Partida Rol por web

 A pesar de que no tenía muchas esperanzas en la cuerda y lo de meterse en aguas gélidas, el no haber encontrado ningún pasaje no daba muchas más opciones. O probar a zambullirse con la ayuda de la cuerda o dar la vuelta y tomar otro camino. Pero dar la vuelta era ascender por ese túnel helado. Sería realmente una poreza.

 Así pues se limitó ayudar a Habib con la factura de la cuerda.

Oh sí, por favor... descanso, al fin... Noto como si me palpitara la cara aún desde aquel mordisco. Vámonos al comienzo de la cuesta y durmamos allí.

Habían estropeado tres pieles... tres valiosas pieles. Ahora no podían volver a casa diciendo que no había camino posible, porque todos verían las piezas estropeadas. Y el pueblo se moriría de hambre, que también es importante.

La única solución para tapar lo de las pieles era llegar a la ciudad de los elfos y volver diciendo que la negociación fue muy dura y que no dieron tanto por las pieles como era habitual...

Vale Habib, te has llevado el premio, lanza una tirada de escuchar en tu guardia y luego posteo el resumen de la noche

Habib también tenía que hacer guardia, aunque no podía ver. Así que se concentró como si meditara, atento al menor ruido. El familiar de Vorth le hacía compañía, pero sobre todo, suplía la carencia visual. 

Retrocedeis un tiempo, la vuelta pendiente arriba por el hielo es muchísimo más dura y será muchísimo más cansada al día siguiente, solo en este pequeño retroceso Habib resbala una docena de veces, cuando pensais que estais ya bastante lejos, completamente agotados os entregais a vuestro descanso, las guardias son pesadas y los párpados de todos luchan para no caerse y unirse a vuestros compañeros.

Vorth se levanta sin problemas cuando Habib le busca a tientas entre los tres enanos a los que toquetea antes de encontrar al último vigía. La guardia de Vorth es tan aburrida como los demás y Plik hoy no está por acompañar a su amo y perezosamente se resiste a despertar volviendose a un lado y a otro.

Ha pasado ya bastante rato de guardia cuando Vorth escucha, muy cercano, el sonido de unos sonajeros. En la oscuridad aún no puede ver ni siquiera la silueta, pero sabe que están subiendo por la pendiente de la que vienen, suben desde los agujeros del hielo. Sonajeros, sin duda echos de caracola suenan, acompañados de gritos y cantos.

BuH JÁ GraAk TuUuUula   BuH JÁ GraAk TuUuUula

Habib seguía durmiendo a la espera de que le despertaran para empezar a lanzar sus bolas de f... sus hechizos de dormir.

Vorth se deslizó hasta Zulf y empezó a zarandearle con la mano en su barbuda boca. Lo ideal es que no hiciese ruido, y no podía hacerlo con Zybax porque... bueno, porque Zybax estaba medio loco y Vorth no sabía cómo reaccionaría.

 Zulf se despierta raudo, pues en semejantes circunstancias difícil era abandonarse por entero a un sueño profundo. Cunado sintió el tacto de la mano de alguien en su boca interpretó pronto que era importante el silencio.

 Se incorporo tanteando sus arreos de combate, las lanzas raras, la ballesta ligera y el puñal, intentó agudizar sus sentidos para hacerse una idea de la situación.

No sabía cómo de cerca estaban, pero a Vorth le escamó que el sonido de sonajero se prolongara tanto en el tiempo. Llevado por la cautela, despierta a Habib del mismo modo que a Zulf, pero es inútil que despierte al larguirucho si no puede ver nada. No fue el orden correcto de despertar a la gente.

Sopesa ahora despertar a Zybax. El ruido que recorre la cueva podría ser peligroso, el hacha de Zybax lo era más. ¿Realmente quería hacerle enfadar?

Lo dejo dormir... no, lo despierto... no, lo dejo dormir...

De nuevo ese sonido. Zulf se abraza a Zybax asustado, despertándole sin querer.

