más vos puede decirme de aquesas criaturas del bosque? -no creía nada de lo que decía (ni de criaturas ni de espíritus) pero quizá entre tanta charlatanería se le escapara algún dato de realidad. Esa mujer seguramente supiera lo que en el pueblo no pudiera contarse. Dígame: he de ir a buscar cuanto antes a ese bebé et al suyo padre.

La mujer sigue hablando bajito, casi a tu oido, como con miedo. A veces se ven extrañas criaturas, seres abominables que salen del bosque para devorar a los hombres y a las bestias. Seguro que alguno de esos seres se ha llevado al niño. Luego se recompone, y vuelve a hablar en tono normal. El bosque está maldito desde que el barón, Roberto de Bronsky se instaló en el, convirtiendo la aldea en su feudo. Seguro que todo eso de las criaturas es cosa suya...además el cementerio está en el bosque, pero eso es otra historia¿quieres que te la cuente, niña?. Vuelve a hablar en voz baja y cuando acaba se santigua de nuevo. A veces los muertos se levantan. lo dice muy seria. Una chica bonita como tu no debería internarse en el bosque, debería dejar a los hombres que lo hicieran. Suspira.¡ Si que escasea el valor en esta aldea si tienen las mujeres que salir a hacer el trabajo de los hombres!

Señora... -le dije con mi particular agrio humor-: las "niñas bonitas" no llevan lanzas como éstas -dijo, dando un pequeño golpe con ella contra el suelo-. Entonces asimilé la historia del cementerio, del barón, de las criaturas, y cuantos aquellos cuentos me hubo de contar. Con Dios -le dije al despedirme-.

La mujer se queda mirándote un momento y después mira la lanza. Niega con la cabeza y te responde Con Dios. Después se mete en su casa, va farfullando algo pero es ininteligible y cierra de un portazo.

Te quedas frente a la ventana, viendo a la madre que sigue meciéndose sobre sí misma, es como si no pasase el tiempo para ella, como si no viese más allá de lo que está en su mente.
 

Ebardo es un firme creyente y se confiesa una vez a la semana, de modo que, aunque confesarse en un pretexto para hablar con el cura, de todos modos se confiesa.

Después enunciar el resto de los pecados*, añade. 

Confieso también que me ofrecí a ayudar al merino por vanidad y pecado del orgullo, padre. Sí, es cierto. Además, cuando ví a la joven soldado... Inés creo que se llama, ofrecerse voluntaria, todavía tuve más ganas por querer impresionarla y merescer su afecto. Sí, padre, fué la vanidad y la lujuria la que me impulsó a ayudar al merino y eso lo quiero confesar. Pero también me ofrecí porque creo en la causa del merino y creo que es muy vil y más propio del diablo que del hombre, raptar bebés en la cuna et muxeres que no se pueden defender. ¿O es que cree que hay derecho a raptar a esa pobre criaturilla? - Ebardo trata de discernir si el párroco empatiza con él y si desea el rescate al bebé y a la mujer- (Tiro empatía/descubrir).

Pero me preocupa que los bandidos, si es que son tales quienes los captores, tengan amigos en el pueblo. ¿Usted cree que puede haber alguien ayudándolos? o incluso que el raptor sea alguien del mismo pueblo. ¿Quien podría mal querer al merino o a los padres del bebé?

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 *Confesión:

Confieso Padre que he pecado. Que no quiero bien a mi señor, el Conde de Ribagorza y que hace dos noches soñé que lo estrangulaba. Pero me desperté asustado por tener pensamientos de mal cristiano. Pero es que siempre me trata con desprecio y me ridiculiza cuando tiene ocasión.

Y confieso también que hace una noche pernocté en la posada del Cuervo a 20 leguas de la aldea y pasé la noche con la hija del posadero sin estar casado con ella y no es la primera vez, pues que la tengo engañada contándole que heredaré el título de mi padre y la haré señora de mi casa. -Ebardo se siente bastante avergonzado al confesarlo, pues por el día se arrepiente de los pecados que comete por la noche.-

Le devolví la sonrisa al chiquillo pero poco más pude hacer pues el miedo y el odio que se tenía hacia los de mi religión quedó bien patente en comportamiento de la mujer, y más aún se reflejó en sus palabras.