- Qué - Zybax, ante el sorpresivo abrazo mueve su brazo izquierdo con violencia separandose de Voth y buscando su hacha con la otra mano, listo para usarla con su único e inimitable estilo

Sin embargo el curioso ruido de los sonajeros lo hace calmarse y mirar raudamente a su alrededor, buscando un sitio donde esconderse - Rápido, dejen las mochilas y escondámonos - susurra mientras sus ojos buscan, en la pared, un sitio donde efectivamente poder esconderse

Zzzzzz....

Todos estais despiertos, algo aturdidos, pensando en pedir explicaciones a Vorth, el sonido de sonajeros hechos con caracolas es suficiente explicación, os mirais entre vosotros... bueno, Habib finge que mira en vuestra dirección pero inevitablemente siempre mira más arriba o abajo de lo que toca. Podríais recoger los petates y reemprender la marcha pendiente arriba, pues no alcanzais a ver el peligro, creeis que si hoy caminais hasta que vuestras piernas vibren agotadas llegareis de nuevo hasta la trifurcación.

Habib, de nuevo a ciegas se dejaba arrastrar por el ímpetu de los enanos. Querían plantar una emboscada, al parecer. Apenas le dejaron coger sus cosas, pero el sueño y no ver nada, le impedían no tropezarse a cada paso, caersele cosas, pararse, recogerlas, todo entre empujones, eso sí, sin quejarse lo más mínimo. 

Qué prisa tienen!

Al final acabó agachado en algún agujero. Dada la incomodidad en que se encontraba, de vez en cuando estiraba el cuello o una pierna. El dolor de dormir en una superficie fría y dura se intensificaba por momentos al estar hecho una bola.

Si vamos a pelear, avisadme para lanzarme un conjuro de luz, por favor.

Luego pensó que si iban a combatir, bueno sería curarles un poco. Zulf? Vorth? Zybax?

Soy el canal de tu curación... Repitió en voz baja cada vez que tenía localizado a alguien. Fue curando mientras no le interrumpieran los enanos o escuchara a los enemigos demasiado cerca. 

Vorth también fue a esconderse, y se llevó a Plik en brazos. El armiño seguía dormido, y Vorth no quería despertarle por si se ponía a gruñir alertando a... a lo que quiera que hubiese en la oscuridad.

Algo no anda bien... pero no puedo recordar qué es... Na-na-na, pared del dragón... Na-na-na, bifurcación a la derecha... Na-na-na, peces de escarcha... Na-na-na, eeeh... Na-na-na... ¿Cómo era? Na-na-na... oh, cielos... y si escucháis al Wéndigo, corred.

Pero ya era demasiado tarde...

Los hombres pez tardan bastante en llegar, pero por fin entran en el rango de visión de los enanos, son un grupo más numeroso que el de ayer y aunque avanzan dando pequeños saltitos al compás de un sonajero que menea lo que parece un chamán de tribu, van con los ojos bien abiertos, os están buscando, ninguno entendeis los cánticos ni voces que dan entre ellos y se propagan como un eco difuso a través de las paredes.

Uno de ellos señala hacia el campamento en el que estábais hace solo unos segundos y el chamán les apremia acelerando el ritmo del sonajero, son cazadores y han venido a por vosotros, uno de ellos junto al chamán lleva consigo una ballesta que salta apuntando a sus propios compañeros al mínimo ruido de desprendimiento en el hielo

Habib escuchó ya muy cerca a los sonajeros y la monótona cantinela de los enemigos. Sospechaba que serían más hombres-pez, esta vez un grupo numeroso. Tenía un recurso importante para hacer daño a un grupo grande, pero necesitaba ver. Colgada estaba la ballesta, cargada y con el seguro puesto, y en la mano tenía la lanza. 

Eeeeeh... ¿El Wéndigo es ese pez con maraca? Nunca lograremos acabar con él, parece mortífero.

Vorth se revolvió en su pequeño escondite, rezando para que no le vieran.