—¿La mora?

Pero la mujer ya se había alejado y dudaba mucho que volviera a asomar las narices mientras yo estuviera cerca. Y de nuevo quedeme allí plantado, en medio de la plaza, sin saber muy bien dónde encaminar mis pasos pues no tenía ni idea de por donde se encontraba la posada. Si daba con ella, quizás fuera buena idea preguntar por esa mora de la que me habían hablado, quizás a ella pudiera sacarle una información que con toda seguridad los cristianos no me darían.

Lo que tenía claro era que, como no me moviera, la taberna no iba a venir a mi encuentro así que lo mejor que podía hacer era guiarme por mi instinto y buscarla. Y así fue como me puse a caminar, buscando una taberna y a una mora.

La mujer y el niño se van, no llegan a oir tu pregunta. Vas andando poco a poco hasta que llegas a la puerta de la taberna, es un pueblo pequeño, no ha sido difícil encontrarla. Cuando entras sólo hay hombres, el tabernero de pie y un silencio enorme entre los contertulios que se hace en el momento que abres la puerta. Lo rompe un borracho que está sentado solo en una mesa y levanta la copa de vino como ofreciendote un brindis.

Hics* ¡Un brindis por nuestro valiente moro que va a buscar a nuestra bella mora!*hics. HAsta que lo despieze el jinete sin cabeza*hics*je,je,je.   El silencio se hace todavía mas espeso, la tensión se puede cortar con un cuchillo, solo se oye la risilla del borracho.

Ajá, ajá. Sí ,sí, sí. Terribles pecados esos que me cuentas, pecas de vanidad, orgullo, lujuria...Solo se me ocurre una cosa, que reces 3 AveMarías y 5 Padrenuestros y pagues una cantidad considerable a la Iglesia. Eso o hacer penitencia, deberías ir tras tu caballo pisando sus excrecencias y gritando "este soy yo". Para el tema de la lujuria que uno de tus criados se coloqué un cencerro en los testículos durante dos semanas.Eso y que te arrepientas sinceramente de tus pecados. Ego te absolvo, amén.

Después sale del confesionario y te habla en tono normal, no se si tendrán compinches en el pueblo, lo cierto es que han desaparecido "cosas" del templo. Un par de candelabros y un cáliz de oro, no se si será cosa de los bandidos o de algún campesino con la mano larga. No creo que esto esté conectado con la desaparición de la esclava y el bebé, pero si los encontrases sería maravilloso para esta Iglesia recuperarlos. Pero ¿compinches? no, no lo creo. Y desearle mal al merino o a esos pobres padres tampoco creo que nadie del pueblo les desee mal.

La sequedad del cura sorprende a Ebardo y le deja un poco aturullado. La penitencia lo termina de aturullar.

¿Cómo?¿Padre? - Susurra.

Se da cuenta que el Cura quiere sacarle los cuartos y le deja un poco consternado. Pero accede a pagar con la mejor sonrisa que puede dar mientras piensa para sí mismo.- En esta aldea hay bandidos hasta en la iglesia.

Se despide del cura no sin antes preguntar.

-Padre, quisiera hablar con quien mejor conozca el bosque y, si tengo tiempo, con la mejor amiga de la esclava. ¿Quienes son y dónde puedo encontrarlos? También quisiera examinar el lugar o fue raptada mientras queda luz del día.

¡Claro hijo, claro! dice el cora mientras mira con avidez, pero sin acercarse a el, en el canastillo de las donaciones para la Iglesia. Fué a plena luz del día que desapareció, dicen las malas lenguas que fué ella la que secuestró el bebé ¡Dios sabe con que intenciones! Pero podéis pasaros por el sitio a echar un vistazo. Te explica como llegar a la parte del rio en la que desapareció la muchacha.¿Amigas? creo que no tenía, demasiado hermosa para ser querida por las mujeres, ven en ella a una rival con sus maridos y la quieren bien lejos. Supongo que si abrazase la fe de Cristo no le faltarían pretendientes.
 

¿Qué me decís? ¿¡Que lo raptó ella misma!? Asombroso y, sin embargo, es más razonable eso a que lo raptasen los bandidos.

Dígame Padre, antes de irme, ¿Qué tipo de persona es esa mujer? ¿Estaba amargada por alguna razón?¿Deseaba huir de la aldea?... ¿era temerosa de dios o era de las que dan crédito a los males de ojo, filtros de amor et otras supercherías a que son tan aficionadas las personas de baja condición.

Es mora, ya sabes. No creen en Dios y son dados a brujerías y cosas de esas. No se si estaría amargada o no, es bella, pero esclava y eso quizás le pueda hacer albergar cierto resentimiento. Esto lo dice con el típico desprecio hacia la gente de otras culturas que no son la propia, como si por ser de otra cultura fueran menos.

Vas hacia el rio, hacia la zona que te ha dicho el cura que "desapareció" la muchacha. No ves nada raro, solo un cantaro de agua roto. No te tropiezas con nadie salvo una muchacha que está recogiendo agua.

Santo Dios... -murmuré-. Et que al principio había pensado en preguntarle algo, detalles sobre los suyos desaparecidos et las circunstancias sobre éstas, empero que dado el estado, parecíame inútil. Por ende, marché de nuevo a la taberna donde habíamos quedado con el alguacil para dar los últimos bocados al estómago antes de dormir.

Encontré la taberna sin problemas, buscarla en aquella aldea de cuatro casas había sido bastante fácil. Cuando entré, mientras me hacía a la poca luz reinante en el interior, sobre todo después de venir de la claridad exterior, sentí la mirada de los parroquianos clavadas en mí. Un forastero, además de moro, alguien que había aceptado un encargo del cual ellos habían rechazo cobardemente.

—Salam Aleikum.

No quería problemas con aquellos aldeanos así que lo mejor era un saludo, quizás no el más apropiado en tierras cristinas, pero no dejaban de ser palabras de paz. Escuché al borracho que hablaba, quizás tonterías, pero siempre había escuchado que los borrachos solían decir la verdad... o por lo menos parte de ella.

—Disculpad caballero, busco algo de información sobre los infortunios acaecidos en este pueblo. Me han hablado de una mujer de mi misma religión, ¿podrían decirme dónde encontrarla? Y —Señalé al borracho, el único que había hablado—. ¿A qué se refiere con un hombre sin cabeza montado a caballo?

Gracias Pater. La paz sea con vos.

Ebardo montó en Brunelo y trotó hasta el lugar indicado por el cura fantaseando que se enfrentaba a los bandidos en sangrienta lucha et desjaba a todos boquiabiertos con su valor et destreza.

Allí vió a la moza, descabalgó con gallardía y he hizo una ligera reverencia ante la muchacha- Oh, luz de la mañana, fragancia del amanecer, belleza angelical, vine aquí a indagar el rapto de la esclava del merino, pero yo mismo he quedado cautivado por la vuestra fermosura.

Permitidme transportar vuestra tinaja (o lo que sea que use para llevar agua), y contadme por el camino lo que sepáis del caso, os lo ruego. Cuanta más pistas me ayudéis a obtener, antes daré con la desafortunada joven, pues quién sabe a qué tormentos y vilezas la pueden estar sometiendo los malnacidos de sus captores.

Hics* ¿La mora? *Hics, esa es la que se ha llevado el jinete sin cabeza*Hics- La esclava del merino hics* ¡Menudas curvas +Hicsa, JAJAJA. Ps eso,*hics, un jinete sin cabeza que pulula por el bosque*hics -hace una pausa teatral y entónces dice-*Hics,El barón Brosky* JAJAJA.

El ambiente en la aldea parece haberse relajado y el resto de contertulios están hablando de nuevo. Parece que vuelve todo a la normalidad, salvo alguna mirada de recelo que te echan de vez en cuando. Entónces el silencio se hace de nuevo, y ves aparecer a la muchacha que se quedó en la plaza, a IInés. Todas las miradas se clavan en ella.

Cuando entras a la taberna se hace el silencio y todo el mundo te mira. Estás rodeada de hombres, ninguna mujer. Está claro que en esta taberna no entra ninguna mujer salvo a pedir vino para su marido. En una mesa está sentado el moro que estaba en la plaza contigo, Basim crees que se llamaba. Está hablando con un borracho que parece divertido y contando su historia. Las miradas que no te echan a tí, se las echan al moro. No parece el sitio indicado ni para un moro ni para una mujer.